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España España · Granada
Críticas de Kikivall
Críticas 2,006
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
29 de febrero de 2024
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Un cowboy tejano, Bob Seton (John Wayne), llega a Lawrence, un pueblo de Kansas, poco antes del estallido de la Guerra Civil Americana.

Western dirigido por Raoul Walsh, quien aprovecha un excelente guion de Grover Jones, adaptación de una obra de W. R. Burnett, importante novelista de la época con veinte títulos llevados al cine, y con ello hace una estupenda versión de lo que ocurre en las guerras, en este caso en la guerra de la independencia cuando aún era un mero despunte lleno de irregularidades.

Estrenado en 1940, la película está protagonizada por un genial John Wayne que acaba de sheriff, bonita y eficiente Claire Trevor (la enamorada de Wayne y otro), junto a Walter Pidgeon y Roy Rogers.

En lo social hay lucha de clases, el analfabetismo de la época, la picaresca, los que se aprovechan de las guerras aprovechando las precarias circunstancias, los traficantes de armas, abogados aviesos y también, cómo no, cirujanos y dentistas del tres al cuarto.

Es tiempo de los oscuros días previos a la Guerra Civil Americana. La película combina elementos de romance y guerra, también de lecciones de ética y justicia, y de chantaje y sufrimiento, a la par que ofrece una interesante visión de la época, interesante puesta en escena.

La dirección y la música son destacables, y la interpretación de John Wayne es notable. Película que recibió dos nominaciones al Oscar en 1940: Mejor banda sonora original y dirección artística (B&N).

El gran Walsh saca lo mejor del presupuesto asignado y consigue un western muy meritorio que tiene de casi todo dentro del género: acción, amor, caballerosidad, compañerismo, tiros y batallas.
Kikivall
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7
28 de febrero de 2024
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Módena todos están perdiendo: el club de fútbol, las mujeres, los Ferrari. Es la primavera de 1957 y el ex corredor convertido en empresario Enzo Ferrari (Driver), conocido como Il Commendatore, lleva el peso de la ciudad sobre sus hombros. El director Michael Mann nos cuenta la historia.

Acecha la bancarrota a esa sociedad que Ferrari él y su esposa Laura (Cruz) hicieron florecer de la nada diez años atrás. Se necesita desesperadamente vender más coches. En ese entonces Ferrari apenas producía 100 coches al año. Se precisa un socio potente como Ford o el gobierno italiano para salir adelante.

Para más, su matrimonio, ya turbulento, está en crisis severa. La pareja no ha superado la muerte de su hijo Dino, fallecido a los 24 años en 1956. Un duelo en el cual Laura reprocha a su esposo de la muerte del hijo. En esta crucial etapa, Ferrari toma decisiones arriesgadas apostándolo todo a una única carrera: la “Mille Miglia” (las mil millas por carretera ordinaria). Corría el año 1957.

Además, en la historia oficia de preferida de Enzo su amante Lina Lardi (Woodley), que es su amor, su devoción y con la que tiene un hijo pequeño, Pietro, no reconocido y desconocido para su esposa.

La ética de Enzo para la competición es que sus pilotos deben ir al límite, incluso arriesgar sus vidas: “Dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo”. O sea, apura la frenada para echar al contrincante fuera de la trazada o muere. Crudo, pero era así el reto. De hecho, Ferrari era apodado como el "asesino" o "fabricante de viudas".

A propósito, y en este punto, cabe subrayar las escenas que recogen el accidente fatal de Ferrari, cuando De Portago, tras romper un neumático, perdió el control de su auto cerca del pueblo de Cavriana saliéndose de la carretera. Murieron el propio piloto, su copiloto Edmund Nelson y nueve espectadores, cinco de ellos niños. Hay una escena muy cruda rodada con un realismo que asusta.

Enzo fue acusado de once cargos penales por homicidio involuntario, pero más de tres años después, un juez convocó a un panel de expertos que concluyó que no hubo negligencia.

El director Michael Mann no desarrolla linealmente la biografía de Il Commendatore. Junto con el guionista Troy Kennedy Martin, extraen del libro biográfico de Brock Yates, un episodio en la historia de Ferrari, crucial, pero acotado.

Enzo reúne para la gran carrera un equipo liderado por el veterano piloto italiano Piero Taruffi (bien Patrick Dempsey), el piloto británico Peter Collins (Jack O'Connell) y el número uno español Alfonso de Portago (Gabriel Leone), el cual tenía un romance con la actriz Linda Christian (bonita Sarah Gadon).

