Haz click aquí para copiar la URL
España España · Santa Coloma de Gramenet
Críticas de Chacal
<< 1 2 3 4 10 29 >>
Críticas 143
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
5 de mayo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchos años que Jackie Chan no está al mismo nivel que en sus tiempos dorados ofreciendo unos trabajos demasiado alejados de sus mejores obras de los 80. Aunque es normal, demasiado que está vivo (66 años tiene el actor) con todas las escenas suicidas que ha rodado en su filmografía. Si Chan no es capaz de mantener la misma energía en las coreografías marciales el foco de calidad tendría que orientarse hacia el argumento del film en cuestión o adaptar la trama y situaciones de acción según las capacidades actuales del actor, pero esto no ha sido mayoritariamente así. En sus últimos quince años de carrera, Jackie ha hecho cosas como Hora Punta 3 (2007), El súper canguro (2010) o, más recientemente, truños como Bleeding Steel (2017), Kung Fu Yoga (2017) o Atrapa a un ladrón (2016). Para echarse las manos a la cabeza, aunque siempre hay algo rescatable. El reino prohibido (2008), donde compartía plano con Jet Li, tenía su gracia y El extranjero (2017) la disfruté bastante con esa mezcla de Rambo, trama terrorista con el IRA irlandés y algo de artes marciales con el ex-James Bond, Pierce Brosnan.

Pero la mala racha se ha acabado. Vanguard (2020) viene a demostrar que Jackie aún nos puede hacer disfrutar como en los viejos tiempos con una vibrante cinta de acción sin apenas descanso, con muchas hostias y destrucción. El film sigue a la organización Vanguard, una compañía de guardaespaldas quien tiene que proteger a un empresario de un grupo de mercenarios de armas tomar. Detrás del asunto está el hijo de un antiguo socio en busca de venganza y ya de paso seguir con el imperio del mal de su padre.

Vanguard (2020) viene dirigida por Stanley Tong, quien ya había colaborado con Jackie hasta 6 veces como en varias entregas de la saga Police Story como la excelente Supercop (1992) o en Duro de matar (1995). También es responsable de Supercop 2 (1993) con Michelle Yeoh o de algunos episodios de la serie Martial Law con Sammo Hung. Vanguard (2020) es inteligente al decidir reposar el peso de la acción y las coreografías en los compañeros de grupo de Jackie, realizando estos un excelente trabajo en ese sentido con unas coreografías muy majas y vibrantes. El film desde el minuto 1 empieza arriba y no admite demasiados bajones de ritmo destacando el adrenalítico prólogo o set pieces como el momento en el río o el climax final en Dubai. Jackie concentra pocos momentos de artes marciales propiamente dichos pero éstas están bien exprimidas por el actor. La película es consciente de la edad de Chan (y hay algunas coñas al respecto) y no lo hace rejuvenecer porque si.

El film resulta razonablemente entretenido pero si dejamos los momentos de acción poco más hay. La trama romanticona entre la simpática y aventurera hija del empresario y el junior del grupo de Vanguard es bastante sonrojante especialmente con esos minutos en la selva africana con la pareja subidos a una especie de banco/cabaña encaramada a un árbol. Los momentos pretendidamente dramáticos no funcionan demasiado principalmente porque no logran que los personajes nos importen. Así también, el film no evita ciertos tics del cine chino reciente como esos fundidos a negro que se me hacen bastante extraños o esa tendencia al despiporre digital. Muchos de los efectos infográficos de la cinta dan bastante el cante aunque si entras en el juego los pasas por alto a excepción de la presencia de esos animales de la sabana africana (león y hienas incluídas) atacando a los personajes y que me dieron algo de vergüenzilla ajena.

Pese a todo lo apuntado, Vanguard es un buen entretenimiento y que nos devuelve al Jackie Chan que nos gusta. Con numerosas y vibrantes escenas de acción, muchos stunts, patadas, escenas peligrosas, explosiones a mansalva y algunos momentos de humor. Un conjunto que logra no bajar el nivel de intensidad y que muestra un buen nivel de producción con numerosas localizaciones. Vanguard no viene a salvar la vida a Jackie Chan pero es mucho más de lo que nos esperábamos de él visto lo que ha hecho últimamente. Entretenimiento sin pretensiones con una calidad de escenas de artes marciales más que notable. Y como en sus mejores tiempos, Jackie estuvo a punto de morir en una de las escenas de acción del film donde la moto de agua que conducía volcó quedando el actor atrapado bajo el agua. En los créditos finales del film podéis ver el momento.

