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Pienso en el final

Intriga. Drama Un atajo imprevisto provoca que una mujer, en plena búsqueda de un modo de romper con su novio, tenga que reconsiderar toda su vida.
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Críticas 133
Críticas ordenadas por utilidad
14 de septiembre de 2020
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
...eso es lo que pensé mientras me esforzaba por no quitarla.

Lo llaman ser pretencioso aquellos que quieren justificar a los que no nos ha gustado, con un toque paternalista y de superioridad por haberla entendido ellos (o querer aparentar que lo han hecho). Incluso lo dicen aquellos a los que no les ha gustado para autojustificarse.

Permítanme plasmar el significado de "pretencioso" según la RAE: "Que presume y alardea de sus cualidades o pretende ser algo que no es". Señores que vais de críticos de cine, la película no es pretenciosa, los pretenciosos sois vosotros haciendo creer a los demás que habéis entendido algo sin una explicación previa del guionista. El guionista/la película, da aquello que vende ahora: Películas que van de profundas y que necesitan ser explicadas para que el expectador pueda tener el "placer" de hacer creer que lo han hecho por ellos mismos, pecando de "pretenciosos".

Así que nada, alimentad a la industria para que sigamos teniendo bodrios como este en lugar de guiones que sean de calidad por sí misma, sin necesidad de ser acompañadas de nada más.
Rubet89
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22 de septiembre de 2020
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enrevesada hasta la saciedad sin venir a cuento, con escenas que no tienen ningún sentido. ¿Ahora quién me devuelve mis 2 horas y 10 minutos de vida? ¿Lo harás tú, Charlie? Más te vale.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cine de Sobremesa
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6 de septiembre de 2020
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mujer joven (Jessie Buckley) se dirige con su novio, Jake (Jesse Plemons), a conocer a sus suegros que viven en una granja en una zona rural, tienen poco tiempo de haber empezado a salir y más bien, ella se plantea terminar la relación, por más que este viaje debiera ser un paso adelante en el noviazgo. Paralelamente y en menor medida, se observan distintos momentos de un conserje (Guy Boyd) trabajando en una escuela.

El interminable viaje en automóvil -tanto de ida como de vuelta- con una nevada de por medio, el tramo en casa de sus suegros, junto con la insistencia de la mujer de tener que volver a su casa, más un par de paradas al regreso, es en resumidas cuentas la forma en que se resume estructuralmente este filme, argumental y estilísticamente tiene una elaboración propia de su realizador.

Charlie Kaufman se ha labrado una carrera muy interesante y particular, guionista principalmente y director en menor medida, sus trabajos están ataviados de un carácter surreal donde explora las relaciones de pareja, con personajes melancólicos con ciertos rasgos recurrentes, en esta película todos esos lugares comunes están presentes y están elevados al máximo.

El manejo que hace el realizador es notorio, aporta un sentido realista durante varios tramos del metraje, que se va a ir disgregando a algo onírico, donde incluso el drama lo encamina hacia el suspenso y hasta algunos aires de cine de terror, la estancia en casa de los suegros es la máxima representación de esto, donde la mujer se ve en una especie de bucle intemporal.

I'm Thinking of Ending Things está basada en una novela homónima (2016) del escritor canadiense Iain Reid, su primer trabajo de ficción tras un par de primeros trabajos de no ficción. Para Kaufman nuevamente utiliza como base una novela, como en algunos trabajos anteriores, lo cierto es que sin duda ambas visiones se compenetran a la perfección.

Se está ante un filme que se va volviendo más turbio conforme avanza el metraje, que puede ofrecer múltiples lecturas respecto a lo que se está viendo, donde sigue las ideas tratadas en Anomalisa (2015) respecto a la soledad, la monotonía de la vida y lo vacuo del éxito, acá reflejadas en la vida del personaje masculino y en su ideal frustrado reflejado en la chica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
10P24H
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15 de septiembre de 2020
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría calificarse como frustrante, pues habita en el desconcierto. Los personajes se mueven en un mundo propio al que te permiten acceder, siempre y cuando estés dispuesto a aceptar sus reglas.

La mayoría de escenas se encuentran abarrotadas de alegorías, dobles lecturas, o incluso algunas encubiertas dentro de otras, como una especie de muñecas rusas.

