OlimpiadaDocumental
7.8
2,155
Documental
Documental sobre los Juegos Olímpicos celebrados en la ciudad de Berlín en 1936. Divida en dos partes de 118 y 107 minutos, respectivamente, el atletismo ocupa buena parte de su metraje, incluida la primera parte en su integridad. La segunda incluye imágenes de gimnasia, vela, pentatlón, decatlón, hockey sobre hierba, polo, fútbol, ciclismo, hípica, remo, salto y natación. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2016
6 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí un film documental bellísimo quitando ideologías. El encargo de Hitler a Leni Riefenstahl sobre las Olimpiadas de 1936. Se trata de un film con un planteamiento hermosisimo. Los prólogos de cada parte son maravillosos. Primero evocanco la mitología griega, lo románico vamos lo antiguo el segundo la naturaleza. Con unos planos hoy vistos dificilmente superados. Su directora no pudo quitarse el estigma de ser la directora de Hitler. A pesar de todo rodo lo que es sin duda el documental mas hermoso de la historia.
13 de septiembre de 2016
13 de septiembre de 2016
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153/11(17/08/16) Con motivo de las Olimpiadas de Rio de Janeiro 2016 he decidido ver el documental más famoso que se ha realizado sobre este universal y deportivo evento, me refiero a “Olimpiada” (1938), escrito, dirigido y producido por la cineasta germana Leni Riefenstahl, sobre los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 desarrollados en, en la Alemania nazi, celebrados entre el 1 al 16 de agosto de 1936. Fue el primer documental creado para unas olimpiadas, resultando un tremendo hito por los avances tecnológicos, copiadas por tantos, y por las emociones que se desprenden de su vigoroso montaje. Producida en dos partes: Olympia 1. Fest der Völker (Festival de las naciones), de 118 minutos, con el prólogo en el Acrópolis griego, centrado en las disciplinas de atletismo acontecidas en el Estadio Olímpico de Berlín; y Olympia 2. Fest der Schönheit (Festival de la belleza), de 107 minutos, con prólogo en medio de la naturaleza, centrado en las demás disciplinas fuera del estadio olímpico (se incluye el Decatlón, supongo no cogió en la primera parte), hípica, futbol, gimnasia, vela, esgrima, ciclismo, hockey sobre hierba, remo, natación, polo, etc. Un trabajo controvertido pues ha habido quien lo ha tildado despectivamente de propaganda nazi, los que lo contradicen aluden a que Leni no se abstuvo de mostrar la decepción de Hitler (también de Goebbels y Goering) ante las derrotas alemanas contra un negro, el mítico Jesse Owens, esto durante el salto de longitud, o su frustración ante la descalificación de las alemanas en la carrera de relevos 4x100. Pero el tiempo, ese juez incorruptible, la ha ido colocando en el lugar del Olimpo (y nunca mejor dicho), que se merece, en 2005 la revista Time (el susodicho juez) ha colocado “Olympia” entre las 100 mejores películas de los últimos 80 años. Ejemplo de la fuerza de este film es que la ceremonia de la antorcha olímpica, ahora se considera una antigua tradición, se concibió por primera vez en Berlín impulsado por la idea del oficial nazi Carl Diem que gustó e incorporó al film Riefenstahl. La megalomanía y medios sin fin de los que dispuso la realizadora (presupuesto de 1,5 millón de dólares Reichsmark) lo demuestran las 34 cámaras de las que dispuso, contando con más de 300 operarios, rodando cerca de 400.000 m de película, o sea casi 250 horas de filmación, para impactar visualmente se rodó desde torres de acero, desde raíles para travellings y captar la emoción de las carreras, la post-producción tardó dos años, el ministro de propaganda Goebbels dijo que la produjo el estado germano a través de la compañía Olympia-Film GmbH, Leni afirmó haberla filmado en nombre de la COI y no del régimen nazi. El estreno de la película fue 20 de abril 1938 con motivo del 49 cumpleaños de Hitler en el Berlín Ufa Palace.
