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5.0
4,414
17 de febrero de 2019
17 de febrero de 2019
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque en muchos aspectos falló para mí, y el final me pareció un poco insustancial, lo cierto es que la trama está bien estructurada y se construye muy bien; las interpretaciones son más que aceptables, y la historia y escenarios son en sí lo suficientemente interesantes.
Creo que finalmente falla en su ejecución a la hora de transmitir el mensaje que parece estar intentando lanzar, además de que no me queaba claro que tono y dirección quería llevar.
Aun así me alegro de que existan películas como estas. Más por favor.
Creo que finalmente falla en su ejecución a la hora de transmitir el mensaje que parece estar intentando lanzar, además de que no me queaba claro que tono y dirección quería llevar.
Aun así me alegro de que existan películas como estas. Más por favor.
21 de noviembre de 2018
21 de noviembre de 2018
5 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una maravilla tampoco, pero me pareció un thriller mas que digno, terror no van a ver pero si un buen thriller de principio a fin. El guión a mi mas humilde opinión es bien llevado, tomando en cuenta los chats sexuales y de ahí sacar una idea algo original en el cine temática Internet que tan aburrido me tiene pues esta por lo menos no se centra únicamente a un monitor de computador como unfriended o searching, ambas me parecieron una bazofia mal llevada.
Cam tiene una protagonista que se destaca al máximo no lo duden, no te hace perder el hilo, un filme bien tratado referido a las salas sexuales de Internet que ahora son tan comunes, me pareció que sacar de ahí una idea y convertirla en un thriller es muy decente. No le pongo una nota mas alta en realidad porque el final se pudo haber realizado de mejor manera.
Cam tiene una protagonista que se destaca al máximo no lo duden, no te hace perder el hilo, un filme bien tratado referido a las salas sexuales de Internet que ahora son tan comunes, me pareció que sacar de ahí una idea y convertirla en un thriller es muy decente. No le pongo una nota mas alta en realidad porque el final se pudo haber realizado de mejor manera.
20 de noviembre de 2018
20 de noviembre de 2018
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La efectividad que logra a veces la productora líder a estas alturas en cuanto a propuestas de terror y sus derivados se supone es Blumhouse que de es literalmente un carrusel de diversas emociones, muchas veces falla en sus propuestas y la mayoría de las veces termina sacando un as bajo la manga y entrega títulos refrescantes e interesantes de ver.
Ese es el caso en su asociación con el gigante Netflix y su película Cam. Una película altamente adictiva y eficaz que es una grata sorpresa para los que siempre busca algo nuevo dentro del género de terror y todos su derivados.
En este caso tenemos una película que no es precisamente de terror, sino más bien una película sobre el miedo y la desesperación. La gran virtud de Cam es su dinámica forma de contarnos una película que a simple vista no se le ve nada mayormente interesante, pero que en definitiva termina siendo algo muy digno de ver.
Si bien tenemos una historia bastante surrealista es tremendamente efectiva cuando la vemos, y eso se debe en gran parte a la potencia que genera en pantalla Madeline Brewer quien sabe como brindarnos una historia que resulta creíble, por más que tus sentidos digan que nada de lo que vemos es posible.
Si bien la película tiene algunos fallos en su construccion, especificamente en no darle importancia a los personajes secundarios, ya que les intenta dar un importancia dentro de la película, pero su aporte no es más que una forma de ocupar más reparto. Pese a ello si uno que otro personaje secundario es detonante de que la película cuente con el inicio de su clímax final.
Daniel Goldhaber e Isa Mazzei son los grandes ganadores de la función, debido a que nos entregan una película bastante refrescante y novedosa. Es una película que te mantiene bien enganchado desde la primera escena y luego sola se va por una sola vía donde ya estaba totalmente compenetrado con lo que estás viendo. Es una película bien actual “Millennials” lo que genera ese gustillo extra al verla. Creo que la temática del sex show y todo lo que genera esta bien ocupado en la película, donde la construcción del personaje de LoLa es el gran gancho para que Cam termina funcionando.
Quizás lo que no me deja del todo conforme es el final de la película donde siento que se quedaron sin mayor argumento para cerrar la gran construcción que se hizo con el resto de la historia. Aunque dándole vuelta quizás sea el final más adecuado para lo que nos estaban contando, es cosas de gustos y de opiniones.
Blumhouse se anota otra buena experiencia con sus películas y sigo valorando que apueste por películas que salgan del terror convencional y nos permita tener películas que nos lleven a otro tipo de terror. Una película altamente recomendable y algo esperanzadora para la primera unión de Blumhouse y Netflix dos gigantes que pueden hacer cosas más que interesantes.