Entretiene por su cotidianidad distante, y las frases profundas que "piensa" la protagonista, dentro de mundos y submundos propios y ajenos... Un despropósito apetecible. Si.
LEUGIM
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8 de septiembre de 2020
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pienso en el final no tiene compasión con el espectador y por eso es una película jodida. El protagonista no siente compasión por sus padres ancianos, sólo rabia porque siempre le recordaron que sería un perdedor. El tiempo nos hace añicos y los despojos que van quedando ojalá envejezcan al lado de alguien cariñoso, que no es lo mismo que un mentiroso, quien perdona los errores que vas a cometer, la película es lúgubre y cerebral, pero ojalá no sigas compartiendo con ese ser poco compasivo, todo es tan efímero para Kaufman (el tiempo juega con nosotros) los logros son los logros que imitaste de otros, no tienes espacio para ser auténtico y la mujer que amas le dice a tus amigos que no sabes tomar decisiones, pero tú la amas y ella te destruirá. Tarde o temprano cometerás un error, verás la película equivocada y confundirás a los actores. Los imperdonables es un western crepuscular y su protagonista no es James Stewart, no seas idiota es Clint Eastwood, conduce a casa, hace tiempo que vengo pensando en dejarte, estoy deprimida y siempre tarareas esa canción, ojalá no digas una palabra antes de llegar al departamento, quiero una casa de verdad, pero nunca tendrás el dinero suficiente, mañana mismo voy a dejarte, ese cuchitril jamás será un hogar.

El exceso de voz en off permite al espectador percatarse de las soledades humanas, lo que no te atreves a verbalizar es lo que deseas y deseas que te vean, contratada por una famosa galería de arte, que sólo vea el talento que llevas tan oculto. No es la trama, pero es la idea. La primera media hora es un viaje para visitar a los padres del novio, se conocieron hace seis semanas y ya sabe (instinto darwiniano) que ese hombre no será capaz de criar a sus futuros hijos. Esta relación es tan inútil, la pasamos bien o no la pasamos tan mal, me estoy acostumbrando y no encuentro la hora para decirte que ya basta.

Charlie Kaufman y su magia de reflejarte contra un espejo. Contra es una palabra negativa, pero es que este director guioniza cada vez más oscuro, profundo en el sentido retorcido, como si el paso de los años (ya tiene sesenta) lo volvieran un despiadado observador que desnuda la miseria humana, ya no tanto su falta de empatía desprovista de compasión, sino una frialdad que convierte cada paso en algo peor, como si esa amargura rodeara todo el entorno.

Los personajes se definen por todo lo que le ocultan a la pareja. Como si estuvieran ensayando para una obra de teatro acerca de otras personas (ellos mismos) que el resto de los mortales percibe como geniales. Están juntos por conveniencia social, por eso el novio está aterrado de que la novia conozca a sus padres y vea en ellos su carácter deformado. Ese sótano está vedado, esa parte de la casa debería ocultar sus miedos.

Esto es buen cine, el espectador busca su reflejo y lo interpreta a su gusto. Kaufman es el coreógrafo de tu propia trama y de paso te quita la fe y esperanza. El ser humano es egoísta en extremo, si no te has dado cuenta, este director te abrirá los ojos. Te haces una idea de tu pareja, pero esa imagen es egoísta, es la parte bella que deseas que vean los otros. Kaufman es cáustico, pero quizás lo que insinúa es una advertencia para que no te estrelles. No es la trama, pero es la idea. La falta de compasión nos hace miserables, incapaces de apreciar un error encantador, un yerro que no hace mal a nadie, pero jamás lo perdonarás, porque él tampoco va a perdonar a sus padres. Están viejos y aún en su demencia siguen maltratándolo, saben que lo suyo con esa chica no va a durar. Ella es inteligente y tú sólo te has esforzado. Eres un gran maestro, pero tus alumnos apenas aprenderán rudimentos de alguien tan poco talentoso.

Un estúpido se cree feliz porque ama a esa persona que no entiende. El novio forja la imagen del ser amado, la idolatra y no se percata del rencor que ella oculta. La mujer podría entenderlo y hacerlo más libre, pero en cambio siente odio por esa felicidad en sus ojos. Nunca la ha conocido, prefiere creer que ella lo entiende, pero la verdad es que entender al otro es casi un imposible para este director.

Kaufman encierra un exceso de pasado donde es difícil imaginar un futuro. El futuro es sólo vejez, demencia, es insoportable.

El último cuarto se vislumbra tormentoso y es literalmente malo, pretencioso y carente de una estética coherente con el resto del relato. Kaufman nada como un pez entre la desesperanza, pero su visión del amor es tosca y al final pierde las riendas y la compostura. En los últimos quince minutos el resplandor de su mente desoye a sus recuerdos y deja de ser eterno para este cinéfilo.
Anibal Ricci
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