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Críticas de Cinemagavia
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Críticas 4,007
Críticas ordenadas por utilidad
9
10 de enero de 2019
95 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación: 8,5

Verdades y mentiras

Antes de dirigir películas lo suficientemente serias como para recibir premios, el escritor, productor y director Adam McKay nos trajo comedias tan disparatadas como La leyenda de Ron Burgundy, Hermanos por pelotas y Pasado de vueltas.

La gran apuesta, donde trató un tema tan serio como la crisis económica de 2008 con gran dosis de humor, llevó a Mckay a hacerse un hueco en la primera división de la industria. Todo parece indicar que no tiene prisa por volver atrás. Y con razón. Si La gran apuesta le valió el Óscar a mejor guion adaptado, con El vicio del poder, McKay podría llevarse más de una estatuilla, incluyendo a mejor guion original. Y es que el retrato que el director hace del que fue el hombre más poderoso del mundo es tan despiadado como divertido.

La realidad que McKay comparte con nosotros supera con creces a la ficción. La película abarca, en solo dos horas, tanto el panorama político del país a lo largo de tres décadas como la vida privada de los personajes principales. Se sirve para ello de una imaginación desbordante a la hora de conectar historias y eventos entre sí. Y tal vez sea ese estilo tan ingenioso y osado el que haga difícil creer que todo lo que Adam McKay nos cuenta es verdad.

Grandes interpretaciones

Cuando Christian Bale recibió el Globo de Oro a mejor actor interpretar a Cheney, el actor galés agradeció a Satanás el haberle servido de inspiración a la hora de dar vida a su personaje. También lo podríamos hacer nosotros, los espectadores, afortunados de poder disfrutar de una interpretación certera, trabajada y, en resumidas cuentas, impecable.

Sus compañeros de reparto no se quedan atrás. Amy Adams interpreta a Lynne Ann Vincent, la esposa de Cheney y su hacedora. La actriz dota a su personaje de tanta personalidad que bien podría ser protagonista de su propio biopic.

Steve carell y Sam Rockwell tienen papeles mucho más pequeños pero no por ello fáciles de olvidar. El primero se pone en la piel de Donald Rumsfeld, un hombre arrojado e inteligente y el mentor perfecto para un hombre decidido a llegar lejos. Sam Rockwell, por su parte, da vida, literalmente, a George W. Bush, el presidente que dio a Cheney el poder para liderar el mundo desde las sombras.

Encajando las piezas

Tan importante como cada uno de los personajes que protagonizan El vicio del poder es el montaje a manos de Hank Corwin, quien ya trabajó con McKay en La gran apuesta, Como si se tratara de un juego, y con la intención de quitarle un poco de hierro a una historia tan demoledora, Corwin hilvana escenas que discurren en un mundo imaginario, falsos finales y momentos alejados entre sí con una agilidad asombrosa.

Conclusión

El vicio del poder es una película sin pelos en la lengua que cuenta una historia digna de toda nuestra atención. Con unas actuaciones estelares y una gran puesta en escena, McKay juega con el espectador de la misma forma que lo hizo Dick Cheney con los ciudadanos estadounidenses pero sin causar estrago alguno.

Escrito por Esther Alvarado
https://cinemagavia.es/el-vicio-del-poder-critica/
Cinemagavia
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7
13 de octubre de 2023
76 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Poe en la actualidad

Series como Dopesick: Historia de una adicción, y Medicina letal (Painkiller) generan un alto nivel de indignación contra cierta farmacéutica y familia por su contribución a la adicción por los opioides. Sin embargo se enfrentan a un gran obstáculo a la hora de encontrar una canalización a ese sentimiento de rabia. La realidad resulta muy dura cuando en un lado de la balanza nos encontramos cientos de miles de muertes y en el otro unos cuantos acuerdos y algunas declaraciones de quiebra. Mike Flanagan no se enfrenta a tales restricciones en su última creación para Netflix.

A camino entre el proyecto de escritura creativa asociado a un seminario sobre Edgar Allan Poe, y la catarsis redentora repleta de terror, La caída de la Casa Usher es un ejercicio descarnadamente entretenido. Se trata de la serie de Flanagan más relacionada con la actualidad, alimentada por una indignación que resulta palpable. Esa rabia puede interponerse en el camino de la riqueza temática que dio a La maldición de Hill House, La maldición de Bly Manor y especialmente Misa de medianoche su carga lúgubre. Durante el desarrollo, parece que en lugar de alentar a la humanidad, se disfruta con la venganza. Lo cual conduce a una experiencia muy satisfactoria en lo visceral, pero bastante problemática en lo reflexivo.

