Alatriste representa el honor y la película trata de eso. Hacer lo que debe hacerse, cumplir con el deber, ser fiel. Es un mensaje que para leerlo hay que elevarse, y la aventura - que la hay, y entretenida - es el instrumento que el director usa para hacerse escuchar y recrear en movimiento lo que Perez Reverte imaginó para la inmovilidad de la imprenta. Los paisajes, los vestidos, los detalles están cuidados y lucen perfectos. Viggo Mortensen, otrora vecino de Villa Ballester, provincia de Buenos Aires, aporta lo suyo con singular economía de recursos, a lo grande y sin duda, muy bien dirigido. Su compinche mercenario italiano hace también una composición realmente notable, de lo mejor que se puede ver en un cine. Los diálogos, los momentos, el montaje, los detalles fotográficos, la sobriedad del relato, nos muestran que don Agustín Díaz Yanes es uno de los mejores directores que pueden encontrarse urbi et orbi. Película magnífica, que a muchas personas puede parecerles un poco lenta, pero que no lo es, es que estamos acelerados.
El final de la película, es de antología, emblemático, definitivo. Una obra maestra.