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España España · Barcelona
Críticas de Rómulo
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Críticas 355
Críticas ordenadas por utilidad
7
31 de agosto de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mary Shelley

Antes de entrar en materia permítanme una breve semblanza de Haifaa Al-Mansour, la valiente y tenaz cineasta saudí que contra viento y marea logró sacar adelante hace seis años su poética “La bicicleta verde”. Dadas las terribles limitaciones que las mujeres padecen en su país, hubo de rodar desde el interior de una furgoneta provista de un monitor y un Walkie-talkie, sin pisar el exterior para evitar la sorprendieran acompañada de hombres. Fue la primera producción cinematográfica de una mujer en la historia de Arabia Saudí y representó a este país en el Oscar a la mejor película en lengua extranjera.
Y ahora sí, en ésta su segunda incursión, filma en Reunido Unido -con total libertad y disposición de medios- “Mary Shelley”, un hermosísimo y preciosista trabajo donde cada encuadre está cuidado al detalle y capta, tanto en exteriores como en interiores, la verdadera esencia costumbrista que alumbró las primeras luces del siglo XIX. Con absoluto dominio, Al-Mansour nos narra dos años en la vida de la precoz escritora londinense, concretamente desde los 16 a los 18, año en que escribe su inmortal “Frankenstein”, para asombro del mundo intelectual de la época.
Y será la encantadora y jovencísima actriz, modelo y cantante estadounidense Elle Fanning, que a sus 20 años cuenta ya con una carrera plagada de éxitos, quien imprimirá hondura, carácter, sutileza, intensidad y veracidad a esos dos tormentosos años de nuestra protagonista.
En tan corto tiempo, Mary, al lado de su marido Selley, tan brillante como egoísta, calavera e irresponsable, conocerá la risa y el desencanto, la felicidad y la decepción, el bienestar y la pobreza, el reconocimiento y la humillación hasta que finalmente la irreparable tragedia que supone la pérdida de su primer hijo la convierta en un despojo. Sin embargo será sumida en ese sombrío y profundo agujero donde encontrará -tal como le recomendara su admirable padre- su propia voz para escribir una de las novelas más originales y turbadoras de la historia de la literatura.
Curiosamente existe cierto paralelismo entre Haiffa y Mary: ambas, a pesar de la distancia en el tiempo, hubieron de vencer la intolerancia de una sociedad machista dispuesta siempre a apagar el talento y la luz de sus obras.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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8
19 de agosto de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El rehén (Beirut)

En el año 1980, un lustro después de la descarnada Guerra Civil de Líbano, Beirut seguía siendo una ciudad fantasma, un amasijo de ruinas y edificios destrozados como consecuencia de aquel conflicto. Facciones con distintos intereses, entre los que destaca la OLP, han convertido cada barrio en una zona fronteriza y prácticamente invivible por su altísimo nivel de inseguridad. Y es en este avispero donde se dirime esta magnífica historia de espionaje del estadounidense Brad Anderson sobre un sólido y perfectamente estructurado guion de Tony Gilroy, que también dirigió algunas películas muy relevantes como fue el caso de “Michael Clayton” por citar tan solo un ejemplo.
En “El rehén”, Jon Hamm, el retorcido y diabólico Don Draper de la famosa serie “Mad Men”, interpreta con solvencia a Mason Skiler, un prestigioso exdiplomático de EE.UU. que inesperadamente se ve envuelto en una misión de la que no parece posible salir ileso. La londinense Rosamond Pike, atractiva y excelente actriz, alojada en la madura plenitud de sus 39 años, a la que descubrí en “Orgullo y prejuicio” y donde más adelante, en “Perdida”, terminó por cautivarme, se mete en la piel de una eficiente, fría y calculadora agente de la CIA.
La cinta refleja con patético realismo la dura realidad que se vive en un lugar más parecido a un gigantesco estercolero que a una ciudad que conoció décadas de esplendor, en la que el polvo y la mugre enrarecen el aire creando una atmósfera de espesa neblina mientras ráfagas de ametralladora irrumpen en el momento más inesperado rompiendo la paz de un engañoso silencio.
“El rehén”, en fin, es un nada despreciable thriller que tiene, entre otras cosas, la virtud de acelerar las pulsaciones del espectador sin ahorrarle numerosos sobresaltos y muchos momentos de intensa emoción. Y estoy convencido de que hasta el mismísimo John le Carré firmaría gustoso este formidable guion.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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7
24 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Handia