No debe resultar muy complejo captar las sensaciones que trata de transmitir Mike Flanagan, que escribió o coescribió multitud de episodios y dirigió gran parte de La caída de la Casa Usher. Los pilares en lo que se fundamenta son repetidos, especialmente en los primeros episodios.

*La resistencia Usher

El gobierno ha luchado durante años para derrocar a esa metafórica casa Usher. Una familia liderada por los hermanos gemelos Roderick (Bruce Greenwood) y Madeline (Mary McDonnell) al frente de la empresa farmacéutica Fortunato. El intrépido C. Auguste Dupin (Carl Lumbly) trata de ser su particular azote, pero gracias al abogado de la familia Usher y señor de las artimañas Arthur Pym (Mark Hamill), apenas ha conseguido resultados en su tarea.

Dupin está a punto de presentar su mayor causa contra la familia, cuando los miembros de los Usher comienzan a morir de formas cada vez más extrañas. Las circunstancias detrás de esas muertes, con un alto nivel de violencia y sanguinolencia, se explican mientras Dupin y Roderick conversan en la antigua casa Usher. Roderick va narrando flashbacks que ayudan a entender lo sucedido, jugando con adaptaciones de distintos relatos de Poe.

*Un Dupin menor

Aunque el título de La caída de la Casa Usher procede de una sola obra, no será difícil distinguir que se trata de una mezcolanza. Hay nombres de personajes familiares, tramas directamente absorbidas, guiños visuales manifiestos y sutiles. A veces tenemos una trampa astuta en la forma en que Flanagan inserta las referencias y en otras nos encontramos con retruécanos casi estúpidos en las contorsiones necesarias para, por ejemplo, hacer un guiño directo a la "Calle Morgue". También veremos personajes recitando largos versos de la poesía de Poe. Los Usher parecen lamentar haberse dedicado a cosechar fortunas a costa del sufrimiento humano, en lugar haber construido un legado familiar a base de literatura.

Quizás la parte más problemática de la narrativa viene dada por la visión de Dupin que ofrece Mike Flanagan. En las páginas de Poe el personaje es el astuto predecesor de los detectives de ficción que le seguirán, pero en la pantalla deviene en receptor pasivo de información. El personaje no parece mostrar el conflicto interno que albergaría un hombre que anhela caer con el peso de la ley contra los Usher. Aquí el director vuelve a utilizar una de sus señas, los largos monólogos, aunque en esta ocasión vayan en detrimento de la figura del mítico detective. En lugar de ese conflicto, nos queda una estructura cercana a lo guiñolesco con el cadáver de cada episodio.

*Crisol de personajes

Es una estructura sin un centro emocional claro, por muy excepcional que esté Greenwood en el irónico e impenitente foco de la historia. Es una obra con un reparto coral en cuanto al peso narrativo, aunque este no sea equitativo al tiempo en pantalla. Como es habitual, gratifica ver a Flanagan trabajar con su cada vez más extenso equipo de reparto recurrente. Sabe exactamente cómo sacar lo mejor de Kate Siegel, usar y abusar de la inherente simpatía infantil de Henry Thomas y Rahul Kohli, hasta qué punto forzar la tensión que se esconde tras la fachada serena y patricia de Samantha Sloyan.

Todos los personajes son grotescos a su manera y el reparto consigue que resulte reconfortante verlos fallecer de las maneras más truculentas y diversas. Aportan profundidad al conjunto Hamill, debutante con Flanagan, con esos ojos faltos de vida cual tiburón y esa voz grave de ultratumba; Michael Trucco, perfectamente embaucador al interpretar varios de esos monólogos característicos de Flanagan como el predecesor de los Usher en la empresa farmacéutica; y una enigmática y omnipresente Carla Gugino.

*Apartado técnico

Vestuario y maquillaje, son una parte importante de las caracterizaciones de esta obra, desde el bigote de Greenwood hasta el inquietante moño de Thomas. El diseño de producción, curiosamente, tiene menos protagonismo, quizás sea la primera obra de Mike Flanagan que no es un tour de force en ese departamento. En general, La caída de la Casa Usher abunda en imágenes evocadoras, con destacados juegos de color en la fotografía. Las localizaciones interiores, aunque muy opulentas, no terminan de resultar memorables a pesar de su importancia narrativa.

