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Críticas ordenadas por utilidad
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6.4
17,075
7
13 de enero de 2015
13 de enero de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Favorecido por mi proveedor de estupefacientes fílmicos, pude disfrutar, en su momento, del subidón de Bullhead: una película sensible pero fuerte, oscura y sin escrúpulos; un trabajo escondido y nominado al Oscar a la mejor película de habla no inglesa (dialogaban en belga). Y con llamar una sola vez, a Michael R. Roskam se le han abierto las puertas del cine norteamericano. The drop (La entrega) es su segunda película. El aliciente del director, saber que es la última película en la que aparecerá James Gandolfini, que el autor de la novela y del guión sea Dennis Lehane, escritor de Mystic River, Shutter Island y Gone, Baby Gone y guionista de algunos episodios de The Wire y Boardwalk Empire; que el protagonista sea Tom Hardy y que tenía vía libre, convertían a la sala 1 del Kursaal en una prioridad difícil de contrarrestar.
No sé cómo contar el argumento sin destripar parte de la trama y las subtramas. Así que simplemente decir que hay mafia, por supuesto; un cachorro de pitbull que introduce la parte chico conoce chica, hay violencia bien estructurada y en progresión, hay algún policía, se va a misa bastante y el espacio vertebrador es un bar tapadera. Coged estas piezas y montaos la película (nunca mejor dicho). O no, mejor vedla, que mola bastante. Buen cine noir o neo-noir, que dicen algunos. En castellano: buen cine negro o neo-negro.
Al final resultó que la típica película hollywoodiense que parecía que no se ajustaba bien a los parámetros del festival era una buena película; un entretenimiento sí, pero afinadamente compuesto y que enganchaba. Unas características que la coinvertían en “poco festivalera” y que la despojaron al instante de la posibilidad del oro. Lo que no le quitó es el Premio del Jurado al mejor guión.
No sé cómo contar el argumento sin destripar parte de la trama y las subtramas. Así que simplemente decir que hay mafia, por supuesto; un cachorro de pitbull que introduce la parte chico conoce chica, hay violencia bien estructurada y en progresión, hay algún policía, se va a misa bastante y el espacio vertebrador es un bar tapadera. Coged estas piezas y montaos la película (nunca mejor dicho). O no, mejor vedla, que mola bastante. Buen cine noir o neo-noir, que dicen algunos. En castellano: buen cine negro o neo-negro.
Al final resultó que la típica película hollywoodiense que parecía que no se ajustaba bien a los parámetros del festival era una buena película; un entretenimiento sí, pero afinadamente compuesto y que enganchaba. Unas características que la coinvertían en “poco festivalera” y que la despojaron al instante de la posibilidad del oro. Lo que no le quitó es el Premio del Jurado al mejor guión.
26 de abril de 2013
26 de abril de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Para cuándo una comedia importada por los nórdicos? Quitando "El jefe de todo esto", esa inteligente y divertida obra firmada por Lars von Trier, creo que no me he reído en ninguna otra película llegada del frío norteño. Y aunque este film de una directora danesa llamada Katrine Wiedemann logró arrancarme alguna sonrisa de incrédulo, y por razones obvias que ahora comentaré, la verdad es que salí de la sala flipando literalmente ante la historia que me acababan de contar. Esta es la sinopsis de la guía del festival: “Un relato poético, aunque perturbador y controvertido, que cuenta la historia de Per, un portero amargado y cascarrabias que un día descubre una chica desnuda en un apartamento vacío. Parece feliz, muda y sencilla, como un regalo del cielo. Per la traslada a su propio apartamento y su inocencia despierta algo nuevo en él y sus amigos: ¿el amor quizás?”. Y yo tengo que seguir con la historia, lo siento si cuento demasiado (aunque no llegaré al final): Per aprovecha la inopia de su nueva amiga para acostarse con ella cuando le viene en gana. No contento con eso, se la presta a un amigo que está deprimido. El cual descubre que hacer el amor con la chica tiene efectos curativos. A partir de ahí, la película se convierte en la peregrinación a la Virgen de Lourdes. Sí, literalmente, hay colas —de todas las edades— en la puerta de Per que buscan copular con la pasiva muchacha con el objetivo de sanarse y curar sus enfermedades. ¿A que es para flipar?
www.apositivar.com
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6.2
19,349
4
11 de abril de 2013
11 de abril de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Hitchcock' es una película adorable. Pero ahí precisamente radica el problema. Si tenemos la figura del mago del suspense por un lado —un tipo que consideraba que los actores eran ganado, oxigenado-compulsivo, de un humor británico-agresivo y con un estilo personalmente inquietante en sus historias—, y por otro tenemos el germen y el rodaje de 'Psicosis' —una obra que marcó un cambio en el género, un film duro, erótico, implacable y macabro—, entonces ¡¿cómo cojones puede salir de esta mezcolanza una película adorable?!