El mismo equipo vasco que produjo la espléndida "Loreak" (Flores) -hace ahora cuatro años y que yo reseñé aquí en su día-, estrena ahora otra estupenda película totalmente hablada en vasco. Como en una sinfonía a dos manos, Jon Garaño y Aitor Arregui dirigen admirablemente esta hermosa cinta sin una sola nota discordante, con la seguridad que proporciona un pentagrama bien compuesto y mejor memorizado
"Handia" relata una historia basada en hechos verídicos. Transcurre durante la primera guerra carlista. En un humilde caserío perdido entre las montañas del municipio de Altxo, en la provincia de Guipuzcoa, se dará un hecho asombroso que luego cobrará fama mucho más allá de las estrechas fronteras que limitan la región vasca, en una época en la que ciertos fenómenos no tenían aún explicación científica. Con estos mimbres Garaño y Arregui confeccionan un relato que se mueve entre la realidad y la leyenda sin que sepamos nunca cual de las dos prevalece sobre la otra.
Algo así como una atmósfera de cuento infantil envuelve la totalidad de este testimonio y una atmósfera de sagrada y misteriosa liturgia sobrevuela en el espíritu de cada secuencia; es sutil y admirable la fotografía que capta con precisión el rigor de aquellos parajes; el aullido de los lobos invisibles tras una bruma que lo difumina todo, confiere al paisaje la desapacible impresión de un fantasmagórico y mágico escenario; sobrevivir sumergidos en la nieve, la lluvia, la humedad y el frío requiere de una vitalidad sobrehumana y mucho más si la miseria limita las posibilidades de resistencia de una familia confinada a la soledad de ese mundo hostil.
"Handia" es una película bellísima, emotiva, honesta pero también desgarradora y triste. Escarba dolorosamente en las raíces familiares y la vida rural de un pueblo aislado durante siglos. La apremiante necesidad que conlleva la pobreza despertará en ellos la ambición, la codicia del dinero y el protagonismo que proporciona la fama casi siempre efímera.
La intervención de dos magníficos jóvenes actores como Joseba Usabiaga y Eneko Sagardoy en los papeles protagonistas, perfectamente arropados por el resto del elenco, aportan intensidad y veracidad a la narración. Una ambientación acertadísima así como el vestuario y un dibujo muy bien perfilado de sus personajes contribuyen eficazmente a redondear un trabajo que merece calificación de notable.
Termino de verla y no puedo evitar una sonrisa de satisfacción y esperanza al pensar que, de cuando en cuando, también crecen "loreak" en este secarral que cubre una buena parte de nuestro territorio cinematográfico español. Plazemak gara, nire irakurle maiteak.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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7
12 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tierra de Dios

