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Sobreviviendo

Acción. Drama Corre el año 1971, y la tensión social en Irlanda del Norte está escalando hacia una situación casi de guerra civil. Tras un motín y un enfrentamiento muy violento entre vecinos de un barrio y el ejército, un joven soldado británico con poca experiencia, Gary, se extravía en las peligrosas calles de Belfast, donde el conflicto del IRA está en plena ebullición, y donde patrullan unidades paramilitares y bandas radicales callejeras. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
29 de enero de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante survival dirigido por Yann Demange que nos pone en la piel de Gary Hook, un soldado británico perdido en la ciudad de Belfast en los setenta.

71 no nos deja ni un respiro tras los primeros minutos iniciales, nos lanza directamente al conflicto del Belfast y el ritmo apenas se detiene hasta el final. Su realización, con esa cámara en movimiento (algo mareante), es el acento perfecto para la tensa trama y ese estilo casi documental la hace más cruda.

La fotografía, sucia y oscura, también es la acompañante perfecta de la dura trama que se nos está contando. Sin olvidar por supuesto la música, que lejos de ser efectista, pone el tono lúgubre y siniestro a muchos de los planos.

Pero también es necesario señalar que la actuación Jack O' Connell, que este pasado año ha destacado por su buen hacer en varios títulos y que en esta no es menos. El solo consigue sostener la película a pesar de tener un gran apoyo en el reparto.

Una película dura, cruda y tensa, que no te dejará descansar ni un momento.
Attomsk
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24 de enero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue una situación confusa, es el lacónico resumen que hace un personaje para justificar "todo", que es mucho.
¿Es un thriller con trasfondo político? ¿Una reflexión sobre el "conflicto anglo-irlandés" con la coartada de la acción peliculera? ¿Una sátira, quizás, sobre los unos y los otros, sobre todos? ¿Una negra visión de la condición humana?
De todo un poco.
El descenso a los infiernos de un bisoño soldado inglés en el Belfast más salvaje. En pocas horas conocerá el demonio del mundo. De cómo te puedes ver arrojado, como un trozo de carne que no vale nada, al centro de una pesadilla, perseguido por todos, convertido en objetivo fácil y prescindible.
Por la parte irlandesa católica, tenemos a los radicales jóvenes, a los mayores colaboracionistas y a los de en medio, los que apoyan "la causa" pero no están cegados por el odio. Y enfrente, los irlandeses protestantes, con ese fabuloso niño que se come la película durante un rato. Por parte inglesa, a los inocentes soldados enviados al "lío" que actúan como pollos sin cabeza y a sus corruptos mandos, capaces de cualquier cosa (literalmente).
Llegados a un punto, casi no se sabe dónde empiezan unos y acaban otros, confundidos en la misma ciega marea asesina, esa que se consume en sí misma sin más objetivo que el de satisfacer la necesidad de destrucción y muerte, la pulsión más primaria, irracional y enloquecida.
Trepidante película. Directa y brutal. Pero se queda corta, sin definir, a medio camino de todo. Como historia de acción, es un poco confusa y forzada, como argumentación, es superficial y limitada. Esta bien hecha, pero no es la gran cosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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9 de febrero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
71 nos cuenta la historia de Gary, un joven soldado británico que, tras una revuelta en las calles de Belfast, es abandonado por su ejército en los tiempos más sangrientos del IRA. Allí tendrá que luchar por sobrevivir en un terreno que es escenario continuo de la lucha entre católicos y protestantes, un terreno en el que no sabe quién es amigo y quién no.

Yann demange (Top Boy, Dead Set) dirige este frenético thriller bélico que se arriesga representando los primeros años del Ejército de la República Irlandesa, el año 71, en el que las patrullas paramilitares y las bandas radicales patrullaban las calles en busca de sangre. Una guerra a pequeña escala que muestra lo peor del ser humano: los extremos ideológicos, los intereses económicos, la corrupción, la situación de los niños en medio de un conflicto bélico...

