Kore-Eda introduce su cámara dentro de una familia japonesa, y nos muestra la relaciones de estos. La cámara ejerce de simple observadora y trata con sumo respeto a sus personajes. Nos muestra la importancia de los pequeños detalles de la vida cotidiana que cobran en este film un valor fundamental, y nos hace reflexionar, sobre el mundo actual, en el que el estrés y la falta de tiempo en la que estamos sumidos hacen que no dediquemos el tiempo necesario a nuestros seres más queridos. Por momentos parece que estemos visionando "cuentos de Tokio" de Yasaujiro Ozu.

Realmente aburrida, se hace interminable, pero eso no es todo, encima es pretenciosa. Que sea una película de Coppola no quiere decir que sea buena. Lo único que se salva de toda esta historia es Maribel Verdú, que está magnífica.

Sin ser un film vulgar, decepciona en casi todos los sentidos. Después de sorprendernos con la espléndida "Lost in traslation", Sofía Coppola intenta repetir el mismo proceso sin éxito. Por momentos la película parece que no contar nada, y únicamente se nos muestra una sucesión de imágenes (por lo menos bonitas) sin sentido aparente.

El buen hacer de Mitchell Leisen unido a la elegancia y la capacidad cómica de Carole Lombard logran convertir a este film en una película más que interesante.
Es interesante como se puede poner, por orden de reparto a Anthony Quinn antes que a cualquiera de los compañeros que figuran en él. Apenas aparcede 2 minutos.

Algo diferente al cine de Disney. Las pinturas de el Bosco y el humor cruel hace más que interesante este pequeño film.