Ese es el caso en su asociación con el gigante Netflix y su película Cam. Una película altamente adictiva y eficaz que es una grata sorpresa para los que siempre busca algo nuevo dentro del género de terror y todos su derivados.
En este caso tenemos una película que no es precisamente de terror, sino más bien una película sobre el miedo y la desesperación. La gran virtud de Cam es su dinámica forma de contarnos una película que a simple vista no se le ve nada mayormente interesante, pero que en definitiva termina siendo algo muy digno de ver.
Si bien tenemos una historia bastante surrealista es tremendamente efectiva cuando la vemos, y eso se debe en gran parte a la potencia que genera en pantalla Madeline Brewer quien sabe como brindarnos una historia que resulta creíble, por más que tus sentidos digan que nada de lo que vemos es posible.
Si bien la película tiene algunos fallos en su construccion, especificamente en no darle importancia a los personajes secundarios, ya que les intenta dar un importancia dentro de la película, pero su aporte no es más que una forma de ocupar más reparto. Pese a ello si uno que otro personaje secundario es detonante de que la película cuente con el inicio de su clímax final.
Daniel Goldhaber e Isa Mazzei son los grandes ganadores de la función, debido a que nos entregan una película bastante refrescante y novedosa. Es una película que te mantiene bien enganchado desde la primera escena y luego sola se va por una sola vía donde ya estaba totalmente compenetrado con lo que estás viendo. Es una película bien actual “Millennials” lo que genera ese gustillo extra al verla. Creo que la temática del sex show y todo lo que genera esta bien ocupado en la película, donde la construcción del personaje de LoLa es el gran gancho para que Cam termina funcionando.
Quizás lo que no me deja del todo conforme es el final de la película donde siento que se quedaron sin mayor argumento para cerrar la gran construcción que se hizo con el resto de la historia. Aunque dándole vuelta quizás sea el final más adecuado para lo que nos estaban contando, es cosas de gustos y de opiniones.
Blumhouse se anota otra buena experiencia con sus películas y sigo valorando que apueste por películas que salgan del terror convencional y nos permita tener películas que nos lleven a otro tipo de terror. Una película altamente recomendable y algo esperanzadora para la primera unión de Blumhouse y Netflix dos gigantes que pueden hacer cosas más que interesantes.
29 de noviembre de 2018
29 de noviembre de 2018
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿A nadie nunca le da yuyu ver cómo el vídeo de una cámara imita todos tus movimientos de manera invertida?
Te sientes como si estuvieras reaccionando “mal”, por tantas veces que nos han dicho que ahí se captura la verdadera realidad.
Como si la persona que ves lo estuviera “haciendo bien” y tú fueras un impostor.
‘Cam’ probablemente tenga su germen en esta idea.
Tú puedes grabarte, puedes retransmitir tu imagen a mil pantallas, y al final dejará de pertenecerte.
Es algo que Alice seguro tuvo levemente presente, pero que ha desechado en favor de que su avatar de fantasías masculinas, Lola, consiga el puesto más alto en la lista de cam girls: cuando no puedes esconderte tras lo que ofreces solo queda todo lo contrario, y ella no tiene reparo en mutar continuamente para un público entregado.
Porque, de fondo, inmutable, omnipresente en los chats, constante en el oído, ese “piticlín” del dinero que se gana es el simple estímulo psicológico que justifica hacer cualquier cosa.
Sin embargo, pronto queda claro que Alice/Lola no persigue la simple paga, sino la placentera sensación de estar por encima de muchas más.
Un puesto le sigue a otro, a otro, y al siguiente, porque el límite lo pone la imaginación de los demás, no sus propios escrúpulos, ya insensibilizados por tanta exposición a sus clientes: es curioso como simples frases de chat pueden configurar un cosmos temible de hombres ocultos, desesperados por cargar su frustración sobre muñecas de carne.
Todo hasta el día en que Lola aparece conectada en riguroso directo… y Alice la observa aterrorizada desde su cama, tras una noche dura.
Es bien cierto que esta historia es bastante modesta: la premisa es en sí el argumento, sin más.
Pero dentro de ese recuperar su identidad que emprende Alice caben muchos buenos comentarios, generalmente conectados a que ella sea una trabajadora sexual oculta a ojos de su familia, y claramente desfavorecida a la hora de pedir ayuda. Miradas de “tú te lo has buscado”, comentarios por lo bajini y “tengo mis propios problemas” de sus compañeras lanzan una mirada cínica, profundamente inquietante, a una industria invisible donde lo que más cuesta reconciliar es el secretismo personal con el reconocimiento profesional.