Jack O'Connell es el encargado de dar vida al recluta novato perdido en tierra hostil. Lleva a cabo su papel de una forma sumamente personal y sólida. Este joven actor que saltó a la fama con Skins y mostró maneras en Eden Lake y Tower Block, parece haberse consolidado como un actor a tener en cuenta y al que no le faltará trabajo de aquí en adelante (de hecho, Terry Gilliam ya se ha puesto en contacto con él para esa peculiar versión de Don Quijote que ya parece una utopía).

'71 es un largometraje bélico distinto que, sin mostrar ni una sola batalla multitudinaria, es mucho más crudo y violento que la mayoría de películas de "guerra" con las que nos bombardean año tras año (al margen de maravillas hiper-realistas del estilo de Ciudad de vida y muerte). Un filme que nadie debería perderse, con un ritmo endiabladamente divertido y un guion que no deja ni un cabo suelto en ningún momento.

En resumidas cuentas, si sois fans del cine de guerra de verdad, sin adornos, con acción cruda a más no poder, ritmo trepidante (no podrás apenas coger aire en sus 100 minutos de duración) y bien rodado ya sea para representar la violencia más extrema o las situaciones más dramáticas de los conflictos de esta índole, no os la perdáis. Sublime, sin más.

www.cenitalynadir.es
Snowflake
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10 de marzo de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cruda, como la realidad. Y es que todo resulta bastante real, aunque hacia el final la peli exige del espectador alguna concesión, pero se hace sin pena, porque el director se lo gana. Y es que Yann Demange construye un thriller de acción admirablemente ambientado, que te sitúa en el corazón de Belfast, en pleno conflicto, lo cual intranquiliza un huevo y te tiene en tensión y hace que todo te de mucho miedo y mucha pena también, y eso que el guionista no juega a ponerte triste usando trucos cutres, ni pinchan musiquita mustia. La angustia nace de la propia situación, tan bien encuadrada, y de la honesta manera en que la peli está rodada. Y también, claro está, del hecho de que el prota, pese a ser un soldado, sobre todo es un crío asustado, intentando sobrevivir.

