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Miniserie

6.3
3,647
7
18 de octubre de 2016
18 de octubre de 2016
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vayas donde vayas siempre encontrarás detractores de Woody Allen, pero bueno, también los encontrarás de David Fincher, así que no hace falta entrar en el criterio popular para argumentar la genialidad de este actor/guionista/director. Hace ya más de 20 años que nos lleva regalando un film anual, algo que sin duda es digno de remarcar. Porque sí, habrá algunas mejores y otras peores, pero sin duda siempre hay algo que destacar en cada una de ellas. Pronto se expandió la noticia de que iba a dar el salto a la "televisión" y por fin llegó su serie de 6 episodios producida por Amazon y protagonizada por nada menos que Miley Cyrus.
Si llevas tanto tiempo en el negocio del cine con un estilo tan definido, el cambio al formato de la pequeña pantalla es un reto a superar. Algo que no ha conseguido solventar "legalmente". Y es que gracias a la íntegra emisión de la temporada en el mismo día, Allen se ha saltado las normas establecidas que existen en un producto seriado. Los episodios no funcionan como unidades sueltas que forman parte de un conjunto, no, simplemente es una película de dos horas partida en seis fragmentos. Tenemos el primer, segundo y tercer acto en un orden riguroso que no se preocupa de satisfacer las necesidades de los episodios en su forma individual. Esto no es hacer televisión, es maquillar un formato para etiquetarlo con otro nombre.
Las primeras obras de este director nos ofrecen temas variados. Poco tiene que ver Bananas con El dormilón, exceptuando claro ese personaje neurótico que ha ido cambiando de caras desde el envejecer de Allen. No obstante, con el paso del tiempo se han ido repitiendo ciertos formatos que en sus evidentes variantes si que comparten un fondo común. Infidelidades, tesis religiosas, parodias del sistema, personajes extravagantes... Todo eso se repite en sus filmes y aquí no iba a ser distinto. Pero por mucho que eso sea así, no quiere decir que no nos aporte cosas nuevas o que hay dejado de funcionar. Match Point es buena y original para lo que era su filmografía hasta el momento, pero eso no quita que Irrational Man se merece un hueco distinguido en la cartelera.
En Crisis in six scenes vemos todos los tópicos de Woody Allen volviendo a la década de los 60s, época en la que demuestra moverse como pez en el agua. Todos los elementos son presentados para ir cogiendo fuerza con el desarrollo de la serie, jugando con la especial narrativa de sus comedias originales. Las actuaciones son correctas, como siempre lo son en sus casos, nada a destacar incluyendo a la polémica Cyrus. No tenemos la novedad que tendríamos si fuera su ópera prima, como es evidente, sin embargo si que podemos disfrutar de este caramelo que nos deja para pasar una tarde de domingo.
No, no ha marcado un antes y un después en la televisión, ni siquiera funciona como serie. Tampoco se acerca a sus mejores momentos ni de lejos. Pero algo es evidente, si te gusta Woody Allen y olvidas que parten las dos horas de metraje por capítulos, te dejarás llevar por esta odisea de liberalismo extremo y neurosis éticas. Si no te gusta, esta no es la mejor oportunidad para redescubrirle. De hecho es bastante probable que nunca sea ese momento ya que seguramente nunca vuelva a alcanzar el nivel que alcanzaba con sus obras más brillantes, pero aún así el brillo emitido y a emitir es suficiente para iluminar la gran pantalla durante muchos años más.
Si llevas tanto tiempo en el negocio del cine con un estilo tan definido, el cambio al formato de la pequeña pantalla es un reto a superar. Algo que no ha conseguido solventar "legalmente". Y es que gracias a la íntegra emisión de la temporada en el mismo día, Allen se ha saltado las normas establecidas que existen en un producto seriado. Los episodios no funcionan como unidades sueltas que forman parte de un conjunto, no, simplemente es una película de dos horas partida en seis fragmentos. Tenemos el primer, segundo y tercer acto en un orden riguroso que no se preocupa de satisfacer las necesidades de los episodios en su forma individual. Esto no es hacer televisión, es maquillar un formato para etiquetarlo con otro nombre.
