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España España · Valladolid
Críticas de Marcos B
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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
4
18 de diciembre de 2012
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues debo estar fuera de tono este año, con el cine independiente y los autores. Ni Haneke, ni Carax ni esta de Audiard... que me ha parecido regular tirando a mala. Tiene sus momentos bonitos, tiene sus situaciones brutales; pero una película es un compendio global y no de fragmentos. Marion Cotillard está estupenda, Matthias Schoenaerts está bien. Pero la historia está repleta de fisuras en el guion.

Y es que no veo una buena película de autor desde "El Árbol de la Vida", y ya ha llovido.
Marcos B
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7
21 de junio de 2022
13 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cruzo la puerta de la sala de proyección al encuentro de Jonás Trueba. Hoy visita los Cines Casablanca de Valladolid para presentar ‘Tenéis Que Venir A Verla’, su último largometraje; le encuentro apoyado junto las butacas de la última fila y, con amabilidad exquisita, se presta dispuesto a responder algunas de mis preguntas y ser capturado por el objetivo de mi cámara. —Con humildad y con ganas de sorprenderse a sí mismo—, responde al primer interrogante; pleno de ganas de buscar espectadores y conseguir hacer reflexionar, dentro del microuniverso que está a punto de presentarnos. Un emplazamiento en el que el drama y el humor van de la mano, inherentes a la existencia humana. Me confiesa que la respuesta que está encontrando entre el público es positiva, y que no por ser una película pequeña en extensión es menos interesante. No se casa con referencias directas a otros cineastas. Son los amigos, las conversaciones, la música, los libros e incertidumbres los elementos que nutren su imaginario. Salgo de la sala, aún con su mirada penetrante rebotando en mi cabeza, mientras observo de nuevo el cartel de la película y más enigmas saltan de neurona en neurona; todavía más inquieto. Todavía más motivado que al inicio de la entrevista. Únicamente ocho días de rodaje. Trueba apuesta fuerte.

Fondo azul y créditos en blanco surgiendo en distintas partes del encuadre. Cuatro cartas, cuatro personajes: un póquer de ases perfecto para comenzar. Suena intradiegéticamente el piano de Chano Domínguez, mientras los cuatro planos sostenidos en el tiempo miran y escuchan, haciéndonos complices de sus mudas inquietudes, compartiendo sus sentimientos con el espectador desde el arranque. Jonás Trueba (‘La Virgen de Agosto’, ‘Quien lo Impide’), utiliza una estructura de presentación fragmentada para desembocar en un todo de cuatro personajes, interpretados por Itsaso Arana, Francesco Carril, Irene Escolar y Vito Sanz. Dos parejas, cuatro amigos, y una exhortación: —tenéis que venir a verla—.

Jonás Trueba nos sitúa en los meses de la pandemia. Hace cercanos unos hechos que no han terminado plenamente, impregnados de realidad y mirando de frente al espectador con honestidad; sin ocultar que lo vivido es la única realidad que hay, encontrando validez en el asfalto y los bolardos que inundan la ciudad. Un panorama, presuntamente, nada recomendable para existir. Los versos de Olvido García Valdés son una suerte de voz en off, que se acopla a la perfección con las imágenes y el guion del propio realizador, otorgándole un aura mágica y poética a un discurso con trasfondo melancólico. Esas noches de lectura en confinamiento, un viaje de reinicio en tren al ritmo de los compases de Bill Callahan, que en lengua inglesa transmite tanto los anhelos de sus personajes.

Situaciones corrientes en medio de tantas dudas. Una comida que se carga con la prosa del filósofo alemán Peter Sloterdijk. Una casa en el campo. Una partida de ping-pong en la que los personajes se sueltan cómodos. Un paseo en lo profundo del campo para hallar lo complejo de la sencillez. Sabor a realidad que se acentúa con imágenes en súper 8 mm. Cine dentro del cine.