Es un documental con un tremendo sentido estético, un elogio sentido al deporte, al esfuerzo humano, a la competitividad, al espíritu de superación, a la indómita naturaleza humana, al triunfo, y sobre todo a las olimpiadas, ello reflejado con imágenes de una subyugadora belleza, que consigue atraparte ya desde su epicúreo prólogo con el homenaje al origen de los Juegos Olímpicos en la antigua Grecia, que de modo lírico se funde en un alarde epicúreo con la modernidad de las Olimpiadas de 1936, en un purista homenaje a la beldad del cuerpo humano, algo que muchos exégetas han querido retorcer para ver una demostración de la superioridad de la raza aria, pues los cuerpos que se ven son de facciones nórdicas. Leni Riefenstahl rinde un obsesivo tributo al físico, a la plasticidad del cuerpo, a su coreografía muscular en pos de la victoria, demostrado esto en las competiciones de atletismo, en la natación, en la gimnasia o en su hipnótico final con los saltadores de trampolín que en unos fantasiosos movimientos, gracias a la ingeniosa cámara en contrapicado y en slow parecen salir lanzados en pos del infinito donde la gravedad no existe. Leni consigue una Obra de Arte que en el campo de los documentales es Icono, influenciando por su valentía en experimentar en técnicas nuevas compuso lienzos de una brillante preciosidad, rozando en algunos momentos lo mágico.
Se rueda en la Acrópolis (Atenas, Grecia), el Estadio Olímpico de Berlín, Berlín y en los platós de los estudios de Olympia Film. La realización de la germana Leni Riefenstahl es portentosa, la labor de cámara dirigida por Walter Frentz es sublime, acercándonos de modo fenomenal al expresionismo gótico en sus encuadres cargados de expresividad, primeros planos conmovedores, travellings impetuosos sobre raíles, ágil cámara en mano, filmando incluso desde globos zeppelín para excelsas tomas panorámicas, jugando con lindos reflejos (en el agua), con cuasi-místicos contrapicados (con tomas a ras de suelo, e incluso incrustando en hoyos la cámara agrandar aún más a los protagonistas) ensalzadores de la figura humana, manejando de modo emocionante la cámara lenta (y la rápida) en el momento adecuado para emitir sensaciones al espectador, angulaciones opresivas, tomas de grúas, cortes abruptos que descolocan, cuerpos recortados en el cielo cual siluetas cuasi-oníricas, maravilloso cuando muestra a los deportistas en planos aislados del bullicio de la gente, desprovistos de animación o de patriotismos banderísticas, solo el ser humano enfrentado a sus límites, secuencias en paralelo, se añaden en post-producción tomas subacuáticas y subjetivas. Es fundamental el trabajo de edición para atomizar la épica sensorial del documental, proporcionando un ritmo fluido notable, intercalando de modo (artificial) las competiciones con las reacciones del público, acentuando la comunión entre las gradas y los deportistas, aportando de este modo tensión e intensidad dramática.
Es un documental con un tremendo sentido estético, un elogio sentido al deporte, al esfuerzo humano, a la competitividad, al espíritu de superación, a la indómita naturaleza humana, al triunfo, y sobre todo a las olimpiadas, ello reflejado con imágenes de una subyugadora belleza, que consigue atraparte ya desde su epicúreo prólogo con el homenaje al origen de los Juegos Olímpicos en la antigua Grecia, que de modo lírico se funde en un alarde epicúreo con la modernidad de las Olimpiadas de 1936, en un purista homenaje a la beldad del cuerpo humano, algo que muchos exégetas han querido retorcer para ver una demostración de la superioridad de la raza aria, pues los cuerpos que se ven son de facciones nórdicas. Leni Riefenstahl rinde un obsesivo tributo al físico, a la plasticidad del cuerpo, a su coreografía muscular en pos de la victoria, demostrado esto en las competiciones de atletismo, en la natación, en la gimnasia o en su hipnótico final con los saltadores de trampolín que en unos fantasiosos movimientos, gracias a la ingeniosa cámara en contrapicado y en slow parecen salir lanzados en pos del infinito donde la gravedad no existe. Leni consigue una Obra de Arte que en el campo de los documentales es Icono, influenciando por su valentía en experimentar en técnicas nuevas compuso lienzos de una brillante preciosidad, rozando en algunos momentos lo mágico.
