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Críticas de Cinema Fulgor
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
8
20 de julio de 2024
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre joven, con traje, corbata, gabardina, gafas de pasta y cartera de trabajo corre por una calle cuesta arriba. Es el comienzo de la parte filmada de la película. A partir de este momento no se nos concederá ningún momento de descanso. Basada en hechos reales, narra el segundo juicio al que fue sometido Pierre Goldman, en abril de 1976, entre otros delitos por el homicidio de dos farmacéuticas y las graves heridas causadas a un policía. De los varios delitos por los que se acusaba a Pierre Goldman, éste sólo negó su participación en el caso de la farmacia.

Llama en primer lugar la atención la libertad de forma en este juicio frente al sistema americano al que estamos acostumbrados los aficionados a este género de cine judicial, mucho más rígido y formal. Aquí el público del juicio es un actor más, que muestra ruidosamente su conformidad o no con las diferentes intervenciones, casi como un coro de tragedia griega, los miembros del jurado interrogan a los testigos y el acusado se expresa casi con total libertad, incluso desautorizando a sus propios abogados. En cualquier caso el resultado cinematográfico es excelente y la tensión y el interés se mantienen en ascenso durante toda la película.

Son muy numerosas las reflexiones que provoca la película, históricas, políticas, psicológicas, jurídicas (es interesantísimo el alegato del primer abogado de la defensa poniendo en cuestión el valor de la prueba testifical en general)

La película es excelente. El guión mantiene no solo el interés, sino también la tensión a un ritmo trepidante, las interpretaciones, principales y secundarias, son sobrias y convincentes, la ambientación está muy cuidada, la fotografía y los movimientos de cámara se ponen al servicio de la historia con eficacia…

Y, sin embargo… (sigo en modo spoiler)
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Cinema Fulgor
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7
3 de abril de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película fue estrenada en 1982. Entonces la heroína, el cielo líquido, fluía por las venas de jóvenes de todos los países y clases sociales. Muchos murieron o se convirtieron el piltrafas humanas esclavizadas por su dependencia.

Margaret, joven modelo andrógina, que, gracias a la interesada intervención de un lisérgico alienígena, provoca la muerte de los hombres y mujeres que alcanzan el orgasmo cuando tienen una relación sexual, o, mejor dicho, cuando usan su cuerpo para satisfacerse, parece una metáfora de aquella realidad. Ella es la heroína.

Todo ello en un universo de vacío moral y de desengaño ante una multitud de mentiras y de promesas incumplidas. El desengaño nace cuando se comprueba, se vive, que la realidad es muy diferente de la que se nos vende. Como en el infierno de Dante, cualquier esperanza ha desaparecido. Adrian la camella que es compañera de Margaret, lo deja claro en esa declaración de principios que pronuncia a ritmo de rap ante el cadáver del Owen, el antiguo profesor de Margaret y viejo idealista hippy: al contrario que éste, ella sabe que irá de infierno a infierno:..”.Vivo en un laberinto de hormigón, piedras y cristal duros como mi corazón...sin ilusiones románticas de cambiar el mundo no me miento a mí misma con que el amor puede curar porque sé que estoy sola…”.

Estética punk y psicodélica, montaje abrupto , efectos especiales de barraca de feria e interpretaciones coherentes con el planteamiento de esta rara avis. Solo en parte la realidad social ha cambiado cuarenta años después y por ello la película sigue estando viva y sigue siendo moderna y válida como representación poética de la sociedad, también de la actual. Sigo en modo spoiler
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Cinema Fulgor
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10
18 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Hermoso y blanco el huevo de la serpiente. Sucio y gris el huevo del gorrión. El gorrión decidió empollar el huevo blanco. El huevo se rompe y sale una serpiente. La serpiente devora al pájaro. ¡Pájaro estúpido!”