Vanguard tenía la intención de estrenarse durante la festividad del año nuevo chino, concretamente el 25 de enero de 2020, pero la pandemia del coronavirus impidió su estreno.

(https://orientparadiso.blogspot.com/)
Chacal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
5 de mayo de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La trilogía animada de Godzilla, distribuida en todo el mundo por la todopoderosa Netflix, ha levantado polvareda y polémica entre los fans del saurio. La causante: su tono frío, historia a primera vista aburrida y pretensiones filosóficas que la alejan totalmente del espectáculo festivo de monstruos gigantes y destrucción. Dichas pretensiones más complejas y profundas las cuales rompen con cualquier expectativa hacia un producto de carácter más clásico es precisamente lo que, a opinión personal, la ha hecho muy interesante por resultar inédito y diferente en la larga serie del saurio. Una trilogía comandada por Hiroyuki Seshita y Kobun Shizuno, donde se ha ido denotando a medida del paso de las entregas un peso cada vez mayor de las ideas e intenciones del segundo (Shizuno no le interesaban en demasía las cintas de monstruos) en contrapartida a Seshita quien quería llevar a la trilogía hacia un concepto más clásico. Godzilla: El planeta de los monstruos (2017) servía bien como introducción al universo de la trilogía, con unos conceptos muy interesantes que la acercaban a la ciencia ficción pura amén de un tramo final lleno de acción y sorpresas monstruosas que la convertían en una aceptable película a pesar de sus personajes poco interesantes y animación 3D extraña. La trilogía se encara con Godzilla: City on the edge of battle (2018) expandiendo su universo de manera interesante, profundizando algo más en personajes y explorando conflictos morales convirtiendo este episodio en un film oscuro, nihilista y de desesperanzador clímax.

La conclusión llega con Godzilla: The Planet Eater (2018), un más dificil todavía de cara al espectador llevando al límite las pretensiones filosóficas y religiosas de Shizuno en un film complicado y oscuro pero fascinante. Lo podríamos resumir como un episodio de Neon Genesis Evangelion (por su fuerte carga y simbolismo religioso) convertido en un film de Godzilla. El film sigue donde lo dejó la anterior, tras el fallido intento de destruir a Godzilla por parte de los Bilosaludos usando el Nanometal, la aparente inmunidad de algunos humanos a la contaminación de este elemento les hace creer que se trata de un acto divino y abrazan la religión Exif. Aunque la clave para acabar de una vez por todas con Godzilla llegue con el avenimiento de "Dios" a la Tierra.

Godzilla: The Planet Eater (2018) acierta en introducirse en terreno oscuro e inhóspito llevándolo en una dirección no visto en la saga del saurio. Si la tecnología no ha funcionado hasta ahora contra Godzilla y frente a la desesperación de los pocos supervivientes la religión y la espiritualidad se abre paso. Cobra un mayor protagonismo la raza extraterrestre de los Exif y su capataz Metphis quien convierte a Haruo, nuestro héroe, en un elegido divino, el nuevo avenimiento de Jesucristo nada menos. Además de engatusar a los pocos supervivientes con que "Dios" está detrás de la curación milagrosa del "Nanometal" en sus cuerpos llevándolos a la locura religiosa. Se profundiza así en la comunidad de los Hontuas (la civilización que descubrimos en la 2a parte y que sobrevive bajo tierra) y se siguen presentando ideas suculentas como son sus capacidades curativas o su propia sexualidad.

Frente a la desasogante conclusión de Godzilla: City on the edge of battle, The Planet eater no da tregua al espectador concentrando potencia dramática, un ambiente desolador y apocalíptico que no hace sino aumentar la angustia de la historia. Frente a los ambientes metálicos y tecnológicos de la segunda parte, los escenarios del presente film son terrenales y naturales. Espacios abiertos reforzando la espiritualidad opresiva presente en la historia. Respecto a los monstruos, su conceptualización es acertada utilizándolos como catalizadores de las ideas del film. En concreto Godzilla es presentado más que nunca como una creación divina caído en la Tierra como castigo a la arrogancia de la humanidad. Y frente al fin del mundo todo es dejado en manos de "Dios", convocado por medio del sacrificio humano y que no es otro que un irreconocible Ghidorah, emparentado en su aspecto con el clásico dragón chino (una de las influencias para la creación del dragón tricéfalo en los 60) pero protagonizando momentos espectaculares a nivel visual como su primera aparición atacando la nave espacial de los personajes. La llegada a la Tierra del dragón dorado recuerda visualmente al clásico infravalorado de Ishiro Honda, Dogora, the Space Monster (1964) y resulta impresionante su encuentro con Godzilla rodeándole a éste en una especie de campo gravitacional. El clímax final pondrá contra las cuerdas a Haruo quien deberá tomar una decisión final que afectará el destino del mundo.