Se rueda en la Acrópolis (Atenas, Grecia), el Estadio Olímpico de Berlín, Berlín y en los platós de los estudios de Olympia Film. La realización de la germana Leni Riefenstahl es portentosa, la labor de cámara dirigida por Walter Frentz es sublime, acercándonos de modo fenomenal al expresionismo gótico en sus encuadres cargados de expresividad, primeros planos conmovedores, travellings impetuosos sobre raíles, ágil cámara en mano, filmando incluso desde globos zeppelín para excelsas tomas panorámicas, jugando con lindos reflejos (en el agua), con cuasi-místicos contrapicados (con tomas a ras de suelo, e incluso incrustando en hoyos la cámara agrandar aún más a los protagonistas) ensalzadores de la figura humana, manejando de modo emocionante la cámara lenta (y la rápida) en el momento adecuado para emitir sensaciones al espectador, angulaciones opresivas, tomas de grúas, cortes abruptos que descolocan, cuerpos recortados en el cielo cual siluetas cuasi-oníricas, maravilloso cuando muestra a los deportistas en planos aislados del bullicio de la gente, desprovistos de animación o de patriotismos banderísticas, solo el ser humano enfrentado a sus límites, secuencias en paralelo, se añaden en post-producción tomas subacuáticas y subjetivas. Es fundamental el trabajo de edición para atomizar la épica sensorial del documental, proporcionando un ritmo fluido notable, intercalando de modo (artificial) las competiciones con las reacciones del público, acentuando la comunión entre las gradas y los deportistas, aportando de este modo tensión e intensidad dramática.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay una miscelánea prodigiosa con la música de Herbert Weidt (“El triunfo de la voluntad”), produce excelentes vibraciones por la fuerza sugestiva del esfuerzo humano con el acunamiento emotivo DEun score de tintes homéricos, potencia la atmósfera de lo que vemos, exalta el espíritu de superación, añade varios cortes de Richard Wagner (“La cabalgata de las Valkirias” al paso del pelotón ciclista, “El ocaso de los dioses” hacia el final…), himnos nacionales y melodías populares germanas.
Momentos recordables: El famoso y bello prólogo de la primera parte (Festival de las Naciones), me extiendo más en mi blog, sugerente homenaje a como la naturaleza humana en su belleza se interrelaciona con la naturaleza y de la arquitectura; El desfile de las diferentes delegaciones tras sus abanderados, el primero Grecia que genuflexamente hacen el saludo nazi, correspondiendo desde su palco Hitler, Suecia, Gran Bretaña, Japón, USA, Canadá, Italia haciendo el saludo nazi (romano en su caso), correspondido en el palco por el Rey transalpino Humberto II de Saboya, luego Francia que lastimeramente hace también el saludo nazi, Suiza, y por último el país organizador, Alemania; La Imperial gesta de un negro, el estadounidense Jesse Owens, ante el racista de Hitler, sus 4 atronadoras victorias resuenan en la eternidad de los triunfos que trascienden lo deportivo, y Leni no se acobarda para exponerlo en su plenitud. Por cierto, llama la atención que la frugal narración en off, cuando nombra a los atletas que participan en alguna prueba cuando llega a uno de color negro remarca su raza, no sé si es un rasgo de racismo o simplemente algo sin mala intención, cuando este apelativo aún no era ofensivo; El tramo de la maratón, rodada con mimo especial, deleitándose en la cámara lenta para imbuir al espectador en el sufrimiento sobrehumano de los corredores; El desfile de clausura, con los abanderados en la noche haciendo girar sus banderas mientras la cámara se aleja del Estadio Olímpico; El lindo prólogo de la segunda parte (Festival de la Belleza), en este caso es el ser humano fundido con la naturaleza representada en un bosque cuasi-nocturno, las siluetas esbeltas de los deportistas se nos muestras en su esplendor, emergiendo sus figuras corriendo por un lago, metiéndose en la sauna, entrenándose para su deporte entre sonrisas; La competición de gimnasia, mostrando varios ejercicios a cámara lenta para enfatizar su belleza coreográfica, con contrapicados esbeltos de ejercicios de anillas de barras y de paralelas, pareciendo estar solo los atletas en el infinito cielo; La vela, filmada con grandes medios que parecemos