Nos encontramos ante un film que cuando ves su cartel ya sabes que no vas a encontrar una obra maestra. Lo que encuentras es una película con unas ardillas cantarinas, quizás hasta cierto punto histriónicas, pero que sabemos lo qué les pasará y cómo les pasarán las cosas. Jason Lee está allí para acompañar a toda la informática, al poder.

La virtud de esta película es una b.s.o entretenida (nada del otro mundo), unas situaciones que ves venir de lejos y algunas gracias que están bien.

Te sientas en la butaca del cine, y te preparas para ver un film de los hermanos Coen, esperas una peli interesante, diferente, etc. Al principio estás a ver qué pasa, pero vas viendo que aquello, que habías visto en Fargo, Oh Brother y otros films, será que yo no lo encuentro. Ves aquellos planos lejanos, desérticos, y ves allí a Josh Brolin,, y piensas ¿de qué va esta peli?, pero vualá, allí, tienes a Javier Bardem, que no es porque sea un actor de la patria, pero su papel, aunque sea de malo, gusta; mientras que allí está Tommy Lee Jones, aguantando el tipo, como todo un veterano, mientras que buscas la magia de los Cohen y no la encuentras.

Lo mejor de todo eso, no se le puede negar, es el color que tiene la película, con un color amarillento, que le da un toque realmente diferente, a pesar de que el film, está muy bien rodado, y que no tiene ninguna fisura en especial. Al acabar te quedas como si el tiempo hubiera pasado allí delante de la pantalla, viendo una buena peli, pero saliendo, como si no te hubiera gustado la pelicula.