Tres recuerdos de mi juventud
Romance. Drama
Paul Dedalus deja Tayikistán recordando su infancia en Roubaix, las locas crisis de su madre, el vínculo que le unía a su hermano Ivan, niño piadoso y violento. Él recuerda sus 16 años, a su padre, viudo inconsolable, el viaje a la URSS donde una asignación clandestina le llevaría a ofrecer su propia identidad a un joven ruso. Recordará también sus 19 años, su hermana Delphine, su primo Bob, de sus escapadas con Pénélope, Mehdi y ... [+]
27 de mayo de 2017
27 de mayo de 2017
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Veo en DVD "Tres recuerdos de mi juventud", la cinta que le ha valido a su director, Arnaud Desplechin, su primer César del cine francés. Este film, en cuyo guión participa el propio realizador, está formado por tres partes y un epílogo y cuenta con unas inocentes interpretaciones de los actores, con una acertada ambientación (se ha rodado en las ciudades de Roubaix, París y Lille), con inclasificables encuadres (la pantalla se parcela o se convierte en circular), con una esclarecedora voz en off, con la ruptura de la cuarta pared (que pone en el espectador la sensación de ser un entrometido mirón), con una narrativa a contracorriente, con un buen trabajo de fotografía, con unos toques intelectuales fuera de tono y con muchas disgresiones y reflexiones filosofícas. Interesante, de 7.
29 de mayo de 2017
29 de mayo de 2017
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La película nos cuenta la historia de Paul, un hombre que vuelve a Francia y es detenido por la policía debido a un problema con su pasaporte. Así, mientras Paul va contando su vida nosotros iremos conociendo lo que ha sido la infancia, adolescencia y entrada en la edad adulta de éste hombre.
Es un drama con un fondo romántico bastante potente, una historia contada con pocos actores (y bastante desconocidos si miras sus fichas de Imdb) y que llevará al protagonista a varios puntos importantes de su vida.
Evidentemente no os contaré la vida de éste hombre, no os haré spoilers (nunca los hago al comentar películas), pero sí diré que su primer gran amor ocupará gran parte de la historia.
Se nos cuenta todo como si fueran recuerdos que el protagonista revive, unos recuerdos bien narrados y que forman pequeñas historias en sí mismos, unas historias que van conformando la personalidad del personaje principal. Es una trama bastante vista, pero bien contada.
En el terreno interpretativo tenemos a tres actores principales, pero el protagonista en su edad “juvenil” es el que se lleva más planos. Creo que están bien interpretados, de forma bastante natural y creíble. No les daría ningún premio pero sí creo que dan casi todo lo que tienen por la película.
Los aspectos técnicos no destacan, es una película pequeña y bastante intimista, con una buena localización y vestuario. Supongo que lo esperable dentro de la película que es: buena ambientación y poco más.
En general creo que queda una película notable, un drama romántico llevado de forma adulta, con un prólogo extenso para conocer al protagonista y entender por qué es como es. No es una historia bonita, ni una historia conmovedora, ni tan solo os transmitirá demasiados sentimientos, pero sí que os interesará saber cómo acaba todo.
Irregular en algunos momentos (un tanto estirados) podría haber quedado más redonda con algún tijeretazo.
Vale la pena? Si os va el género del drama romántico éste sería un ejemplo de manual. Así que ya sabéis
Es un drama con un fondo romántico bastante potente, una historia contada con pocos actores (y bastante desconocidos si miras sus fichas de Imdb) y que llevará al protagonista a varios puntos importantes de su vida.
Evidentemente no os contaré la vida de éste hombre, no os haré spoilers (nunca los hago al comentar películas), pero sí diré que su primer gran amor ocupará gran parte de la historia.
Se nos cuenta todo como si fueran recuerdos que el protagonista revive, unos recuerdos bien narrados y que forman pequeñas historias en sí mismos, unas historias que van conformando la personalidad del personaje principal. Es una trama bastante vista, pero bien contada.