Todo el que sabe un poquito sobre el gordito de la silueta peculiar se preguntará al acabar la película por sus McGuffins, por su machismo recalcado, por su mala hostia a la hora de rodar y por su egocentrismo. Y del suspense ya ni hablamos, pero ¿cómo han podido hacer para solucionar todos los conflictos de forma tan plana y esperable? El extraño cinéfilo sin inquietudes Hitchcocknianas puede que se entretenga con la “adorable” película sin pretensiones que se nos presenta. Pero un personaje de la talla del director de Vértigo; una figura repleta de información gracias a su extensa filmografía, a los millones de chismes sensacionalistas y a las reveladoras entrevistas que se le han realizado (sobre todo sus excelentes conversaciones con Truffaut), ofrece una base y una documentación como para hacer algo con más alma.
Es justo el Alma (nombre de la esposa de Alfred Hitchcock) a lo que más partido le sacan en el film. La enorme importancia de la pareja del realizador, su apoyo incondicional, su papel como asesora vital y cinematográfica y los choques surgidos de la promiscuidad mental del director están bien introducidos en la narración. La resolución de los mismos ya es otra historia.
A la posproducción y rodaje de Psicosis le podían haber sacado muchísimo más partido. Aparte de enseñarnos que Hitchcock fue el primero en sacar un plano de un váter en una producción hollywoodiense y que también fue el temerario primer director que se cargó a la actriz protagonista a los veinte minutos de metraje, no nos aportan mucho más. Es todo demasiado amable. Si no tenían la suficiente información, debían habérsela inventado. Seguro que a Alfred, alguien que pensaba que “hay algo más importante que la lógica: la imaginación”, que “el cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel”, que “el público debe sufrir tanto como sea posible” y que “el cine son 400 butacas que llenar”, no le hubiera importado para nada que los guionistas de una película con su apellido hubieran tenido la licencia de no ser veraces. “¡A tomar por culo! Hacerme delgado si hace falta, pero no aburráis”, hubiera espetado.
En el último número de la revista cinematográfica “El séptimo arte desde el séptimo cielo” viene la crítica de Hitchcock escrita por el mismísimo Alfred Hitchcock: “Semejante fantochada no puede gestarse con mi ente como estímulo. De haber estado vivo no hubiera permitido que este vodevil de tercera hubiera sido proyectado en ninguna sala, amén de las demandas que hubieran atestado el despacho del señor Sasha Gervasi (…) no es de recibo hacer un drama biográfico con tintes de comedia sobre una figura del suspense; y mucho menos si se acaba convirtiendo en un biopic de sobremesa(…) de estructura más plana que el trasero de Tippi Hedren y con una frivolidad más propia del diálogo de Vera Milles, Hitchcock se convierte en una sucesión de anécdotas sin espíritu que buscan destacar la figura del actor sobre la del personaje que interpreta (…) qué decir del señor Hopkins, más preocupado en parecerse a Joaquín Reyes disfrazado de Alfred Hitchcock que de interpretar una figura de la dirección cinematográfica a todas luces inimitable(…) puede salvarse que se haya devuelto a la vida a Ralph Macchio para interpretar a Joseph Stefano, pero me cuesta creer que alguien vea a la solvente Janet Leigh detrás del sensacional busto de Scarlett Johansson (…) En conclusión y citando a William Munny, el violento protagonista de Sin perdón,: “como volváis a maltratar a mi figura, volveré y os mataré a todos, ¡Hijos de perra!”.
