Haz click aquí para copiar la URL
España España · Málaga
Críticas de Kaori
Críticas 2,119
Críticas ordenadas por utilidad
4
8 de agosto de 2015
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siento mucho pero de «desconocida», nada. Que aquí hay conocimiento profundo y a fondo, pero como no quiero desvelar más de la cuenta, dejo mi comentario a vuestra libre imaginación.

Según el crítico Fernando Morales «Carta de una desconocida» es uno de los dramas romántico más «intensos» del cine y, atendiendo a la impresionante nota media que los usuarios le dais en la web, es también de los mejores. Yo me he inclinado a verla porque el título me gustaba y porque Joan Fontaine me cae simpática con su delicada expresión de susto continuo. Además, por Louis Jourdan puedes perder la cabeza. Al menos a primera vista y en un primer contacto. Luego ya es otro cantar. Porque no deja de sorprenderme que se considere unánimemente que es romántico ver cómo una mujer es engañada, traicionada, utilizada y desgraciada. Qué emoción, ¿verdad? Suspiremos todos de amor ante esta relación descompensada por lo que aporta uno y aporta la otra y en la que el objeto de esa veneración, en este caso el hombre, no reúne ningún mérito para merecer ese amor, y esto es lo peor de todo. Eso de merecer el amor, que puede sonar lo contrario a lo romántico, es lo realmente bello y pasional: porque no se trata del amor por arte de magia en la que la película redunda, tipo flechazo místico; sino que es el amor con raíces fuertes que nace, crece y se alimenta de las virtudes, cualidades, comportamientos del ser amado. Aquí es al contrario: haz lo que quieras que te van a querer igual. Qué fácil, oye. Y qué poco amoroso.

Vale, la rara soy yo, no discutiré al respecto, pero mi visión romántica hace que mire «Carta de una desconocida» con bastante incredulidad. Aun con reservas, comprendo que a Lisa se le va la cabeza pero a quien no comprendo en absoluto es al músico Stefan Brand, un mujeriego elegante e impenitente del que debemos preguntarnos si siente lo que dice o son trolas que le suelta a las mujeres para conquistarlas. El verdadero desconocido es él, no ella.

Correcta y clásica, desde luego no conmueve pese a contar con una pareja atractiva y un bonito aire melodramático. Sobrevalorada.
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Susurros del corazón
Japón1995
7.3
6,761
Animación
5
18 de febrero de 2017
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, y aunque yo eso no lo creo a ciencia cierta, sí es verdad que hay mil cosas del pasado, de nuestro pasado, que son mejores que las del presente. Una de las experiencias más cotidianamente bellas y románticas que existen y se han perdido es ese ritual de ir a la biblioteca pública, elegir un libro de las estanterías y encontrar en su interior la tarjeta con las firmas y las fechas de los usuarios que antes que tú han leído ese libro. Esto es una sensación que solo quien la haya vivido o tenga algo de fantasioso y soñador podrá entender. El simple hecho de tener entre tus manos una obra usada por gente extraña que ha hecho lo mismo que tú y ha dejado así su huella de una manera o de otra en las páginas, es algo de por sí tremendamente atrayente por lo que tiene de hermandad entre las personas, de puntos comunes en una cadena que puede mantenerse a lo largo del tiempo. Si a eso le añadimos el ver la letra de esos desconocidos, la prueba imborrable de esa existencia que compartís, entonces la experiencia se vuelve redonda.

Shizuku de «Susurros del corazón» creo que entiende perfectamente esta sensación, y lo cierto es que yo me sentía por completo identificada con ella. Un nombre que se repite en los libros que sacas prestados es suficiente para que se dispare tu imaginación, para evocar un rostro y un alma. La vida también está hecha de irrealidad, o de una realidad paralela en la que los cuentos caben en una tienda de antigüedades y el amor está contenido en una tarjeta de biblioteca. «Susurros del corazón» empieza, así, como un arrebato nostálgico que en 2017 tiene aun mayor fuerza que en 1995. La pasión de la adolescencia se retrata como algo mágico e irrepetible, donde los veranos son un libro que se lee constantemente y los gatos callejeros cogen trenes hacia todas las direcciones... o hacia tu único destino.

Por desgracia, ese encanto de la primera hora se pierden en la siguiente, y ya esta historia se hace mucho más prosaica de lo que esperamos, o queremos, y no sabemos muy bien por qué la protagonista siente esa presión, esa angustia teniendo la edad que tiene. Además, la trama se vuelve lenta y se alarga sin motivo aparente.

Tierna y con vocación de obra maestra. Se quedó a la mitad.
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
16 de agosto de 2015
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos hablando de política en Spoiler. No porque destripe nada sino porque no me cabe.

Me gusta el estilo de los noventa. Había una forma serena, sobria y elegante de hacer películas, y además se tenía la ventaja de poder lucir una excelente moda para caballeros y señoritas que posiblemente sea de las más favorecedoras de la Historia de la ropa. Ahí tenemos si no el clasicismo de McConaughey en traje mientras luce sudor sureño y sonrisa con hoyuelos. «Tiempo de matar» contiene, a su manera, cierta sensualidad disimulada y resulta un perfecto ejemplo de ese cine serio y meditado que tanto se echa en falta hoy en día, donde abunda lo histriónico y lo hiperactivo pero falta la neurona, la sutileza y la paciencia.