Adam Driver interpreta brillantemente a Ferrari (con maquillaje para que parezca de cincuenta y tantos). Su trabajo tiene fuerza, Driver expresa un carácter intenso con sus aristas afiladas llevadas con una gracia decidida.

Penélope Cruz está muy bien como Laura, su esposa, una italiana morena emprendedora y de carácter fuerte que sobrelleva su tormento por la trágica muerte de su único hijo; la Cruz hace una actuación que expresa un estado de amargura y un dolor arraigado en las entrañas, como reinventando el arquetipo de la «mamma» dolorosa.

La tercera pata importante del reparto es Shailene Woodley que hace de Lina, la amante de Enzo, mujer escondida en una casa de campo y con un hijo pequeño de Ferrari. Pero a la Woodley difícilmente la imaginamos como mujer italiana.

La fotografía de Erik Messerschmidt tiene un brillo de porcelana vintage centelleante que resulta apropiada en un filme de época. La luz del día posee un brillo argentino y veraniego que recorre las calles de Módena. También vemos en pantalla colinas bañadas en ricos verdes, dorados mantecosos y rojos toscanos que se mezclan en una neblina matinal en gradiente.

Tiene la obra una gran puesta en escena, estupendos decorados, efectos especiales medidos pero impactantes de choques de autos a velocidades extremas, ello junto con una música que bien acompaña, de Daniel Pemberton.

Esta cinta vive sobre todo en la pista de carreras, la carretera abierta por la campiña italiana. Tiene el enfoque riguroso de un Mann muy centrado en secuencias de carreras que hacen estremecer al espectador, impulsadas por efectos prácticos y réplicas meticulosamente conseguidas de autos Ferrari de época. Pero el drama en sí queda desdibujado.

Es, en fin, una historia dividida en dos, que equilibra la tensa determinación de Ferrari de que uno de sus autos gane la peligrosa Mille Miglia y su complicada vida doméstica, donde tiene que equilibrar las demandas y el furor de su iracunda esposa, con las aspiraciones y amorosas de su amante, que anhela que su hijo sea reconocido y apellidado Ferrari para la posteridad.

Al principio, los títulos de crédito nos dicen que Ferrari y su esposa Laura, con quien se casó en 1932, fundaron Ferrari Spa en 1947; luego se nos dice que la película está ambientada en 1957. Resulta que han pasado muchas cosas en esos 10 años.

Parece, así, una producción a medias, una breve mirada introspectiva a un momento intermedio en la vida de Enzo Ferrari. O sea, un «biopic» sui generis.

Publicado en revista Encadenados: https://encadenados.org/criticas/ferrari-2/
Kikivall
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7
27 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica película de H.C. Potter, uno de los genios del viejo Hollywood más olvidados, que con guion multiautor e historia de McCarey y F.R. Adams, nada menos, acierta a combinar con audacia comedia y aventura, amor y humor.

Fotografía sensacional de Gregg Toland y una música estupenda de Lionel Newman, lo cual, unido a la historia resulta una cinta muy entretenida y graciosa.

Se sitúa en un entorno que varía del norte elegante y moderno al Oeste americano y vaquero, una romántica relación que nos presenta a Stretch Willoughby (interpretado sensacionalmente por un Gary Cooper cimarrón), un cowboy rudo e implacable, pero con buenos sentimientos; junto a él una Mary Smith muy pija (interpretada genial por la bonita Merle Oberon), joven adinerada de alto postín.

La cosa es que ella le hace creer a él que es una chica desgraciada con una familia desestructurada. Con el cuento y las carantoñas acaban casándose, pues, aunque su personalidad no tiene nada que ver con la de ella, Stretch acaba enamorándose de Mary.

La química entre los personajes principales es palmaria, y la película logra mantener al espectador enganchado hasta el final, pues hay mucho enredo por medio de esta medio farsa cómica.

La sensiblería del romance contrasta con la dura vida de los cowboys, lo que provoca escenas divertidas. La trama es entretenida y emocionante, con momentos de acción y amor.

Esta cinta recibió tres nominaciones a los Oscar y ganó el Oscar a Mejor Sonido. Película lamentablemente olvidada, continúa siendo un interesante ejemplo de cine clásico que estaría muy bien ver.