Puede que me haya pasado un poco. Pero no por lo que es, sino por lo que podía haber sido. A positivar las escenas, llenas de ironía e información, donde Alfred Hitchcock se enfrenta con los censores de la época.
www.apositivar.com
Todo el que sabe un poquito sobre el gordito de la silueta peculiar se preguntará al acabar la película por sus McGuffins, por su machismo recalcado, por su mala hostia a la hora de rodar y por su egocentrismo. Y del suspense ya ni hablamos, pero ¿cómo han podido hacer para solucionar todos los conflictos de forma tan plana y esperable? El extraño cinéfilo sin inquietudes Hitchcocknianas puede que se entretenga con la “adorable” película sin pretensiones que se nos presenta. Pero un personaje de la talla del director de Vértigo; una figura repleta de información gracias a su extensa filmografía, a los millones de chismes sensacionalistas y a las reveladoras entrevistas que se le han realizado (sobre todo sus excelentes conversaciones con Truffaut), ofrece una base y una documentación como para hacer algo con más alma.
Es justo el Alma (nombre de la esposa de Alfred Hitchcock) a lo que más partido le sacan en el film. La enorme importancia de la pareja del realizador, su apoyo incondicional, su papel como asesora vital y cinematográfica y los choques surgidos de la promiscuidad mental del director están bien introducidos en la narración. La resolución de los mismos ya es otra historia.
A la posproducción y rodaje de Psicosis le podían haber sacado muchísimo más partido. Aparte de enseñarnos que Hitchcock fue el primero en sacar un plano de un váter en una producción hollywoodiense y que también fue el temerario primer director que se cargó a la actriz protagonista a los veinte minutos de metraje, no nos aportan mucho más. Es todo demasiado amable. Si no tenían la suficiente información, debían habérsela inventado. Seguro que a Alfred, alguien que pensaba que “hay algo más importante que la lógica: la imaginación”, que “el cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel”, que “el público debe sufrir tanto como sea posible” y que “el cine son 400 butacas que llenar”, no le hubiera importado para nada que los guionistas de una película con su apellido hubieran tenido la licencia de no ser veraces. “¡A tomar por culo! Hacerme delgado si hace falta, pero no aburráis”, hubiera espetado.
En el último número de la revista cinematográfica “El séptimo arte desde el séptimo cielo” viene la crítica de Hitchcock escrita por el mismísimo Alfred Hitchcock: “Semejante fantochada no puede gestarse con mi ente como estímulo. De haber estado vivo no hubiera permitido que este vodevil de tercera hubiera sido proyectado en ninguna sala, amén de las demandas que hubieran atestado el despacho del señor Sasha Gervasi (…) no es de recibo hacer un drama biográfico con tintes de comedia sobre una figura del suspense; y mucho menos si se acaba convirtiendo en un biopic de sobremesa(…) de estructura más plana que el trasero de Tippi Hedren y con una frivolidad más propia del diálogo de Vera Milles, Hitchcock se convierte en una sucesión de anécdotas sin espíritu que buscan destacar la figura del actor sobre la del personaje que interpreta (…) qué decir del señor Hopkins, más preocupado en parecerse a Joaquín Reyes disfrazado de Alfred Hitchcock que de interpretar una figura de la dirección cinematográfica a todas luces inimitable(…) puede salvarse que se haya devuelto a la vida a Ralph Macchio para interpretar a Joseph Stefano, pero me cuesta creer que alguien vea a la solvente Janet Leigh detrás del sensacional busto de Scarlett Johansson (…) En conclusión y citando a William Munny, el violento protagonista de Sin perdón,: “como volváis a maltratar a mi figura, volveré y os mataré a todos, ¡Hijos de perra!”.
Puede que me haya pasado un poco. Pero no por lo que es, sino por lo que podía haber sido. A positivar las escenas, llenas de ironía e información, donde Alfred Hitchcock se enfrenta con los censores de la época.
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7.6
17,628
8
28 de enero de 2013
28 de enero de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy poco o nada consumidor de cómics, pero sí me gusta ver películas de animación. Aunque en lo que respecta a Arrugas, lo que es animado no sales del cine. Pero sí atónito ante 80 minutos donde he podido disfrutar de uno de los cantos más grandes a la amistad que he visto en mucho tiempo. No he leído la obra de Paco Roca, premio nacional de cómic 2008, y es algo que quiero hacer; más que nada para ver sobre el papel todos los recursos narrativos que he visto en la pantalla, desde la forma de estar contada la historia, hasta los flashbacks y la gran cantidad de técnicas formales y cinematográficas que he podido advertir en la película dirigida por Ignacio Ferreras.