No sé gran cosa de Francis Lee. Tan solo que nació en una humilde granja en el lado Oeste del condado de Yorkshire en Inglaterra, que durante años trabajó como actor de teatro, cine y televisión y que antes de rodar "Tierra de Dios", realizó apenas tres cortos que fueron muy bien acogidos por la crítica. De forma que estamos ante la "opera prima" de un joven director que además asume la autoría del guion.
Y sorprende gratamente descubrir que con tan escaso bagaje profesional sobre sus espaldas haya sido capaz de realizar esta pequeño milagro cinematográfico. Lee nos sitúa -conoce de lo que habla si tenemos en consideración sus orígenes- en un entorno rural de algún lugar de Escocia donde la dureza del clima y la resequedad de la tierra no ofrece otra opción a sus propietarios que la cría de ovejas.
En ese escenario, durante un despiadado invierno, en el que la soledad es el única compañía y la extrema severidad del trabajo deja poco tiempo libre para el ocio, surge una hermosa relación de amor entre dos jóvenes homoxesuales que Lee cuenta con tal sensibilidad y ternura que pone de manifiesto el talento y la sutileza expresiva de un narrador excepcional.
Lee se muestra parco en palabras para dar paso a los gestos, a las miradas, a prolongados silencios. Pone el acento en la belleza del paisaje, en el rumor impertinente del viento hasta perforar nuestros oídos, el murmullo del agua y la despiadada inclemencia del entorno. Los sonidos de la naturaleza sustituyen a la música instrumental que apenas suena brevemente en tres ocasiones a lo largo de la cinta. La grandeza de "Tierra sin Dios" radica en su difícil sencillez, es intensamente humana, sutil, una película, en fin que, a pesar de su emotiva sinceridad, bien pudiera producir el rechazo de un amplio sector de espectadores anclados en prejuicios tan trasnochados como decimonónicos, instalados aún en la más absoluta intolerancia, negándose a aceptar con normalidad las inclinaciones sexuales de ciertos semejantes sin entender que sus pulsiones son tan humanas e irreprimibles como las del resto de los mortales.
Si este primer largometraje de Lee supone el prometedor anticipo de una brillante carrera, felicitémonos porque, muy posiblemente, estemos asistiendo al providencial alumbramiento de un futuro gran director.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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7
2 de agosto de 2017
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Baby Driver

"La diferencia entre vosotros y yo, es que yo me drogo para robar y vosotros robáis para drogaros"

Algunas razones que ahora no vienen al caso y que de ningún modo afectan a la salud y bienestar de mi familia, me han mantenido apartado de las salas de cine desde el pasado mes de abril. Y como en el transcurso de esta larga vigilia de cuatro meses, se han estrenado algunas películas ciertamente interesantes, procuraré, durante el presente mes de agosto -en que espero disfrutar, si nada lo impide, de una Barcelona deliciosamente desértica, exceptuando, claro está, las zonas de interés turístico por la que no tengo la menor intención de transitar-, recuperar el tiempo perdido para ver aquellas que todavía, milagrosamente, hayan permanecido en cartelera.
Siempre digo que el cine británico goza, salvo rarísimas excepciones, de sólidas garantías. Pocas veces defrauda y, en el peor de los casos, sus realizaciones se ciñen siempre a ciertos patrones académicos muy tradicionales por lo que habitualmente se ven con gusto.
Así, "Baby Driver", cinta que dirije y escribe el director inglés Edgar Wright es una disparatada y divertidísima humorada dotada de un endiablado y frenético ritmo que convierte sus casi dos horas de metraje en un fascinante espectáculo.
Un jovencísimo actor estadounidense del que no tenía noticia, Ansel Elgort -me perdí hace tres años su sonado éxito de taquilla "Bajo la misma estrella"-, da vida a Baby, un singular personaje que borda con absoluto descaro. Este desconcertante y, en ocasiones, histriónico muchacho, resulta tan atractivo -se va a convertir, y si no al tiempo, en el objeto de deseo de millones de alborotadas adolescentes- que tienes la sensación que el papel que defiende estaba reservado exclusivamente para él.
El trabajo de la "troupe" de actores es sencillamente memorable. La adorable Lily James aporta un toque de dulce romanticismo a un guion chocarreramente salvaje; Jon Hamm (el popular Don Draper en la serie "Mad Men"), un desmadrado Jamie Foxx y el desparpajo de la electrizante mexicana Eiza González, conforman la abracadabrante banda de temibles pirados a las órdenes de Kevin Spacey que, para variar, evidencia una vez más su abrumadora autoridad y solvencia interpretativa. Y para rematar, la pimienta de unos diálogos trepidantes, ingeniosos e incisivos y una música de excelente factura que suena sin tregua de principio a fin, dotan de excitante sabor un delicioso menú que se devora con irreprimible avidez.
Y si el cine, dicen, es un saludable y reconfortante entretenimiento, este dislate cumple con creces su objetivo. No se la pierdan.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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