El personaje de Trucco es Rufus Griswold, nombre compartido con el editor y crítico literario del siglo XIX cuyas reflexiones sobre Poe, tras su muerte, contribuyeron a conformar nuestra percepción, posiblemente errónea, del autor como un adicto a los opiáceos, añadiendo una capa de ironía al prisma de Flanagan.
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Escrito por Juan Avilés Torres
Cinemagavia
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8
2 de octubre de 2021
55 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Difícil transición

Pasar de una dictadura durante cuarenta años a una frágil democracia no fue nada fácil. En la España de la segunda mitad de los 70 había grandes ansias de libertad y, sobre todo, de vivir nuevas experiencias. Las leyes de la frontera eran implacables, todo dependía del lado en el que se estuviera.

Nacho, el Gafitas, interpretado por Marcos Ruiz, lo sabrá muy bien. Él, al igual que cualquier muchacho de clase media, se enfrentaba a los problemas propios de su edad. Sin tener una personalidad definida, era muy sencillo cruzar al otro lado de la frontera. Sobre todo si al otro lado había una atractiva joven que diera cuartel, que pusiera las cosas fácil. Antes, como hoy en día, todo tenía un precio, y conseguir la atención de quien te gustaba podía resultar peligroso.

Fueron tiempos de frenesí, de vivir muy rápido lo que antes no había sido posible. Tiempos de coquetear con las primeras drogas fumando canutos de hachís. Lamentablemente, después llegarían otras duras y letales, llevándose la vida de muchos imprudentes.

*Madurar de golpe

A veces, la vida no es muy delicada que digamos. El lugar de nacimiento marca para siempre las posibilidades y las decisiones.

La banda de delincuentes formada por Zarco, Chechu Salgado, Tere, Begoña Vargas, Guille, Carlos Oviedo, Gordo, Xavier Martín, Chino, Jorge Aparicio, Daniel Ibañez, Drácula, Victor Manuel Pajares y Cintia García, no conceden ningún momento de tregua.

Sus continuos asaltos, hurtos y persecuciones pueden recordar a otras míticas bandas llevadas al cine. Sin embargo, en Las leyes de la frontera, un halo de nostalgia, de herida sin cerrar, se adueña de los espectadores.

Nacho, una vez dentro de la banda, tendrá que tomar serias decisiones y crecer de golpe. Encuentra en ella una familia, un grupo al que pertenecer. Curiosamente no lo encuentra con los de su clase, sino en esta pandilla que le da cariño y acoge. Claro que las consecuencias podían ser fatales.

*Otra mirada de la novela

El guion, escrito por Jorge Guerricaechevarría y el propio Daniel Monzón, es una adaptación de la novela de Javier Cercas. Su intención fue la de recrear aquel mundo quinqui, de pandillas y delincuentes, pero también de traspasar la línea que separa el bien del mal.

El cine de aquellos años 70 u 80 estaba interpretado por los propios quinquis, tendía más a un cierto tipo de documental. Gente que acabó muerta por la policía o un pico de heroína. Antes del rodaje de Las leyes de la frontera, a la hora de acercarse a aquel cine, tan sólo pudieron contar con el testimonio de el Pera.

Para Daniel Monzón no se trata de emular aquellas películas, más bien de mostrar aquel mundo desde la perspectiva de Gafitas, el chico de clase media. Además, desde niño sentía fascinación por aquel mundo, de su forma de vivir, de saltarse las convenciones.

*Conclusión

En realidad se trata de una preciosa historia de amor, del primer amor adolescente, en aquel contexto quinqui. Su formato de scope, en formato cuadrado, de 1.85, así como los coches de aquella época, el vestuario, son como una mirada contemporánea de entonces.

Aquel verano de 1978 fue el último antes de la aparición de la heroína. Por eso se aprecia en Las leyes de la frontera una parte inicial emotiva, para después dar un giro hacia la tragedia.

Resulta conmovedor ver cómo algunos personajes, como ocurre en la vida real, están destinados a estar en el agujero, mientras otros, digamos, normales, se granjean la simpatía, la compresión de haber tenido un desliz.

