Vi por primera vez esta película siendo adolescente o veinteañero. Me dejó un muy buen sabor de boca. Más que eso, me emocionó. Unos 20 años después, se me ha caído a trozos. El tiempo del título la ha triturado, quedándose involuntariamente en una especie de doble parodia: por una parte, del cine cutre de finales de los 70, pero sin el humor y la alegría de vivir de entonces (sólo con el costumbrismo); y por otra, del cine pretenciosamente melodramático. Mal rodada e interpretada (con notables excepciones: se explican bien los Goyas que en este aspecto recibió), más flojo es incluso aquello en que se supone que debería haber brillado más: los diálogos, el aspecto literario, en los que además está basada la cinta de forma abrumadora. Lo mejor, sin duda, la interpretación de María Asquerino, que sin embargo, por tener un papel muy secundario, no puede salvar la historia, más si cabe cuando tiene su compensación negativa en el lamentable personaje que su autor y director otorga a Gabino Diego.

Una pena que una recreación de la condena y el calvario de Jesús de Nazaret en clave realista, que además está muy bien rodada y desprende bastante de la intensidad de la que carecen casi todas las propuestas anteriores, se convierta en un aquelarre casi gore : montañas de violencia gratuita y, encima, repetitiva hasta la náusea, ejercida por unos inverosímiles soldados romanos (psicópatas de tebeo). Además, de los personajes de Jesús, María y la Magdalena no sabemos nada más allá de la Historia (con mayúscula), con lo que el sufrimiento pretendido es en vano, resulta artificial, sensacionalista.

Diálogos rigurosos y significativos canalizados por buenas interpretaciones, dentro de una atmósfera densa y depresiva, en una narracion clásica y reposada, pero... ¿para qué...? ¿Cuál es el propósito de esta extraña historia y aún más extraño desenlace...?

Dentro de su corrección, el planteamiento sólo aparentemente diferente pero en realidad muy poco original ya a estas alturas, la sencillez extrema de su desarrollo argumental y narrativo y sus modestas pretensiones se sostienen sólo por unos personajes que resultan simpáticos en su naturalidad, en una película pequeña pero agradable.

Película extraña, de producción generosa y estandarizada, con argumento trágico-romántico ajustado a los gustos masivos, pero de factura inquieta, poco conformista, en un relato contado desde puntos de vista no habituales y una estructura fragmentada no por frecuentada con bastante asidiudad en los últimos tiempos menos interesante.

Sin embargo, en algunas partes de la cinta su director sobrepasa el límite del formalismo simplemente original para alcanzar el injustificado que, por frío y casi experimental, resulta contraproducente de cara a maximizar el dramatismo de la historia, que además, adolece de cierta sustancia, de ciertos hechos que jalonen un metraje tan largo, con lo que en una buena parte de su mitad, la intensidad decae hasta mínimos para relanzarse sólo al acercarse al desenlace.