Pues ni una cosa ni la otra. Con un inicio fresco y original y un planteamiento ingenioso y .. la primera mirad de la película viaja por derroteros donde una mordaz y cruda alegoría sobre el lado oscuro de las relaciones de pareja, se materializa en la pantalla a través de un, a veces incluso desternillante, humor negro y ácido que le da un buen ritmo al largometraje con unas actuaciones contenidas que, incluso, alimentan lo bizarro de la metafora.

Es una pena que, con una premisa tan interesante, la película se desinfle de manera tan rápida y espectacular, consiguiendo que la segunda parte de la misma se haga interminable y acabes retorciéndote en la butaca con ganas de que termine de una vez el despropósito en que se convierte un esperanzador inicio.

Si Lanthimos quiere ir de nuevo gurú del hipsterismo, a golpe de escena kafkiana sin mucho sentido, tiene números para conseguirlo. Seguro que muchos se apuntan a la moda de salir del cine alabando, por simple postureo, lo que para unos cuantos nos es mas una vuelta de tuerca sin mucho interés que se le ha ido de las manos.

Te dejas caer en una tienda de instrumentos musicales, donde un músico callejero y una inmmigrante del sete con una formación musical digna de cualquier pais del este antes de la caída del telón de acero, interpretan e improvisan una de las canciones mas bellas de la pasada década y ya nada será igual.

"Once" es una pequeña joya indie. De esas que te dan la vuelta el corazón en cada fotograma y, sobre todo, en cada nota de una Banda Sonora brutalmente intensa, bella y emotiva.

La pequeña historia de integración es tan solo un hilo conductor para una oda a la magia de la música que es capaz de unirlo (y separarlo) todo, que es capaz de tejer una tela de arañaa de sentimientos y emociones de la que es difícil de de mantenerse ajeno.

Si a ello le sumas, en mi caso personal, que ves la película tan solo unos días después de regresar de la bella Irlanda y ya no tiene nada a que agarrarte para no enamorarte perdidamente de esta obra maestra del cine.

John Carney ha cogido esa obra maestra que fue "Once" y ha decidido pasarla por el támiz de un presupuesto mas elevado y un plantel mucho mas mainstream. El resultado, sin llegar a los niveles casi inalcanzables de aquella, es mas que notable.

De nuevo una historia sencilla donde los protagonistas no son una decente Knightley, un sorprendente y cínico Levine y un notable Ruffalo si no la música, nexo de unión de cada poro por el que respira el largometraje. Amable y tierna y siempre al filo de la ñoñez pero consiguiendo no caer en ella.

Tras una película superlativamente coral como "Una pistola en cada mano", Cesc Gay cambia de registro y nos ofrece en "Truman" un tete a tete fantástico entre un Javier Cámara que está sobresaliente, con una contención interpretativa y emocional a la altura de los mas grandes, y un Darín que ya a nadie sorprende que esté de matrícula de honor en cualquier registro con el que se enfrente.

"Truman" es una tragicomedia antológica, donde se pasa de la sonrisa por la química entre dos actores con una complicidad brutal, tal como sería una amistad real entre Julián y Tomás, a la lágrima que está asomando en cada rincón del largometraje.

Todo ello adornado con el propio Truman cuya cara el el fiel reflejo del espiritú de la pelicula.

Se dice que el cine nacional carece de este tipo de productos mas comunes en Hollywood. Pues bien, en esta ocasión, parece que estamos ante una de esas películas de las que tanto echan de menos (sobre todo el público más generalista) espectadores y algún sector de la crítica (y cuando hablo de crítica no lo hago precisamente cinematográfica, si no de ese ámbito de la política y de una parte del mass media hispano mas reaccionario que utiliza como arma arrojadiza la supuesta falta de calidad del cine Español.

Y es que "Palmeras en la nieve" esta bien hecha. Muy bien hecha. Unos exteriores sobrecogedores, un vestuario extraordinario, una fotografía magnífica acompañada de una música excepcionalmente escogida e interpretada. En resumen, un trabajo de producción de altos vuelos que la convierte en la "Leyendas de Pasión" a la española.

El guión esta basado en la primera y multivendida novela de la oscense Luz Gabás (a su vez basada en la vida de su padre) refleja la historia, con saltos temporales entre mediados del siglo XX y principios del XXI, de la rama masculina de una familia de las montañas de Huesca emigrada a los campos de explotación de cacao de la entonces colonia española de Guinea. No es malo el guión, a pesar de que, como es habitual, la novela es mucho mas profunda. Una historia tierna a la vez que violenta pero que en algunos fragmentos se adivina quizás un poco plana. Su mayor tara es la falta de puesta en contexto de los hechos históricos que rodean las desventuras de los personajes que, seguramente, nos habría metido mas de lleno en una trama que, aun a pesar de las casi 3 horas de película, no se hace excesivamente larga.

El trabajo actoral es un ejemplo de desequilibrio entre el plantel masculino y el femenino. En el primero a excepción de un excepcional Gutierrez Caba que, durante el tiempo que está en pantalla, sostiene la primera parte de película, no es muy de destacar, con un Mario Casas que, una vez más, muestra una contención que ya no se si denota profundidad o falta de expresividad y unos acompañantes fácilmente olvidables. Es en el lado femenino donde recae todo el empaque de la película, con una Macarena García espectacular en todos los registros, una Adriana Ugarte que, el tiempo que aparece, transmite ternura y sentimiento y, sobre todo, una extraordinaria Berta Vázquez en uno de esos papeles crudos, profundos y sensibles que marcan la carrera de una actriz.

Todo se justifica en un final que unos adjetivarán como lacrimógeno y sentimentaloide y otros como emocionante y sensible. Para un servidor fue mas la segunda que la primera opción.