Las primeras obras de este director nos ofrecen temas variados. Poco tiene que ver Bananas con El dormilón, exceptuando claro ese personaje neurótico que ha ido cambiando de caras desde el envejecer de Allen. No obstante, con el paso del tiempo se han ido repitiendo ciertos formatos que en sus evidentes variantes si que comparten un fondo común. Infidelidades, tesis religiosas, parodias del sistema, personajes extravagantes... Todo eso se repite en sus filmes y aquí no iba a ser distinto. Pero por mucho que eso sea así, no quiere decir que no nos aporte cosas nuevas o que hay dejado de funcionar. Match Point es buena y original para lo que era su filmografía hasta el momento, pero eso no quita que Irrational Man se merece un hueco distinguido en la cartelera.
En Crisis in six scenes vemos todos los tópicos de Woody Allen volviendo a la década de los 60s, época en la que demuestra moverse como pez en el agua. Todos los elementos son presentados para ir cogiendo fuerza con el desarrollo de la serie, jugando con la especial narrativa de sus comedias originales. Las actuaciones son correctas, como siempre lo son en sus casos, nada a destacar incluyendo a la polémica Cyrus. No tenemos la novedad que tendríamos si fuera su ópera prima, como es evidente, sin embargo si que podemos disfrutar de este caramelo que nos deja para pasar una tarde de domingo.
No, no ha marcado un antes y un después en la televisión, ni siquiera funciona como serie. Tampoco se acerca a sus mejores momentos ni de lejos. Pero algo es evidente, si te gusta Woody Allen y olvidas que parten las dos horas de metraje por capítulos, te dejarás llevar por esta odisea de liberalismo extremo y neurosis éticas. Si no te gusta, esta no es la mejor oportunidad para redescubrirle. De hecho es bastante probable que nunca sea ese momento ya que seguramente nunca vuelva a alcanzar el nivel que alcanzaba con sus obras más brillantes, pero aún así el brillo emitido y a emitir es suficiente para iluminar la gran pantalla durante muchos años más.
8
6 de septiembre de 2015
6 de septiembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1991 cuando el señor Anthony Hopkins improvisaba un castañeo de dientes y el público entumecía en las salas de cine. Pasaron 23 años y la NBC, sin saber a lo que se exponía, dio luz verde a la adaptación de Bryan Fuller para la televisión. Era de esperar que saliera de muchas formas, algunas mejores y otras peores, pero lo que nadie pensaba es que íbamos a degustar un producto de semejante proporción.
Existen dos puntos de partida con Hannibal que podían dar señales positivas en su arranque: La diferenciación con las películas previas y el reparto. Mads Mikkelsen nos había demostrado ya en Casino Royale que era totalmente capaz de crear un ambiente oscuro como el que más, pero aquí eleva el nivel por encima de lo que nadie podía imaginar. Eso sumado a un Hugh Dancy enfrentándose airoso a un papel ciertamente complicado, surge un espectáculo interpretativo macabramente atractivo. Pero no son más que eso, puntos de partida. Porque lo que nos iban proponiendo episodio a episodio era un desarrollo perfectamente medido, sin prisas y purificando al detalle cada situación.
(Mal)Acostumbrados a lo rápido e intenso, aquí podemos ver como el nudo argumental no lo es todo. La exquisitez del protagonista se plasma plano a plano, donde con una combinación de la banda sonora y un montaje simbólico se recrea un ambiente tan brutal como obsesivo. Los disparos no lo son todo. Pero cuando el crescendo llega a su clímax, la adrenalina que nos hacen segregar no es poca.
La primera temporada fue la toma de contacto, o te gusta o tu serie es "CSI". Con la segunda nos van preparando para un desenlace que todos queremos ver; aumentando los puntos fuertes que ya habíamos visto hacía un año. Así pues llegó su tercera y última tanda, dividiéndose en dos partes bien diferenciadas.
Durante los siete primeros capítulos vemos la continuación semi-inmediata de la season finale de 2014. Prima la belleza visual de Florencia, intercalada con momentos que encogen el corazón de todos los fans ("tripas fuera o tripas dentro"). Sin duda un metraje mucho más lento y psicológico que lo que nos tenían preparado para su transcurso final.
En el octavo episodio llega el monstruo con el que Thomas Harris inició su saga literaria. Tercera película con Hopkins (y peor) a la que no tienen miedo de mirar a los ojos y humillar por momentos. El dragón rojo despliega las alas para concluir una serie que desde luego debería codearse con las más grandes. Tensión constante, escenas rodadas con magia y estilo propio y un final tan emotivo como necesario.
Una serie para cadena privada en una pública. Demasiado grande como para prevalecer, pero podemos dar gracias a su equipo por habérnosla regalado tal y como tenía que ser y no aquello que los genios de los billetes tenían pensado. Porque sabemos que sin audiencia no se va a ningún lado, pero que no nos vendan la "televisión de calidad" cuando no lo es.
