Insoportable yankilada de las que tratan de vendernos Estados Unidos como "la tierra de las oportunidades" donde cualquiera que esté sumido en la más absoluta mierda, puede hacer uso de su ingenio, talento y constancia (sin que falte la ayuda de Dios) para hacerse rico.

Habrá que darle un 2 porque hay que reconocer que Will Smith no es mal actor, pero en aquella mi época adolescente, cuando lo admiraba por su papel cómico en el Príncipe de Bel-Air, no podía imaginarme que el futuro lo vería protagonizando semejante porquería cinematográfica.

Tres escenas magistrales de acción y otro par de situaciones adrenalínicas es lo único destacable de este sobrevalorado mojón. Y lo peor es que arrasó de tal forma en taquilla que han sacado otras dos. Una película para correr, en serio. La auténtica misión imposible ha sido conseguir mantener la atención sobre el desarrollo del filme.

Muchos porrazos (algunos de ellos sin sentido) y un argumento muy mal hilvanado. Steven Seagal y Mike Tyson son un mero reclamo para los fans del género de los palos, ya que aparecen de vez en cuando, dicen 3 tonterías o dan 4 cebollazos bien daos y vuelven a desaparecer por un buen rato. En fin, un olvidable pestiño.

Una película que se promociona como rompedora, aunque lo único que se rompe es la cara de la protagonista. Comienza con mucha fuerza pero se va desinflando para convertirse en cine de adolescentes para adolescentes, lleno de los mismos clichés que podemos encontrar en este tipo de películas y en esta sociedad. Cuanto más se va alargando el metraje, más va decepcionando.

Con un tono ligero y desenfadado, Zombieland (2009) es una comedia de acción que se adentra en el terreno del apocalipsis zombi sin tomarse demasiado en serio. Aunque no esperaba mucho de ella, la película logra entretener, pero no deja una huella especialmente memorable.

Uno de sus puntos fuertes es su inicio, con la icónica "For Whom The Bell Tolls" de Metallica marcando el ritmo de lo que parece ser una experiencia adrenalínica. Sin embargo, la película pierde fuelle en algunos momentos, con demasiadas pausas tranquilas que restan protagonismo a los zombis, dejando al espectador con ganas de más acción y tensión.

En cuanto a la narrativa, el guion presenta decisiones discutibles. Por ejemplo, el hecho de que el mayor deseo de dos hermanas en medio del caos apocalíptico sea visitar un parque de atracciones no resulta del todo creíble, incluso dentro de un contexto tan absurdo como el que propone la cinta. A pesar de ello, la película logra redimirse parcialmente gracias a algunos toques de originalidad.

La aparición de Bill Murray interpretándose a sí mismo es, sin duda, uno de los momentos más memorables. Su breve pero hilarante participación, que incluye un tributo a Los Cazafantasmas, aporta frescura y guiños nostálgicos que enriquecen la experiencia.

En resumen, Zombieland es una película interesante, aunque irregular, que cumple su propósito de entretener sin grandes pretensiones. Destacable su banda sonora y algunos destellos de ingenio que, aunque escasos, le dan un toque único.