Godzilla: The Planet Eater es sorprendente llevando al monstruo gigante hacia terrenos insólitos e inéditos en su mitología. Aplaudo la capacidad que ha tenido la presente trilogía para romper nuestras expectativas, utilizando a los monstruos como excusa para tratar conceptos elevados. Ahora bien, el film tiene varios problemas como su densidad temática, fascinante si, pero que puede ser todo un inconveniente de cara al espectador impaciente. La poquísima caracterización y fondo de los monstruos no ayuda. La presencia en la historia de Mothra en forma de alucinación (o no) de Haruo y que le ayuda en sus decisiones finales me parece innecesaria por ser algo más que anecdótico siendo únicamente un guiño de cara al fan clásico. Así también, la conclusión de la historia y la decisión final de Haruo me pareció algo brusca y precipitada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chacal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
5 de mayo de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar del aluvión de criticas negativas que recibió Godzilla: El Planeta de los Monstruos (2017), a mi me pareció un film más que aceptable y que en muchos puntos suponía un soplo de aire fresco a todo lo que habíamos visto anteriormente gracias a su tono y propuestas más cercanas a la ciencia ficción pura que a la fantasía habitual del Kaiju. Unos meses después, en mayo de 2018, llegó a Japón la secuela de título Godzilla: City on the Edge of Battle (2018). Como marcan los cánones de las trilogías, este segundo capítulo pone al límite a sus personajes, abre nuevos conceptos explorando el mundo presentado en el anterior episodio suponiendo el punto más oscuro de la trilogía.

En el film Haruo y sus acompañantes entablan contacto con la tribu indígena Houtua, los cuales rinden culto a una deidad. Siguiendo el rastro del arma Mechagodzilla, lo único que podría vencer al saurio, el grupo descubre que dicho metal ha evolucionado y ha creado una ciudad siguiendo con su misión original: la destrucción de Godzilla.

Godzilla: City on the edge of battle (2018) más allá de guardar un guiño en su título al mítico episodio de Star Trek: The City on the Edge of Forever (1967) incide en ese tono frío y poco amable de la anterior explorando las pinceladas filosóficas solamente apuntadas en la primera entrega y que aquí encuentran su protagonismo con un resultado fascinante pero que resultará inesperado y bastante "durillo" para el espectador medio en busca de juerga monstruosa.

La trilogía se afianza con este City on the edge of battle siendo la entrega más equilibrada del tríptico abriendo nuevos campos en su universo y tratando ideas de carácter filosófico o existencialista muy interesantes e inéditos en la saga del saurio cargadas de complejidad: Quienes somos como humanidad, nuestra unión y dependencia con la tecnología, convertirnos en monstruos para combatir al monstruo... Conceptos muy interesantes abordados, eso sí, entre mucha tecnocháchara y personajes poco empáticos dentro de un conjunto más parco aún que la anterior en momentos monstruosos pero que resulta interesante por ofrecer cosas totalmente nuevas.

Es admirable la capacidad del film (y la trilogía en general) de romper nuestras propias expectativas especialmente cuando el esperado Mechagodzilla es reducido a una descomunal ciudad-trampa incapaz de ofrecer las típicas y clásicas batallas cuerpo a cuerpo contra el monstruo. Un cambio en la mitología de la saga que yo agradezco enormemente tras décadas viendo el enésimo y repetitivo enfrentamiento contra la némesis cibernética. Recordemos que la trilogía está dirigida a cuatro manos por Hiroyuki Seshita y Kôbun Shizuno, ambos con visiones opuestas sobre el personaje. Las diferencias de enfoque entre los dos ya se denotaron en la producción de la primera entrega y según va avanzando la trilogía las ideas del segundo irán cogiendo mucho más peso. Al parecer, para City on the edge of battle, Hiroyuki Seshita junto al guionista Gen Urobuchi, ambos fans de Godzilla, tenían la idea de presentar a un Mechagodzilla más clásico volviendo a la vida con una monstruosa altura de 1000 metros (como aguantaría todo ese peso, es un misterio) y que se enfrentaría al saurio en el clímax de la historia. Dichas ideas más clásicas fueron descartadas por Kobun Shizuno quien recordemos no era muy fan de las cintas de monstruos e insistió en reducir al mínimo las batallas entre bestias en favor de dar al film un tono más intimista y filosófico. Por este motivo, el Mechagodzilla propuesto por Seshita solo pudo verse en el material promocional del film.

