Los ángeles perdidos
1948 

7.1
852
Drama
Karel, un introvertido niño checo de 9 años, superviviente del campo de concentración de Auschwitz, huye de un campo de refugiados en la Alemania de la postguerra, tratando de buscar a su madre. El chico es encontrado por un soldado americano, Steve que tratará de ayudar Karel a encontrarla. Film en tono semi-documental, rodado entre los escombros de la ciudad de Nuremberg y protagonizado por el entonces desconocido Montgomery Clift en ... [+]
15 de marzo de 2018
15 de marzo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
62/06(08/03/18) Singular film dirigido por el austriaco Fred Zinnemann, un drama post-bélico en el que se hace un fresco de como las mayores víctimas de las guerras son los niños, en este caso los miles y miles de huérfanos y familias separadas que produjo el mayor conflicto del SXX, la Segunda Guerra Mundial, muchos de ellos fueron encerrados en campos de concentración, y al finalizar la contienda quedaron a la intemperie, sin saber a dónde ir, con el temor a que los volvieran a encerrar. Describe las terribles condiciones de vida y desesperación, siempre con mensaje de esperanza, de los llamados niños de la guerra, pequeños que han perdido a sus padres y que han crecido y sufrido el horror de la violencia, la barbarie, la falta de cariño y educación, estigmatizándolos de por vida, una vida que transcurre entre edificios ruinosos, calles desiertas, vehículos militares. Conocedor de los trastornos psicológicos y las grandes carencias que padecían estos desamparados niños, el productor polaco Lazar Wechsler, fue quien tuvo la idea de llevar una historia de este tipo al cine, pues, motivado por la fotógrafa, Thérèse Bonney, quien había publicado un libro de fotografías de los niños europeos y por el director austriaco Leopold Lindtberg (“Die letzte chance”), sintió que, con ella, se podía despertar el interés de la comunidad internacional, como efectivamente ocurrió. Richard Schweizer (“Marie Louise”), David Wechsler (“The village”) y Paul Jarrico (“Mensajero de la muerte”), fueron los guionistas, en un relato que mezcla documental, la primera media hora es claramente este género, siendo que muchas de las escenas filmadas en medio de las ruinas reales de las ciudades alemanas de la posguerra (Ingolstadt , Nuremberg y Würzburg), y el drama con tintes neorrealistas tan floreciente ya en Italia, en el que se cuenta la historia de un niño sobreviviente de Auschwitz y su madre que se buscan entre sí en la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial. Asimismo es famoso el film por ser la primera estrenada en la que aparece el mítico actor Montgomery Clift, aunque rodó primero “Rio Rojo” de Howard Hawks, pero esta estrenada ese mismo año, pero después. Siendo una loa a la infancia, a su fortaleza de espíritu y de supervivencia en las peores de las circunstancias, y a la vez es una rotunda denuncia contra los que los hacen sufrir y perder su inocencia, siendo turbador su inicio marcando pauta, con ese tren de ganado que llega a la estación, abren las puertas de los vagones, y en ellos se hacían la inocencia de decenas de niños refugiados durmiendo unos encima de otros, en una imagen que se te queda por su dulzura y a la vez dureza del entorno. La película ganó el Oscar al Mejor Guión Original. Jandl que interpreta al niño protagonista recibió un Premio Especial de la Academia Juvenil 'por la sobresaliente actuación juvenil de 1948', no pudo asistir a la ceremonia, por lo que algunos miembros de la Academia le llevaron el Oscar a Praga. Jandl recibió muchas ofertas de películas, pero el gobierno checo decidió que iba a ser 'preservado para ser utilizado por la industria cinematográfica checa', aunque pasó a hacer solo tres películas más. En 1985, Jandl conoció a Jarmila Novotna, la famosa cantante de ópera que interpreta a su madre en The Search, por primera vez desde 1948. En 1987, Jandl murió a los 50 años de complicaciones diabéticas en su departamento de Praga. Film de tintes humanistas que deja huella.
