Esta serie es genial, me trae muchos recuerdos y lo que mas le rescato siempre es la bondad y ternura que irradia. Con mensajes directos al corazón como ayudar a los que menos tienen, fomentar la amistad, la unión entre los semejantes y la paz entre otros valores, esta serie es para mi el manifiesto de la comedia con concientización latinoamericana por excelencia.
Porque no solo es una gran comedia, con personajes míticos como: El Chavo, Don Ramón, Quico, La Chilindrina, Doña Florinda, El Profesor Jirafales, El Señor Barriga y La Bruja del 71, entre otros, sino que siempre intenta dejar un aprendizaje, una enseñanza de la vida.
Yo adoro a esta vecindad irrepetible, que alegraba mi niñez y aún hoy sigue alegrando mi adultez ya que a veces me hago un espacio y la miro, afortunadamente la siguen dando.
OBRA MAESTRA DE LAS SERIES DE TELEVISIÓN. SALUD CHAVO!!

El mejor programa de la televisión mexicana, un programa para tirarse al
suelo de la risa, las mejores actuaciones de Roberto Gomez Bolaños, Carlos
Villagrán, María Antonieta De Las Nieves, un programa comiquísimo que te mata de
la risa Ramón Valdez como Don Ramón, Rubén Aguirre, Florinda Meza, Horacio Gomez Bolaños, Raul Chato Padilla como Jaimito El Cartero,
Y otro comiquísimo que te mata de la risa después de Don Ramón Edgar Vivar como El Señor Barriga y como Ñoño, lejos, nunca pasará de moda.

Se apagó su luz. Pero siempre nos quedará su humor, simpatía e inocencia de sus personajes que cautivó tanto a niños como a mayores. La serie de El chavo del ocho es la producción más exitosa de Chespirito, que pese a repetir los mismos gags durante varias temporadas no aburrió a la audiencia. Millones de personas del mundo latinoamericano e hispano se encariñaron con una serie de frases y palabras inolvidables, pero sobre todo con una curiosa y sin igual vecindad. No existe ningún personaje desaprovechado, pues se exprimen sus capacidades humorísticas y paródicas al máximo. Todos aportan algo diferente al resto y en sus interacciones diarias se crean situaciones divertidas, de mucho enredo y de confusión que garantizan un rato de entretenimiento muy efectivo. Es más, algunos como el gran Ramón Valdés se comportaron de una forma tan natural que en ocasiones se confundía personaje real con interpretado.

Han pasado muchos años, pero los actores que aún viven como Carlos Villagrán o Florinda Meza no olvidan sus interpretaciones y en algunas ocasiones han recordado las mismas, volviéndose a poner en la piel de aquellos tiernos personajes en algunos espacios televisivos de México.

Algunos de los lemas inmortales:

- "Fue sin querer queriendo"
- "Es que no me tienes paciencia"
- "Todo lo que tienes de bruto lo tienes de bruto"
- "Tenía que ser el Chavo del Ocho"
- "Y la próxima vez..."
- "Vámonos Quico, no te juntes con esta... ¡chusma!"
- "No puedo pagarle la barriga, señor renta"

Que Dios te tenga en su gloria, Chavito. Saluda a Ron Damón y a la bruja del 71.

El Chavo del 8 además de ser una serie que te hacia buenos ratos era una enseñanza de vida. Observar al Chavo como con todos sus defectos y pese a no tener nada siempre tenía buen corazón.

Al final era un ser entrañable el papel que coronó al cómico Roberto Gómez Bolaños que aunque también fue con éxito el Chapulín Colorado. Tocó la gloria y se quedó para el recuerdo como El Chavo del 8

En este mundo se necesita más personas como Roberto que su vida se dedique a hacer reír y transmitir esos valores de bondad

Dicen que esto es humor blanco, pero no es así. Básicamente esta es la historia de un grupo de marginados que hacen lo que pueden por convivir en una hiperviolenta vecindad. Y lo pasan mal, en verdad, el protagonista es un retrasado mental que es maltratado por todos sus vecinos, es huérfano y pasa hambre, su mejor amigo es aún mas estúpido, y su figura paterna es un sempiterno desempleado, que también es maltratado por la sociedad y por su vecina, una vieja resentida que no soporta vivir en ese antro después de haber perdido su estatus de dama de clase alta.

Pero por ser infinitamente cruel, no le resta su poder còmico ni sus buenas moralejas y frases que han quedado guardadas en el colectivo durante décadas.

Escenas como El chavo compartiendo los sanduches robados con Don Ramon en la escalera, o Don Ramón culpándose de haberse comido los churros para vender cuando fue el chavo quien lo hizo, son noblezas que se destacan en un programa donde la constante son los golpes, las torturas y los insultos.

Este programa es muy parecido a las primeras ocho temporadas de los Simpson, son episodios que te puedes ver mil veces y seguir riendo sin parar. Así como los Simpson perdieron su estatus a principios de los 2000, el chavito dejo de ser la obra maestra después de la partida de Villagrán y Valdés en el 79, de ahí en adelante todo se fue a la basura.

No le pongo el diez, porque algunos episodios se pasa de rosca con la crueldad.