De haber tenido su vida prevista podríamos haber disfrutado de hasta seis temporadas. Descartados los rescates, tengo que decir que ha sido un plato con el que he disfrutado tanto como las más "gourmet".
Este era su diseño. Hasta siempre Hannibal.
Existen dos puntos de partida con Hannibal que podían dar señales positivas en su arranque: La diferenciación con las películas previas y el reparto. Mads Mikkelsen nos había demostrado ya en Casino Royale que era totalmente capaz de crear un ambiente oscuro como el que más, pero aquí eleva el nivel por encima de lo que nadie podía imaginar. Eso sumado a un Hugh Dancy enfrentándose airoso a un papel ciertamente complicado, surge un espectáculo interpretativo macabramente atractivo. Pero no son más que eso, puntos de partida. Porque lo que nos iban proponiendo episodio a episodio era un desarrollo perfectamente medido, sin prisas y purificando al detalle cada situación.
(Mal)Acostumbrados a lo rápido e intenso, aquí podemos ver como el nudo argumental no lo es todo. La exquisitez del protagonista se plasma plano a plano, donde con una combinación de la banda sonora y un montaje simbólico se recrea un ambiente tan brutal como obsesivo. Los disparos no lo son todo. Pero cuando el crescendo llega a su clímax, la adrenalina que nos hacen segregar no es poca.
La primera temporada fue la toma de contacto, o te gusta o tu serie es "CSI". Con la segunda nos van preparando para un desenlace que todos queremos ver; aumentando los puntos fuertes que ya habíamos visto hacía un año. Así pues llegó su tercera y última tanda, dividiéndose en dos partes bien diferenciadas.
Durante los siete primeros capítulos vemos la continuación semi-inmediata de la season finale de 2014. Prima la belleza visual de Florencia, intercalada con momentos que encogen el corazón de todos los fans ("tripas fuera o tripas dentro"). Sin duda un metraje mucho más lento y psicológico que lo que nos tenían preparado para su transcurso final.
En el octavo episodio llega el monstruo con el que Thomas Harris inició su saga literaria. Tercera película con Hopkins (y peor) a la que no tienen miedo de mirar a los ojos y humillar por momentos. El dragón rojo despliega las alas para concluir una serie que desde luego debería codearse con las más grandes. Tensión constante, escenas rodadas con magia y estilo propio y un final tan emotivo como necesario.
Una serie para cadena privada en una pública. Demasiado grande como para prevalecer, pero podemos dar gracias a su equipo por habérnosla regalado tal y como tenía que ser y no aquello que los genios de los billetes tenían pensado. Porque sabemos que sin audiencia no se va a ningún lado, pero que no nos vendan la "televisión de calidad" cuando no lo es.
De haber tenido su vida prevista podríamos haber disfrutado de hasta seis temporadas. Descartados los rescates, tengo que decir que ha sido un plato con el que he disfrutado tanto como las más "gourmet".
Este era su diseño. Hasta siempre Hannibal.

6.6
40,857
4
8 de enero de 2015
8 de enero de 2015
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine bélico se ha convertido a lo largo de los años en uno de los principales recursos de Hollywood, pero solo los más grandes han sabido pasar a la historia con este género, porque la calidad no está en los efectos especiales o en las secuencias de acción. La psicología de los personajes es el plato más fuerte en este campo, porque desde los fusilamientos de Kubrick hasta "el horror" de Brando, se pueden obtener grandes momentos épicos que se ganan el reconocimiento de un público que cada vez es más escéptico.
"Fury" decide llevar esto al extremo opuesto. Si bien los disparos cuentan con un alto grado de importancia a lo largo del metraje -cierto es que alguna escena de acción consiguió sorprenderme-, Ayer se esfuerza en mostrarnos la oposición entre la persona más maltratada y la más virginal a la hora de entrar en combate. Un día que se convierte en una auténtica odisea en la que la barbarie obligará a cualquier ser humano a sacar la bestia más salvaje de su interior. Una buena idea demasiado exagerada que deja de interesar en la segunda frase.
El director que en su día nos trajo al Christian Bale más callejero en Vidas al límite se empeña constantemente en encontrar la frase perfecta con la que tocar el corazoncito que al espectador medio tanto le gusta prestar. Decidieron prescindir del típico "los americanos somos buenos y matamos porque nos matan", aquí todos son crueles y parecen disfrutar con el dolor del enemigo, podría decirse que es el único punto a favor con el que cuenta el largometraje: el toque de crudeza que supone un golpe de realidad en comparación a otros ejemplos del género. Pero aún así no consigue evitar la sobrecarga de contenido que provoca el hundimiento inevitable del barco que zarpó con ganas de innovar.
