La intérprete

El cine de Pollack ha ido perdiendo fuerza, nunca ha sido un director del que haya transcendido un mundo personal, pero en algunas peliculas su cine tenía fuerza y convicción (Las aventuras de Jeremiah Jonhson, o Yakuza). La Intérprete es el último intento del director de "Tal como eramos" de remontar el vuelo despues de fracasos como "Sabrina" o "Caprichos del Destino". La película peca de indefinición, Pollack no sabe si contar la historia de amor entre Sean Penn y Nicole Kidman o la intriga policial en la sede de Naciones Unidas , y eso al final se paga ya que ni es ni una pelicula romántica (género preferido del director) ni un thriller policial. Tampoco ayuda las interpretaciones de Penn, demasiado circunspecto y pesado y una Kidman que no ha sabido sacar todos los matices a un personaje muy complicado. En definitiva una pelicula insulsa y que aporta poco a la filmografía de este director americano.

Esta frase pronunciada por Nicole Kidman en un momento de la película pone de manifiesto la importancia de las palabras, las cuales mal entendidas pueden originar conflictos e incluso guerras.
"La intérprete" es una notable cinta de intriga, muy bien realizada (rodar por primera vez en la sede de las Naciones Unidas en New York y simular la visita de un mandatario con toda seguridad en un día cotidiano no debe de resultar nada sencillo). Se nota que detrás del guión está Steven Zaillian, un habitual de Ridley Scott en títulos como "Hannibal" o "Gladiator", si bien tiene algún fallo por avanzar hechos de la trama demasiado rápido en ocasiones. También peca de esa excesiva pausa aplicada en todas sus películas por Anthony Minghella (otro director implicado en el proyecto y que también contó con Nicole para "Cold Mountain"). Quizá se hace un poco plomiza la estrecha relación entre los personajes de Kidman y Penn, aunque ella está de nuevo soberbia sin necesidad de recurrir al desnudo fácil. Una actriz idónea para dar vida a Silvia Broom, por esa dualidad que tiene de seductora y fría al mismo tiempo.
La mejor escena, sin duda, la del autobús (no digo más).
Mi nota: 7.5

Thriller de investigación policial sobre un presumible atentado a un dictador de una supuesta República africana en el seno de la ONU. Quizás se excede en su metraje, aunque se sostiene con un guión elaborado que mantiene la intriga hasta su desenlace.

No en vano está dirigida por el gran Sydney Pollack, que logró que le cedieran el edificio de la ONU para filmar la película, y que cuenta con dos grandes del cine, como Nicole Kidman, todavía natural antes de pasar por el taller realizando un convincente papel, y el gran Sean Penn, siempre correcto sin llegar a ser brillante, como casi siempre.

Notable película, un 8.

El film entretetiene en su mayor parte, aunque tenga alguna pérdida de ritmo. El argumento es ya casi un tópico en el cine (ver: "Único Testigo" o "El cliente") pero aún así no pierde interés a la trama, que se va haciendo más intrigante en el transcurso del film. El clímax para mí está bien conseguido, y los momentos de adrenalina están bien condensados haciendo de esas escenas prodigios de la tensión o de la emoción.

Sidney Pollack dirige con garbo y gracia, y no deja nada que desear en ese campo. Además se rodea de un fantásttico reparto, sobre todo por el poderoso dueto prótagonico de Sean Penn y Nicole Kidman, no sabría decir quién esté mejor. Todo esto aderezado con una pequeña gama de secundarios también buenos, destacando a la siempre interesante Catherine Keener. También las características técnicas cumplen como la fotografía o la música.

Buena, pero algo irregular en el desarrollo. 7.0

Interesante, entretenida, con sólido-que no perfecto- guión, bien rodada e interpretada con oficio por el dúo protagonista. Pero no acaba de convencerme, tal vez porque veo a la Kidman demasiado blanca, joven y perfecta para encarnar al personaje central de la película, una pacifista-guerrillera-diplomática-intérprete nacida en una imaginaria república surafricana con acusados problemas raciales y de corrupción, como toda África, por otra parte. Pienso que la propia Keener hubiera dado mejor para el papel.

También encuentro algunas situaciones un tanto forzadas o, al menos, no del todo bien explicadas en el guión, como el encuentro en el autobús y el cante que da la seguridad en la sede de la ONU. Pero vamos, que no está mal y, afortunadamente, es mucho más verosímil que la mayoría de obras de Hitchock de temática similar, al que, de modo incomprensible, tanta gente sigue teniendo en los altares.