La historia está claramente partida en dos. Por un lado está su tercio inicial, un docudrama con el centro en relatarnos con docu-ficción como miles de niños quedaron sin familia tras acabar la Guerra, y como las fuerzas ocupantes (en este caso las estadounidenses) se organizaron para darles cobijo y al final darles un lugar al que ir. Mostrándonos en este primer bloque el crudo entorno en que nos moveremos, entre edificios derruidos, calles decrépitas, mucho vehículo militar, mucha desconfianza en los niños, el foco abierto en los desgarradores hechos, en los rostros temeros de los niños, chicos despojados de su inocencia que buscan su lugar en el mundo, cunado incluso han olvidado como coger una cuchara; En el segundo bloque el foco se cierra sobre el drama individual, para hacernos más empática la situación, ello sobre uno de los “ángeles perdidos”, un niño que huye de los que cree son sus enemigos (para los niños todos los militares son iguales, y los que vestían con la esvástica los recluyeron en Auschwitz), y encuentra refugio y relación paterno-filial con un soldado estadounidense, entrecruzándose esta trama con la de la madre checa del niño buscándolo por las diferentes residencias habilitadas para estos. Es en este tramo cuando aparece por vez primera Montgomery Clift, encarnando con naturalidad y gran química con el niño, al militar preocupado por el destino de “Stevie” (así lo “bautizó” él), en lo que es un entente con el chaval previsible desde el primer momento que los vemos juntos, con momentos enternecedores en relación (ejemplo el modo en que el niño primero huye de su casa y luego al verse libre decide volver ante la mirada de Steve) con el recurso poco creíble de que es él el que le enseña a hablar inglés, no se sabe con qué sistema pedagógica, simplemente tras una elipsis ya sabe hablar. Hubiera enriquecido la historia saber algo del rol encarnado por Clift, Steve, y es que este es demasiado plano, no sabremos nada de él en todo el metraje, es un alma pura, sin pasado ni aspiraciones de futuro, bien parece un papel hecho a gusto de las Fuerzas Militares USA por su buenismo altruista.
La historia está claramente partida en dos. Por un lado está su tercio inicial, un docudrama con el centro en relatarnos con docu-ficción como miles de niños quedaron sin familia tras acabar la Guerra, y como las fuerzas ocupantes (en este caso las estadounidenses) se organizaron para darles cobijo y al final darles un lugar al que ir. Mostrándonos en este primer bloque el crudo entorno en que nos moveremos, entre edificios derruidos, calles decrépitas, mucho vehículo militar, mucha desconfianza en los niños, el foco abierto en los desgarradores hechos, en los rostros temeros de los niños, chicos despojados de su inocencia que buscan su lugar en el mundo, cunado incluso han olvidado como coger una cuchara; En el segundo bloque el foco se cierra sobre el drama individual, para hacernos más empática la situación, ello sobre uno de los “ángeles perdidos”, un niño que huye de los que cree son sus enemigos (para los niños todos los militares son iguales, y los que vestían con la esvástica los recluyeron en Auschwitz), y encuentra refugio y relación paterno-filial con un soldado estadounidense, entrecruzándose esta trama con la de la madre checa del niño buscándolo por las diferentes residencias habilitadas para estos. Es en este tramo cuando aparece por vez primera Montgomery Clift, encarnando con naturalidad y gran química con el niño, al militar preocupado por el destino de “Stevie” (así lo “bautizó” él), en lo que es un entente con el chaval previsible desde el primer momento que los vemos juntos, con momentos enternecedores en relación (ejemplo el modo en que el niño primero huye de su casa y luego al verse libre decide volver ante la mirada de Steve) con el recurso poco creíble de que es él el que le enseña a hablar inglés, no se sabe con qué sistema pedagógica, simplemente tras una elipsis ya sabe hablar. Hubiera enriquecido la historia saber algo del rol encarnado por Clift, Steve, y es que este es demasiado plano, no sabremos nada de él en todo el metraje, es un alma pura, sin pasado ni aspiraciones de futuro, bien parece un papel hecho a gusto de las Fuerzas Militares USA por su buenismo altruista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Notable actuación de un pequeño muchacho checo llamado Ivan Jandl, siendo un espléndido reflejo de todos “Los ángeles perdidos”, su rostro y mirada son el espejo de un alma atormentada, estremecedor cuando le pregunta a Steve que es una madre (escalofriante). Fue encontrado por Zinnemann en un grupo escolar en Praga; Montgomery Clift da un buen rendimiento, pero mal tuvo que darse el año para las actuaciones masculinas para que esta labor fuera nominada al Oscar (al final lo ganó el titánico Laurence Olivier por “Hamlet”), cumple, tiene compenetración con el chaval, pero sin deslumbrar, un personaje plano y sin aristas, sin evolución, sin motivaciones externas, falto de hondura, un mero apoyo para el verdadero protagonista que es el niño. Clift, todavía nuevo en el negocio, se sorprendió al saber que David Wex 'Wechsler” había vuelto a trabajar en el diálogo, no casualmente el hijo del productor de la película, Lazar Wechsler. Ante la amenaza de acciones legales, Clift pudo reescribir sus líneas (sin acreditar). Como curiosidad quedará que su primera imagen en cine fue descansando en su jeep y disfrutando de un bocadillo , lejos del glamur; Jarmila Novotna (actriz y cantante de ópera checa), da gran humanidad y melancolía a su madre-coraje, imprime sentimiento y ternura, aunque se echa en falta algo de profundidad en su rol, quedando en estereotipo; Aline MacMahon encarna a la jefa de la oficina de UNRRA, cumple con carácter; Entre los niños huérfanos destaca por dársele más peso Leopold Borkowski, el pequeño que encarna a los judíos, con esa marca tatuaje que delata la vileza humana; Como curiosidad decir que entre los niños que aparecen en el UNRRA, muchos son verdaderos huérfanos.
