Es un film irregular, a veces confuso, parece ser que es la opera prima de Sorrentino.Visto despues del resto de sus films posteriores concuerda con las preocupaciones y obsesiones de su autor. Del asombro que produce en un primer momento, pasando por otros más flojos capta el interés del espectador cuando éste se da cuenta del puzle creado por Sorrentino acerca de la vida, del éxito y el fracaso, de la pérdida de lo que realmente uno amaba y de que al fin y al cabo "la vida es una gilipoyez". Un film ambicioso y rabiosamente sincero, que te atrapa y te hace repasar la filmografía de su autor para concluir con "La gran belleza", su premio gordo aunque quizás no sea lo mejor de él. Ah y como en sus mejores obras, ahí está el impagable y genial Toni Servilio que canta sus propias canciones.

Mientras veía este film, siempre hay joyas desconocidas, estaba fascinado no sólo por el mano a mano entre Ida Lupino y Robert Ryan; no solo por una notable realización con largos planos secuencia. La cámara sube la escalera con los protagonistas y les sigue hasta las habitaciones. El set (comedor de la casa) es utilizado en todas sus posibilidades espaciales para seguir a los personajes, componiendo escenas de gran intensidad. La situación es tensa aunque no creo que claustrofóbica.
Lo que mas me fascina no es el desarrollo naturalista de la situación: viuda de guerra que vive sola alquilando una habitación: Llega un hombre que sabemos que es o un asesino o un psicótico de guerra.
La situación se trastoca en un film que de una situación naturalista se va transformando en una especie de abstracción: una mujer “sola”, encuentra a un hombre “sólo”, la situación deviene en cambios en la relación –utilizando el pretexto de la enfermedad- . ámbos personajes muestran sus heridas y su vulnerabilidad; y en la salida de final de escena: Todo vuelve a la normalidad. La mujer vuelve a ser la viuda que solicita ayuda para limpiar la casa y el hombre, una vez hecho el trabajo cobra por él y amablemente se despide de su anfitriona.

Tiene todos los elementos y la estructura de la situación construídos al modo de cómo Harold Pinter, transforma situaciones cotidianas, sacando de las profundidades elementos de los personajes, para reconstruir “otra” situación. Véanse tanto sus obras: “The Caretaker”, “Coming Home”, “The Birthday Party”, etc o sus guiones como “Accidente”.. “El Sirviente” etc.

No, no es un thriller normal, es mucho más que eso. No en vano su director nacido Checo, se formó en la Viena de 1900, arquitecto, actor y director artístico con Max Reinhardt. Luego emigró y tuvo que ganarse la vida: Sólo dos films como director y el resto en la naciente TV.

No es fácil encontrar una "obra -cuasi- maestra desconocida", gracias a la crítica de "criticonazo",aquí recogida, he accedido a las distintas visicitudes de este film, que está muy por encima de la versión de George Sydney de 1951. No quiero abundar en cuanto a la versión cinematográfica de "Show Boat", un clasico del musical americano.

Me he quedado asombrado por la calidad cinematográfica del trabajo de James Whale, por otra parte algo conocido ya que cuenta con obras maestras en la Historia del Cine, como sus trabajos sobre Frankesnstein. La calidad de la edición restaurada y digitalizada permite ver en todo su esplendor el trabajo de este director. Aparte de la servidumbre a los cantables propios de la comedia musical, hay escenas en que Whale muestra todo el potencial expresivo de su visión cinematográfica: angulos, planos generales, movimientos de cámara, y una exquisita fotografía que completa en planos cortos los cantables "negros" del Misisipi. Una sorpresa digna de divulgación y conocimiento.
Al igual que la pintura del film "La Belle Noiseuse" de Jacques Rivette (basado en la obra de Balzac), este film ha permanecido oculto por distintas formas de censura durante años. Indudablemente no tiene nada que ver con la obra de Balzac ni de Rivette. Pero en cierto sentido quiero rescatar este nombre de "obra maestra desconocida" en homenaje y tributo a James Whale.