En el terreno interpretativo tenemos a tres actores principales, pero el protagonista en su edad “juvenil” es el que se lleva más planos. Creo que están bien interpretados, de forma bastante natural y creíble. No les daría ningún premio pero sí creo que dan casi todo lo que tienen por la película.
Los aspectos técnicos no destacan, es una película pequeña y bastante intimista, con una buena localización y vestuario. Supongo que lo esperable dentro de la película que es: buena ambientación y poco más.
En general creo que queda una película notable, un drama romántico llevado de forma adulta, con un prólogo extenso para conocer al protagonista y entender por qué es como es. No es una historia bonita, ni una historia conmovedora, ni tan solo os transmitirá demasiados sentimientos, pero sí que os interesará saber cómo acaba todo.
Irregular en algunos momentos (un tanto estirados) podría haber quedado más redonda con algún tijeretazo.
Vale la pena? Si os va el género del drama romántico éste sería un ejemplo de manual. Así que ya sabéis
27 de mayo de 2016
27 de mayo de 2016
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Dédalus va a regresar a su país natal, Francia, tras una larga estancia en el extranjero. Pero en la frontera le espera un serio contratiempo: las autoridades le acusan de espionaje. ¿La prueba? Un pasaporte de identidad a su nombre y firma que muestra que realizó un viaje a Israel hace muchos años. Semejante situación solo puede ser resuelta mediante el uso de la verdad, por lo que Dédalus comenzará a relatar a los agentes una gran parte de su vida, toda ella focalizada en una esplendorosa y mágica juventud.
Arnaud Desplechin vuelve a echar mano de su álter-ego Paul Dédalus para elaborar una cinta autobiográfica sobre su época juvenil. Tres recuerdos de mi juventud (Trois souvenirs de ma jeunesse) hace honor a su nombre y divide su narración en tres etapas, aunque estas presentan varias dificultades a la hora de diferenciarse por el inequívoco patrón común que siguen. El director de Comment je me suis disputé... ma vie sexuelle (precisamente considerada por algunos como una precuela de Tres recuerdos de mi juventud) o Esther Kahn culmina aquí la que seguramente sea su película más reconocida hasta el momento, cosechando muchas alabanzas en la penúltima edición de Cannes y llevándose el César a la mejor dirección en 2015.
Con un ritmo vertiginoso al principio, Desplechin ya deja claro que la narración en el tiempo presente solo es una excusa para presentar la verdadera historia. El cineasta parece despreciar al espectador paciente y, en apenas tres brochazos, transita de situarnos a Paul Dédalus en su último tango en Tayikistán a, ya en manos de los agentes, vernos envueltos en el primer flash-back de la cinta. Aquí es donde comienza realmente Tres recuerdos de mi juventud, cuando vemos a un Dédalus bisoño dando tumbos de un lado a otro. Se ha citado al mito de Antoine Doinel para compararlo con este personaje sobre todo por sus respectivos hogares turbulentos y un carácter rebelde. Pero lo cierto es que, además de la evidente diferencia de edad (y consecuentemente, de motivaciones) el joven que Desplechin pone aquí en liza es un tipo que, pese a no resultar tan carismático como el que describió Truffaut, sí goza de una construcción más completa: interesado por la arqueología, metido en embrollos políticos, figura reconocida por toda Roubaix… Y locamente enamorado de Esther. Una mujer que, evidente belleza a un lado, guarda en su interior una deslumbrante personalidad.
De este hilo romántico es del que va tirando Desplechin para seguir progresando a través de las andanzas de Paul Dédalus. Con una mezcla atractiva de géneros (las secuencias de la URSS poseen un pequeño pero atractivo aroma a thriller), Tres recuerdos de mi juventud se convierte en una película cuyo visionado es más que agradable, al ofrecer un relato magnético y con una inconfundible atmósfera retro. Más mejorable es el ritmo general de la cinta, bastante mermado por la propia estructura del film, que explora personajes, subtramas y contextos adicionales a los de la línea narrativa principal. Una característica inextricable pero que refleja la esencia misma de la obra, al ser la juventud un período de continuos bandazos y fogosidad.