A Trueba le interesa más el sentimiento que el argumento, mientras esboza los diálogos del guion al filo de cada noche, para conceder a la película el don de la naturalidad; sin apenas sobar, sin adulterar. Un film que nos hace sentir tan cómodos como en una casa, en un acertado símil del propio realizador. Cine que se hace para ser visto en el cine con pequeñas salas de exhibición, entendiendo el cine como una casa a escala pequeña en la que se vierten las diversas situaciones y sus aprendizajes.

Una escapada a lo profundo del bosque para renacer, mientras el viento mece los juncos y se esbozan las sonrisas perdidas, ahora halladas, finalmente recuperadas. Con aire incierto, abierto, en el orgánico fotoquímico. ‘Tenéis Que Venir A Verla’, sin concreciones, sin adornos superfluos, ofreciendo lo que prometía su cartel; funcionando como una oportunidad a ti mismo: aunque a veces duela o no fluya por dónde queramos en la eterna búsqueda de la sonrisa fugaz. El ansiado momento de felicidad, que si parpadeas te pierdes. Let’s move to the country, just me and you.

Jonás Trueba entra de nuevo en la sala, ahora abarrotada, y rompe el hielo en un sentido coloquio. El espectador quiere más dentro de la brevedad del proyecto, y el micrófono va pasando de mano en mano. El coloquio enriquece imágenes y diálogos, acrecentando la necesidad de querer un segundo visionado.

Let’s start a family… Humor y tristeza se dan cita sabiamente en menos de 64 minutos, let’s have a baby, or maybe two. Fragmentos de vida que emocionan.



Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2022/06/21/repentizacion-del-pasado-presente-extrano-teneis-que-venir-a-verla-2022-jonas-trueba/
Marcos B
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5
24 de octubre de 2021
5 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinematografía de Asghar Farhadi se desplaza de nuevo a territorio iraní después de rodar en España Todos lo Saben. Con Un Héroe se encuentra de nuevo dentro de los códigos que le proporcionaron sus éxitos más importantes. Esta nueva película está en el mismo paralelo que Nader y Simin, una separación y El Viajante, y se adscribe a unos preceptos muy específicos que sabe manejar con soltura dejando claro su sello personal.

Rodeado de un gran número de personajes adyacentes, la película pone el foco en Rahim, una persona buena, que se encuentra en la cárcel por el impago de una deuda. Es durante un permiso de dos días cuando se dispone a remover cielo y tierra para saldar su deuda y así recuperar su libertad. Un Héroe profundiza desde el mismo comienzo en las ancestrales excavaciones, que acusan a un mundo antiguo que no perdona los errores de forma tan sencilla, y que deja de manifiesto que lo viejo y lo nuevo no son tan diferentes pasados los siglos. Su vida se mueve dentro de un alambicado mundo burocrático que corre a contrarreloj para restablecer su trabajo, su vida, y el honor perdido de él y su familia.

Un hombre honrado que se topa con un bolso de dinero perdido, y que en vez de usar la pequeña fortuna para arreglar sus problemas, decide devolverlo a su propietaria, siendo muy consciente de que su tiempo y el de su familia se agota a cada momento. Sintiendo que hace el bien, Rahim encuentra al Mal en sus más diversas vertientes: desilusiones, traiciones, certificados de buena conducta que prometen la salvación, o vídeos que según se extienden hacen cada vez más profunda la llaga y alejan la posibilidad de salir de prisión.

Farhadi no se conforma con hacer un drama-thriller al uso. Con su película denuncia las miserias y las corruptelas en una de las cunas de la civilización, extendiendo sus males al mundo actual, que implacable no permite acceder a un trato igualitario, donde cada estrato social se beneficia de un tipo de justicia distinta.

La película hace un uso excesivo de la velocidad para intentar asfixiar al espectador, utilizando una concatenación de acontecimientos que van sumando en negativo. Mediante un montaje rápido las situaciones no quedan siempre igual de bien dibujadas y planteadas. No se termina de conocer el meollo de una situación, cuando aparece la siguiente y la próxima ya se está asomando en el siguiente recodo. Peca un poco de sobrecargar de eventos a una trama en la que el dilema central no ocupa lo suficiente como para darle un empaque sólido, dejando ciertos huecos que rechinan durante la narración.