Un anciano señor feudal, que ha sido un sanguinario durante toda su vida, un auténtico jinete del apocalipsis, cuando cree que ha pacificado su feudo porque ha aplastado a sus enemigos, decide retirarse y repartir su señorío entre sus hijos, de quienes espera una convivencia pacífica, porque el mundo que necesita su ancianidad debe tener pocos sobresaltos. Desde el primer momento comprobará que las cosas no habrán de resultar como él, llevado por un ciego orgullo, había creído. La ancianidad no trae consigo la sabiduría, nos viene a decir el anciano Akira Kurosawa. El orgullo es más fuerte que la experiencia y uno ha de pagar más tarde o más temprano por todo el mal que ha causado. Si él ha sido ambicioso y cruel, la ambición de sus hijos habrá de ser más fuerte que el respeto a su padre, a quien acabarán humillando y tratando con crueldad, una vez privado de poder material por su voluntaria, optimista y negligente renuncia. El poder no solo corrompe, sino que también ciega y el bien no puede edificarse sobre el mal.

Alrededor de esta historia, inspirada solo en parte en El Rey Lear, y a sus setenta y cinco años, Kurosawa, como en cada una de sus películas, se reinventa a sí mismo de nuevo, hace una obra de arte y aporta todo un rosario de novedades, cuidando, en esta superproducción, como si fuese una película intimista, de cada detalle. El resultado es un prodigio y un regalo, considerado por el propio Kurosawa como la mejor de sus películas.

Todo encaja, todo armoniza. La belleza de las imágenes, a veces muy duras, la exquisita elección del vestuario y del atrezzo, la fuerza del guión, la grandeza de los personajes, en sus bondades y en sus maldades, en sus miedos y en sus valores. El tiempo es algo muy subjetivo. Un spot publicitario de menos de un minuto puede hacerse eterno y una película de más de dos horas y media puede pasar en un suspiro. Por otra parte el bufón Kyoami, inspirado también en el de El rey Lear, es esencial, tanto como válvula de escape, que libera tensiones, como en su función de pequeño orificio de entrada a la luz de la verdad, y aun de las reflexiones que los acontecimientos van provocando, y la escena en la que se plantea abandonar al anciano es soberbia
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Cinema Fulgor
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6
16 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El barco ha rodeado la Estatua de la libertad, y dice Hae Sung: “Nos ha dado la espalda” Pero en realidad la Estatua no se ha movido, es la embarcación que les lleva la que se ha puesto detrás.

La película es bonita, amable y agradable de ver, con buena dirección, un guión bien estructurado y una fotografía primorosa, aunque me choca un poco ese Nueva York en el que hasta los charcos están limpios.

No he llegado a entender el sentido de algunas secuencias, como las del servicio militar de Hae Sung, que, o se han quedado cortas o sobran.

Las actuaciones de los tres actores que llevan el peso del triángulo me han parecido muy convincentes, resultando particularmente simpática Greta Lee en el papel de Nora.

No sé si ha sido a causa de la traducción, pero algunas frases de los diálogos me han resultado incomprensibles.

Hay momentos de muy buen cine, como el recorrido de ida y vuelta por una calle del East Village y esos momentos eternos de Nora y Hae en su nueva despedida ante una persiana azul. Ahí se dice mucho con muy pocas palabras.
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Cinema Fulgor
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9
11 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trece años después de haber estrenado la adaptación de Los bajos fondos de Máximo Gorki, Akira Kurosawa vuelve a presentarnos en un mundo de miseria una reflexión muy profunda sobre la humanidad en general, sobre el autoengaño incluso poético o artístico como huida de nuestras miserias, y sobre la pequeña, pero inmensa distancia que hay entre lo mejor y lo peor del ser humano. Ahora la época es la contemporánea de la película, se rueda en color (maravillosas las transparencias de los dibujos de los tranvías, o el tono del sol poniente, o la reflexión de la mujer sensual junto al árbol muerto, casi como si fuese un cromo de los que coleccionaba en mi infancia) y el maestro da sentido a cada color, como a cada gesto de los actores y a cada movimiento que registra o que hace la cámara, convirtiendo las paredes de madera o de cartón de las chabolas en obras de arte. Vuelve a aparecer un filósofo, quizá un santo o un místico, que parece quedar liberado de las miserias de cada uno de los personajes, pero, y este matiz es muy significativo, porque refleja estados de ánimo muy diferentes, mientras que en Los bajos fondos el sabio es un hombre feliz, en Dodes’ka-den, es uno de los personajes que más amargura arrastra.
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Cinema Fulgor
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