La puesta en escena resulta claramente de documental, sobre todo y ultra-marcadamente en su primer tramo, con esos escenarios realistas, con una fotografía de Emil Berna que no intenta embellecer, solo mostrar con crudeza estos lares ya mencionados, sabiendo extraer de los rostros de los niños el miedo a lo desconocido, y con ello haciéndonos empatizar con ellos, rodando en la Alemania ocupada por USA (Ingolstadt; Munich; Frankfurt; Nuremberg; Würzburg), y en interiores Zurich (Suiza)
Spoiler:
El final acude a lo sentimental y lacrimógeno para dejar un (facilón) poso de felicidad y de esperanza, con el previsible reencuentro entre Karel y su madre. En conjunto una apreciable y humanista propuesta, loable por la denuncia de los que más sufren las guerras. Aunque su guión adolece de simplicidad y falta de matices, con todo demasiado cliché. Fuerza y honor!!!
La puesta en escena resulta claramente de documental, sobre todo y ultra-marcadamente en su primer tramo, con esos escenarios realistas, con una fotografía de Emil Berna que no intenta embellecer, solo mostrar con crudeza estos lares ya mencionados, sabiendo extraer de los rostros de los niños el miedo a lo desconocido, y con ello haciéndonos empatizar con ellos, rodando en la Alemania ocupada por USA (Ingolstadt; Munich; Frankfurt; Nuremberg; Würzburg), y en interiores Zurich (Suiza)
Spoiler:
El final acude a lo sentimental y lacrimógeno para dejar un (facilón) poso de felicidad y de esperanza, con el previsible reencuentro entre Karel y su madre. En conjunto una apreciable y humanista propuesta, loable por la denuncia de los que más sufren las guerras. Aunque su guión adolece de simplicidad y falta de matices, con todo demasiado cliché. Fuerza y honor!!!
2 de noviembre de 2021
2 de noviembre de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Anne Helen Petersen, que escribió para The Hairpin en 2012, comentó que la película está "casi olvidada hoy", y tiene razón, para una historia como esta, es raro que esté olvidada o no...
La película empieza muy bien y eso que no empieza como una película, sino casi como un documental. Llama mucho la atención, la escenografía y como están algunas ciudades de destruidas. Algo atroz... y más atroz es cuando focalizan la acción a los niños y las niñas de cualquier país que haya padecido la guerra. El relato que hacen al principio es desbastador, ya que realmente dice lo que pasó: infantes que no han tenido una niñez y no saben lo que es reír, y en el caso que se presenta: ni hablar. No porque no sepa, si no por la situación que ha vivido.
Pasada esta primera parte super frágil y emotiva, empieza lo que ya es película (por decirlo de alguna forma) y pierde fuerza por momentos... quizás por eso la película no tuvo el éxito en taquilla que se esperaba, aunque la crítica de la época la pusiera por las nubes.
El niño protagonista, que es checo, ganó dos premios americanos, un Oscar y un Globo de Oro, pero no pudo recogerlos porque su país no se lo permitió, entonces se lo llevaron. Hizo algunas películas más en su país natal, pero lo dejó para continuar con sus estudios, y siendo adolescente probó suerte de nuevo pero no la tuvo.
La película empieza muy bien y eso que no empieza como una película, sino casi como un documental. Llama mucho la atención, la escenografía y como están algunas ciudades de destruidas. Algo atroz... y más atroz es cuando focalizan la acción a los niños y las niñas de cualquier país que haya padecido la guerra. El relato que hacen al principio es desbastador, ya que realmente dice lo que pasó: infantes que no han tenido una niñez y no saben lo que es reír, y en el caso que se presenta: ni hablar. No porque no sepa, si no por la situación que ha vivido.
Pasada esta primera parte super frágil y emotiva, empieza lo que ya es película (por decirlo de alguna forma) y pierde fuerza por momentos... quizás por eso la película no tuvo el éxito en taquilla que se esperaba, aunque la crítica de la época la pusiera por las nubes.
El niño protagonista, que es checo, ganó dos premios americanos, un Oscar y un Globo de Oro, pero no pudo recogerlos porque su país no se lo permitió, entonces se lo llevaron. Hizo algunas películas más en su país natal, pero lo dejó para continuar con sus estudios, y siendo adolescente probó suerte de nuevo pero no la tuvo.
25 de marzo de 2023
25 de marzo de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Durísimo película, con una carga emocional tremenda, una historia conmovedora, amarga y dulce, como el chocolate. Niños y guerra es una combinación tremendamente impactante, y tal y como está rodada ésta mucho más. Además, según dice su carátula está rodada en la ciudad de Nuremberg, justo después del final de la guerra, por lo que los edificios destruidos no son decorados, sino que son auténticos.
Los grandes sufridores de una guerra son los niños, los civiles, los hombres desarmados, las mujeres... en esta todavía más, porque no hubo piedad.
Los grandes sufridores de una guerra son los niños, los civiles, los hombres desarmados, las mujeres... en esta todavía más, porque no hubo piedad.
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