Pues esta vez no hice caso a las críticas, y decidí darle una oportunidad a este producto cinematográfico patrio. Y , ¡oh, sorpresa!, he pasado un rato muy divertido. Los chavales, entrañables. Los abuelos, bien en sus respectivos papeles. Ernesto Sevilla, en su línea, con un pequeño gag al final, protagonizado por su mujer, que me arrancó otra sonrisa con su simplez. Todo bien, la verdad. El mensaje con el cual me quedo es: no hace falta escaparse al culo del mundo para buscar ser feliz en vacaciones, sino estar en compañía de las personas adecuadas.Véanla sin prejuícios y pasarán un rato agradable, tal como yo lo hice.
Mención aparte merece el personaje del otro abuelo. Los diálogos, impagables. Un crack

Subproducto patrocinado por Lexus y Kapersky. El coche suena racing y todo, cuando en realidad está concebido para gente que no le divierte conducir. Hasta en eso es mala. Los actores: no hay. Sale "el yoyas" de jovencito, eso sí. Pero hay mucha multiculturalidad. Negros, menos negros, chinos, latinos... todo eso hay. El guión: no ha hecho falta. A todo el mundo debió parecerle que sin él, la película podía salir adelante perfectamente. Los efectos: rescatables tres planos contados que no suman un minuto en una película de dos horas y que corresponden a la puntuación que la he otorgado. Y... no sé qué más poner. Bueno sí. Que todos los clichés posibles están presentes en esta cinta.
Si esta reseña te parece mala, estás en lo cierto. Pero estoy seguro que la película no merece más.