La historia en sí se queda pobre en todo momento, tarda mucho en empezar y para cuando lo hace, le queda media hora. Solo viendo el tráiler puedes ahorrarte los 90 minutos previos a lo que se muestra en este y resumirlos en un "soldados en un tanque cabreados que se pasan el día disparando y haciendo putadas al novato". A pesar de sus desmesurados esfuerzos, la empatía con los protagonistas es casi nula. No me creí al personaje encarnado por Lerman en ningún momento, que las únicas lágrimas que me provocó fueron causadas por los bostezos que iba dando. Brad Pitt logra salvar su interpretación a pesar de no mostrarse realmente entusiasmado por hacerlo, pero bueno, es lo que tienen los grandes actores, con poco hacen mucho.
"Corazones de acero" por mucho que quiera no pasará a la historia. Simplemente será un gatillazo más en el mundo del celuloide. Su final conformista solo completa una historia con deficiencias tanto argumentales como en los diálogos. Dos horas de mi vida que más me habría valido la pena invertir en un revisionado de las grandes obras.
"Fury" decide llevar esto al extremo opuesto. Si bien los disparos cuentan con un alto grado de importancia a lo largo del metraje -cierto es que alguna escena de acción consiguió sorprenderme-, Ayer se esfuerza en mostrarnos la oposición entre la persona más maltratada y la más virginal a la hora de entrar en combate. Un día que se convierte en una auténtica odisea en la que la barbarie obligará a cualquier ser humano a sacar la bestia más salvaje de su interior. Una buena idea demasiado exagerada que deja de interesar en la segunda frase.
El director que en su día nos trajo al Christian Bale más callejero en Vidas al límite se empeña constantemente en encontrar la frase perfecta con la que tocar el corazoncito que al espectador medio tanto le gusta prestar. Decidieron prescindir del típico "los americanos somos buenos y matamos porque nos matan", aquí todos son crueles y parecen disfrutar con el dolor del enemigo, podría decirse que es el único punto a favor con el que cuenta el largometraje: el toque de crudeza que supone un golpe de realidad en comparación a otros ejemplos del género. Pero aún así no consigue evitar la sobrecarga de contenido que provoca el hundimiento inevitable del barco que zarpó con ganas de innovar.
La historia en sí se queda pobre en todo momento, tarda mucho en empezar y para cuando lo hace, le queda media hora. Solo viendo el tráiler puedes ahorrarte los 90 minutos previos a lo que se muestra en este y resumirlos en un "soldados en un tanque cabreados que se pasan el día disparando y haciendo putadas al novato". A pesar de sus desmesurados esfuerzos, la empatía con los protagonistas es casi nula. No me creí al personaje encarnado por Lerman en ningún momento, que las únicas lágrimas que me provocó fueron causadas por los bostezos que iba dando. Brad Pitt logra salvar su interpretación a pesar de no mostrarse realmente entusiasmado por hacerlo, pero bueno, es lo que tienen los grandes actores, con poco hacen mucho.
"Corazones de acero" por mucho que quiera no pasará a la historia. Simplemente será un gatillazo más en el mundo del celuloide. Su final conformista solo completa una historia con deficiencias tanto argumentales como en los diálogos. Dos horas de mi vida que más me habría valido la pena invertir en un revisionado de las grandes obras.
12 de mayo de 2016
12 de mayo de 2016
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
1- Es secuela de "El hombre de acero"
No, no es "El hombre de acero 2" pero sin duda es continuación directa del reboot de Superman. Una película con un guion de pacotilla y acción excesiva. ¿En serio el padre de Clark Kent muere por salvar a su perro? Pero no os preocupéis, aprender de los errores no es para la Warner. Así que hacen más de lo mismo pero con actitud épica.
2- Está dirigida por Zach Snyder
¡Oh mira! ¡Zach Snyder! ¡Seguro que es un peliculón! Bueno sí, "Watchmen" es de lo mejor de DC, una adaptación impresionante de un gran cómic. Pero dejemos de contar. Porque a pesar de ser perfecta para verla con tus colegas (incómoda incluso) 300 está sobrevalorada. Y es que con kilómetros de pantallas verdes y muchos edificios cayendo no se hace una buena película y Snyder debería empezar a practicar.
