Una película que representa los capos de la Mafia de antes, dónde en idioma subtitulado cuenta uno de los capos de la mafia, cómo ha llegado a dar en la cárcel.
Primero comenzando con una banda, que estorsionaba a sus enemigos. Por un ajuste de cuentas que tuvieron, se liaron a matar a sus enemigos, si no, -no.
Pero sí a cobrar a restaurantes, bares y comercios el diezmo-canon, impuesto revolucionario de la camorra.
Bien ambientada, basada en hechos reales, de cosas que pasaron en Italia, sobre todo Nápoles y Sicilia, nada más lejos de la realidad.

Para todos los públicos.

No tan mala película como pudiera suponerse por los actores. La dirección es impecable, magnífica. El irregular Young consigue una de sus películas más notables. No tanto como Sola en la Oscuridad, claro, pero es una buen film.
Buen trabajo de producción de Laurentis, que parece que estaba en todas las películas esos años. Buen guión, bueno, muy bueno. No sobra diálogo alguno, y algo que llama la atención en este tipo de películas: el fácil recordar los nombres de los personajes.
Me llama la atención Charles Bronson. Empezó una carrera notable, con apariciones en películas buenas, incluso muy buenas. Pero luego languidece en una serie de muy malas películas... Al final es una especie de estereotipo de sí mismo... No hace mal su papel, fácil en su ubicación típica.
La película es francesa e italiana, una especie de contestación a las películas de ganster que ya iniciaban su saga en la filmografía americana.
Buena película si te gusta la temática y estás un poco puesto en cómo se desarrollaron aquellos acontecimientos aquellos años. No es, obviamente, El Padrino, pero está bien rodada, en un formato claro y diáfano, sin demasiadas complicaciones argumentales. Cine de palomitas, en definitiva.

Un excelente fresco de la mafia siciliana, sobre todo, durante la era de Lucky Luciano. Pero el centro de la acción transcurre bajo la mirada de un simple peón de la Cosa Nostra y éste nos cuenta la historia de ésta a través de la suya propia... Y lo hace, al agente del F.B.I. encargado de su custodia, mientras aguarda, oculto en una instalación militar, para acudir al juicio, cómo testigo de la acusación, contra sus antiguos jefes...

Un thriller, que no es trepidante, pero sí posee, una magnífica narración, conducida por Terence Young, uno de los grandes del cine británico de acción, quien dirigió a Sean Connery cómo James Bond (007) en algunas de las mejores del personaje creado por Ian Fleming. Y, esto, se nota. Se advierte, esa escuela cinematográfica, tan seductora, de la vieja Albión.

Charles Bronson, está en su papel de tipo duro, pero aquí le pone algo más, en ciertos momentos, desprende cierto aire melancólico con poso de buen actor.

Pero, ante todo, es una película entretenida, de esas que se ven del tirón pese a su largo metraje. Se nos interesa, desde el inicio, por los vericuetos de la Organización, por su modo operativo, llevado con disciplina militar; cuyo incumplimiento es castigado de inmediato y de modo inapelable... Pero aunque se presume mucho de lealtades, éstas, cambian según cambia las circunstancias y un capo sustituye a otro... y al fin yal cabo, éstos, no son más que hombres ambiciosos, nunca ahítos de poder...

Un importante miembro de la “Cosa Nostra” que durante más de 30 años ha servido con fidelidad y honradez a la organización, es traicionado y marginado por sus jefes y empujado en contra de su voluntad para convertirse en un delator.
La película es una reconstrucción de la vida de Valachi, bien narrada de manera artesana y rutinaria, pero sin la intensidad necesaria para conectar con el espectador. Contiene abundantes escenas sangrientas y algunas de mal gusto, como por ejemplo una penosa amputación del miembro viril de uno de los personajes. Los actores tampoco sobresalen y están en la línea plana del film.
Conclusión: Aburrido y soso drama gansteril.