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España España · Madrid
Críticas de OsitoF
Críticas 2,130
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
26 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay héroes sin capa y películas que, sin grandes méritos técnicos o revolucionarias innovaciones argumentales, hacen tanto por el Cine como la mayor de las obras maestras. Es el caso de “La familia Bélier”, que hace visible como pocas la farsa en la que se han convertido unos Óscar que, después de dejarse su crédito valorando las películas en base al género, al color o las minusvalías de quién dirige o interpreta las películas, va camino del esperpento con decisiones como la de dar los premios, entre otros, de mejor película y guion adaptado al remake (“CODA: los sonidos del silencio”) de esta película francesa. Lo de mejor película huele mal - ¿tanto mejora una película por trasladarla geográficamente a EEUU e interpretarla con actores locales? - pero lo del guion adaptado es, directamente, un puñetero insulto a la inteligencia: ¿¿Han premiado la adaptación del guion francés que sólo cambia los nombres de la gente y las ciudades?? Si estamos ante un ejemplo de que los Óscar se compran y se venden, malo, y si lo que pasa es que tocaba dar el premio a una película de cojos, sordos o ciegos, casi que peor.

En fin. “La familia Bélier” es una comedia dulce y de buen corazón que, más que intentar matar a carcajadas al espectador, trata de emocionar al público utilizando su atmósfera ecofriendly y la superación de problemas médicos con el poder de la familia y el buen rollo. En líneas general, es un buen trato: la historia se desarrolla de manera fluida y agradable, con los conflictos esperables, intrafamiliares y extrafamiliares, entre gente con discapacidad auditiva y con auditividad heteronormativa, muchos de ellos más falsos que los montajes de hijos de expertos que se cuelan en las videoconferencias de Skype mientras son entrevistados en TV como ejemplo de conciliación. Pero cumple con sus expectativas de hacer pasar un rato entretenido, de conmover en los clímax y de demostrar que se puede hacer una película con trasfondo social y apariencia comercial, que no da todo el rato la turra queriendo hacer mejor a la sociedad.
OsitoF
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6
24 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo suele pasar con los dramas de enfermedades y discapacidades, se le puede echar en cara una cierta frivolización con una asunto muy serio y no me extrañaría que, entre las familias que sufren diagnósticos similares, haya mucha gente que no se identifique con Julianne Moore, con su sufrimiento o con el de su familia pues, al fin y al cabo, las circunstancias de cada uno son muy personales. Habrá quien diga que la mujer lo lleva demasiado bien, que la familia lo lleva exageradamente mal o que el tratamiento de su historia es demasiado «artístico». Personalmente, voy en esta última línea: me parece que “Siempre Alice” tiene el enfoque de una película que quiere conmover por las buenas o por las malas, lo que no es incompatible con una intención de visibilización del Alzheimer ni con que la película sea buena. No sé, es lo malo de este género que, por unas razones u otras, no termina dejando contentos ni a los que saben del tema ni a los que creen que saben del tema.

Visto con una perspectiva puramente técnica, la interpretación de Moore como enferma de Alzheimer es indiscutiblemente soberbia, sensible y auténtica, incluso en los momentos más sentimentales . Lo mismo se puede decir de su narrativa y su puesta en escena: la película te puede parecer más o menos artificiosa, te puede parecer tramposa en mayor o menor medida, pero cuenta lo que tiene que contar de una manera clara y cómoda para el espectador y bella para la vista.

Entrando ya en el terreno de los sentimientos, de sus intenciones y sus mensajes, bueno, tampoco me parece malo plantear la historia con cierta épica, desde un plano de superación del dolor y de afrontar la realidad con serenidad y pragmatismo, dejando lecciones de vida para su familia… y para un espectador que es libre de tomarlas como cháchara de autoayuda, como verdades genéricas o como ideas a tener en cuenta por si algún día se ve en una situación parecida. Con que una única reflexión tenga una mínima aplicabilidad en tu vida, seguramente habrá hecho que la película merezca la pena. Si, por lo general, suelo ser muy escéptico con este cine, la lucha de Alice conectó conmigo.

En ese sentido, una última advertencia: “Siempre Alice” no reniega de su esencia lacrimógena y de recorrer un montón de lugares comunes del género buscando la reacción fácil. Pero no sólo toca las teclas habituales del dolor o las penurias, sino que tiene varias bombas emocionales que se disparan desde la superación o el valor. A lo que voy, si te gusta el cine de acción o de guerra y te emocionas discreta o abiertamente cuando el Sargento Mayers, herido en el último momento, se sacrifica para cubrir la retirada o cuando Bruce Willis (ánimo con lo tuyo Bruce) se ofrece voluntario para cumplir con su deber y volar un asteroide con él encima, aquí vas a llorar como una magdalena.
OsitoF
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4
23 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arriesgado intento de fusión de una película de acción con otra de intriga psicótico-psicológica que, de haber llegado a salirle bien, hubiese sido un pelotazo que bien podría haber dado pie a un nuevo género. Desgraciadamente, no le sale bien… o por lo menos no sale un producto integrado sino una confusa mezcla de dos películas que captura el interés gracias al tirón de los protagonistas casi al mismo ritmo con el que lo dilapida en continuos anticlímax que, no por casualidad, coinciden con los cambios de registro en la trama: cada vez que el muchacho está a punto de resolver un trauma empieza un tiroteo y cuando va a resolverse una pelea volvemos a una psique perturbada. Y todo con una interacción entre los protagonistas entre los surreal y platónico que no aporta más que desconcierto a una cinta que, precisamente, era lo último que necesitaba.