3- Batman es un niño de 40 años
Sí, es la tercera vez (cuarta si contamos el cutre flashback de "Batman Forever") que se
nos cuenta el origen del Batman. Cargante pero vale, lo llego a entender. Lo que si que no cuadra es que Bruce Wayne, un justiciero que ha salvado cientos de veces su ciudad, siga traumatizado por la muerte de sus padres. Quiero decir, tiene unos 40 años, ya le toca madurar y darse cuenta de que era un niño cuando pasó y no fue culpa suya. De hecho veo más creíble al Bruce Wayne de la serie Gotham, y eso es mucho decir.
4- Superman tiene menos profundidad que Austin Powers
“Soy un alien, salvo al mundo, Lois te quiero, mamá te quiero”. Fin. Si la profundidad del personaje de Batman es absurda la de Superman es directamente inexistente. Bueno no, de vez en cuando se siente culpable por haberse cargado su ciudad… ¡Qué considerado!
5- Martha Wayne
Sin ninguna duda el punto de inflexión del largometraje. Justo cuando pensaba que no podría ir a peor aparece el nombre de Martha. Porque por increíble que parezca, los dos mejores superhéores de la historia dejan de pegarse porque sus madres se llaman igual. No, no es una exageración, es tal cual. Pero para rematar la faena, en lugar de que Superman vaya a salvar a la mujer que le ha dado todo, decide dejarla en manos de Batman y así este puede redimirse por lo explicado en el punto 3. ¡Todo está conectado!
6- No hay mando para poder jugar la partida
Un gran inconveniente. Si como película deja mucho (pero mucho) que desear, como videojuego parece bastante interesante. Porque la infinidad de CGI y la falta de credibilidad en las peleas no hacen otra cosa que darme ganas de echar unas partidas. De hecho si en la puerta del cine nos dieran un mando, las dos horas y media de duración y los 9€ de entrada no se habría ido por el retrete.
7- Delirios de grandeza
Cine de superhéores. Puro entretenimiento. Algo que deberían grabarse a fuego los directivos de la Warner. Esto no es "V de Vendetta" o la anteriormente mencionada "Watchmen", esto son tíos en mallas pegándose. Y es que en lugar de darle un giro realista como Nolan o una actitud más infantil como Marvel, deciden optar por crear un universo oscuro y trascendente que al querer ser enorme se queda en ridículo. Podrían darse una vuelta por Hell’s Kitchen a ver si se les pega algo.
8- Doomsday está enfadado porque echa de menos a las Tortugas Ninja
El villano más brutal hasta la fecha en una cinta de DC está tan mal hecho que da vergüenza ajena. Un bicho enorme, con demasiado parecido a las patéticas Tortugas Ninja de Bay que cuando hace su gran aparición por poco me da un ataque de risa. Solo quería que lo mataran para que ese crimen contra los progresos tecnológicos acabara.
9- Cameos metidos con calzador
“Tío, tío, tío. Que los Vengadores lo están petando. ¿Y si hacemos lo mismo?” Una sabia decisión, así que como hay prisa meten a prácticamente todos los personajes que van a tener un futuro en la franquicia en un minuto más o menos. Está bien si eres un fan entregado y ver a Aquaman en la gran pantalla es uno de los momentos más esperados de tu vida, pero al resto de los humanos nos parece simplemente un engaño. Si lo hubieran pensado antes y con una introducción (que también me parece ligeramente precipitada) como lo hizo Marvel, otro gallo cantaría.
10- Flashbacks sin argumentación
Otro de los ejes de discusión. Esos flashbacks/sueños/fumadas que nos presentan. No me sirve que sea porque en los cómics o en las hipotéticas secuelas tengan sentido, aquí no. Es una película, no un capítulo de una serie en la que hay que esperar una semana para obtener respuesta. Excesivamente largos e inconexos, estos fragmentos hechos con copy-paste están fuera de lugar en una película que de por sí ya está fuera de lugar.
Bonus: Wonder Woman
Y como con 10 sentía que me quedaba corto, aquí dejo una extra. Uno de esos grandes miembros de La Liga de la Justicia por fin adaptado al cine. Una chica con un uniforme más ridículo que el del Capitán América, pero que si bien a este último consiguen darle cierta verosimilitud, con Wonder Woman logran que parezca haber escapado de un circo de los años 20. De hecho creo que una película basado en eso me interesaría más que la individual que acaban de grabar. Porque con sus dotes interpretativas bien limitadas, Gal Gadot pone su físico para intentar compensar su papel de femme fatale mezclado con superheroína, que bien habría sido mejor reducirlo a uno de esos vídeos en forma de cameo de los que hablaba antes. Aunque siendo sincero no puedo esperar a ver como pilota su avión invisible.
