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La gran tentación

Aventuras. Drama Jess Birdwell es el patriarca de una familia de cuáqueros, una secta cristiana que se niega a participar en las guerras. Su hijo Josh desea adherirse al pacifismo familiar pero, temiendo ser tomado por un cobarde, se alista en el ejército, lo que provoca el disgusto de su madre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
15 de enero de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué grande es William Wyler. La primera media hora es un deslumbre, una demostración apabullante de cómo contar las cosas sin que se note, pero/para que queden. Miremos: prólogo cómico con el ganso Samantha (parece casi un caballo) y el niño, presentación de la familia (de forma admirable por lo poco enfática y luminosa), carrera (más humor y un poco de aventura), llegada a la Iglesia y, un asombro, la contraposición, el montaje paralelo mediante, entre la reunión metodista, cantando, y la cuáquera, en absoluto silencio. Se remata la maravilla con la llegada del militar que viene a trastocar el orden idílico, edénico, de la comunidad y la familia, a perturbar tanta santa paz y tranquilidad.
No se puede decir más en menos, más tonos y temas diferentes tan bien hilados/hilvanados y fluyendo a la vez con suave dulzura y rotunda concreción. Bravo.
En cuanto a lo puramente ideológico, se podría resumir como una confrontación entre la religión, de verdad, al pie de la letra, llevada al extremo, con todo lo que tiene de renuncia, mucha, y de vida ejemplar, bastante o algo por lo menos, y la vida sin más, tal cual (la realidad), que en cierto modo es lo contrario de lo que los protagonistas representan o a lo que aspiran, sin reglas, orden ni sentido, un completo absurdo y una tentación constante para esa buena gente. Con la guerra como máximo exponente y símbolo perfecto del mal del mundo.
Los personajes son admirables, la trama, muy interesante, los actores, magníficos ("Gary Cooper, que estás en los cielos". Dorothy McGuire, soberbia, atractiva y maternal, el sensible Perkins como mozalbete idealista, la zangolotina a la que le hierve la sangre y el niño picaruelo y delator) la dirección, soberbia, la banda sonora, riquísima. Entonces, ¿qué falla?, o mejor dicho, ¿qué falta? Pues en mi no tan humilde opinión se queda corta, es un tanto superficial, almibarada y también, una vez planteados los conflictos, huye de los aspectos más desagradables o violentos, tristes o sórdidos. Casi que todo acaba pareciendo "La casa de la pradera" y "La guerra de papá" (esos forajidos sureños tan llevaderos y esas escaramuzas junto al río tan apañadas, oh, Tom Sawyer y Huckleberry Finn).
Sí, se apuesta por una amabilidad blandita y soslayada para agradar y no mucho molestar. De ahí que, también, los conflictos religiosos, la lucha de la conciencia contra sí misma y todo ese asunto tan complejo quede a la mitad, poco desarrollado y algo frivolizado.
Pero en este caso lo vamos a perdonar; por todo lo apuntado; por un cine tan bien hecho, por tanto mimo y maravilla; y por varias escenas familiares (el acoso a Perkins del gineceo furioso, la carrera enloquecida de la enamorada tras el galancete, la pelea de Cooper al final y su decisión... ); y, sobre todo, porque es cine clásico del bueno, del grande, del que ya no se hace y se echa mucho de menos, de ese tan maravilloso que te provoca la sutil y melancólica sensación de pérdida, de anhelo, el deseo imposible de vivir dentro de películas como esta ("La rosa púrpura del Cairo" hablaba de esto), de ser uno de ellos (otro hijo, abuelo o lo que sea de esa gran familia, se acepta cualquier papel, hasta figurante si hiciera falta), de participar de esa Arcadia feliz y honrada, clara y distinta, tan bien narrada y llena de gente tan comprensiva, buena y esperanzada; deseo de pertenecer, con plenos poderes, a un mundo en el que si hubiera más allá, cielo o lo que cojones fuera aquello, debería ser parecido a este tan pleno y bonito, todos tendríamos que vivir allí felices como gansos, felices como perdices, pelando la pava a tiempo completo, aunque para ello tuviésemos que tragarnos la pastilla mentirosa "matrix" (azul, amarilla o violeta, cualquiera nos vale que nos da lo mismo) y escapar a veces de la rígida mirada de la mamá grande para poder echarnos por fin un buen baile, jugarnos unas partidas o cometer cualquier fechoría perniciosa que nos recordara que a pesar de todo todavía seguíamos siendo humanos, vivitos y coleando.