incrustados en los veloces veleros, propias las imágenes de films de aventuras; La curiosa disciplina de pentatlón (equitación, esgrima, tiro con pistola, natación y carrera campo a través), competición que ya no existe en las Olimpiadas, y que es ejercida por militares únicamente; La competición de piragüismo, con los artificios visuales de cámaras subjetivas; Los cuasi-místicos saltos de trampolín, filmados con un epicúreo gusto estético, en fascinantes contrapicados, con el cielo nublado de fondo que crea arrolladores lienzos con los cuerpos a cámara lenta danzando sostenidos mágicamente en el infinito; Y el epílogo, las campanas Olímpicas vuelve a sonar…
Alemania fue el país que más medallas en estas Olimpiadas obtuvo, 88 medallas (33 de oro), el segundo país más laureado a mucha distancia fue USA, con 56 (24 de oro).
En USA fue fracaso comercial, coincidió su estreno con la fatídica “Noche de los Cristales rotos” (Kristallnacht), el 9 de noviembre de 1938, noche que numerosas propiedades judías fueran asaltadas, sinagogas destruidas, matando a cerca de 400 judíos y 30.000 más fueron llevados a campos de concentración.
Obra Maestra imprescindible para todo cinéfilo que se precie de serlo. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/09/olimpiada.html
Momentos recordables: El famoso y bello prólogo de la primera parte (Festival de las Naciones), me extiendo más en mi blog, sugerente homenaje a como la naturaleza humana en su belleza se interrelaciona con la naturaleza y de la arquitectura; El desfile de las diferentes delegaciones tras sus abanderados, el primero Grecia que genuflexamente hacen el saludo nazi, correspondiendo desde su palco Hitler, Suecia, Gran Bretaña, Japón, USA, Canadá, Italia haciendo el saludo nazi (romano en su caso), correspondido en el palco por el Rey transalpino Humberto II de Saboya, luego Francia que lastimeramente hace también el saludo nazi, Suiza, y por último el país organizador, Alemania; La Imperial gesta de un negro, el estadounidense Jesse Owens, ante el racista de Hitler, sus 4 atronadoras victorias resuenan en la eternidad de los triunfos que trascienden lo deportivo, y Leni no se acobarda para exponerlo en su plenitud. Por cierto, llama la atención que la frugal narración en off, cuando nombra a los atletas que participan en alguna prueba cuando llega a uno de color negro remarca su raza, no sé si es un rasgo de racismo o simplemente algo sin mala intención, cuando este apelativo aún no era ofensivo; El tramo de la maratón, rodada con mimo especial, deleitándose en la cámara lenta para imbuir al espectador en el sufrimiento sobrehumano de los corredores; El desfile de clausura, con los abanderados en la noche haciendo girar sus banderas mientras la cámara se aleja del Estadio Olímpico; El lindo prólogo de la segunda parte (Festival de la Belleza), en este caso es el ser humano fundido con la naturaleza representada en un bosque cuasi-nocturno, las siluetas esbeltas de los deportistas se nos muestras en su esplendor, emergiendo sus figuras corriendo por un lago, metiéndose en la sauna, entrenándose para su deporte entre sonrisas; La competición de gimnasia, mostrando varios ejercicios a cámara lenta para enfatizar su belleza coreográfica, con contrapicados esbeltos de ejercicios de anillas de barras y de paralelas, pareciendo estar solo los atletas en el infinito cielo; La vela, filmada con grandes medios que parecemos incrustados en los veloces veleros, propias las imágenes de films de aventuras; La curiosa disciplina de pentatlón (equitación, esgrima, tiro con pistola, natación y carrera campo a través), competición que ya no existe en las Olimpiadas, y que es ejercida por militares únicamente; La competición de piragüismo, con los artificios visuales de cámaras subjetivas; Los cuasi-místicos saltos de trampolín, filmados con un epicúreo gusto estético, en fascinantes contrapicados, con el cielo nublado de fondo que crea arrolladores lienzos con los cuerpos a cámara lenta danzando sostenidos mágicamente en el infinito; Y el epílogo, las campanas Olímpicas vuelve a sonar…
Alemania fue el país que más medallas en estas Olimpiadas obtuvo, 88 medallas (33 de oro), el segundo país más laureado a mucha distancia fue USA, con 56 (24 de oro).