No, no es "El hombre de acero 2" pero sin duda es continuación directa del reboot de Superman. Una película con un guion de pacotilla y acción excesiva. ¿En serio el padre de Clark Kent muere por salvar a su perro? Pero no os preocupéis, aprender de los errores no es para la Warner. Así que hacen más de lo mismo pero con actitud épica.
2- Está dirigida por Zach Snyder
¡Oh mira! ¡Zach Snyder! ¡Seguro que es un peliculón! Bueno sí, "Watchmen" es de lo mejor de DC, una adaptación impresionante de un gran cómic. Pero dejemos de contar. Porque a pesar de ser perfecta para verla con tus colegas (incómoda incluso) 300 está sobrevalorada. Y es que con kilómetros de pantallas verdes y muchos edificios cayendo no se hace una buena película y Snyder debería empezar a practicar.
3- Batman es un niño de 40 años
Sí, es la tercera vez (cuarta si contamos el cutre flashback de "Batman Forever") que se
nos cuenta el origen del Batman. Cargante pero vale, lo llego a entender. Lo que si que no cuadra es que Bruce Wayne, un justiciero que ha salvado cientos de veces su ciudad, siga traumatizado por la muerte de sus padres. Quiero decir, tiene unos 40 años, ya le toca madurar y darse cuenta de que era un niño cuando pasó y no fue culpa suya. De hecho veo más creíble al Bruce Wayne de la serie Gotham, y eso es mucho decir.
4- Superman tiene menos profundidad que Austin Powers
“Soy un alien, salvo al mundo, Lois te quiero, mamá te quiero”. Fin. Si la profundidad del personaje de Batman es absurda la de Superman es directamente inexistente. Bueno no, de vez en cuando se siente culpable por haberse cargado su ciudad… ¡Qué considerado!
5- Martha Wayne
Sin ninguna duda el punto de inflexión del largometraje. Justo cuando pensaba que no podría ir a peor aparece el nombre de Martha. Porque por increíble que parezca, los dos mejores superhéores de la historia dejan de pegarse porque sus madres se llaman igual. No, no es una exageración, es tal cual. Pero para rematar la faena, en lugar de que Superman vaya a salvar a la mujer que le ha dado todo, decide dejarla en manos de Batman y así este puede redimirse por lo explicado en el punto 3. ¡Todo está conectado!
6- No hay mando para poder jugar la partida
Un gran inconveniente. Si como película deja mucho (pero mucho) que desear, como videojuego parece bastante interesante. Porque la infinidad de CGI y la falta de credibilidad en las peleas no hacen otra cosa que darme ganas de echar unas partidas. De hecho si en la puerta del cine nos dieran un mando, las dos horas y media de duración y los 9€ de entrada no se habría ido por el retrete.
7- Delirios de grandeza
Cine de superhéores. Puro entretenimiento. Algo que deberían grabarse a fuego los directivos de la Warner. Esto no es "V de Vendetta" o la anteriormente mencionada "Watchmen", esto son tíos en mallas pegándose. Y es que en lugar de darle un giro realista como Nolan o una actitud más infantil como Marvel, deciden optar por crear un universo oscuro y trascendente que al querer ser enorme se queda en ridículo. Podrían darse una vuelta por Hell’s Kitchen a ver si se les pega algo.
8- Doomsday está enfadado porque echa de menos a las Tortugas Ninja
El villano más brutal hasta la fecha en una cinta de DC está tan mal hecho que da vergüenza ajena. Un bicho enorme, con demasiado parecido a las patéticas Tortugas Ninja de Bay que cuando hace su gran aparición por poco me da un ataque de risa. Solo quería que lo mataran para que ese crimen contra los progresos tecnológicos acabara.
9- Cameos metidos con calzador
“Tío, tío, tío. Que los Vengadores lo están petando. ¿Y si hacemos lo mismo?” Una sabia decisión, así que como hay prisa meten a prácticamente todos los personajes que van a tener un futuro en la franquicia en un minuto más o menos. Está bien si eres un fan entregado y ver a Aquaman en la gran pantalla es uno de los momentos más esperados de tu vida, pero al resto de los humanos nos parece simplemente un engaño. Si lo hubieran pensado antes y con una introducción (que también me parece ligeramente precipitada) como lo hizo Marvel, otro gallo cantaría.