Pasan los años y las cosas se ven más sencillas, que no simples; como la Historia, que en el momento en que se vive es tan compleja y multivariable. Al cabo de los años, la Revolucion Francesa, no es tan complicada, se escriben libros, algunos muy malos y otros claros que nos permiten entender las lineas de fuerza y los hechos determinantes que no necesariamente fueron los que teníamos por tales (Ej. La Toma de la Bastilla).
Todo este proemio para abordar la nueva "lectura" de Muholland Drive del Sr. Lynch. Hay que decir sin más tardar que D. Lynch es un "cachondo" en la más amplia acepción del término además de epatante, niño malévolo, travieso... si quieren.. tambien pedante. Es capaz de elaboradas y complejas tramas como "Twin Peaks" (sus capítulos), y una obra maestra de ciné clásico, donde controla las mas profundas emociones dentro de un envoltorio bresoniano.: "Straight Story"
Luego hace travesuras como Muholland Drive, que no tiene mas claves que las materiales que aparecen en el film: la bella llave azul que abre la caja vacía y la otra tambien azul, que cuando alguien pregunta: "que abre?", sólo resuena una sonora carcajada.
Un juego de efectos sobre las emociones del espectador. Y si hay que analizar Muholland Drive yo tomaría los escritos de Einsestein sobre el montaje y la atracción de planos y sonidos, como método para conseguir efectos en el ánimo del espectador. La sabiduría de Lynch hace que sus puros juegos de alternancia de planos mantengan el ánimo en suspenso.
Y la Historia?.. me gustaría ver el guión, si existe. Una chica jóven, idealista, llega a Hollywood llena de ilusiones para convertirse en actriz. Vive una serie de aventuras que la llevan a la demencia. En su delirio se mezclan las imágenes y rostros...El resto es el juego perverso de Lynch y su divertimento particular. El resultado, es interesante o irritante dependiendo del espectador. Si no sientes que te ha tomado el pelo.. te diviertes e incluso en ciertos momentos te fascina: aunque confieso que mis preferencias están mas cerca de "El Hombre Elefante" ó "Twin Peaks", pero sobre todo "Straight Story".

Es cierto que el argumento tiene trazas argumentales de obras conocidas como refleja la crítica que me precede. Es cierto que adolece de un cierto tono de melodrama, sin prejuiciar, como negativo el término, que tiene obras maestras desde Sirk a Ophuls, y otros grandes nombres y obras. Es cierto que hay que admitir ciertas peculiariades de lo inverosimil para poder disfrutar de su maestría.
Pero una vez aceptadas estas singularidades, si uno está dispuesto a aceptarlas, puede intentar saber por qué la obra le seduce y la coloca muy por encima de otras de similar trama argumental,y sentimental.
Podemos anotar en primer lugar, la fuerte personalidad de Orson Welles que presente en la secuencia o ausente, sustenta la arquitectura del film con una soberbia interpretación que da la talla del que no sólo fue un genio en cuanto a la dirección, sino un brillante y margnífico actor. Su interpretacion "veinte años despues", a "capella" sin nada más que una barba y unas cejas mas pobladas, casi sin apelar al maquillaje (claro que veinte años no es nada como dice el tango), consigue transmitir el paso del tiempo y sus cicatrices en la personalidad de John, y componer el personaje de Kessler con matices expresivos en la interpretación.
Igualmente, y esto entra ya dentro de la pura especulación imaginaria, uno no puede por menos de ver la mano de Welles en algunos fragmentos del guión, apesar del acreditado bien hacer de Lenor Coffee, y en cierta arquitectura del mismo que concuerda con el mundo de Kane, Arkadin y los Ambersons. Igualmente uno no puede por menos de "imaginar" su punto de vista al colocar la cámara en algunos planos y ¿por qué no, en el tópico de la carta a medio quemar con el trineo en el incinerador que lleva inscrito el nombre de "Rosebud". Si C. Colbert solicitó que Welles fuera el actor para el papel de John/Kessler, porque era el más indicado,muestra la sapiencia de la actriz que sabía cómo su personalidad daría la tonalidad a la totalidad dell film.
Todas estas especulaciones son inevitables y se unen a las innumerables que tuvieron que soportar Carol Reed y G. Greene en cuanto a la participación de Welles más allá de su trabajo como actor aunque él siempre las negó.