Joel Schumacher equilibra el drama judicial y la denuncia anti racista en esta adaptación de la novela homónima de John Grisham y se rodea de un reparto que merece por sí mismo que te sientes durante dos horas y doce minutos a ver su película. Atentos: Ashley Judd, Sandra Bullock, Matthew McCougnahey, ese actor tan injustamente tratado por crítica y público hasta ayer que sin embargo demuestra desde el principio de su carrera que es un intérprete de talento, solo que hay mucho ciego por el mundo; Kiefer Sutherland, Chris Cooper, Samuel L. Jackson como padre desencadenante del conflicto ético y legal; y, mis favoritos, el maestro Donald Sutherland y, como guinda al pastel, un Kevin Spacey que te hace salivar de gusto en cada interpretación. Supéralo.

Tras la brutal agresión que sufre su hija de once años, el señor Hailey, un hombre negro, asesinará a los agresores, dos hombres blancos, y a partir de aquí «Tiempo de matar» va preguntándose y preguntándonos si su decisión es un acto de venganza o de justicia mientras plasma, más por encima que a fondo, la tensión racial en una Misisipi dividida entre blancos y negros. Legalmente me parece imposible discutir que este hombre sea culpable, pero es que también lo es moralmente, así que el núcleo fundamental de la historia no nos implica lo suficiente. Podemos comprender sus motivaciones, incluso justificarlas desde la rabia y la compasión, pero ¿acaso es esa la solución al mal y al crimen? ¿Convertirte tú en un criminal, en una extensión de ese mal que nos rodea? En la historia se repite que por el mismo hecho no se condenaría nunca a un hombre blanco y el alegato de la defensa que lleva a cabo el abogado Brigance se basa justamente en eso, pero este dilema no se plantea desde el punto de vista adecuado: la idea no es equiparar ambas razas en la ausencia de culpa en un delito, sino culpabilizar a una y a otra si lo han cometido. Además, me asombra desde mi mentalidad europea que se debata la mera posibilidad de que la violación de una niña negra en Misisipi sea menos punible que el de una niña blanca.

«Tiempo de matar» toma algún que otro giro demasiado efectista para la materia que trata y no se desprende de la impronta de americanada, aunque realizada con la bastante cabeza y sensibilidad como para que sea una propuesta de interés. Intenta cerrar los ojos e imaginar a esa niña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
15 de agosto de 2013
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muerta me quedé al escuchar esta definición de sí misma que en un momento dado nos ofrece la despistada Margarita. La ironía que destila no puede pasarse por alto. En lo que dura la película, la señora Aldelbert no obedece a su marido ni una sóla vez; lo de la ropa me lo creo, porque se ve a las claras que le encanta gastarse el dinero; y sobre su escasez de neuronas, la muy lista se lo hace, como podemos apreciar, por ejemplo, en la escena con el detective. De hecho, los cinco primeros minutos son toda una declaración de intenciones sobre cómo es la mujer y el hombre españoles: ellos esperan y ellas les hacen esperar. Y sin rechistar.

Coincido con algunos de los usuarios que comentan el desprecio que parece tenérsela a este cine español de los cincuenta y sesenta. Por mi parte, siempre he manifestado mi agrado hacia estas películas que, además de describir con una incisiva complejidad la sociedad de su época, tienen un altísimo nivel cinematográfico. José María Forqué, gran director de actores, dirige a Alberto Closas, José Luis López Vázquez, Amparo Soler Leal y Julia Gutiérrez Caba en esta comedia negra donde dos matrimonios, unos infieles y un crimen escriben el guión, no en vano adaptado de una obra de teatro de Alfonso Paso. Interpretaciones insuperables, donde los actores nunca dejan de estar en escena, atención al detalle, y una puesta escénica de teatro clásico. Como a los ya citados se les ha alabado todo lo que se les podía alabar, voy a quedarme con un impresionante José Luis Pellicena con una voz y una forma de declamar que maravilla.

Atentos a cada detalle y dato que despliega inteligentemente la trama, porque estamos ante un crimen y cualquiera puede ser el asesino. ¿Intentas desenmascararlo?
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
4 de abril de 2013
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya lío de película. Que confusión más grande. Ya he dicho otras veces que yo no serviría para este tipo de trabajos en los que hay que obedecer, no preguntar y seguir las instrucciones al pie de la letra. Así pues, conmigo la misión hubiera sido un desastre desde el principio. Si ya me veo, ya: «Perdone, comandante: ¿qué puente ha dicho?»

En realidad, de esta manera me encontraba mientras veía «Un puente lejano»: perdida por completo. Tanto es así, que en un momento dado dejé de preocuparme por el hilo conductor de los acontecimientos para fijarme sólo en lo que ocurría en ese instante: la batalla, este diálogo, ese muerto, ese riesgo, y punto, sin buscarle relación entre lo anterior y posterior, y sin darle muchas vueltas a qué le pasa al batallón de Sean Connery (sigo sin saberlo), ni de dónde sale James Caan, ni cuándo llegan los polacos. Una historia tan interesante, verídica además, deshilvanada por culpa de un guión confuso, quizá porque da por hecho que, bien sabemos la realidad histórica, o bien que somos más inteligentes de lo que somos. O bien que Attenborough, que es un director muy solvente, también se ha liado.

Mención especial merece el reparto, que no es ni de lujo, sino directamente de oro puro. No hace falta dar todos los nombres así que me reiteraré en mi pasión por un Michael Caine de gallarda presencia vestido de militar con boina negra y a quien le basta un minuto para dominar la escena; su diálogo con Edward Fox en su primera aparición es divertidísima y digno ejemplo de las tablas, de la naturalidad, de unos actores de otro tiempo, de otra pasta. Tampoco puedo saltarme, porque les adoro, a Anthnony Hopkins, Gene Hackman (quien tiene muy pocas líneas), Sean Connery o Laurence Olivier en un papel casi testimonial.

Cuanto desperdicio, que derroche de talento mal enfocado. Qué lástima.
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow