El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo
Comedia
En las noches de los años 80, Borjamari y Pocholo se mueven a sus anchas en la discoteca Aguacates. Expertos en hacer bromas “canallas” a las “niñas”, con su desparpajo son los reyes del local. Veinte años después, todo sigue igual. Sólo que ahora, los dos hermanos ya no son nada en Aguacates ni en el nuevo mundo. Nada excepto objeto de mofa y burla. Su primo Pelayo, de quien solían reirse y abusar en la adolescencia, reaparece en sus ... [+]
11 de diciembre de 2010
11 de diciembre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una burda comedia que ¿sigue? los pasos de "Dos tontos muy tontos". Pese a que la idea no es mala, esta película no sale de los mas bajos fondos de insustancialidad y carencia de gracia.
Roza el friquismo y al ver esta película es cuando te preguntas porque en España se piden más ayudas para hacer cine...Y es que para hacer tan grandes truños, lo mejor es quedarse en casa.
Lo único salvable de la película es la actuación de Javier Gutiérrez, en estos momentos en mi opinión uno de los mejores actores de comedia de la actualidad.
Los dos puntos de mi votación, me parece excesivos, pero los dejare por el mencionado Javier Gutiérrez.
Roza el friquismo y al ver esta película es cuando te preguntas porque en España se piden más ayudas para hacer cine...Y es que para hacer tan grandes truños, lo mejor es quedarse en casa.
Lo único salvable de la película es la actuación de Javier Gutiérrez, en estos momentos en mi opinión uno de los mejores actores de comedia de la actualidad.
Los dos puntos de mi votación, me parece excesivos, pero los dejare por el mencionado Javier Gutiérrez.
13 de junio de 2015
13 de junio de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oscura y desafortunada comedia española tipo "Dos tontos muy tontos" que rezuma amargura y fracaso ante unos personajes patéticos que provocan rechazo y compasión en situaciones escasamente cómicas aunque ello no lo pretendan los guionistas. La idea es buena pero el desarrollo de la misma en la película es torpe, con una sucesión de gags (?) sin gracia y situaciones de confusión surrealistas, con tremendos fallos de continuidad, que recuerda lejanamente a "El detective y la doctora", un film sobre un enfermo mental que se cree Sherlock Holmes y que investiga un caso que está en su imaginación, encontrando pistas donde no las hay.
Cuesta creerse el acento pijo de los actores, y quizás el único acierto es su fanatismo por la música de Mecano, aunque sea un flaco favor a dicho grupo musical, al ser identificado con unos personajes ridículos. No obstante, al final sale Nacho Cano en un cameo como DJ.
Cuesta creerse el acento pijo de los actores, y quizás el único acierto es su fanatismo por la música de Mecano, aunque sea un flaco favor a dicho grupo musical, al ser identificado con unos personajes ridículos. No obstante, al final sale Nacho Cano en un cameo como DJ.
17 de junio de 2010
17 de junio de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que no se puede esperar una gran película, quiero decir, que imagino que todo el mundo sabe a lo que atenerse cuando ve esta peli.
Yo sabía que no iba a ser buena, de hecho, es bastante mala pero si esperaba reírme más veces de las que me reí, si lo hice 8 veces, esperaba unas 20.
Hay momentos que son de humor, pero momentos muy crueles....
Yo sabía que no iba a ser buena, de hecho, es bastante mala pero si esperaba reírme más veces de las que me reí, si lo hice 8 veces, esperaba unas 20.
Hay momentos que son de humor, pero momentos muy crueles....
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Crueles como engañar a la protagonista con un tío tan asqueroso como el que se cepilla o el subfondo de la película, dejar como gilipollas retrasados a los dos protagonistas.
La peli es muy mala, pero me quedan un par de dudas.
1- ¿Nadie en 20 años les dijo que hacían el ridículo? ¿Ni los padres?
2- ¿Como cojones la protagonista habla con la amiga, si media película han tardado en llegar al concierto?, los tres quedaban en 10 minutos en el mismo sitio.
La peli es muy mala, pero me quedan un par de dudas.
1- ¿Nadie en 20 años les dijo que hacían el ridículo? ¿Ni los padres?
2- ¿Como cojones la protagonista habla con la amiga, si media película han tardado en llegar al concierto?, los tres quedaban en 10 minutos en el mismo sitio.
24 de enero de 2024
24 de enero de 2024
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Evidentemente ni es una obra maestra ni merece un 10, pero, coño! Menos aún merece un 2,8!!! Es una peli de culto y ciertamente, tiene algunos puntazos que te partes de caja. Conocía a 2 ó 3 colegas que veían esta peli de manera compulsiva, vaya masocas, una peli de un 2,8, la peor peli de la historia... Hay que joderse, la peña tiene el sentido del humor en el ojete. Javier G (Pocholo) es el auténtico pijo 80s, la mejor actuación y Santiago Segura era el típico gordo pijete... Comedia de caricatura, claro está, pero tiene auténticos puntazos. Hala, id a ver un dramón argentino, yo me quedo en el aguacates con mis niñas, con mis copas, oyendo a Nacho Cano y Rafa de la Unión. Meted la mano en el bolsillo del Borjamari y os dará lo suyo.
19 de octubre de 2024
19 de octubre de 2024
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Atemporal. Incomprendida. Nuestra última bala.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Osea por favor, El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo! ¿Es verdaderamente una joya del séptimo arte? Sí, bueno, más bien es una joya de esas que encuentras en el fondo del cajón, entre calcetines desparejados y fotos de Mecano. Podrías haber vivido perfectamente sin ella , ignorando su existencia, pero desde que la encuentras, eres un poquito más feliz y más canalla. Esta película es un viaje tan épico que te deja con dos preguntas existenciales: ¿Por qué la vi? y ¿Por qué quiero verla otra vez?. Pero, vamos a ver, no todo en la vida es John Ford, a veces necesitamos algo tan disparatado que nos haga cuestionar hasta la cordura del propio director.
La trama, si es que podemos llamarla así sin que se nos caiga un trozo de dignidad al suelo, sigue a Borjamari y Pocholo, dos pijos atemporales cuya evolución se quedó en los años 80. Y cuando digo "evolución", me refiero a la última vez que cambiaron de ropa o de peinado. El uno, Borjamari (Santiago Segura), es un nostálgico de la movida madrileña, pero del lado más cutre, el que ni Almodóvar se atrevería a retratar. Y Pocholo (Javier Gutiérrez), su fiel compañero, un tipo que por mucho que se esfuerce, no llega. No llega al nivel de vileza - o para nuestros protagonistas, de canallería - que supone conseguir que una niña mona de la moraleja te toque la poll* delante de toda la discoteca - he de confesar que yo tampoco llego y no será por falta de empeño. En esta película, aparentemente ridícula y simple, se esconden verdades insondables a la naturaleza humana. Veánla.
Lecciones y momentos de cambio
"Yo tengo mundo interior, tu no"
Si señores sí, funciona. Ahí estaba yo en el Molí, mirándola fijamente, pensando cómo romper el hielo sin caer en lo obvio, cuando de repente me acordé de la frase. Esa obra maestra del ligoteo, esa declaración de intenciones tan sutil como una bofetada elegante en las posaderas de la niña que te gusta. Así que, sin pensarlo dos veces, me acerqué y susurré:
— "Hola niña ... tengo mundo interior."
El silencio. Atronador. Ella me miró como si hubiera escuchado una revelación divina. Claro, pensé, no está acostumbrada a encontrar gente con profundidad, alguien que no solo habla de lo terrenal, sino que vive en un plano superior de existencia. Los demás idiotas pobres estaban ahí, intentando impresionarla con sus trabajos mediocres y sus coches gris perla, pero yo... yo tenía algo que nadie más podía ofrecer: un mundo interior.
