Después de sumergirnos en la errante deriva de un ser congelado en una vida con fecha de caducidad en "Mi vida sin mi" , Isabel Coixet nos lleva ahora de la mano por los pasajes de un cuento contemporáneo desbordante de sentimiento. Podría ser su obra más completa y lograda, y también la más mimada. Sólo hay que prestar atención a su lenguaje verbal y no verbal, a sus bellas imágenes y a su música. A su fotografía y a esa voz en off que nos invade con cada una de sus reflexiones. No es una película. Es una obra de arte nacida en el corazón y contemplada para entender el amor puro y el dolor. Es poesía hecha imágenes. Es lo que dicen los ojos de dos personas que se aman y de repente se cruzan en una mirada.

Titánico duelo de actrices que apenas comparten planos pero que supuran sentimiento y realidad por cada uno de sus poros en unas interpretaciones magistrales. La vida de tres mujeres en tres épocas distintas influenciadas por una novela , Ms Dalloway de Virginia Wolf. Retrato poético e intimista de tres vidas marcadas por un dolor latente, casi inmortal. Su banda sonora, sus secundarios y su fotografía acaban de matizar una obra casi maestra.

Película argentina dirigida por Aristarain, acostumbrado a retratar historias donde las relaciones familiares son el motor que mueve a los personajes. Delicada y a veces dura, real como la vida misma. Cuatro actores que utilizan la palabra para atacarse, desarmarse, mimarse, hablando mucho y muy bien. Llena de sentimientos, con un sensacional guión repleto de frases memorables e inolvidables momentos ( como la cena en la casa de la playa ) todo para envolver a cuatro fabulosos actores en unas interpretaciones insuperables.

Hablar de Cisne Negro es hablar de una película difícil de clasificar y de entender. Y al mismo tiempo resulta inapropiado no considerarla como poco una obra redonda, perfecta, inmensa y compleja. Y es que su universo retorcido, su atmósfera asfixiante, su fondo dramático y su osadía al tratar la ambición humana llevada al extremo son manejados con asombrosa maestría y mano de hierro por un director que en todo momento controla la potencia dramática de su historia y sabe dosificarla conforme avanza la función. Gracias todo ésto a unos personajes fuertes, tridimensionales, cercanos y vivos que el director sabe exprimir y explotar, llevarlos al límite para sacar de ellos lo mejor y lo peor. Lo más destacable de esta obra llena de matices y de perfecciones es sin duda Natalie Portman, que está sencillamente perfecta, insuperable y soberbia. Casi cuesta entender cómo de una premisa tan simple como la representación de una obra de ballet puede surgir una historia tan dura, desgarradora y carnal.

Mientras la gran mayoría de productores y directores de Hollywood invierten su dinero y su escaso ingenio en adaptaciones de cómics, secuelas, precuelas y spin off, tirando por la senda de la megaexplotación y el dinero fácil, hay directores osados, atrevidos e ingeniosos que nos ofrecen obras arriesgadas, diferentes y rebosantes de talento ( como el caso que nos ocupa, o como anteriormente fueron David Robert Michel con " It follow" o Robert Eggerts con "The witch" ). Son la esperanza para el género del horror, que se resiste a desaparecer o a caer en un bucle infinito de repeticiones.