Godzilla: City on the edge of battle (2018) acierta expandiendo su propio universo de forma interesante. La historia consigue enganchar de primeras con el descubrimiento de una civilización subterránea, los Hontua y en un guiño a la futura aparición de Mothra, conocemos a dos muchachas gemelas las cuales son guardianas de un huevo. Descubrimos más cosas sobre las diferentes familias alienígenas que acompañan a los humanos en la misión como son los Exif y los Bilusaludos. Los primeros de tendencia religiosa mientras que los segundos abrazando la simbiosis con la tecnología. El romance entre Haruo y Yuko da algo de interés a los personajes en un conjunto con un tono y un ritmo mucho mejor equilibrado que su precedente. Godzilla aquí ya tiene unos increíbles 300 metros de altura y es presentado como un ente silencioso e imparable que no cesa de perseguir a los protagonistas, los últimos guerreros de la humanidad empeñados hasta la locura en vencer al monstruo y recuperar el planeta. El saurio radiactivo tiene aún menor presencia y personalidad que en El planeta de los monstruos pero resulta imponente en el clímax final de la cinta con un desenlace apocalíptico que pone al límite de la desesperación a Haruo siendo una conclusión sobresaliente y que pone los dientes largos frente a lo que nos encontraremos en la conclusión de la trilogía.

El film, eso sí, no abandona algunos de los errores de Godzilla: El planeta de los monstruos como es esa frialdad temática, la extraña animación 3D o algunos conceptos que no terminan por desarrollarse. Pero Godzilla: City on the edge of battle supone un episodio notable e interesante que utiliza a los monstruos como excusa para hablar de temas totalmente inéditos en la saga relacionados con la pérdida de la humanidad, el uso descontrolado de la tecnología, religión y filosofía. Todo en un conjunto de ritmo bien equilibrado, sin abandonar los guiños a los clásicos (Mothra o las Aelinas) y que consigue afianzar la personalidad de esta trilogía.

(https://orientparadiso.blogspot.com)
Chacal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
5 de mayo de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Tras el exitazo que supuso Shin Godzilla (2016) a nivel de taquilla y de crítica y a falta de un par de años para presenciar una nueva encarnación del saurio en Hollywood, Toho nos sorprendió a todos con el anuncio de la realización de una trilogía animada del monstruo. La noticia supuso una sorpresa agradable ya que el anime es un campo en el que tras 60 años de historia del monstruo radiactivo nunca había sido abordado, si obviamos las series americanas animadas de Hanna Barbera o el Godzilla animado de 1999. Otro dato positivo es que los films serían distribuidos a nivel mundial por Netflix unos meses después del estreno en Japón. Los fans del saurio estábamos de enhorabuena. En el último trimestre de 2017 se estrenaba en Japón, el primer episodio de esta trilogía y que tuvo por título: Godzilla: El planeta de los monstruos (2017).

En el film la humanidad es atacada por diversos monstruos gigantes, entre ellos el peor de todos, Godzilla. La hecatombe nuclear obliga a los supervivientes a dejar el que fuera su hogar durante mucho tiempo para intentar mudarse a otro planeta que por desgracia no podrá albergarlos. Su única esperanza de sobrevivir es volver a la Tierra y vencer a Godzilla. Sin embargo, tras su regreso habrán pasado 20.000 años...

Me ha sorprendido gratamente Godzilla: El planeta de los monstruos (2017). El film (como el resto de la trilogía) ha caído en las manos de Kobun Shizuno (responsable de varios títulos de la saga de El Detective Conan) y Hiroyuki Seshita, los cuales han tenido carta blanca para encauzar la historia.