Arrugas cuenta la relación de amistad y complicidad que va naciendo entre Emilio y Miguel, dos ancianos ingresados en un geriátrico. Emilio acaba de entrar con un principio de Alzheimer y Miguel pretende ayudarle para que no le lleven a la planta superior de la residencia, donde recluyen a los pacientes asistidos y, prácticamente, sentenciados.
Sin melodrama explícito, sin buscar el recurso lacrimógeno fácil y con grandes momentos de humor, el film va creciendo en intensidad y emoción hacia su destacado final. Cuando llevaba algo más de una hora de película, miré hacia la fila de butacas de mi derecha y puede observar como los ojos de muchos de los asistentes a la sala tenían esas lágrimas que se te acumulan sobre el párpado inferior y que te hacen parecer Candy Candy o Heidi.
En resumen, Arrugas es una película de dibujos animados y desanimados, de dibujos con ganas de vivir y con ganas de seguir aportando, de dibujos tristes y de dibujos alegres. Una película honesta que después de verla me queda el buen gusto de que su adaptación a la gran pantalla haya sido nacional, con la participación del autor del cómic en su guión y en dos dimensiones. Aunque parezca extraño, si hubieran utilizado personajes reales hubiera quedado más irreal y más lo de siempre. A positivar que una película sobre el Alzheimer sea tan difícil de olvidar y tan reconocida.
www.apositivar.com
Arrugas cuenta la relación de amistad y complicidad que va naciendo entre Emilio y Miguel, dos ancianos ingresados en un geriátrico. Emilio acaba de entrar con un principio de Alzheimer y Miguel pretende ayudarle para que no le lleven a la planta superior de la residencia, donde recluyen a los pacientes asistidos y, prácticamente, sentenciados.
Sin melodrama explícito, sin buscar el recurso lacrimógeno fácil y con grandes momentos de humor, el film va creciendo en intensidad y emoción hacia su destacado final. Cuando llevaba algo más de una hora de película, miré hacia la fila de butacas de mi derecha y puede observar como los ojos de muchos de los asistentes a la sala tenían esas lágrimas que se te acumulan sobre el párpado inferior y que te hacen parecer Candy Candy o Heidi.
En resumen, Arrugas es una película de dibujos animados y desanimados, de dibujos con ganas de vivir y con ganas de seguir aportando, de dibujos tristes y de dibujos alegres. Una película honesta que después de verla me queda el buen gusto de que su adaptación a la gran pantalla haya sido nacional, con la participación del autor del cómic en su guión y en dos dimensiones. Aunque parezca extraño, si hubieran utilizado personajes reales hubiera quedado más irreal y más lo de siempre. A positivar que una película sobre el Alzheimer sea tan difícil de olvidar y tan reconocida.
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5.1
559
3
26 de abril de 2013
26 de abril de 2013
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegan las dieciséis horas. Empiezo por una polémica película de nacionalidad serbia que lleva por nombre Klip. Una sala abarrotada espera el principio de la proyección de un film que viene precedido de un Tiger Award en la última edición del Festival de Rotterdam y la prohibición de su exhibición en Rusia. Una guapa adolescente que habita en la periferia de una ciudad serbia —que no nombran o no me acuerdo—, con un padre gravemente enfermo y extremadamente enamorada de un compañero de clase de esos malotes, entra en una espiral de sexo, drogas y fiestas continuadas repletas de las canciones choni de los Balcanes. Y eso es todo. A la peliculita le han añadido la “originalidad” de que la protagonista lo graba todo en su móvil, escenas de sexo explícito a partir de un momento del repetitivo metraje y el mensaje de la juventud perdida de fondo; y ya tenemos una aspirante a Larry Klark, pero en versión Europa del Este. Una película que da vueltas y vueltas y nos cuenta lo mismo una y otra vez y no profundiza y busca la provocación y despertar sueños húmedos y donde todo está claro desde el principio y donde todo está narrado sin puntos ni comas. Pero como se trata de positivar, positivemos a la actriz del film: una joven que cuenta con apenas 14 años y que está plenamente convincente en su papel; eso sí, un personaje que no evoluciona en absoluto y que, como la película, se repite hasta la saciedad. Una aclaración: las escenas de sexo manifiestas están rodadas por dobles, no por los menores actores de la excéntrica Klip.
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