Sin embargo la película asusta. Transmite una sensación de impotencia, ante la imposibilidad de poder mover uno mismo los hilos. En el Día del Perdón, ese al que todo el mundo bueno debería tener acceso. Un film abrumador, desigual, que funciona a veces sin brújula; y en el que se echa de menos una pausa que no llega. Ir veloz no significa necesariamente tener que desbocarse, por mucho que la velocidad de estos tiempos implique un ritmo infernal.


Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/10/24/66-seminci-monedas-de-oro-un-heroe-asghar-farhadi-2021/
Marcos B
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6
28 de octubre de 2021
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las masacres en los Balcanes siguen generando miradas en el interior del cine europeo. Son demasiadas las heridas que permanecen abiertas, como para obviar una tragedia de tales magnitudes. Es tal el número de víctimas directas e indirectas, que la memoria sigue fresca, y toda narración debe ser tomada en cuenta con el máximo de los respetos. Fueron tantas las atrocidades llevadas a cabo por Serbia y Montenegro, que únicamente cabe honrar a los fallecidos y a sus familiares, permitiéndoles el derecho de expresar su visión de los hechos y hacer memoria. Fundamentalmente porque los damnificados son en su mayoría víctimas jóvenes, entre los que se encuentran en la actualidad adolescentes huérfanos y viudas que, a día de hoy, siguen sin encontrar las fosas comunes de sus parejas y maridos. Un conflicto que rompió el futuro de demasiada gente, en el corazón de Europa, en una sociedad presuntamente civilizada.

Se comenta que ‘Hive’ (Colmena) es una película de claros tintes feministas. Mentira esto último. ‘Hive’ es una película que trata un momento puntual en la que una serie de personas, en su mayoría mujeres, se ven obligadas a coger los mandos ante la ausencia y mirar hacia delante en busca de un porvenir. Blerta Besholli, realizadora kosovar con estudios cinematográficos, dirige su primer largometraje sin demasiadas florituras pero repleto de eficacia y sensatez. Fahrije (Yllka Gashi) interpreta con gran fuerza a una de esas personas, que durante “la ausencia” de su marido se ocupa del núcleo familiar. Una familia de apicultores que observa que la producción de miel va a menos, y que cada vez los tarros se pagan peor dentro del mercado, produciendo dificultades para llegar a final de mes dignamente; haciendo frente al cuidado de sus hijos y el abuelo, enfermo y postrado en silla de ruedas. El marido ausente había construido con su sierra todas las colmenas del negocio y, Fahrije, tras una serie de cavilaciones con otras viudas de la región, decide dar un salto empresarial, vender la sierra eléctrica, y dedicarse a la producción de ajvar en conserva; un guiso tradicional fabricado a base de pimiento y berenjena.

Ellas, a modo de abejas obreras, ponen en funcionamiento su colmena particular. Se lanzan manos a la obra al negocio, y tras la aprobación del gerente de una cadena de supermercados comienza la producción del néctar. Tarea difícil dificultada por algunos de los zánganos del pueblo, que ven con malos ojos una iniciativa beneficiosa para toda la comunidad. Con los primeros ingresos, Fahrije, saca el permiso de conducir que facilita la distribución de ajvar. Pronto comienza el sabotaje para hacer fracasar la empresa.

Blerta Besholli culmina así un trabajo de casi diez años. Se mueve entre la ficción y el documental con soltura, dando visibilidad a un hecho real. Tanto la directora como su intérprete se trasladaron para conocer a la verdadera Fahrije, con la que gracias a su relato se hizo posible la consecución del film. Primeros planos abundantes de una Fahrije herida pero sobrepuesta a la adversidad. Momentos oníricos durante el sueño en los que se materializa su marido sumergido en el agua y ve desvanecer poco a poco toda posibilidad de reencuentro. Una fotografía naturalista y puramente funcional que se complementa con una discreta banda sonora, que entra en contados momentos del film. Planos que se sostienen en el tiempo y que se atreven a mirar a los ojos de su(s) protagonistas. Una historia de supervivencia en circunstancias adversas.


