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Críticas ordenadas por utilidad
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9
1 de noviembre de 2009
1 de noviembre de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerar que esta obra contiene una afirmación clara de la dignidad de toda vida humana no supone la admisión sensiblera de una compasión que, horrorizada ante la crudeza de casos clínicos extremos, no halla otra vía de escape que la impotencia de quien nada puede hacer por sacar a un enfermo vegetal de su postración (de ahí la abyección de la eutanasia activa, que es impotencia que deviene en mal, hecho ya acción concreta). Dicho de otro modo: se trata de un descarte en pro de la vida no por el escándalo ante la crueldad de la enfermedad ("¿cómo es posible que Dios permita esto?"), sino por la aceptación de que el enfermo es la misma persona que era antes de la tragedia -si bien tal tragedia viene a reestructurar totalmente toda su existencia-. Y esto por dos motivos: la película narra una historia real, con toda la carga significativa de esta expresión, y más allá de la aplicación del arte del creador al adaptar dicha historia a un guión escrito y su posterior traslado a la pantalla. El segundo motivo es que la porción de vida de Bauby vista en la película suscita, porque es real, el deseo de poder afrontar la enfermedad no sólo igual, sino aún mejor, con más ganas de aprovechar la vida en todo momento, que cada minuto nos es regalado ("¿Quién de vosotros, por más que se esfuerce, puede añadir un solo minuto a la medida de su vida?", dice Cristo en el Evangelio).
No se trata, por tanto, de sentarse a ver una pantomima. El film no es una edulcorada paráfrasis visual, ya que no intenta captar toda la rudeza del durísimo síndrome del cautiverio: sencillamente no puede. La realidad tuvo que ser aún peor. Por eso y no por otra cosa los intentos del director y de la fotografía por aprehender el sufrimiento de Bauby son honestos. La perfección de los planos, las secuencias y los efectos está precisamente en mostrar el límite donde el arte roza la realidad, pero no al revés, cuando el arte es, en sí mismo, acabado. Si hablásemos en términos de mito - y ahora desbordamos la mera recensión de la película que nos ocupa, pero en términos que ella misma suscita -, si hablásemos de mito, repito, estaríamos en condiciones de afirmar que lo mejor de toda epopeya es que, además, sea verdad.
No se trata, por tanto, de sentarse a ver una pantomima. El film no es una edulcorada paráfrasis visual, ya que no intenta captar toda la rudeza del durísimo síndrome del cautiverio: sencillamente no puede. La realidad tuvo que ser aún peor. Por eso y no por otra cosa los intentos del director y de la fotografía por aprehender el sufrimiento de Bauby son honestos. La perfección de los planos, las secuencias y los efectos está precisamente en mostrar el límite donde el arte roza la realidad, pero no al revés, cuando el arte es, en sí mismo, acabado. Si hablásemos en términos de mito - y ahora desbordamos la mera recensión de la película que nos ocupa, pero en términos que ella misma suscita -, si hablásemos de mito, repito, estaríamos en condiciones de afirmar que lo mejor de toda epopeya es que, además, sea verdad.

8.0
9,334
10
5 de septiembre de 2010
5 de septiembre de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
'You can't take it with you', dirigida por Frank Capra y basada en la obra ganadora del Pulitzer de George S. Kaufman, fue ganadora del Oscar a la mejor película en 1938 y del Oscar al mejor director. Es una lección de humanidad y de confianza en la bondad de la Providencia divina. Al realizar esta película, Frank Capra afirmó que su intención no era hacer una "simple película de carcajadas", sino "algo más grande... una oportunidad para vivificar en una drama el 'amarás a tu prójimo'. Lo que las Iglesias del mundo estaban predicando en unas apáticas congregaciones, llegaría al mundo de una forma más amena mediante mi lenguaje cinematográfico universal". Esta historia está presentada en español bajo el título 'Vive como quieras' que, aunque también tiene relación con la trama de la historia y manifiesta el espíritu libre del señor Sycamore -el abuelo alegre de la familia- no deja ver otro aspecto, central en la obra: "you cant't take it with you" -que traduciré en futuro-, "no podrás llevarte contigo" todo el dinero que acumules en esta vida. La denuncia de la codicia como agente deshumanizador enlaza directamente con la apuesta de la libertad cristiana manifestada por Cristo en la enseñanza de las Bienaventuranzas: hay que vivir como los lirios del campo, que ni hilan ni cosen y sin embargo ni el mismo Salomón vistió tan hermosamente como ellos (cf. Mt 6, 25-34). De todo se ocupa el Padre celestial para el que se confía a su amor provindente, mientras otros, ciegos, no piensan más que en producir más y más dinero. Una buena lección para los tiempos que corren.
8
3 de agosto de 2011
3 de agosto de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar: las canciones del principio y del final del film son lo que tienen que ser, tanto en la letra como en la música. Sugiero que para la letra se activen los subtítulos, evidentemente, a menos que se domine ese endiablado idioma que es el japonés.
Para continuar: viendo la película, todos desearíamos vivir en aquella casa, rodeada de aquel bosque y, por qué no, poseer alguna de las mágicas bellotas que tanto complacen a Totoro. Pero, sobre todo, desearemos tener cierta infancia espiritual, la necesaria para poder ver en lo invisible, reírse de los problemas (¿existen?), comer con apetito y dormir con saludable armonía. El abono al transporte del 'gatobús' será gratuito, y su destino perfecto.
La imaginación de la mitología japonesa siempre encanta a la vista y desentumece la rigidez cerebral: ¿qué más se puede pedir? ¡Ah, sí! Que la lluvia -ver el cartel del film- nos pille con una hojita en la cabeza.
Para continuar: viendo la película, todos desearíamos vivir en aquella casa, rodeada de aquel bosque y, por qué no, poseer alguna de las mágicas bellotas que tanto complacen a Totoro. Pero, sobre todo, desearemos tener cierta infancia espiritual, la necesaria para poder ver en lo invisible, reírse de los problemas (¿existen?), comer con apetito y dormir con saludable armonía. El abono al transporte del 'gatobús' será gratuito, y su destino perfecto.
La imaginación de la mitología japonesa siempre encanta a la vista y desentumece la rigidez cerebral: ¿qué más se puede pedir? ¡Ah, sí! Que la lluvia -ver el cartel del film- nos pille con una hojita en la cabeza.
5
11 de marzo de 2013
11 de marzo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, a ver, he otorgado un 5/10 a esta película.
Mi crítica será breve, breve: creo que la directora debe aprender mucho aún de otros maestros de la comedia negra o del humor negro.
Sugiero encarecidamente que lean desde esta crítica, esta otra: 'Comedia blanquinegra' de Javier Ocaña para El País. Aparece entre las recomendadas por filmaffinity en la ficha del film.
Por lo demás, en general, agradará pasar un rato con '¿Y ahora adónde vamos?'.
Mi crítica será breve, breve: creo que la directora debe aprender mucho aún de otros maestros de la comedia negra o del humor negro.
Sugiero encarecidamente que lean desde esta crítica, esta otra: 'Comedia blanquinegra' de Javier Ocaña para El País. Aparece entre las recomendadas por filmaffinity en la ficha del film.
Por lo demás, en general, agradará pasar un rato con '¿Y ahora adónde vamos?'.
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