Entonces, no extraña que Alice haya dado a luz a su propio doble a través de un orgasmo, provocado con saña por sus admiradores, extirpando así toda la monstruosidad que tenía reprimida en su personaje de Lola, para poder darse cuenta de que su obsesión por ser la primera estaba destruyendo su vida.
Se suele pensar que no corremos peligro sobrenatural en la era digital, y muy al contrario nos enfrentamos a la posesión, día sí, día también, de esa versión perfecta de nosotros mismos que retransmitimos en directo para todos los seguidores que nos quieran ver.
Así que lo más duro, si ya no queda imagen que comerciar, sea armarse de valor y desconectar la sesión de una vez por todas.
Todo sea porque los “piticlín” de miles de amigos a los que importamos una mierda no acaben siendo las rejas de nuestra prisión social.
Quizá, como aprende Alice, no haga falta ser validada por desconocidos en un primer puesto para disfrutar realmente lo que haces.
Te sientes como si estuvieras reaccionando “mal”, por tantas veces que nos han dicho que ahí se captura la verdadera realidad.
Como si la persona que ves lo estuviera “haciendo bien” y tú fueras un impostor.
‘Cam’ probablemente tenga su germen en esta idea.
Tú puedes grabarte, puedes retransmitir tu imagen a mil pantallas, y al final dejará de pertenecerte.
Es algo que Alice seguro tuvo levemente presente, pero que ha desechado en favor de que su avatar de fantasías masculinas, Lola, consiga el puesto más alto en la lista de cam girls: cuando no puedes esconderte tras lo que ofreces solo queda todo lo contrario, y ella no tiene reparo en mutar continuamente para un público entregado.
Porque, de fondo, inmutable, omnipresente en los chats, constante en el oído, ese “piticlín” del dinero que se gana es el simple estímulo psicológico que justifica hacer cualquier cosa.
Sin embargo, pronto queda claro que Alice/Lola no persigue la simple paga, sino la placentera sensación de estar por encima de muchas más.
Un puesto le sigue a otro, a otro, y al siguiente, porque el límite lo pone la imaginación de los demás, no sus propios escrúpulos, ya insensibilizados por tanta exposición a sus clientes: es curioso como simples frases de chat pueden configurar un cosmos temible de hombres ocultos, desesperados por cargar su frustración sobre muñecas de carne.
Todo hasta el día en que Lola aparece conectada en riguroso directo… y Alice la observa aterrorizada desde su cama, tras una noche dura.
Es bien cierto que esta historia es bastante modesta: la premisa es en sí el argumento, sin más.
Pero dentro de ese recuperar su identidad que emprende Alice caben muchos buenos comentarios, generalmente conectados a que ella sea una trabajadora sexual oculta a ojos de su familia, y claramente desfavorecida a la hora de pedir ayuda. Miradas de “tú te lo has buscado”, comentarios por lo bajini y “tengo mis propios problemas” de sus compañeras lanzan una mirada cínica, profundamente inquietante, a una industria invisible donde lo que más cuesta reconciliar es el secretismo personal con el reconocimiento profesional.
Entonces, no extraña que Alice haya dado a luz a su propio doble a través de un orgasmo, provocado con saña por sus admiradores, extirpando así toda la monstruosidad que tenía reprimida en su personaje de Lola, para poder darse cuenta de que su obsesión por ser la primera estaba destruyendo su vida.
Se suele pensar que no corremos peligro sobrenatural en la era digital, y muy al contrario nos enfrentamos a la posesión, día sí, día también, de esa versión perfecta de nosotros mismos que retransmitimos en directo para todos los seguidores que nos quieran ver.
Así que lo más duro, si ya no queda imagen que comerciar, sea armarse de valor y desconectar la sesión de una vez por todas.
Todo sea porque los “piticlín” de miles de amigos a los que importamos una mierda no acaben siendo las rejas de nuestra prisión social.
Quizá, como aprende Alice, no haga falta ser validada por desconocidos en un primer puesto para disfrutar realmente lo que haces.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Poderosa imagen la de Alice descansando ensangrentada sobre el aviso de su cuenta cancelada.
La única manera de recuperarse era perderse absolutamente.
Y qué inesperado el que, aún con todo, decida volver a las cams y la película no sienta la necesidad de demonizarlas: a veces las cosas salen mal en la vida, y eso no implica que dejemos de intentarlo.
La única manera de recuperarse era perderse absolutamente.
