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5.6
1,056
3
16 de enero de 2015
16 de enero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay nada en Crebinsky que merezca atención, salvo lo mencionado en el título de la crítica. No tiene chispa, está mal interpretada y carece de interés. Una cosa es hacer teatro por los barrios y otra enfrentarse al séptimo arte. Los actores no saben de qué va la película, excepto alguno que sabe que no va de nada.
No avanza, ni retrocede, ni te ríes, ni lloras, ni te sorprendes, ni sientes ninguna clase de empatía con los personajes. Podrían dejar la cámara grabando hora y media las olas del mar y tendría más enjundia.
Si le doy un tres es por las animaciones de los créditos, Celso Bugallo y la vaca.
A Tosar debieron convencerlo a base de queimada, si no no se explica.
No avanza, ni retrocede, ni te ríes, ni lloras, ni te sorprendes, ni sientes ninguna clase de empatía con los personajes. Podrían dejar la cámara grabando hora y media las olas del mar y tendría más enjundia.
Si le doy un tres es por las animaciones de los créditos, Celso Bugallo y la vaca.
A Tosar debieron convencerlo a base de queimada, si no no se explica.
14 de octubre de 2018
14 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda película; casi perfecta, de hecho. El guión es muy bueno, está rodada con mucha personalidad, no aburre ni un poco, la ambientación de las escenas muy currada, los actores fantásticos, con el colosal Kôji Yakusho haciendo que parezca fácil.
Me ha gustado mucho la música de Yosuke Homma, encaja perfecta en todo momento. Y me he reído un montón, es de las que ves con una sonrisa incluso en las partes dramáticas, que también las tiene y funcionan muy bien. Algo previsible y manipuladora, es cierto, pero se mantiene dentro de los límites de la comedia clásica. Se le puede recomendar a cualquiera.
Me ha gustado mucho la música de Yosuke Homma, encaja perfecta en todo momento. Y me he reído un montón, es de las que ves con una sonrisa incluso en las partes dramáticas, que también las tiene y funcionan muy bien. Algo previsible y manipuladora, es cierto, pero se mantiene dentro de los límites de la comedia clásica. Se le puede recomendar a cualquiera.

6.2
684
8
14 de octubre de 2018
14 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Rediosss! ¡Qué barbaridad! Hay que tenerlos de mármol para estrenar ésto. Te pone un nudo en la garganta, te invade de una angustia incontrolable, juega a la ruleta rusa con los sentimientos del más inamovible. Duele. Asquea. Asusta. Y no puedes dejar de mirar. Y no muestra nada, sólo te lo cuenta. Para que te lo imagines tú. Para que sientas en tu carne aunque solamente sea un poquito de esa suciedad, miseria humana enterrada en los sótanos de la indecencia.
Schleinzer, hijo de la grandísima, no sientes ningún cariño por el espectador. Te ha quedado una película redonda, maldito manipulador sin sentimientos.
Schleinzer, hijo de la grandísima, no sientes ningún cariño por el espectador. Te ha quedado una película redonda, maldito manipulador sin sentimientos.
7
9 de septiembre de 2018
9 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jakubisko no tiene filtro. Es un cachondo mental. Filmaba ésto con 66 añetes y el culo pelao; un tipo que ha hecho cine en la vieja Checoslovaquia; que ha visto nacer, crecer y morir la Nueva Ola, que jugaba con el surrealismo, el absurdo o el realismo mágico en los años 60´s y 70´s realiza este tratado lisérgico sobre amor, sexo y estupidez humana. A su manera, claro, con sus ángeles y demonios, vampiros de sentimientos, instinto felino de gato viejo.
Eternas juventudes y un poquito de Rock and Roll.
Personajes deliberadamente desnortados bucean entre objetos y espacios desubicados, y Franco Nero...
Jakubisko es un postmoderno. Un punky del celuloide, un elegante provocador que ha visto mucho cine, de cerca y por dentro, y aunque no es éste ni de lejos su mejor trabajo, merece la pena verla y fliparlo un rato. Es divertida.
Eternas juventudes y un poquito de Rock and Roll.
Personajes deliberadamente desnortados bucean entre objetos y espacios desubicados, y Franco Nero...
Jakubisko es un postmoderno. Un punky del celuloide, un elegante provocador que ha visto mucho cine, de cerca y por dentro, y aunque no es éste ni de lejos su mejor trabajo, merece la pena verla y fliparlo un rato. Es divertida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El gato, las campanas de la iglesia y el sombrero de Jakubisko.

7.1
8,574
10
27 de agosto de 2018
27 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hagamos un ejercicio partiendo del final de "París, Texas"; lo que podría haber sucedido después de los créditos, más allá de la última nota del dobro de Ry Cooder: Travis vuelve al desierto y se instala en el terreno que compró por correo.
Cuarenta años después el tiempo y la ardiente arena quemada por el sol han cerrado la mayoría de las heridas.
Travis-Lucky, siempre caminando, siempre al borde de la frontera, tocando el ala de su sombrero para saludar al diablo, pero el muy cabrón le esquiva la mirada.
Cuarenta años dando lustre a sus botas.
Lo mejor para olvidar es vivir con alguien a quien también le falle la memoria.
Es muy duro recordar cuando ya no queda nadie vivo que pueda refrendar tu historia.
A ver quién tiene huevos de llegar al final, mirar atrás y sonreir, mientras el último rayo de sol toca las ramas más altas de los saguaros.
Dentro de otros cuarenta, quizá sea Roosevelt la tortuga que nos cuente lo que ha ocurrido después de los créditos, ¿Eh, Mr. Lynch?
¿Recuerdas, Travis, cuando Harry te enseñó a sonreir?
Oye, Lucky, cuando veas a Harry dile que Travis le está buscando. Allí, en La Frontera.
Cuarenta años después el tiempo y la ardiente arena quemada por el sol han cerrado la mayoría de las heridas.
Travis-Lucky, siempre caminando, siempre al borde de la frontera, tocando el ala de su sombrero para saludar al diablo, pero el muy cabrón le esquiva la mirada.
Cuarenta años dando lustre a sus botas.
Lo mejor para olvidar es vivir con alguien a quien también le falle la memoria.
Es muy duro recordar cuando ya no queda nadie vivo que pueda refrendar tu historia.
A ver quién tiene huevos de llegar al final, mirar atrás y sonreir, mientras el último rayo de sol toca las ramas más altas de los saguaros.
Dentro de otros cuarenta, quizá sea Roosevelt la tortuga que nos cuente lo que ha ocurrido después de los créditos, ¿Eh, Mr. Lynch?
¿Recuerdas, Travis, cuando Harry te enseñó a sonreir?
Oye, Lucky, cuando veas a Harry dile que Travis le está buscando. Allí, en La Frontera.
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