PERO, tiene esta película, para algunos progres bienpensantes, alguna “peguilla”. Explota en la cara de lo políticamente correcto: un cowboy paleto y bruto pretende a una joven bien, y de fondo, los ricachones que miran por encima del hombro a los pobres. A ello se une el “tufo” machista del hombre rudo que pretende domar a la mujer con temperamento fuerte, como si fuera un caballo asisvestrado.

Pues bien, aunque claramente el filme es pura parodia, con fino humor y fondo positivo, para muchos es película que no sienta bien al carácter de los que fácilmente se ofenden y a los progresistas y feministas de salón.

Una pena que estas miserias lastren una obra clásica… a este paso ni el Quijote se podrá leer.
Kikivall
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7
26 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western del año 1951 dirigido con enorme oficio por George Sherman y protagonizada por Van Heflin, Yvonne De Carlo, Alex Nicol y Preston Foster: un reparto de los buenos en aquella época.

La trama se centra en el conflicto entre el ejército estadounidense y los indios sioux por la construcción de un fuerte en su territorio. El ejército americano quiere construir un camino y un fuerte en territorio cedido a los sioux en un tratado previo. El explorador Jim Bridger, que simpatiza con los indios, se ve dividido entre su lealtad a su nación y a sentimientos afines a los pieles roja.

La película es sensacional tiene una fotografía maravillosa y resplandeciente de Charles P. Boyle, es una obra interesante, con un ritmo adecuado y muy amena.

Recrea al hilo de una interesante música de Hans J. Salter hermosos paisajes del lejano oeste, maravillosas cabalgadas de indios, luchas entre el ejército USA y los indígenas, hay amor y odio, y hay también una voz crítica contra el abuso que algunos desalmados yanquis tuvieron para con los nativos.

Su visionado se hace muy entretenido y disfrutable, sobre todo si, como es mi caso, eres fan del western. Las escenas de acción están espléndidamente rodadas por Sherman, uno de los mejores artesanos del Hollywood dorado que, trabajando a destajo, logró algunas pelis meritorias como esta.

Peli que tiene su ritmo, un excelente reparto, como he apuntado, donde destacan un guapetón Van Heflin y una esplendorosa Yvonne De Carlo, ambos acaban enamorándose. Además, aborda seriamente los abusos y canalladas del hombre blanco a los indios.

Película que, contra las críticas negativas o tibias que he leído, aconsejo encarecidamente, hay de todo, drama, luchas, amor, cacería de búfalos, la chica bonita (De Carlo), la heroicidad del joven (Heflin), y todo acaba bien para los indios, incluso.
Kikivall
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9
25 de febrero de 2024
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Película iraní dirigida por Abbas Kiarostami, que se alzó con la Palma de Oro en Cannes en 1997. Esta obra cinematográfica nos sumerge en una reflexión profunda sobre la vida, la muerte y la esperanza.

La trama sigue a Badii, un hombre de unos cincuenta años que recorre las afueras de Teherán en su automóvil. Su objetivo es encontrar a alguien que lo ayude en su proyecto y en su afán de suicidarse.

El hombre ofrece una gran suma de dinero a quien acepte. El “ayudante” deberá ir al amanecer al lugar donde Badii ha cavado una fosa y, si es necesario, enterrarlo o ayudarlo a salir de la fosa si su intento fracasa.

La película mantiene el suspenso al máximo, revelando el proyecto de Badii solo hacia la mitad del metraje, lo cual que tiene al espectador en vilo.

Durante su búsqueda, propone su plan a tres hombres diferentes: un militar joven, un religioso y un taxidermista empleado de un museo. Este último, el más viejo, finalmente acepta. Su trabajo, que ofrece la eternidad a los animales embalsamados, lo hace sensible a la solicitud de Badii.

La ambigüedad inicial puede llevar a discurrir y a especular sobre la razón detrás del proyecto de Badii. Incluso si no hay un intento de encuentro homosexual.

El cineasta nos deja inventar nuestra propia interpretación, ya que nada sabemos de Badii ni de su pasado. La película se convierte en una fábula filosófica y poética sobre la vida, la muerte y las pequeñas cosas que nos conectan con el mundo: cerezas maduras, el sol naciente, la luna y la naturaleza.

En suma, esta obra es un ejercicio de cine puro que susurra la trascendencia de la vida humana e incluso ahonda en el misterio de la libertad. Y es también un exquisito retorno al cine más íntimo, alusivo y humanista. Cine de excepción.
Kikivall
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