10- Flashbacks sin argumentación
Otro de los ejes de discusión. Esos flashbacks/sueños/fumadas que nos presentan. No me sirve que sea porque en los cómics o en las hipotéticas secuelas tengan sentido, aquí no. Es una película, no un capítulo de una serie en la que hay que esperar una semana para obtener respuesta. Excesivamente largos e inconexos, estos fragmentos hechos con copy-paste están fuera de lugar en una película que de por sí ya está fuera de lugar.
Bonus: Wonder Woman
Y como con 10 sentía que me quedaba corto, aquí dejo una extra. Uno de esos grandes miembros de La Liga de la Justicia por fin adaptado al cine. Una chica con un uniforme más ridículo que el del Capitán América, pero que si bien a este último consiguen darle cierta verosimilitud, con Wonder Woman logran que parezca haber escapado de un circo de los años 20. De hecho creo que una película basado en eso me interesaría más que la individual que acaban de grabar. Porque con sus dotes interpretativas bien limitadas, Gal Gadot pone su físico para intentar compensar su papel de femme fatale mezclado con superheroína, que bien habría sido mejor reducirlo a uno de esos vídeos en forma de cameo de los que hablaba antes. Aunque siendo sincero no puedo esperar a ver como pilota su avión invisible.
6
12 de mayo de 2015
12 de mayo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me canso de hablar de la fiebre de superhéroes desmedida que estamos tan solo empezando a sufrir. Y es que la TV es un mundo que empieza a ser conquistado por la ficción que envuelve al universo de los cómics. Pero lo peor de todo es que por el momento solo podemos hablar de una que realmente puede considerarse como buena, "Daredevil", y tristemente "Gotham" no es otra excepción, sino que se une a ese entretenimiento por entretenimiento que lidera en la parrilla televisiva.
Actualmente se está experimentando un auténtico boom en lo que a calidad se refiere. Porque la verdad es que gracias a canales como HBO o Showtime (por no hablar ya de los ingleses) tenemos temporadas que pueden competir con la gran pantalla sin pestañear. Ahora bien, habiendo tanta oferta es normal que no todo sean buenos productos, algo que no es malo del todo. Porque hay momentos en los que no apetece un "Boardwalk Empire" o ver los problemas familiares de los extrañados Soprano. No, hay veces que solo se busca el entretenimiento simple.
Series como Agents of SHIELD, Gotham, Arrow o The Flash pertenecen todas a un mismo saco en el cual se ha establecido un público objetivo que será leal siempre y cuando los 40 minutos del episodio se hagan amenos, independientemente de la calidad audiovisual de los mismos.
Tras la primera temporada de la serie basada en los orígenes de la delincuencia en la ciudad de Batman, solo puedo pensar en lo que podría haber sido de haber sido emitida en otra cadena (Netflix, digamos). Porque bajo la estructura de cualquier otra serie de detectives, que no faltan, hay una trama bien trabajada en la superficie que de haber prescindido de filtros por la calificación de edad o cumplir el número de episodios preestablecido para un año, quizás hubiera alcanzado otro nivel. Porque la mafia no es un tema infantil y aunque toda la historia de Falcone y Fish Mooney tuviera mucho que ofrecer, se pierden en el enfoque generacional. La relación entre los dos protagonistas da mucho juego constantemente y es uno de los motivos por el que la seguí viendo. Otro es Pingüino, sacando una vena sicótica y manipuladora que va totalmente acorde con el mundo tétrico y peligroso de la ciudad. Por lo demás todo queda poco trabajado e infantil. Bruce Wayne tiene sus momentos de lucidez, pero por lo general se nos presenta a un niño pijo que le da por hacer dibujos raros e intentar liarse a tortazos con la sociedad. Pero la palma se la lleva Bárbara, la novia de Gordon que de no estar buena se habría pasado de ella en el primer momento. Así es, una rubia guapa que el único interés que tiene es ese, el de ser rubia guapa. Pero peor que su personaje es la evolución que se le ha dado, porque si en la "mid-season" ya me quedé con la sensación de que los guionistas se estaban empezando a fumar algo, ahora con la "season finale" estoy totalmente convencido de que no solo se lo fuman sino que además se lo esnifan.