El film es novedoso en la saga por aportar una ambientación futurista y una serie de planteamientos que la acercan a la ciencia ficción pura. Tratar aspectos como la destrucción de la humanidad, viajes estelares, el posible aspecto de una futura Tierra de 20.000 años en adelante, un Godzilla que parece haberse hecho el planeta a su imagen y semejanza así como la aplicación de la teoría de la relatividad en la historia me han supuesto todo un soplo de aire fresco respecto a todo lo que se ha hecho anteriormente en la saga. Planteamientos muy interesantes que desgraciadamente no acaban de enganchar y profundizar del todo en la narración por culpa de un tono y personajes excesivamente fríos y poco empáticos con el espectador.

La animación realizada por la Polygon Pictures, abundante en 3D, se me hace algo rara e incómoda de ver, acostumbrado que está uno a la animación tradicional. Si bien, como episodio de introducción sirve y muy bien para adentrarnos en los aspectos de la trama y que (esperemos) acaben por profundizar y explotar en las siguientes entregas. No está exenta de buenos momentos: ese inicio apocalíptico con los monstruos atacando a la Tierra (incluso Hedorah cae por ahí) o el enfrentamiento final con el saurio. Además el “girito” final (aunque ya bastante usado en el genero de monstruos o animales rabiosos) no deja de ser efectivo. ¿Cómo lograrán estos soldados poder vencer a esta enorme mole de 300 metros en la que se ha convertido nuestro Godzilla?

Por lo visto, y a tenor de entrevistas publicadas a finales de 2018, la Toho insistió en minimizar las apariciones de los monstruos así como las típicas batallas entre Kaijus para tal de darle una visión totalmente diferente al saurio radiactivo marcándose como, uno de los objetivos, atraer al público femenino. Este concepto difería de las intenciones del director Hiroyuki Seshita, quien fan que era del monstruo quería llevarlo a una historia de tono más clásico. Su co-director, Kobun Shizuno, quien nunca había mostrado un excesivo interés hacia nuestro Godzilla, siguió las directrices de Toho e insistió en darle un nuevo camino a las películas dando poco tiempo de pantalla a los monstruos aportando en su lugar aspectos más densos y profundas de poso filosófico y religioso. Este hecho se hará más evidente en las 2 entregas posteriores.

Tenemos cameos estelares en el prólogo inicial, algunos de monstruos poco vistos como Dogora, Hedorah u Orga. Originalmente, el film estaba planteado como una serie de animación pero debido al exitazo de Shin Godzilla (2016) se decidió convertir la idea en una trilogía para cine. Godzilla: El planeta de los monstruos es un muy aceptable film que marca el inicio de una trilogía polémica y discutible pero diferente en todos los aspectos respecto a la historia del saurio. Un film en donde Godzilla se le vuelve a dar un aura demoníaca y apocalíptica como eterno castigo de la humanidad. Papel que le sienta estupendamente. Tan estupendamente como llamar Haruo al héroe de la historia siendo todo un emocionante homenaje al tristemente fallecido en 2017 Haruo Nakajima, el héroe tras el disfraz del Godzilla original.

(https://orientparadiso.blogspot.com/)
Chacal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
5 de mayo de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
En los 70 hubieron varias producciones por parte de la Toho que supusieron todo un esfuerzo por realizar cine de desastres serio y adulto apartándose de la infantilización que el Kaiju Eiga sufría en ese momento con Godzilla convertido en el superhéroe favorito de los niños (Gorgo y Superman se citan en Tokyo de 1973 es el ejemplo perfecto de ello). El hundimiento de Japón (1973) fue un loable esfuerzo en ese sentido por parte de Toho realizando uno de los films definitivos sobre catástrofes naturales con las placas tectónicas cercanas a Japón colapsando y llevándose consigue toda la isla en un despliegue de terremotos, maremotos y demás desastres que azotaban espectacularmente las maquetas de las ciudades japonesas. Apocalipsis 1999 (1974) o "The prophecies of Nostradamus" venía a incidir en ese despliegue catastrófico de El hundimiento de Japón sumándole además toda la preocupación en torno a la contaminación que estaba afectando a la naturaleza y al mundo utilizando las profecías de Nostradamus (bastante de moda en aquellos años) como base. Una fiebre ecologista que afectó al cine japonés de la época si recordamos Hedorah, la burbuja tóxica (1971), donde Godzilla, literalmente, destrozaba a puñetazos una masa informe de lodo contaminante. Apocalipsis 1999 congregó un despliegue de medios espectacular e inaudito contando con la co-producción de la americana UPA y la distribución asegurada de la Paramount Pictures en occidente aunque, como veremos a continuación, el film acabó siendo una pieza maldita para Toho, por desgracia.
En el film un científico japonés, tras un exhaustivo estudio sobre las profecías de Nostradamus, descubre que el fin del mundo está cerca. Nadie hace caso a sus advertencias, hasta que una serie de extraños fenómenos como un recalentamiento inusual de la atmósfera o varias mutaciones de animales ponen en alerta a la población. Pero quizás ya es demasiado tarde.