Para los jóvenes de entonces, cincuentones y sesentones de hoy en día, resulta una película nostálgica y hermosa. Para las generaciones que no vivieron aquella época, una interesante visión de un mundo que forma parte de nuestra historia.

Escrito por Irene Abecia Navarro
Cinemagavia
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6
28 de febrero de 2024
85 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Luengo y Keuchkerian destacan en sus papeles

La adaptación cuenta con un elemento muy importante que hace que destaque: la gran química entre los protagonistas. Vicky Luengo y Hovik Keuchkerian funcionan a la perfección como dúo de investigadores, dependen completamente el uno del otro y forman así una especie de familia, algo disfuncional, pero que hace que el espectador conecte con su dinámica. Ambos actores se han volcado al máximo en los papeles y encarnan a Antonia Scott y Jon Gutiérrez a la perfección. Eso puede resultar increíblemente complicado, incluso intimidante, cuando tienes delante a dos personajes que forman ya parte de la cultura popular en nuestro país. Pero, ambos dan vida a estas dos almas perdidas, que estaban destinadas a encontrarse y a hacerse compañía mutuamente.

Otro de los elementos a destacar en Reina Roja es el apartado visual. Tal vez, sea la primera vez que vemos unos efectos visuales tan bien diseñados para una serie de producción nacional. Además, se ha intentado utilizar la mayor cantidad posible de efectos prácticos para dar mayor veracidad a la historia. La imaginación de Antonia Scott no conoce límites y esta adaptación tampoco. Resulta impactante ver la cantidad de escenarios exteriores que se utilizan. Así, Madrid se convierte en un personaje más en la historia, tal y como Juan Gómez Jurado había ideado en su novela. Serra está acostumbrado a dirigir grandes superproducciones, con escenarios tan grandes que intimidan al espectador y controla la acción perfectamente.

*El listón estaba demasiado alto

Sin embargo, en los momentos en los que Reina Roja se centra más en los elementos fantásticos de la misma, cuando entramos en la mente de Scott, el ritmo de la trama cae y deja al espectador desenganchado de la misma. El punto fuerte de la serie es el thriller y sería interesante que en futuras temporadas desarrollaran más esa parte. Los momentos de flashbacks no parecen estar bien cohesionados con el resto de la trama. Su montaje atropellado hace que resulte complicado seguir el hilo narrativo.

*Conclusión

En conclusión, Reina Roja es una producción que peca, a veces, de ambiciosa. Aunque cuenta con dos intérpretes principales que están a la altura de las expectativas y que han dado todo por estos personajes, la serie no consigue enganchar al espectador. Tal vez, sea por la falta de regularidad en su montaje o por ese deseo de querer superar al material original, haciendo que todo se vea más grande. Sería interesante ver cómo se sigue explorando la relación entre Scott y Gutiérrez y el thriller, que es lo que de verdad funciona.

Escrito por Maria José Cánovas
Cinemagavia
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8
25 de agosto de 2020
67 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El misterio se esconde en el bosque

Una de las grandes sorpresas del cine francés del pasado 2019 fue Solo las bestias, adaptación de la novela de Colin Niel. Gracias a un guion vertiginoso y con una intriga muy bien llevada, se dibuja una serie de historias que parten de la misteriosa desaparición de una mujer. Lejos de mostrar sus cartas desde el principio, se va tejiendo una tela de araña, que, según va avanzando, deja un suspense que engancha desde el primer minuto. Recordando estructuras narrativas parecidas a “Amores perros”, junto con esa atmósfera oscura y enigmática de realizadores como Alfred Hitchcock, se fabrica una historia igual de compleja como brillante. No se puede negar que se palpa una buena construcción temporal, que se junta con una ejecución de un relato lleno de aristas, matices y, sobre todo, alma.

Desde el principio, se presentan unos personajes que navegan en una cercanía que va tornándose hacia un haz de luz sombrío. Cada uno de los protagonistas, que toman el relevo al anterior, forman parte de un tablero de ajedrez siniestro. Según se van componiendo cada una de las piezas, la coherencia va cohesionando cada uno de los movimientos, para llegar a un frenesí muy inteligente. Lo que, a primera vista, podría parecer un laberinto laborioso, termina por ser la principal atracción del film. Junto a ello, está ese influjo de lo extracorpóreo y como si se tratase de una broma macabra del destino, los personajes se mueven ante una literatura totalmente sensorial. Asimismo, se vierten realidades llenas de verdad, ofreciendo una crítica certera, pero sin regodearse en ello. Lo extraordinario de lo habitual. Únicamente, su desenlace llega a un nivel de enrevesado, que puede no convencer a todos los públicos.