Y qué inesperado el que, aún con todo, decida volver a las cams y la película no sienta la necesidad de demonizarlas: a veces las cosas salen mal en la vida, y eso no implica que dejemos de intentarlo.
1 de diciembre de 2018
1 de diciembre de 2018
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cam" es un pequeño pero matón thriller de la factoría BlumHouse acerca de esa candente y tan de moda lucha de egos entre nuestro yo de la vida real y nuestro, cada vez más inflado, yo digital.
Alice es una camgirl que actúa todos los días para sus miles de seguidores online bajo el pseudónimo de Lola. Un día descubre que una chica idéntica a ella le ha robado la clave de acceso y está actuando en su lugar, llevándose también la gloria que ella nunca pudo alcanzar. A partir de aquí se desarrolla un thriller con tintes de terror que, narrativamente, engancha y atrapa desde bien pronto, poseyendo un muy interesante doble fondo acerca de la lucha de egos de la que he hablado en el primer párrafo y también sobre los peligros de la red fomentados en todo momento por la naturaleza errática y egocéntrica del ser humano.
Formalmente "Cam" sufre de ciertos vaivenes. Toda vez que el espectador está aposentado en el segundo acto, a este se le van cruzando por la cabeza posibles caminos (y no pocos) por los que puede ir avanzando el film. Veredas que los propios artífices de la obra fomentan en no pocas ocasiones con pequeñas señales para quien las quiera apreciar. Señales que a la postre terminan revelándose como falsas toda vez que descubres el verdadero camino por el que tira "Cam". Valoro el riesgo y la valentía de Daniel Goldhaber e Isa Mazzei por derivar su historia por la senda más inesperada posible, penetrando casi de lleno en la sci-fi más loca, pero creo que se han conformado con eso olvidándose por completo de darle un mínimo de solidez o justificación a dicho camino, lo que deriva en que acojas el desenlace con frialdad, escepticismo y una relativa decepción. Una resolución al conflicto en la que pueden tambalearse bastante los ya de por si endebles andamiajes del film.
“Cam” resulta ridícula cuando tiene que serlo, resulta embarazosa cuando debe, es en buena medida intrigante y muy, muy reflexiva a posteriori. Visualmente es muy homemade, lo que ni mucho menos la hace de menos. Posee un resultón diseño de producción basado en el abuso de colores flúor chillones y estridentes, un poco a lo Harmony Korine.
En resumidas cuentas, me ha convencido lo suficiente "Cam", creo que tiene más sustancia de la que aparenta. Merece que le deis una oportunidad.
Alice es una camgirl que actúa todos los días para sus miles de seguidores online bajo el pseudónimo de Lola. Un día descubre que una chica idéntica a ella le ha robado la clave de acceso y está actuando en su lugar, llevándose también la gloria que ella nunca pudo alcanzar. A partir de aquí se desarrolla un thriller con tintes de terror que, narrativamente, engancha y atrapa desde bien pronto, poseyendo un muy interesante doble fondo acerca de la lucha de egos de la que he hablado en el primer párrafo y también sobre los peligros de la red fomentados en todo momento por la naturaleza errática y egocéntrica del ser humano.
Formalmente "Cam" sufre de ciertos vaivenes. Toda vez que el espectador está aposentado en el segundo acto, a este se le van cruzando por la cabeza posibles caminos (y no pocos) por los que puede ir avanzando el film. Veredas que los propios artífices de la obra fomentan en no pocas ocasiones con pequeñas señales para quien las quiera apreciar. Señales que a la postre terminan revelándose como falsas toda vez que descubres el verdadero camino por el que tira "Cam". Valoro el riesgo y la valentía de Daniel Goldhaber e Isa Mazzei por derivar su historia por la senda más inesperada posible, penetrando casi de lleno en la sci-fi más loca, pero creo que se han conformado con eso olvidándose por completo de darle un mínimo de solidez o justificación a dicho camino, lo que deriva en que acojas el desenlace con frialdad, escepticismo y una relativa decepción. Una resolución al conflicto en la que pueden tambalearse bastante los ya de por si endebles andamiajes del film.
“Cam” resulta ridícula cuando tiene que serlo, resulta embarazosa cuando debe, es en buena medida intrigante y muy, muy reflexiva a posteriori. Visualmente es muy homemade, lo que ni mucho menos la hace de menos. Posee un resultón diseño de producción basado en el abuso de colores flúor chillones y estridentes, un poco a lo Harmony Korine.
En resumidas cuentas, me ha convencido lo suficiente "Cam", creo que tiene más sustancia de la que aparenta. Merece que le deis una oportunidad.
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