El cine español de vez en cuando trae sorpresas y esta es una de las más agradables de los últimos años. Es una película creíble, hecha con sensibilidad, con unas actuaciones notables y con un pulso narrativo lo suficientemente bueno como para cruzar las historias con solvencia. "Malas temporadas" pasó casi desapercibida injustamente, como suele ocurrir con el cine español de calidad ("15 días contigo") y ni siquiera se tuvo en cuenta para los Goya, donde se hizo con un premio menor. Por gustarme, hasta me gusta la arriesgada versión de "Vete" de los Amaya que canta Leonor Watling.

Una pobre familia de negros emigra con la intención de dejar atrás un pasado turbulento para empezar una nueva vida de prosperidad en una urbanización de blancos en California. Allí topan con una comunidad de racistas implacables y fanatizados que les acosan desde el primer minuto.

Y, como las desgracias nunca vienen solas, al hostigamiento de los racistas se unen unos entes fantasmagóricos que les acabarán de hacer la vida imposible.

Es cierto que en los primeros episodios la serie engancha. Técnicamente está bien hecha, las interpretaciones son buenas y la historia es diferente, parece original. Y mientras el misterio se trata con cierta sutileza y el terror es, por decirlo de alguna manera, psicológico, la serie funciona.

Pasa que conforme vas viendo capítulos todo se va enredando, los fantasmas se van imponiendo y lo que era terror con ingenio da paso a una amalgama de alucinaciones, pesadillas, flashbacks y subtramas que te acaban avasallando.

Pero los creadores de la serie continúan apretando el acelerador y no dan tregua ni a los protagonistas ni al espectador, en una escalada de maldad que en algunos momentos descarrila por elevación.

A los aficionados al terror que no tienen mucho problema con el trazo grueso les gustará la serie, y los intelectuales que buscan dobles o triples lecturas también sacarán conclusiones sobre los traumas, la locura, el racismo y la América supremacista.

A mí, que no me gusta que me empujen, la serie me ha entretenido, que ya es bastante.

Veo que a la mayoría de los críticos no les ha gustado la película. Pues bueno. No es ninguna obra maestra pero yo no me he aburrido. La historia tiene su intriga y formalmente está bien hecha.

A mí las actuaciones me parecen correctas, está bien ambientada y la temática de las sectas siempre tiene su interés.

Cierto que quedan algunos cabos sueltos y que se podía haber profundizado más en perfilar los personajes y en explicar qué se cuece en el interior de la secta, pero así y todo no es una película descartable.

Pues eso, no está nada mal. Considero que las notas y las críticas son demasiado severas y, en muchos casos, injustas..

Si uno hace un poco la vista gorda y no se dedica a la ingrata tarea de buscar fallos en el guión, esta película se ve con cierto interés y acaba resultando incluso simpática y entrañable. Los personajes caen bien, más que nada porque no hay malos malísimos, y las andanzas del acemilero, incluso en las situaciones más extremas, son siempre tranquilas y sin sobresaltos. La historia fluye sin grandes dramas, no se mete en berenjenales ideológicos, pero tampoco profundiza en ningún tema: ni es una comedia para descojonarse, ni es un dramón al uso, ni es una radiografía política o social de la época. Se trata de una historieta bien contada, con buenas interpretaciones, con deficiente fotografía, pero con buena intención. No hace falta compararla con "La vaquilla".

Enredado por las críticas favorables voy a ver la película con curiosidad pero con la mosca detrás de la oreja, no me acabo de fiar. Y confirmo que la desconfianza estaba justificada después de visionar una mala comedia plagada de personajes estomagantes que durante hora y media piden a gritos que los maten de puro necios. A los miembros de la esperpéntica familia víctimas del ataque de unos tipos con caretas, que a la postre también resultan ser unos bobos, sólo les falta pedir la vez para que les metan un punzón en el ojo, una flecha en la nalga o un hachazo en las narices.

¿Y los actores/actrices? Malos con avaricia, y eso que yo a los actores, como a los árbitros, sólo les pido que como mínimo pasen desapercibidos. Pues no, de los que llaman la atención de lo mal que actúan, parece que se estén cachondeando del espectador. Siendo justos, aquí se puede salvar a Sharni Vinson, que está razonablemente bien.

En fin, una tontería como una catedral de la que deberían abominar incluso los más fanáticos del género. Y lo de los críticos como poco, manda carallo.