Parece una película de Frank Capra por lo de sus buenas intenciones pero lo que más ha llamado mi atención es la clase que sigue teniendo Cary Grant lo pongas de ángel, de ganster o de lo que sea -David Niven tampoco se queda atrás-. Y es muy bonita la escena del patinaje, con dobles o sin ellos, en la que hasta un sesentón se atreve a calzarse unos patines, pasando por la botella de jerez que nunca se acaba, je, je... Aunque si he de elegir me quedo con las fichas que se archivan en un santiamén, merced al simple movimiento de una mano, o al árbol de navidad que se decora de igual modo facilitando la labor de nada menos que Elsa Lanchester en el papel de la criada.

Es una peli inocua pero con la pátina de buen rollo que el guión exigía al servicio de unos intérpretes que hacían creíble lo que fuera, vuelvo a repetir, con ¡clase! un valor que no caduca.

Me refiero a que los comentarios o posiciones que se postulan en él parecen más bien de papel maché... -y muy poco aprovechado el personaje de Simmons aunque es el más perspicaz-. Para alegatos convincentes los de "12 hombres sin piedad", de Lumet, pero bueno, hace tanto tiempo ya...(aunque lo bueno no caduca). A mí particularmente no me acaban de convencer todos sus aparentes enfrentamientos bastante esquemáticos, la verdad, que requieren de una mayor precisión, diría, dónde se definan mejor los criterios...Y, aunque sólo es anecdótico, creo que despista un poco al principio el hecho de que ella, Collette, pierda su móvil en determinado momento y el 'jurado nº 2' se lo devuelva, sin más, creando falsas expectativas (puedo estar equivocada) salvo la de recordarnos y homenajear de paso el hecho de que ambos interpretaron a la madre y el hijo de "Un chico grande" en el 2002 -el muchacho creció- junto a un desternillante Hugh Grant, otros tiempos, desde luego...

Sigo en 'spoiler' ahora pero, ya puestos, reclamo, vuelvo a reclamar como en "La habitación de al lado", que el subtítulo de las películas en V.O. se haga en otra tonalidad porque con el 'standard' del blanco te quedas a medias muchas veces y no acabas de leer, entender lo que dicen... Quizás sea por eso que no he comprendido del todo bien esta historia aunque sí me queda claro que todos somos vulnerables como humanos aunque ello no nos justifique... y que las apariencias engañan -aunque esto ya lo sabíamos-... Pongamos, en resumen, que el tema es la duda en general, para bien y para mal (y que cada cual decida)...

Esta no va a ser una crítica al uso pero como no la va a leer casi nadie, a lo sumo un par de amigos, me lanzo. En 1980 yo era medio novia de un chico homosexual que, a veces, se desviaba de carril y circulaba por el mío. Fuimos juntos a ver esta película y a mí me encantó Neil Diamond, por supuesto, y el tema de la canción "Hello, my friend, hello..." que fue la que finalmente el susodicho -no Neil- acabó dedicándome cuando nos separamos (algo así como el tema “Laura”, de Llach, porque él, Lluís, no podía quererla más de lo que ya lo hacía...).

Y el otro día en el 'Setanta-Nou' de Barcelona, al ir a comprar el dvd de “Su juego favorito”, de Hawks (una gran comedia, la recomiendo), alli estaba él, Neil, sonriéndome desde la carátula de “El cantor de jazz” y guitarra en ristre... No lo dudé ni un momento.

Y aquí estoy yo, viendo la película a medias y disfrutando de sus canciones, y también de su actuación aunque le nombrasen como ‘peor actor’ en los Razzie de ese año -que sabrán ellos!- cuando en los Globos de Oro sí fue nominado a favor. En cambio, y aunque parezca paranormal, el que fue nombrado también como peor actor entonces fue nada menos que ‘sir' Laurence Olivier! y no puedo estar más de acuerdo, ja, ja, ni que sea como excepción dentro de su trayectoria.

Ah! pero que iba a llorar, pues eso… Y que antes de esa peli y su concierto añadido, ya había disfrutado y emocionado con el LP -porque entonces eran así aunque ahora vuelven a ponerse de moda- de “Juan Salvador Gaviota”, también de Neil, con el que podías volar…

Y ahora sí, vuelvo a por mi media parte de proyección casera antes de que se me pase el subidón -o bajón, según se mire-.

Casi todo lo que he visto de este director me ha gustado (Barcelonas: estiu/hivern, El mejor verano de mi vida, Litus…) y es tan joven además, apenas treinta años, con lo que nos puede deparar muchas sorpresas aún… Al tajo: que esta historia de hoy tiene un pedazo de guión y una pareja con tirón: Álvaro Cervantes haciendo honor a su apellido y ‘desfaciendo entuertos’, no todos, junto a Susana Abaitua (Patria, La llamada -en teatro-) más todo un casting primoroso alrededor: Luis Zahera (“ni lo confirmo ni lo desmiento”), Aixa Villagrán con su simpático -y que me perdonen los que lo padecen!- síndrome de Tourette, Alberto San Juan como bizarro director de un diario digital que clava sus intervenciones -la monda siempre-, etc, y sin olvidarnos de Clara Segura, muy segura como directora de un Centro de Salud ubicado en Argentona (por aquello de mencionar también los exteriores).

Me recuerda en cierto modo -solo como simple referencia- a “Alguien voló sobre el nido del cuco”, pero sin las estridencias de aquella, porque, lo que prima aquí, es un buen rollo general no exento de contenido al incluir los escollos: no se trata de enfatizar simplemente en todo lo positivo que nos une, o puede unir, sino sobre todo en asumir las diferencias que toda locura comporta, sea de puertas afuera, sea de puertas adentro… Franquear ese dintel y acceder a su interior es lo que la historia propone de un modo ingenioso a través de una visita tan gozosa como reflexiva con sus pros y con sus contras, amores y desamores, aciertos y desaciertos… la vida, en suma, también, bajo el disfraz de comedia.

Peliculón, peliculón, que parte de una novela de James Jones. Y eso se nota en el trazo de los personajes, unos personajes que más bien viven con una insatisfacción permanente y por debajo de sus expectativas. No es el caso de Ginny (Shirley McLaine) una chica alegre muy justa de mollera, pero con un corazón desbordante de amor por el escritor -está en ello- que interpreta Frank Sinatra. Y éste, aunque no tiene media bofetada de percha en apariencia, la aprovecha muy bien y se crece en el papel, pasando de oveja negra local enamorado de una gélida profesora, muy bien interpretada por Martha Hyer -aunque yo creo que no lo es tanto y sí peca de sensata-, a darse de bruces contra la realidad que representa el sentirse tan querido y admirado por alguien que ni le entiende. Lo adereza Dean Martin, un juerguista de pro (con decir que lo primero que guarda en su maleta cuando se va de viaje son las botellas de whisky) y que no se quita el sombrero ni para dormir… “le da suerte”.

También sale Arthur Kennedy, con su sonrisa torcida, que es el hermano de Frank y todo lo contrario a él: padre de familia, joyero… pero ya sabemos que no es oro todo lo que reluce y en esta ocasión tampoco. Los colores de la fotografía son de lujo y el final apabullante de los que requieren kleenex… Ah! que bien me lo he pasado. Y la música de Elmer Bernstein :)