La realidad supera a cualquier ficción y las picaduras tardarán en sanar. Pero cuando se comprueba que una calamidad provoca un espíritu de superación sólo cabe sentir orgullo. Orgullo de aquellos que se levantan. De aquellos que siguen alimentando a sus hijos, y que con el paso de los años son esos hijos los que trabajan y siguen sustentando la colmena. Son esos ejemplos los que hacen reflexionar sobre un mundo más justo, pese a que las heridas de la guerra nunca jamás lleguen a cicatrizar. Cine necesario y directo que homenajea a todos los que no volverán, y sobre todo, en este caso concreto, a aquellas “abejas” que no cesaron de confeccionar celdillas. En nombre y por el bien de todos.


Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/10/28/66-seminci-viviendo-entre-celdillas-hive-blerta-basholli-2021/
Marcos B
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7
4 de mayo de 2022
5 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La llegada del verano. Los niños juegan en el coche abandonado en la orilla del pantano, mientras los mayores preparan la cosecha de melocotones anual. Niños ajenos a problemas de mayores; Iris, Pau y Pere, juguetean con viajes imaginarios. Mariona y Roger dividen su tiempo entre una infancia que se acaba y una adolescencia que busca su hueco en el incierto futuro. Cosas de adolescentes que parten su tiempo entre las inevitables inquietudes y los campos de Alcarràs.

Quimet y Dolors, padres de cinco hijos, conversan acaloradamente con el abuelo. Un abuelo que no entiende bien esta época de papeles y burocracia. Legajos traspapelados o inexistentes que solo conocieron la palabra de honor. Rencillas familiares que someten a sus propietarios en medio de duras jornadas, trueques a la sombra de la higuera que calmaba el hambre en tiempos de guerra. Vastos campos de melocotoneros generosos que esperan la llegada de los temporeros para la recogida de la jugosa fruta.

Una excavadora que se lleva el coche de los sueños. Una pala que arranca a los niños de la tierra. Camiones, muy chulos a ojos de los pequeños, que transportan cultivos de nueva generación tan de boga aunque, no por ello de menor utilidad en estos días. Invasiones con árboles no compatibles acompañadas por parrilladas de longanizas al ocaso. Canciones de otros tiempos que brotan de las gargantas más curtidas y se transmiten de generación en generación. Plagas que se combaten cuando llegan otras, sin importar el mañana y el qué sucederá. Los niños que siguen con juegos infantiles dentro de trincheras, al compás de un sollozo amargo en tierra firme y fértil. Lagrimas saladas que no sirven para regar.

A Carla Simón le atraen los veranos. Ya sean de 1993 ó 2022. El periodo estival se manifiesta con llegadas y salidas. La cámara se cuela entre los actores sin que apenas ellos se enteren. No son demasiadas las palabras que esbozan los labios que las pronuncian, no son necesarias para entender su forma de actuar y el porvenir. Luz de color árida que amenaza con caducar un modo de vida. El abuelo sentado en el borde de la cama con la mirada fijada en un punto indeterminado, cuando un rayo de luz acuchilla el encuadre de una estancia silenciosa. Tímida partitura que se escabulle cual conejo entre melocotonero.

Vidas que no conocen otros modos de vivir, vidas a punto de terminar, vidas que se siegan; existencia insólita de seres mutilados. Carla Simón nos lo muestra. Como si el siguiente verano fuese a ser igual. Agricultores sin esperanza luchando igualmente por una vida justa.

El verano se termina. Los últimos melocotones almibarados se envasan a mano, artesanalmente, en extinción. La cámara asciende y flota. Nos muestra la casa amada. Comienza la nueva estación. El año que viene será distinto. Carla Simón nos golpea, no deja claro donde termina la ficción y empieza el documental; ni falta que hace. El espectador es mucho más inteligente.



Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2022/05/04/tierra-firme-casa-amada-alcarras-2022-carla-simon/
Marcos B
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