Sin duda esta es una película, muy bonita, su partitura musical es espléndida y su reivindicación del amor, la familia y otros lugares comunes varios viene servida por un majestuosos technicolor y unos números musicales que en honor a la verdad solo pueden ser calificados de antológicos.
Pero a pesar de todo esta es una película blanda, sosa, llena de tópicos que arruinan parcialmente la propuesta y que en algunas ocasiones causan auténtica vergueza ajena. El paso del tiempo juega en su contra por que tanta bisoñez y convencionalismo, la verdad, son difíciles de soportar, de manera que pese a su fama, totalmente merecida en el apartado musical, no resite comparación con otras obras del género (me viene a la cabeza Un día en Nª York, Desfile de Pascua ó La bella de Moscú) .

Fabuloso y muy divertido musical que se beneficia de la maravillosa partitura de Cole Porter en pleno estado de gracia y de una Cyd Charisse impagable como bailarina y bellísima. Muy mordaz e ingeniosa supone una versión más que digna del afamado Ninotchka de Lubitsch, enlazando los números musicales con maestria, elegancia y soltura.
La dirección de Mamoulian es espléndia pero a pesar de todo a la película la rodea un halo de decadencia agridulce que sirve de presagio a lo que luego se demostró evidente, el género musical clásico estaba al borde de su desaparición, y esta película sería uno de los grandes últimos ejemplos.
Muy mal recibida por el público en su día, La bella de Moscú es actualmente uno de los mejores musicales de todos los tiempos y el paso de los años no ayuda si no a revalorizarlo aún mucho más.

A la caza no solo me parece uno de los mejores trabajos de William Friedkin si no una película casi imprescindible en su tremenda rareza, en la extrañeza y desazón que produce su visión, en su tono oscuro, claustrofóbico y perturbador. Todo en la película esta pensado para producir una sensación de alucinación que se consigue incluso en las escenas más tópicas que se convierten en auténticas rarezas de un tono visionario alucinógeno (el interrogatorio en la comisaría sería un buen ejemplo).
Lastrada solamente por la interpretación de un Al Pacino bastante ajustado, su ambiguedad moral y su capacidad para explorar los recovecos más siniestros, subjetivos y escalofriantes de su protagonista y del mundo en el que se sumerge, A la caza ha ganado mucho con los años, perdiendo en su vena escandalizadora (aún así incluso hoy en día su retrato del submundo sadomasoquista gay sigue siendo excitante y perturbador) y consolidando ese tono pesimista, sombrio y delirante en el que la película sobrapasa el genero de thriler para adquirir con todo mérito el calificativo de título grande dentro del cine de horror moderno.

Al ver hoy en día una película tan dura como Rampage nos damos cuenta de como ha cambiado el género en los últimos años. La incursión de títulos como El silencio de los corderos ó Seven han desplazado a obras como esta que si bien en su momento fueron interesante a día de hoy están totalmentes pasadas de moda.
Y es una pena por que Rampage, pese a no llegar a los tonos claustrofóbicos y pesadillescos de A la caza, el otro film de Friedkin con el cual tiene una estrecha relación, es una buena película, con una realización seca y concisa, un atmósfera muy conseguida y una ausencia de complacencia y efectismo gratuito que la pone muy por enicma de otras obras del ya consolidado género de cine de asesinos psicópatas.
Con algunas secuencias de una dureza extrema, una falta absoluta de implicación personal y unos interpretes muy ajustados, en su momento Rampage fue un sonoro fracaso quizás por que no hace ninguna concesión y el espectador apenas si tiene asideros emocionales con lo cual su visión es desconcertante y muy turbadora. El paso del tiempo debería haberla ayudado en su consideración, pero la imposición de la truculencia gratuita y el sadismo de diseño que ahora se estilan no son para nada una tendencia que ayuden a que cintas como esta puedan ser cuanto menos conocidas actualmente.

"Victima" no es una obra maestra, ni siquiera es una gran película. La dirección de Dearden es errática y escamotea demasiadas cosas en una puesta en escena realmente plana y sin mordiente. A pesar de todo esto y alguna truculencia poco creible hoy en día, ante una obra como esta hay que quitarse el sombrero.
Se trata sin duda una de las obras más valientes de la historia del cine. No solo por tratar un tema totalmente tabú en su momento, si no por no pararase en la simple descripción de personajes y situaciones, por no hacer más que las concesiones necesarias para la época. La visión de vicitm adquiere así un significado histórico y sociológico que la transforman en una obra grande, muy muy grande.
Si a esto añadimos la excelente interpretación de Dick Bogarde, sin duda perfectamente mimetizado con el personaje, las conclusiones frente a esta cinta no pueden ser más positivas. Seguramente en manos de otro director los resultados hubiesen sido mejores y quizás algunos tópicos que lastran en exceso el film podrían haber sido evitados. Pero vistas las cosas hoy en día "Victima" puede resultar desoladora no solo por la sordide de la historia que cuenta, si no por que seguramente en el fondo las cosas no han cambiado tanto en estos años como sería deseable.