En cuanto a los míticos personajes que pondrán difíciles las cosas al futuro caballero oscuro, cabe destacar a Enigma, que ya apunta maneras y que después de verle enloquecer por primera vez sabemos que volverá con fuerza en la segunda temporada. Al igual que el Joker, un joven psicópata que protagonizó uno de los mejores momentos de la serie. Por lo demás, conseguidos sin más, aunque hay que decir que el actor que encarnó en su día a Peter Petrelli en "Héroes" nos regala una gran interpretación que de no haber sido alargada sin razón me habría conquistado completamente.
Una serie entretenida sin ningún tipo de ambición. Algo que estaba muy bien cuando eran pocas las que así eran, pero hoy día que cada vez se apunta a más productos del mismo estilo es algo peligroso. Porque cuántas series iguales seremos capaces de aguantar antes de abandonar por completo los productos que hasta ahora nos han hecho desconectar el cerebro. Veremos qué nos depara la segunda tanda de episodios, pero dudo mucho que estando en una cadena como la FOX que prioriza el llegar al máximo número de gente posible y ganar todo el dinero que esté en su mano ganar, cambie de rumbo.
Actualmente se está experimentando un auténtico boom en lo que a calidad se refiere. Porque la verdad es que gracias a canales como HBO o Showtime (por no hablar ya de los ingleses) tenemos temporadas que pueden competir con la gran pantalla sin pestañear. Ahora bien, habiendo tanta oferta es normal que no todo sean buenos productos, algo que no es malo del todo. Porque hay momentos en los que no apetece un "Boardwalk Empire" o ver los problemas familiares de los extrañados Soprano. No, hay veces que solo se busca el entretenimiento simple.
Series como Agents of SHIELD, Gotham, Arrow o The Flash pertenecen todas a un mismo saco en el cual se ha establecido un público objetivo que será leal siempre y cuando los 40 minutos del episodio se hagan amenos, independientemente de la calidad audiovisual de los mismos.
Tras la primera temporada de la serie basada en los orígenes de la delincuencia en la ciudad de Batman, solo puedo pensar en lo que podría haber sido de haber sido emitida en otra cadena (Netflix, digamos). Porque bajo la estructura de cualquier otra serie de detectives, que no faltan, hay una trama bien trabajada en la superficie que de haber prescindido de filtros por la calificación de edad o cumplir el número de episodios preestablecido para un año, quizás hubiera alcanzado otro nivel. Porque la mafia no es un tema infantil y aunque toda la historia de Falcone y Fish Mooney tuviera mucho que ofrecer, se pierden en el enfoque generacional. La relación entre los dos protagonistas da mucho juego constantemente y es uno de los motivos por el que la seguí viendo. Otro es Pingüino, sacando una vena sicótica y manipuladora que va totalmente acorde con el mundo tétrico y peligroso de la ciudad. Por lo demás todo queda poco trabajado e infantil. Bruce Wayne tiene sus momentos de lucidez, pero por lo general se nos presenta a un niño pijo que le da por hacer dibujos raros e intentar liarse a tortazos con la sociedad. Pero la palma se la lleva Bárbara, la novia de Gordon que de no estar buena se habría pasado de ella en el primer momento. Así es, una rubia guapa que el único interés que tiene es ese, el de ser rubia guapa. Pero peor que su personaje es la evolución que se le ha dado, porque si en la "mid-season" ya me quedé con la sensación de que los guionistas se estaban empezando a fumar algo, ahora con la "season finale" estoy totalmente convencido de que no solo se lo fuman sino que además se lo esnifan.
En cuanto a los míticos personajes que pondrán difíciles las cosas al futuro caballero oscuro, cabe destacar a Enigma, que ya apunta maneras y que después de verle enloquecer por primera vez sabemos que volverá con fuerza en la segunda temporada. Al igual que el Joker, un joven psicópata que protagonizó uno de los mejores momentos de la serie. Por lo demás, conseguidos sin más, aunque hay que decir que el actor que encarnó en su día a Peter Petrelli en "Héroes" nos regala una gran interpretación que de no haber sido alargada sin razón me habría conquistado completamente.
Una serie entretenida sin ningún tipo de ambición. Algo que estaba muy bien cuando eran pocas las que así eran, pero hoy día que cada vez se apunta a más productos del mismo estilo es algo peligroso. Porque cuántas series iguales seremos capaces de aguantar antes de abandonar por completo los productos que hasta ahora nos han hecho desconectar el cerebro. Veremos qué nos depara la segunda tanda de episodios, pero dudo mucho que estando en una cadena como la FOX que prioriza el llegar al máximo número de gente posible y ganar todo el dinero que esté en su mano ganar, cambie de rumbo.
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