Tenet es un círculo temporal de acción que no llega a cerrarse; un ejercicio de perplejidad reactiva con un pulso extraordinario y totalmente intencionado; una bomba cinéfila para los sentidos y la mente sostenida por una base de género de espías bastante convencional...

El talento en el montaje y la dirección es extraordinario, pero es el mismo ritmo acelerado de acción/ tensión contínua que vimos en el "Caballero oscuro", en "Origen", "Interestellar" o incluso "Dunkerke".

El manejo de la dualidad temporal que propone y su encaje en la acción y devenir del film es de chapó, muy potente y realmente único, igual que la sensación intencinada de perplejidad y "expansión sensorial" que lanza de golpe al espectador a mitad del film. Pero su guión, lo que cuenta la película, no es nada sorprendente, y si se quita de la ecuación la forma en la que se cuenta, está bastante vacío y excesivamente alargado en base a la acción. En realidad, el interés de la trama tiene bastante menos gancho que muchas de las películas de Bond, y casi parece de telefilm de sobremesa si lo comparamos con las tres primeras de Bourne.

Al final la bomba temporal lanzada por Nolan al espectador hace que de la sorpresa y la perplejidad de ver algo diferente que cuesta procesar, se pase a sentir que el tiempo es algo pesado y artificialmente denso.

Vida, color, emoción, pasión por la música y el baile... Película/musical impecable, calculada al milímetro de forma auténtica, moderna y natural, con planos y dirección artística impagables, con canciones, composiciones, escenas y coreografías que quedarán en la retina y el recuerdo del buen cine, actuaciones maravillosas, sencillas y elegantes, química por doquier, humor increíblemente agradecido y cercano, nostalgia comedida...

Derrocha amor y pasión por todos lados, y un buen gusto por el cine y lo artístico que pocas veces he visto y escuchado. Una maravilla que se quedará en mi corazón durante mucho tiempo y que volveré a sentir recurrentemente porque cuando se apaga el sueño, la música deja de sonar.

No soy un fan, pero sí que he crecido escuchando sus canciones (¿Y qué occidental no lo ha hecho?). Pocas figuras artísticas como Michael Jackson han existido y existirán, tal vez no por su calidad (que tiene, pero se podría discutir dependiendo de la época), sino por su marcada personalidad y estilos propios. Michael es Michael, no habrá otro, y este documental lo deja claro. Unos ensayos intimistas, donde la cámara a parte de mostrar lo que iba a ser su último espectáculo (¡vaya espectáculo tenía planeado!), muestra el respeto, admiración y emoción de bailarines, músicos y otros profesionales que estaban junto a él preparándolo.
Realmente creo que es uno de los mejores homenajes que se le podrían haber hecho. Respeto, diversión, acción y cierre en su último escenario.

¿La película hace la música, o es posible que sea el personaje el que la hace...? Tal vez sea la música la que construye al personaje y la película, o... Quién sabe, para mí Amélie no existiría sin Yann Tiersen, Audrey Tautou y Jean-Pierre Jeunet. Es como si el destino los hubiera juntado para poderle contar al resto de los mortales un cuento llamado Amélie. La verdad es que no hay palabras para describir esta película, hay que verla y, si después de hacerlo, ves la vida de color verde y cómo todo gira a tu alrededor al son de un vals (entre otras cosas), es que has compredido cual es el fabuloso destino de Amélie Poulain, y quizás te ayude a encontrar, comprender o cambiar el tuyo.

Mi primera impresión fué que era una continuación un poco forzada de "antes del amanecer" que apagaba un poco la magia de esta, pero esta sensación se desvaneció a los pocos minutos, dando paso al reencuentro más personal que he vivido en el cine. Era yo quién estaba viviendo ese momento, ese paseo por la más intíma y bella París, ese sueño de luz y sombras tan bién rodado por Linklater, esa fluidez casi mágica de dos enamorados descubriendose.Todo ello es la continuación de un sueño, que por segunda vez, desearía vivir.