Ferdydurke
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4 de diciembre de 2008
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película simpática, de las que ya no se hacen. El tema de la guerra y la religión, de la violencia estatalizada versus las convicciones privadas está bien tratado. Uno puede pensar un rato. Los actores están muy bien. Algún detalle es "blandito", sí, de acuerdo, pero es típico de la época. Hoy día hay muchos detalles "subnormales" en el cine y no os quejáis tanto. Y, lo mejor, me gusta mucho Dorothy McGuire, más que la hija. Me creo que es la de Único Testigo, pero ésta está más buena. Tiene morbo. Y además le gustan los gansos...
Bayoneta66
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16 de febrero de 2007
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me parece una de las películas mejores de Wyler. He comprobado en otras críticas diversas definiciones de lo que es, y todas tienen un poco de razón. Es un drama constumbrista (poco creible esta forma de ser de los cuáqueros), con pequeños toques de comedia (el peque de la familia, que es el mejor, el ganso etc) pero al que le falta garra, tensión y una historia con principio y final, porque a Wyler parece que de repente le entran prisas por acabar. Hay alguna escenas que son interminables, y al faltarle más carga dramática a los personajes, ninguno de ellos sobresale especialmente. Película blanda, aunque bien hecha.
LUISMA
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12 de octubre de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia que nos cuenta ésta película muy bien realizada por William Wilder y bien interpretada por un gran Gary Cooper, no se la puede creer nadie, aunque nos digan que fue rodada en tiempos donde la sociedad no era como la actual.
Carece por completo de tensión dramática, lo único que se puede destacar como positivo son los momentos de humor del bueno, como las carreras de caballos entre vecinos o la visita a la feria. Pero hay un momento que llega a causar vergüenza ajena, como la llegada de los rebeldes a la granja, no hay por donde cogerla y no se la puede creer nadie, ni el más inocente e ingenuo.
Al menos, es claro en el mensaje que nos quiere transmitir la película, la no violencia y el antibelicismo.
Ulyses
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23 de octubre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gran prueba de William Wyler es un drama de aventuras que narra la historia de una familia de cuáqueros en la guerra de secesión americana. Dirigida con un ritmo majestuoso y con el estilo característico y personal de Wyler, es una obra estupenda y hermosa aunque algo lineal, mostrando las dificultades que pasa esta familia en esos tiempos difíciles por sus costumbres y decisiones en contra de sus creencias religiosas por parte de algunos miembros de la familia, cumpliendo con una trama agradable. Realizada de modo competente tiene un resultado bello que no defrauda.
La fotografía es lumínica y hermosa al exhibir imágenes rurales que evocan al siglo XIX, siendo por tanto alusiva y naturista y dando un toque vistoso que da confort al film. La música es melódica y deleitosa en su acompañamiento de la acción, agradando la película con unos sonidos encantadores que tranquilizan la trama. Los planos y movimientos de cámara cumplen con un sobrio y elegante trabajo técnico a través del uso del reconocimiento, travellings, primeros planos, generales, detalles y subjetivos.
Las actuaciones son impecables y magníficas. Como protagonistas Gary Cooper está auténtico y trabaja con carisma e integridad, Dorothy McGuire está remarcable como ama de casa y Anthony Perkins admirable en una cumplidora labor, siendo eficientes los acompañamientos de Marjorie Main y Richard Eyer entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones evocadores a la época en cuestión bien cuidados en detalles según el personaje, al igual que los decorados, que te transportan in situ en una tarea digna de elogio.
El guion, escrito por Michael Wilson y basado en la novela de Jessamyn West, es espléndido en una acertada labor cercana al mostrar la vida de una familia de cuáqueros cuando se encuentran en dificultades y tienen que hacer cosas en contra de sus creencias religiosas, creando la atmósfera idónea para la trama en una película notable, aunque en esta ocasión este trabajo de Wyler no sea de los mejores. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off afable al principio y el resto con tono familiar y acogedor, aunque varía según la religión de la persona en un variado trabajo que agrada escuchar.
En definitiva, la considero una competente y bella obra de Wyler que, aunque no sea de las más destacables o reconocibles de su carrera, tiene detalles magníficos y unas estupendas interpretaciones entre las que destaca un enorme y carismático Gary Cooper. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, vestuarios y narrativa que convierten a La gran prueba, en un buen film aunque algo lineal y tradicional que gustará a todos los cinéfilos clásicos y en especial a los seguidores del director.
Elcinederamon
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