En USA fue fracaso comercial, coincidió su estreno con la fatídica “Noche de los Cristales rotos” (Kristallnacht), el 9 de noviembre de 1938, noche que numerosas propiedades judías fueran asaltadas, sinagogas destruidas, matando a cerca de 400 judíos y 30.000 más fueron llevados a campos de concentración.
Obra Maestra imprescindible para todo cinéfilo que se precie de serlo. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/09/olimpiada.html
20 de enero de 2018
20 de enero de 2018
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Terminando de ver “Olympia” (1936) de Leni Riefenstahl con Adolf Hitler, Jesse Owens, Luz Long, Spiridon Louis, Rie Mastenbroek, David Albritton, entre otros. Documental que registra Los Juegos de La XI Olimpiada, también conocidos como “Olimpiadas Nazis” desarrollados en Alemania, entre el 1 y el 16 de agosto de 1936, durante el periodo del Tercer Reich. El documental está producido en 2 partes: “Olympia 1. Teil — Fest der Völker” o “Festival de Las Naciones” donde hace hincapié en lo deportivo, mostrando las distintas pruebas, identificando las naciones que compiten, los ganadores y los vencidos; y “Olympia 2. Teil — Fest der Schönheit” o “Festival de La Belleza”, donde se aprecia la poesía del deporte, concebido como una oda a la destreza atlética y al cuerpo humano en movimiento. Son 226 minutos, que lo convierte en el primer documental de larga duración de la historia del cine, y una OBRA MAESTRA TOTAL, pues aquí se utilizaron técnicas fílmicas avanzadas que, más tarde, se convertirían en estándar de la industria cinematográfica, y en transmisiones en vivo de Los Juegos Olímpicos; inclusive, aquí nace la práctica del “relevo de La Antorcha”; al tiempo que destaca la primera participación de COSTA RICA con único atleta, y la participación del MILAGRO llamado Jesse Owens, símbolo de la minoría perseguida que no solo compitió, sino que LUCHÓ contra EL MAL mismo, que lo veía con recelo en el mismo Estadio, y de Louis Zamperini, el atleta que Angelina Jolie puso en el mapa en su filme “UNBROKEN” (2014) Como película, sorprende ese inicio FANTÁSTICO casi “tolkeniano” maravilloso en el uso de las sombras y los difuminados, así como la cámara lenta y los planos en el cuerpo humano que aquí mostraba por primera en TV, las capacidades, la disciplina y las destrezas de nuestra especie. La película destaca en mostrar principalmente el atletismo, la gimnasia, el salto en piscina, las pruebas de tiro; y asombra ver los accidentes en equitación y ciclismo. Todo rodado con respeto y una solemnidad para glorificar al ser humano. De la parte política, hablaré en la nota que tengo preparada; pero si debo decir que muchos de los que aquí se ven, murieron o participaron en La Segunda Guerra Mundial, muchos otrora contendientes en el deporte, lo serán en la guerra.
Los Juegos Olímpicos como nunca antes se vieron.
RECOMENDADA
PRONTO una nota en el blog de Lecturas Cinematográficas.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
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