Película estacional, de las oscilan entre el cuatro y el cinco y tienen un pase según el clima que haga fuera de casa o la agenda de cada uno. A veces dos películas ligera son un producto mejor que una película inteligente.
OsitoF
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6
21 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama sobre refugiados sudaneses que, para lo rancio que soy yo, por una vez me tocó la fibra. Posiblemente, porque no dice por ninguna parte que sea una película basada en hechos reales pero no me resulta complicado llegar a creerme lo que veo. A través de las desventuras de un grupo de hermanos huérfanos menores de edad en una de las muchas guerras civiles africanas, “La buena mentira” intenta tratar con amplia perspectiva el impacto de esta clase de conflictos en los más débiles, los no combatientes, especialmente si se ven desamparados y sin adultos que se hagan cargo de ellos.

Así, más allá de los riesgos evidente en combates, el simple hecho de subsistir y encontrar el agua, la comida y el refugio para sobrevivir un día más es una odisea en sí misma, especialmente en áreas esquilmadas con el riesgo constante de represalias indiscriminadas cualquiera de los bandos (que no hacen distinciones cuando buscan sangre) o de que termines reclutado para servir de carne de cañón. Incluso el hecho de llevar a un campo de refugiados no supone llegar a un nuevo hogar, porque la escasez de medios los convierte en otra prueba de supervivencia frente a otros refugiados más mayores (pero igual de necesitados) que compiten con ellos por los recursos. “La buena mentira” continúa el recorrido describiendo diferentes escenarios relacionados con la emigración (legal) desde Sudán al primer mundo, donde no siempre las cosas son de color de rosa y la integración no siempre es fácil ni posible. El Sistema no es perfecto y la cadena de acogida está llena de lagunas e intermediarios interesados en aprovecharse de las ayudas a los acogidos.

Naturalmente, ni las emociones a flor de piel ni las buenas intenciones que todo lo inundan pueden ocultar la naturaleza instrumental de varios de los personajes incluídos en el guion para ilustrar cada riesgo o peligro del proceso: a un hermano le pasa esto aquí, a otro le pasa aquello allá… siempre hay un hermano al que convenientemente que pasa por una de las vicisitudes que trata de poner de manifiesto la película. Pero el conjunto es solvente y la película lo resiste, llevándonos a empatizar con unos chavales obligados a madurar apresuradamente para colaborar en lo que puedan y hacerse cargo de los más pequeños, en tareas que sobrepasarían las capacidades de muchos adultos.

Su desenlace es un poco rebuscado y debería penalizar su credibilidad pero, en ese punto, todo el entramado emotivo ha alcanzado unas cotas tan conmovedoras que quieres creer que vale, que adelante con la traca final. En cierto modo, se lo gana con toda una historia previa bastante honesta en su crudeza y crueldad y, lo mejor de todo, contada sin mensajes ni ideologías a pesar de que el tema se presta a la demagogia y el populismo barato. Pues no, “La buena mentira” trata de contar las cosas como son y dejar que cada cual saque las conclusiones que vea, incluso de llegar a conclusiones discrepantes de la postura oficial. Mucha aventura, mucho drama y muchas buenas vibraciones, con cero política, como tiene que ser.
OsitoF
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6
20 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy muy dado a los dramas, me gusta que en el poco tiempo que tengo para dedicárselo al cine, más que lírica, arte o cultura, me aporte épica y entretenimiento. Por un lado, son frecuentes las películas que asocian el concepto de drama a dejar mal cuerpo y se lo toman por lo facilón concentrando toda clase de miserias y elementos sórdidos sobre la unidad grupal más evidente, la familia. Por otro lado, hasta no hace mucho, en el cine nacional era prácticamente inevitable un película sin «mensaje»: el drama tenía siempre una raíz social que a su vez tenía un origen político porque no votabas bien. O porque no veías las cosas con la perspectiva adecuada. Yo creo que nos entendemos.

No voy a decir que “El niño de la bicicleta” sea un disfrute y mentiría igualmente si dijera que es una película que intento ver, al menos, una vez al año o que, cuando la echan en alguna tele, me quedo a ver sus momentos más espectaculares. Es una película que vi una vez y tuve bastante… pero no me dejó mal cuerpo (ni bueno, tampoco). Es una historia con momentos de tocar fondo y momentos para el optimismo que se desarrolla con fluidez y naturalidad, sin recargar la miseria más de lo necesario. Me la creo en sus mejores momentos y en los peores, que es algo importante en estos casos. Una buena cinta para poner los pies en la tierra y relativizar los problemas de uno, para contextualizar la realidad en la que vivimos (o en la que nos hacen vivir los medios de comunicación) y para desintoxicarse de tanta ficción mediática.

Tiene las ideas claras de lo que quiere contar, en qué charcos meterse y qué jardines esquivar y la duración justa para hacerle caso sin saturarte. No busca culpables, no transmite ideología, simplemente te hace parte de una historia. “El niño de la bicicleta” es de esas películas que entienden lo que es rodar un drama con el don de la concisión y la claridad.
OsitoF
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