*La tensión impresionante

En orden cronológico, Laure Calamy es la que abre la veda. La actriz comienza con una presencia escénica brutal, que va adaptándose a las circunstancias y las motivaciones que hay detrás de su personaje, lo que demuestran su capacidad de control y calidad actoral. Después, Damien Bonnard maneja a la perfección ese halo de misticismo y de oscuridad que sobrevuela sobre su Joseph, dando una actuación que enternece, a la par que sorprende y deja los pelos de punta. Sin embargo, ambos terminan equilibrando la oscuridad, con una luminosidad compleja y alejada de clichés.

Luego, Valeria Bruni Tedeschi ofrece una interpretación certera, llena de matices y con una elegancia que deja helado al espectador. Demuestra esa pasión desenfrenada, que se combina con una frialdad directa, que encandila y encumbra su personaje. Junto a ella, una Nadia Tereszkiewicz increíble, asombrando con un trabajo interpretativo desgarrador, sin caer en los tópicos ni mucho menos en el melodrama barato. Pese a ser, tal vez, el personaje menos oscuro, mantiene la sintonía con el resto de personajes y transmite esa profundidad. Por otro lado, Denis Ménochet está excelso, con una actuación tan humana como realista. No se puede más que aplaudir su gran labor en pantalla. Por último, Guy Roger ‘Bibisse’ N’Drin comienza en un perfil más bajo, hasta que llega a una interpretación que se basa en los pequeños detalles y en la expresividad más sutil.

*La encrucijada de lo intangible

Un guion tan complejo y un cruce de historias que confluyen en una sinergia excelente, se debe afrontar técnicamente con una preparación muy bien planteada. Por lo cual, Domink Moll se consolida en su papel como realizador con Solo las bestias, demostrando la maestría que tiene ya como director. Prueba de ello, es el uso de la fotografía, maravillosa, con unos planos hermosos, donde la propia naturaleza y las montañas son un personaje en sí mismo. Para conseguir ese efecto cautivador, se ha sabido posicionar la cámara, no dejándolo al azar, sino con un significado creativo de gran importancia. Lo mismo ocurre con la dirección artística, que cubre al espectador en una nube mística de naturaleza salvaje, que subraya esa sensación de fábula lóbrega. Es un regalo para los ojos trasladar la acción a unos exteriores alucinantes, en los que se respira vida.

Para mantener esa esencia tan personal y única, no solamente se cuidan los elementos más estéticos y visuales, sino que también se realiza una composición sonora a la altura. Para ello, la música, que envuelve las imágenes, se mezcla en una neblina sensitiva, entrando en la mente del espectador. Además, tiene un punto que evoca a una magia encubierta y oculta, que flota en el film. En consecuencia, el resultado de toda esta disposición fascina al público, provocando que caiga en su propio hechizo experimental. No obstante, sin duda, hay que aplaudir el gran trabajo también del montaje, que no cae en vacíos temporales y desengrana cada detalle a un ritmo apropiado. Sin darse cuenta, los espectadores terminan totalmente sugestionados por la atmósfera creada y caen rendidos ante tanta expectación hasta su desenlace. Dicho de otra forma, atrapa e impresiona en la totalidad de su metraje.

*Conclusión

Solo las bestias es una película llena de misterio y suspense, que crea un juego oscuro, donde las piezas van juntándose para impactar al espectador hasta el final. Mientras que el guion nada en una estructura narrativa llena de matices, provocando un interés brillante, el trabajo técnico es maravilloso y ambos forman un combo extraordinario. Solamente, el desenlace podría ser demasiado enrevesado para algunos espectadores. Aun así, el resultado global es fascinante. También hay que destacar un reparto coral con una calidad interpretativa excelente, con un uso de la expresividad y la presencia escénica soberbio. Sin duda, una tela de araña intrigante, que provoca una emoción e incertidumbre prodigiosas. Un embrujo cautivador y atrayente, con una atmósfera sombría y compleja, que arrasa en su remolino de sensaciones.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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