Aunque los pecados del principio del film puedan ser condonados por la propia superfluidad que otorga Desplechin al tiempo actual, no ocurre lo mismo con un flojo desenlace. Sin embargo, lo mucho que hay entre medias (dos horas de duración, recordemos) presenta una calidad lo suficientemente notoria como para convertir a Tres recuerdos de mi juventud en una película más que recomendable. No es fácil saber transportarnos a un período tan especial en la vida de casi cualquier ser humano sin utilizar recursos facilotes o trampas emotivas, pero Desplechin lo ha conseguido hacer a través de un trabajo tan personal en su creación como universal en su trasfondo.
Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Arnaud Desplechin vuelve a echar mano de su álter-ego Paul Dédalus para elaborar una cinta autobiográfica sobre su época juvenil. Tres recuerdos de mi juventud (Trois souvenirs de ma jeunesse) hace honor a su nombre y divide su narración en tres etapas, aunque estas presentan varias dificultades a la hora de diferenciarse por el inequívoco patrón común que siguen. El director de Comment je me suis disputé... ma vie sexuelle (precisamente considerada por algunos como una precuela de Tres recuerdos de mi juventud) o Esther Kahn culmina aquí la que seguramente sea su película más reconocida hasta el momento, cosechando muchas alabanzas en la penúltima edición de Cannes y llevándose el César a la mejor dirección en 2015.
Con un ritmo vertiginoso al principio, Desplechin ya deja claro que la narración en el tiempo presente solo es una excusa para presentar la verdadera historia. El cineasta parece despreciar al espectador paciente y, en apenas tres brochazos, transita de situarnos a Paul Dédalus en su último tango en Tayikistán a, ya en manos de los agentes, vernos envueltos en el primer flash-back de la cinta. Aquí es donde comienza realmente Tres recuerdos de mi juventud, cuando vemos a un Dédalus bisoño dando tumbos de un lado a otro. Se ha citado al mito de Antoine Doinel para compararlo con este personaje sobre todo por sus respectivos hogares turbulentos y un carácter rebelde. Pero lo cierto es que, además de la evidente diferencia de edad (y consecuentemente, de motivaciones) el joven que Desplechin pone aquí en liza es un tipo que, pese a no resultar tan carismático como el que describió Truffaut, sí goza de una construcción más completa: interesado por la arqueología, metido en embrollos políticos, figura reconocida por toda Roubaix… Y locamente enamorado de Esther. Una mujer que, evidente belleza a un lado, guarda en su interior una deslumbrante personalidad.
De este hilo romántico es del que va tirando Desplechin para seguir progresando a través de las andanzas de Paul Dédalus. Con una mezcla atractiva de géneros (las secuencias de la URSS poseen un pequeño pero atractivo aroma a thriller), Tres recuerdos de mi juventud se convierte en una película cuyo visionado es más que agradable, al ofrecer un relato magnético y con una inconfundible atmósfera retro. Más mejorable es el ritmo general de la cinta, bastante mermado por la propia estructura del film, que explora personajes, subtramas y contextos adicionales a los de la línea narrativa principal. Una característica inextricable pero que refleja la esencia misma de la obra, al ser la juventud un período de continuos bandazos y fogosidad.
Aunque los pecados del principio del film puedan ser condonados por la propia superfluidad que otorga Desplechin al tiempo actual, no ocurre lo mismo con un flojo desenlace. Sin embargo, lo mucho que hay entre medias (dos horas de duración, recordemos) presenta una calidad lo suficientemente notoria como para convertir a Tres recuerdos de mi juventud en una película más que recomendable. No es fácil saber transportarnos a un período tan especial en la vida de casi cualquier ser humano sin utilizar recursos facilotes o trampas emotivas, pero Desplechin lo ha conseguido hacer a través de un trabajo tan personal en su creación como universal en su trasfondo.
Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
5 de septiembre de 2016
5 de septiembre de 2016
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El destacado director francés Arnaud Desplechin (Rois et reine, Un conte de Noël), vuelve su mirada Paul Dédalus, protagonista de uno de sus primeros films, ‘Comment je me suis disputé… (ma vie sexuelle)’ de 1996, para narrar tres momentos de su juventud en esta especie de precuela.
Paul Dédalus (Mathieu Amalric) es ya un hombre adulto que está de regreso en Francia tras haber trabajado algunos años en Tayikistán como antropólogo, al ingresar a migraciones lo detiene un oficial (André Dussolier) por un asunto relacionado con su pasaporte, por lo que en un interrogatorio debe contar algunos momentos de su historia personal.
A partir de ello contará tres momentos de su juventud, el primero relacionado con su infancia, el segundo directamente relacionado con el episodio de su pasaporte en una viaje realizado a la Unión Soviética, y el tercero, el que más tiempo tendrá en pantalla, su historia de amor con Esther (Lou Roy-Lecollinet), una relación desbordada que lo marcó de por vida.
Desplechin va narrando cada historia en un tono diferente, desde el cercano al cine de espías hasta el drama romántico de iniciación, con una fuerte influencia del cine de François Truffaut, sobre todo la saga que contaba la vida de Antoine Doinel, y que se vuelve la parte medular de este relato.
La muy particular puesta en escena de Desplechin mantiene al espectador en constante expectativa ante un relato que desvela situaciones un tanto inesperadas, narradas de una manera muy personal, que se mueve del thriller a una entrañable historia de amor, llevando a un relato que se movía en terrenos pantanosos y un tanto indescifrable hasta convertirse en quizá la película más accesible de su director.
Una película que habla de la nostalgia, de la memoria y de ese viaje sin retorno de la adolescencia a la edad adulta, contada de manera emotiva en un viaje especial por los recuerdos de un director los mismo extravagante como fascinante. Una película vital, poética y melancólica, un prodigio narrativo muy emotivo.
http://tantocine.com/mis-mejores-dias-de-arnaud-desplechin/
Paul Dédalus (Mathieu Amalric) es ya un hombre adulto que está de regreso en Francia tras haber trabajado algunos años en Tayikistán como antropólogo, al ingresar a migraciones lo detiene un oficial (André Dussolier) por un asunto relacionado con su pasaporte, por lo que en un interrogatorio debe contar algunos momentos de su historia personal.
A partir de ello contará tres momentos de su juventud, el primero relacionado con su infancia, el segundo directamente relacionado con el episodio de su pasaporte en una viaje realizado a la Unión Soviética, y el tercero, el que más tiempo tendrá en pantalla, su historia de amor con Esther (Lou Roy-Lecollinet), una relación desbordada que lo marcó de por vida.
Desplechin va narrando cada historia en un tono diferente, desde el cercano al cine de espías hasta el drama romántico de iniciación, con una fuerte influencia del cine de François Truffaut, sobre todo la saga que contaba la vida de Antoine Doinel, y que se vuelve la parte medular de este relato.
La muy particular puesta en escena de Desplechin mantiene al espectador en constante expectativa ante un relato que desvela situaciones un tanto inesperadas, narradas de una manera muy personal, que se mueve del thriller a una entrañable historia de amor, llevando a un relato que se movía en terrenos pantanosos y un tanto indescifrable hasta convertirse en quizá la película más accesible de su director.
Una película que habla de la nostalgia, de la memoria y de ese viaje sin retorno de la adolescencia a la edad adulta, contada de manera emotiva en un viaje especial por los recuerdos de un director los mismo extravagante como fascinante. Una película vital, poética y melancólica, un prodigio narrativo muy emotivo.
http://tantocine.com/mis-mejores-dias-de-arnaud-desplechin/
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