Ella, impresionada - o quizás confundida, pero me gusta pensar que era admiración -, me preguntó:
— "¿Mundo interior? ¿Y qué es eso exactamente?"
Aquí, querido lector, es cuando el verdadero genio entra en juego. No se trata de explicar, no señor. Se trata de insinuar. Así que, mirándola fijamente con cara de "me las sé todas", le respondí:
— "Es algo que no se puede explicar... solo lo puedo vivir. Pero si te quedas esta noche, igual lo descubres.
Boom. El silencio otra vez. Años de soledad borrados en ese momento por una respuesta tan misteriosa como irrelevante. Y sí, mi mundo interior se abrió y cobijó a esa niña. Pero, ¿entendería ella que mi mundo interior consistía en playlists de Mecano y teorías sobre la doctrina del nacionalsocialismo? Probablemente no, pero ¿importa? Por supuesto que no. Lo que importa es que durante unos segundos pensó que había descubierto a alguien tan profundo como el océano. Y eso, amigos, es lo que marca la diferencia entre un pringado y un supercanalla.
La trama, si es que podemos llamarla así sin que se nos caiga un trozo de dignidad al suelo, sigue a Borjamari y Pocholo, dos pijos atemporales cuya evolución se quedó en los años 80. Y cuando digo "evolución", me refiero a la última vez que cambiaron de ropa o de peinado. El uno, Borjamari (Santiago Segura), es un nostálgico de la movida madrileña, pero del lado más cutre, el que ni Almodóvar se atrevería a retratar. Y Pocholo (Javier Gutiérrez), su fiel compañero, un tipo que por mucho que se esfuerce, no llega. No llega al nivel de vileza - o para nuestros protagonistas, de canallería - que supone conseguir que una niña mona de la moraleja te toque la poll* delante de toda la discoteca - he de confesar que yo tampoco llego y no será por falta de empeño. En esta película, aparentemente ridícula y simple, se esconden verdades insondables a la naturaleza humana. Veánla.
Lecciones y momentos de cambio
"Yo tengo mundo interior, tu no"
Si señores sí, funciona. Ahí estaba yo en el Molí, mirándola fijamente, pensando cómo romper el hielo sin caer en lo obvio, cuando de repente me acordé de la frase. Esa obra maestra del ligoteo, esa declaración de intenciones tan sutil como una bofetada elegante en las posaderas de la niña que te gusta. Así que, sin pensarlo dos veces, me acerqué y susurré:
— "Hola niña ... tengo mundo interior."
El silencio. Atronador. Ella me miró como si hubiera escuchado una revelación divina. Claro, pensé, no está acostumbrada a encontrar gente con profundidad, alguien que no solo habla de lo terrenal, sino que vive en un plano superior de existencia. Los demás idiotas pobres estaban ahí, intentando impresionarla con sus trabajos mediocres y sus coches gris perla, pero yo... yo tenía algo que nadie más podía ofrecer: un mundo interior.
Ella, impresionada - o quizás confundida, pero me gusta pensar que era admiración -, me preguntó:
— "¿Mundo interior? ¿Y qué es eso exactamente?"
Aquí, querido lector, es cuando el verdadero genio entra en juego. No se trata de explicar, no señor. Se trata de insinuar. Así que, mirándola fijamente con cara de "me las sé todas", le respondí:
— "Es algo que no se puede explicar... solo lo puedo vivir. Pero si te quedas esta noche, igual lo descubres.
Boom. El silencio otra vez. Años de soledad borrados en ese momento por una respuesta tan misteriosa como irrelevante. Y sí, mi mundo interior se abrió y cobijó a esa niña. Pero, ¿entendería ella que mi mundo interior consistía en playlists de Mecano y teorías sobre la doctrina del nacionalsocialismo? Probablemente no, pero ¿importa? Por supuesto que no. Lo que importa es que durante unos segundos pensó que había descubierto a alguien tan profundo como el océano. Y eso, amigos, es lo que marca la diferencia entre un pringado y un supercanalla.
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