Argumento:
Después de vencer a Owen Shaw, Toretto busca recuperar su vida con Letty, mientras que Brian tiene una tranquila (y “aburrida”) vida junto a Mía y su hijo. Pero Deckard Shaw (Jason Statham), busca destruir al equipo que derrotó a su hermano.
Nuestros amigos se aliarán con el servicio secreto estadounidense, que los envía a rescatar a una hacker capturada por un terrorista africano, y a cambio, les dará acceso a una aplicación informática llamada “Ojo de Dios”, para seguir los movimientos del cuidadoso y escurridizo Shaw, y así poder acabar con él, antes de que él lo haga con ellos.

Lo bueno de esta cinta es que está repleta de acción.
Paradójicamente, lo malo es que está demasiado repleta de acción. Es decir, llega un momento en que tanto corchazo, tantas explosiones, tantos golpes a la cara sin que el que los recibe se vea siquiera un poco mareado, tanta escena en cámara lenta de un auto que salta a un precipicio, o bien, de un edificio a otro, la verdad que llega un momento en que satura. Se vuelve insoportable tanto sinsentido de destrucción y escándalo porque sí.
Habrá guiños constantes a las partes anteriores de la saga, un humor liviano agradable, y dejará bastante satisfechos a los fanáticos, porque sigue con la misma línea, que es lo que la mayoría busca. No innovación, sino continuidad.
Mención especial para el señor Roman Pierce (Rome), que cada vez que habla, hace reir. Un genio.

"Comedia musical" (sí, entre comillas) hecha en 1975. Fue lo más gamberro y demencial que pudieron logar.
Sé muy bien que el mensaje es el de la diversión y sexualidad sin límites, un grito de libertad, claro está. Seguramente la época lo ameritaba.
Ahora bien, estar una hora y media viendo trasvestidos vampirescos cantando y bailando locamente, es totalmente desagradable. Ni hablar de lo aburridísima que es. No da risa, las canciones no son pegadizas... nada. No hay argumento, siquiera.
No entiendo cómo es considerada por tantos, una película de culto. A mí, hasta me cuesta considerarla una película.

Argumento: Thomas llega por un elevador a una zona verde, sin recordar nada, poblada de otros adolescentes varones que han pasado por lo mismo. Alrededor de ella, hay un enorme laberinto que un puñado de estos jóvenes recorre corriendo, para trazar su recorrido y encontrar una salida. Las puertas del mismo abren a la mañana y cierran al atardecer. Los que no volvieron, jamás volvieron a ser vistos, ya que durante la noche fueron asesinados por criaturas robóticas llamadas "laceradores".
Un día llega por primera vez una chica, que traía con ella una nota avisando que sería la última, y Thomas empezará a convencer a muchos miembros del grupo, que es posible encontrar una manera de escapar.

En líneas generales, da la impresión de ser un compilado de cosas ya hechas (el Señor de las Moscas, Los Juegos del Hambre y Lost), pero con cierta personalidad propia, que la convierten en entretenida, interesante, y hasta cierto punto, original.
Se agradece que haya un desarrollo de los personajes, sin caer en absurdos estereotipos ni historias románticas cursis, como en otras producciones que tienen a los jóvenes como protagonistas.
Maneja correctamente el suspenso, la acción y el drama. La fotografía está muy bien cuidada y la ambientación, realmente lograda.
Lo que realmente atrae de esta cinta, es que contiene muchos puntos que a todos nos encanta: los laberintos, la supervivencia, las criaturas asesinas, el misterio de cómo llegué aquí y por qué... todos ingredientes que logran que uno no quiera despegarse del asiento, por más que haya ciertas situaciones un tanto rebuscadas o inexplicables.
En cuanto a las últimas escenas... es como que volcaron de golpe las "posibles respuestas" a lo que se ve anteriormente, indicando claramente una secuela. Un final que confunde más de lo que aclara, porque todo se explica de manera demasiado simple, y me permito agregar, poco creíble. De todas formas, hay que ser prudente. En las próximas entregas nos enteraremos de cómo era realmente la cosa.

Argumento: Chris Kyle, preciso francotirador de las líneas estadounidenses en Irak, se convierte en “La Leyenda”, por el gran récord de muertes bajo su fusil, protegiendo a distancia el avance de sus compañeros en las ciudades con rebeldes acuartelados. En casa, sin embargo, su esposa e hijos esperan siempre ansiosos su vuelta del campo de batalla.

Sí, es una asquerosa propaganda yanqui.
Sí, no se ajusta exactamente en muchas cosas a la historia real.
Sí, no aporta nada nuevo al género bélico.
Y por último: Sí, y vaya que sí, es la película con la desbordante dosis de acción, nerviosismo y disparos que busca todo fanático.
Además, hay un interesante trasfondo, y la parte psicológica del protagonista, el francotirador, no fue descuidada, todo lo contrario.
No hay demasiado para analizar, simplemente disfrutar el vértigo de las escenas que, en lo visual y lo sonoro, realmente tiene mucho para ofrecer.

Humor absurdo, diálogos sin profundidad, choques, explosiones, acción disparatada y nula voluntad de ser más de lo que realmente es: una cinta de un grupo de mercenarios que se ven envueltos en un culebrón tras raptar a la que resultó ser la ahijada de su propio jefe. El protagonista es un ingenuo Mark Wahlberg atrapado entre sus dos parejas (lo complicado de llevar una doble vida, ¿han visto?) y el plan de sus compañeros.
Es entretenida, cómica y sorprendentemente adictiva, por lo descabellado de las situaciones y su resolución. Por suerte, una película nada seria, que insisto, no busca serlo... y lo bien que hace.