El cine independiente nos muestra, una vez más, que aún hoy, de vez en cuando, vale la pena pagar una entrada para poder disfrutar con una película. Un buen director, un buen reparto de actores, diálogos no muy cargantes, conforman un film repleto de buenas dosis de drama, buen humor, inteligencia, sentido común y mucho, mucho sentimiento. Natalie Portman sale increiblemente espectacular muy lejos de sus papeles superfluos al estilo "Star Wars". Zach Braff, con un personaje apático pero no por eso menos emotivo, nos demuestra que el talento sigue vigente en alguna que otra obra. Estamos, sin lugar a dudas, delante de una pequeña obra maestra.

Dos personas aparentemente inocentes y visiblemente ligadas entre sí se convierten en las únicas piezas de un terrible rompecabezas que puede acabar con sus vidas. Un argumento simple pero con una trama cuidada y pulida hasta el más mínimo detalle hace que el espectador se sienta protagonista único y veraz de ese puzzle del que nosotros también formamos parte desde la primera escena de la película.


La tensión de los protagonistas puede palparse durante todo el film y eso hace de "Saw" una película terroríficamente excelente.

Pese a que no estamos ante la película más terrorífica de la historia del cine, podemos decir que se trata de un film inquietante donde, en ningún momento, sabes qué es lo que va a pasar a continuación de la escena que puedes estar viendo. Las interpretaciones de los personajes son reales, cada uno de ellos muestra el dolor y la desesperación ante la historia que están viviendo. Aunque la película carezca de originalidad, el director consigue su propósito: mantenernos alerta y con la incertidumbre de saber cómo va a transcurrir o a acabar la historia.

Johnny Depp, maestro de la interpretación. Tim Burton, sublime director. Una combinación perfecta para llevar a niños y mayores por miles de caminos de dulzura, entretenimiento, diversión y, sobretodo, buenas dosis de buen humor y fantasía. Prácticamente dos horas de película que hacen que abandones el mundo real para adentrarte en un mundo dominado por la sencillez e inocencia de los niños. Sin duda un Burton, una vez más, plagado de una mente maravillosamente imaginativa y un Depp realmente encandilador, excéntrico, camaleónico y espectacular.

El argumento es original e inesperado, con algunos tintes de imperfección que, a su vez, se salvan por dosis de buen humor y comedia. Idónea para pasar una agradable tarde de domingo echándote unas risas en compañía de tus amigos. Una de las mejores cosas, el trasfondo moral. Lo que le sucede a la protagonista acaba por darte una lección de ética.