El esperado nuevo trabajo de Terry Gillian no parece que haya dejado a nadie indiferente. Si bien en muchos aspectos es una claudicación de su atípico director frente a los estándares de Hollywood, el resultado no es para todos los públicos.
“El secreto de los Hermanos Grimm” presenta a los célebres recopiladores de cuentos populares convertidos en fraudulentos cazafantasmas que se ganan su sustento embaucando a la gente de pueblo en pueblo. Sin embargo, en una pequeña aldea de Bavaria se tendrán que enfrentar a un enemigo sobrenatural.
Ciertamente, el guión pierde la oportunidad de explorar el subtexto tan rico que tienen los cuentos infantiles y no pasa de ser un entretenimiento ligero, pero tengo la sensación de que la mayor parte de los escupitajos que ha recibido esta película han sido consecuencia de ideas preconcebidas y expectativas frustradas. Recuerda muchas veces a “Sleepy Hollow” de Tim Burton, a la que supera en imaginación visual, y sin embargo no recuerdo que aquella causara tanto alboroto y conmoción.
Cruel y macabra como todos los cuentos infantiles, resulta poco apta para niños fácilmente impresionables, si es que todavía quedan niños así. Combina a partes iguales humor, suspense, aventuras e incluso algunos momentos que se acercan al terror, amén de algunas secuencias inclasificables y totalmente delirantes en las que se percibe claramente la mano de Gillian. A pesar de encontrar alguna escena que vi con verdadero disgusto, en general se puede obtener de ella bastante diversión si no se queda uno esperando por algo que esta película no está dispuesta a ofrecer.
Todos los personajes no son más que caricaturas, algunas realmente grotescas. Encabezan el reparto Matt Damon y Heath Ledger, práctico uno y soñador el otro, interpretando a los hermanos Grimm. Los arquetipos regionales que les rodean hacen creer que Terry Gillian padece algún tipo de trauma infantil en contra de los franceses. Aunque sin duda el personaje más estrafalario es el torturador italiano interpretado por Peter Stormare, sobre quien recaen gran parte de los momentos cómicos, unos más afortunados que otros. Monica Bellucci no pierde su ocasión de lucir de mujer fatal, aunque su aparición es más breve de lo que sugiere la publicidad y lo que querrían sus muchos admiradores.
Sin ser la primera película de gran presupuesto que maneja, Terry Gillian sí que ha demostrado buen pulso a la hora de rodar las escenas de acción, incluso las que incorporan efectos especiales. Muy buen trabajo de ambientación. Por lo demás, una película llena de excesos y desconcertante la mayor parte de las veces.
Recomendada para los que llaman gabachos a los franceses.

Decepción, decepción... una película con un reparto extraordinario y un director del que no sabes que esperar, o una maravilla o una basura y debo decir que en este caso me ha defraudado.
Una premisa interesante que podía haber dado mucho juego pero que se hace aburrida por un mal desarrollo y su segunda hora se hace verdaderamente pesada, llegando a darte ganas de quitarla.

Destaca la ambientación y la fotografía pero no es suficiente. Además cuesta entender el argumento en la primera parte y en la segunda se detienen demasiado en un pozo sin fondo y el final resulta un alivio y muy muy forzado. Argumento confuso, guión sin ritmo... los protagonistas lo intentan pero la película no está a la altura.

Cuento de fantasía sin ningún tipo de emotividad y con excesiva adrenalina.

Lo que Sí: la ambientación, lo que quiere contar, algunos toques de humor made in Gilliam.

Lo que No: los diálogos, los saltos de guión, el pelucón de Matt Damon, el exceso de acción para una historia que debería haber sido más tradicional, y no un vídeo-clip de la MTV

Si algo puede decirse con toda seguridad de 'El secreto de los hermanos Grimm' es que nos ha dado a todos una durísima lección de cine. Y es que aunque nos duela admitirlo, el talento artístico (en este caso representado por el genial Terry Gilliam, que allá donde va siempre aporta una delirante imaginación y un excelente humor negro y estrafalario, heredero de los míticos Monty Python) no siempre es suficiente para lograr un conjunto sólido... La película tiene un principio casi antológico, digno de una verdadera obra maestra, en la que al espectador le parece estar como atrapado por arte de magia en un bellísimo a la vez que terrorífico museo del subconsciente popular con unos exquisitos toques góticos y "Burtonianos". Pero toda esta magia se pierde a la media hora de metraje debido a un argumento innecesariamente confuso, un guión con poco sentido del ritmo, la poca química entre Damon y Ledger y unos efectos especiales que en más de una ocasión no llegan a dar la talla. Al final, aunque el balance sea bueno, a uno le queda la inquietante sensación de que se nos hubiera podido ofrecer mucho más...

Se espera más de Terry Gilliam.

La mayor parte del público saldrá de los fans de Terry Gilliam (y de Jonathan Pryce y de Monica Bellucci ;) ...y serán los más decepcionados.

Quien la vea sin más expectativa... se divertirá.