¡Qué alguien salve al soldado Hook!, pobrecín. Vaya mundo de locos.
VALDEMAR
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25 de enero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cuidamos de los nuestros en el ejército", pues ¡imagínate de los otros!; sentencia de vaticinio maléfico y concluyente que abre los ojos a un joven recluta, ilusionado de su uniforme y forma de vida elegida, de destino martir recordado y venerado aún no confirmado, usado como ficha canjeable y reemplazable por ambas partes, buenos y malos, no tan decentes unos/no tan malvados los otros, en una barajada de tortilla escalofriante y al unísono donde se combinan e incluyen sólo los ingredientes selectos despojando el resto a la basura.
The Boomtown Rats tienen una canción "I don´t like mondays" que habla de un tiroteo de una escuela del estado de Georgia por un alumno a quien no le gustaba ese día de la semana; aquí, en la Belfast del 71, todo los días son lunes, un lunes que siempre acontece después de un "Domingo sangriento", menos explosiva, más rígida pero igual de mordaz y auténtica a a la cual mira con respeto, orgullo de esa recreación magnífica, franca y palpable en cada oscura y claustrofóbica callejuela de esa tirante ciudad nominada como "el vado arenoso en la desembocadura del río", dura, agónica y cruel, puro caos terrorífico, agónico y al límite donde nadie resulta ser quien dice ser sólo aquellos obreros rasos, manejados como títeres que corren el riesgo físico en su persona, con matanza del alma y su pura esencia incluida -fallezca el cuerpo o no- por unos ideales de venta patriótica, soberbia publicitada pero realidad apestada.
Porque empiezas la película esperando ese suceso accidental, o no, por el cual el novato soldado se convierte en liebre a cazar por sus perseguidores, unos 10 minutos de espera bien conformados, elaborados y proyectados que preceden al acoso apoteósico de tiro al blanco, de supervivencia extrema en tierra hostil, de coyuntura sobre cómo escapar de esa ratonera, laberinto asfixiante donde no sabes en quién confiar ni hacia dónde dirigirte sólo que, cuando ésta llega, resulta ser más un juego de estratagema, de maniobra y táctica al servicio de un conflicto bélico supervisado y controlado, toda una tensa y contaminada partida de ajedrez con su rey, alfil y torres ideando como salir airosos de la situación presentada sin perder la cabeza mientras los peones de base son movidos según necesidades y utilidades, ya sea como escudo, arma u objetivo a eliminar, más una asamblea bursátil de intereses ocultos a negociar/partida de póker para determinar el sacrificio de los corderos que un simple enfrentamiento católicos contra británicos porque, protestante o no, creyente o agnóstico va a resultar difícil digerir lo que tus ojos traicionados vieron así como la suciedad de despacho y capitanes con la que has topado.
Tras esa primera sorpresa de menos acción, gravitación y adrenalina frenética de lo esperado te acoplas a la situación y dibujas, a la vez que el aturdido y machacado protagonista, ese enredo de mapa donde quién es quién es una incógnita de descifre esperpéntico por la respuesta encontrada y donde, por momentos, te pierdes y distancias por tanta elucubración, secretismo y traición a dos bandas para reincorporarte al aparecer la desesperación, confusión y humanidad de quien sólo quiere sobrevivir a dicha pesadilla y horror encontrando, por el camino, que los previstos canallas no son tan perversos y que los honestos y virtuosos al mando de su vida y futuro son asesinos de guante blanco que nunca se ensucian las manos aunque tengan el corazón podrido.
Al igual que el virgen acorralado, estás dudoso ante su efecto provocado, ansioso por su resolución, expectante por su incredulidad, asqueado por la negociación de vidas, perplejo por el realismo vertido y no tan eclipsado ni satisfecho como la crítica de su venta había augurado; gran pericia, arte y habilidad en las angustiosas y ardientes interpretaciones, en la frialdad y hostilidad escénica, en la obsesiva militancia de ideales forjados a puñal y sangre, en la configuración del tablero donde se jugará la partida, en la destreza y talento expositivo de la verdad mancillada/la mentira como reina, en encumbrar la percepción y sensibilidad por encima de disparos y carreras, en el desconcierto de los hechos para poder etiquetar a cada uno según se esperaba, en la certeza atropellada de lo blanco no ser tan puro ni lo negro tan oscuro, un endemoniado estar todo el campo plagado de unos mareantes grises cual mina a punto de estallar si te equivocas..., todo ello con una mirada donde sientes con fuerza y vigor la ferviente lucha que tiene lugar a pie de calle, en su contacto persona a persona/cuerpo a cuerpo, la ferocidad de sus angustiosos sentimientos, la duda temblorosa de sus verdugos ejecutantes pero te separas y alejas de las argucias astutas y calculadas de los jefes mandamases, fidelidad sentida para los que juegan a ras de suelo, gélida y perdida sensación opaca para quienes dirigen el cotarro; aunque la narración confirma el notable reseñado, tus impresiones y vivencias no llegan tan lejos al absorber, con pasión y preocupación, al desnudo chaval de batalla y semejantes del otro lado pero no tastar con tan sentido sabor a sus gobernantes y dirigentes así como el complot que ocultan.
Una pequeña/correcta/perfilada muestra de lo mucho que dio de sí el conflicto irlandés, tantas veces reflejado con gran acierto y esmero en pantalla pero no es la mejor de ellas, te quedas con la sensación de esperar más sensaciones, valga la redundancia, furor y potencia, una inquietud, tubarción y conjoga no sólo mental, también a flor de piel con un corazón y alma que se sobresalten ante tanto estupor y desvergüenza de jugar a las damas a ver quien vive o muere, una parálisis de choque y eclipse consciente que no se percibe con la misma intensidad en tus carnes, en tu desasosiego, en tus emociones latentes.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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