Apocalipsis 1999 es asombrosamente actual y deprime al ver que todas las alertas de la película en materia ecologista como son el calentamiento global, la contaminación del mar y de los alimentos o la superpoblación no han sido solucionados, al contrario, seguimos encallados en los mismos problemas. Pese a albergar numerosas escenas abundantes en diálogo científico, todos los argumentos del doctor Nishiyama (un Tetsuro Nanba soportando sobre sus hombros la tensión de la historia de manera muy emocional) me parecieron totalmente lógicos y plausibles en un film de estas características logrando un clima de tensión e inquietud muy palpable a lo largo del metraje.
Cinematográficamente el film está muy conseguido encargándose Toshio Masuda de la dirección. Ojo con este nombre ya que Masuda arrastra un currículum interesante siendo uno de los directores de la bélica Tora! Tora! Tora! (1970) o participando en el clásico anime Space Battleship Yamato (1974). El nivel de producción es excelente al igual que la composición de su banda sonora (de Isao Tomita) llena de pasajes entre terroríficos y dramáticos. El film nos presenta cómo diversos fenómenos extraños asolan Japón (y el resto del mundo) los cuales ya nos van poniendo en alerta como la aparición de unas babosas gigantes, los nacimientos de fetos deformes o grupos de niños con poderes varios (gran velocidad o saltos increíbles) derivados de la contaminación radiactiva del ambiente. Pronto estos fenómenos crecerán en intensidad encontrándonos pronto con deformidades grotescas, canibalismo y contaminación cada vez más peligrosa.

Todo resulta serio, adulto e inquietante en Apocalipsis 1999 (si nos olvidamos de algunas exageraciones típicas de la ciencia ficción japonesa y algún momento low-cost risible). Cuando el desastre masivo llega en forma de terremotos, maremotos y desastre nuclear el film no tiene contemplaciones habiendo masacres en masa inauditas en un film de estas características. Por ejemplo, esa explosión en cadena de una caravana de coches en la autopista con los inquilinos de los autos (incluidos niños) siendo pasto de las llamas es muy shocking. De entre los numerosos momentos de destrucción he podido detectar varios momentos como es la citada escena en la autopista que luego fueron reutilizados en Godzilla (1984). Es notorio porque los dos films se llevan 10 años y aún así cuela perfectamente en el film del saurio radiactivo.

El film también aprovecha para explorar las reacciones de la población al fin del mundo. Por un lado los jóvenes, quien en una visión bastante naif y algo ridícula se empeñan románticamente en suicidarse en masa (impagable ese momento de un grupo de moteros hippies despeñándose por un acantilado. En una de esas caídas se ve perfectamente como el stunt se da una leche tremenda contra las rocas, creo que involuntariamente, claro). La población de Tokyo, mientras, se niegan al racionamento alimenticio que les impone el gobierno y siembran el caos en las calles con saqueos y destrozos. Una visión amarga del futuro de la humanidad y que culmina con un auténtico apocalipsis nuclear. Resulta muy fuerte ver cómo, en una secuencia, la planta nuclear de Fukushima es destruída sembrando la radiactividad por el país. ¡En 1974! Increíble. El film presenta además mucha imagen de archivo para describir el deterioro del mundo siendo momentos crudos e incómodos por enseñar sin ningún problema hambruna en África, animales muertos, cadáveres, guerras y demás.

Por supuesto, Apocalipsis 1999 contiene momentos algo sonrojantes que la hacen apartar de su seriedad temática como es la aparición de esos murciélagos descomunales en Nueva Guinea siendo éstos bastante pobretones técnicamente (sujetos por una cuerda, directamente). La gran abundancia de diálogo frente a los peligros de la contaminación y el futuro del mundo puede ser un handicap de cara al espectador impaciente aunque yo logré entrar en ese tono sin ningún problema.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chacal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 29 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow