John Rambo (Rambo IV)
5.4
28,310
Acción
El ex boina verde John Rambo (Stallone) lleva una solitaria y apacible vida en la jungla del norte de Tailandia, pescando y cazando cobras para venderlas. Todo cambia cuando un grupo de misioneros católicos le proponen que les sirva de guía hasta la frontera con Birmania para suministrar medicinas y alimentos a los refugiados asediados por el ejército birmano, que ha hecho de la tortura y el asesinato una práctica habitual. En estas ... [+]
22 de agosto de 2012
22 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la perspectiva del paso del tiempo, la saga Rambo ha pasado de ser denostada constantemente por sus detractores a, directamente, ser ignorada por la gran masa. Sin embargo, un pequeño gran reducto de fans recibimos con los brazos abiertos la noticia de una cuarta entrega sobre las andaduras de John Rambo después de tantos años. Con el escepticismo justo, sabiendo que Sly no estaba en plena forma, fui a la sala de cine y es de justicia reconocer que la peli me voló la cabeza.
Para empezar, el minutaje justo (apenas 90 minutos). Nada de alargar metraje para seguir las modas de la época en que fue rodada. Al grano, coño. Historia simple sin carga filosófica ni nada de eso: los buenos van a hacer el bien, llegan los malos haciendo el mal y Rambo lo tiene que arreglar a pesar de haberles advertido a los buenos de los peligros que corrían si seguían adelante con su plan. Y la violencia. Violencia como nunca antes habíamos visto en ninguna de las tres entregas anteriores: mutilaciones, miembros corporales volando por los aires, tripas chorreando, cabezas explotando, cuellos arrancados con las manos... Una auténtica gozada que solo adolece de una pequeña pega: muchos de los planos son tan cortos que son casi subliminales (efecto del montaje de peli de acción moderna) pero la sensación de crudeza queda ahí. Casi no puedes creer que lo que has visto es, en efecto, lo que se nos acaba de mostrar. Y ese final. Ese final que cierra el círculo y nos devuelve al John Rambo más primigenio hasta el punto de ponerte la piel de gallina (sí, en serio).
Personalmente la película me parece grandiosa, aporta un poco más a la saga y la cierra de manera perfecta. Por mí, no hace falta un "Rambo V". Tengo la sensación de estar degustando los últimos coletazos de la era dorada del cine de acción. CINE CALITÉ, GENTE.
Para empezar, el minutaje justo (apenas 90 minutos). Nada de alargar metraje para seguir las modas de la época en que fue rodada. Al grano, coño. Historia simple sin carga filosófica ni nada de eso: los buenos van a hacer el bien, llegan los malos haciendo el mal y Rambo lo tiene que arreglar a pesar de haberles advertido a los buenos de los peligros que corrían si seguían adelante con su plan. Y la violencia. Violencia como nunca antes habíamos visto en ninguna de las tres entregas anteriores: mutilaciones, miembros corporales volando por los aires, tripas chorreando, cabezas explotando, cuellos arrancados con las manos... Una auténtica gozada que solo adolece de una pequeña pega: muchos de los planos son tan cortos que son casi subliminales (efecto del montaje de peli de acción moderna) pero la sensación de crudeza queda ahí. Casi no puedes creer que lo que has visto es, en efecto, lo que se nos acaba de mostrar. Y ese final. Ese final que cierra el círculo y nos devuelve al John Rambo más primigenio hasta el punto de ponerte la piel de gallina (sí, en serio).
Personalmente la película me parece grandiosa, aporta un poco más a la saga y la cierra de manera perfecta. Por mí, no hace falta un "Rambo V". Tengo la sensación de estar degustando los últimos coletazos de la era dorada del cine de acción. CINE CALITÉ, GENTE.
6 de abril de 2013
6 de abril de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen dos maneras de minimizar una limitación: una sería tratar de aprender y mejorar tu dominio en aquella actividad en la que necesitas mejorar, con el fin de disminuir tus carencias y ampliar tus prestaciones; la otra, la más sencilla, evitar las situaciones en las que puedan mostrarse dichas carencias, y centrarte en aquellos aspectos que más dominas. Stallone, a tenor de lo visto en esta cinta, es plenamente consciente de sus limitaciones como guionista, así como de su incuestionable preferencia por la acción más sangrienta y visceral (en su doble acepción) y su capacidad para rodar este tipo de cine, y opta por la segunda: centrarse en la acción, menos sutil pero más espectacular y directa. El resultado es una apología gore de la violencia, en la que lo de menos es el argumento y lo de más es el subidón de adrenalina que es capaz de provocar en el espectador el festival de tiros y, como consecuencia de este, cada una de las brutales muertes.
Mención aparte merece el escaso metraje. Se diría que Stallone escribió el guión en un par de horas de "inspiración", con el único propósito de cerrar la serie de la forma más lucrativa posible pero dedicándole el menor tiempo. En todo caso, parece que el bueno de Sly hizo de la carencia virtud, y la corta duración disimula la escasez de talento de su creador y permite centrarse en el espectáculo de disparos y explosiones, resolviendo el drama existencial cuya resolución da paso a la despedida del héroe con una burda secuencia en la que decide que su agresividad es innata y una escena final en la que vemos su regreso (¿Definitivo?) al hogar.
Así las cosas, el torrente de acción que se nos ofrece constituye la principal razón de ser de esta película; la otra es la clausura de las andanzas del lacónico y sombrío personaje de John Rambo. Durante los primeros quince o veinte minutos en los que se presenta el argumento -una mera excusa para la acción- el desarrollo resulta vulgar e intrascendente en todos los aspectos (los diálogos son de una obviedad y simpleza apabullantes). A medida que el artefacto bélico cobra protagonismo, el interés va "in crescendo" y el filme gana en intensidad, hasta el último tramo en el que el apocalipsis de disparos y explosiones muestra la marca de fábrica de la serie, y la acción llega a su clímax.
En definitiva, un adrenalínico "divertimento", tan violento como sencilla es la moral (cuando esta existe) en la que se apoya, que no traiciona el sello característico de sus predecesoras y ofrece acción auténtica y honesta, aun a costa de la grosera simpleza de su argumento. Para incondicionales de los espectáculos de violencia extrema y facilona.
Mención aparte merece el escaso metraje. Se diría que Stallone escribió el guión en un par de horas de "inspiración", con el único propósito de cerrar la serie de la forma más lucrativa posible pero dedicándole el menor tiempo. En todo caso, parece que el bueno de Sly hizo de la carencia virtud, y la corta duración disimula la escasez de talento de su creador y permite centrarse en el espectáculo de disparos y explosiones, resolviendo el drama existencial cuya resolución da paso a la despedida del héroe con una burda secuencia en la que decide que su agresividad es innata y una escena final en la que vemos su regreso (¿Definitivo?) al hogar.
Así las cosas, el torrente de acción que se nos ofrece constituye la principal razón de ser de esta película; la otra es la clausura de las andanzas del lacónico y sombrío personaje de John Rambo. Durante los primeros quince o veinte minutos en los que se presenta el argumento -una mera excusa para la acción- el desarrollo resulta vulgar e intrascendente en todos los aspectos (los diálogos son de una obviedad y simpleza apabullantes). A medida que el artefacto bélico cobra protagonismo, el interés va "in crescendo" y el filme gana en intensidad, hasta el último tramo en el que el apocalipsis de disparos y explosiones muestra la marca de fábrica de la serie, y la acción llega a su clímax.
En definitiva, un adrenalínico "divertimento", tan violento como sencilla es la moral (cuando esta existe) en la que se apoya, que no traiciona el sello característico de sus predecesoras y ofrece acción auténtica y honesta, aun a costa de la grosera simpleza de su argumento. Para incondicionales de los espectáculos de violencia extrema y facilona.
19 de junio de 2013
19 de junio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y vaya que se lo tomó en serio, esta cuarta entrega de la saga Rambo me ha gustado bastante, sin romances cursis absurdos, sin mensajes moralistas hipócritas y sin auto chistes, esta es una película seria y en su genero, una gran película de acción y en mi opinión, la segunda mejor de la saga tras la primera parte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo que no me ha gustado es que se me hizo demasiado corta.
Lo que más me ha gustado es que el personaje de Rambo está acorde a su edad mental, me parece que está bien trabajado el personaje, las escenas de acción están muy buenas, los malos son bien malos, el guion me pareció bueno y la ultima escena de acción, me pareció soberbia, demasiado buena, pero se me hizo corta, si hubiera durado 10 minutos más, me hubiese fascinado.
Y ya la ultima parte donde vemos al bueno de John llegando a ¿Su casa? caminando, me pareció enternecedora.
Lo que más me ha gustado es que el personaje de Rambo está acorde a su edad mental, me parece que está bien trabajado el personaje, las escenas de acción están muy buenas, los malos son bien malos, el guion me pareció bueno y la ultima escena de acción, me pareció soberbia, demasiado buena, pero se me hizo corta, si hubiera durado 10 minutos más, me hubiese fascinado.
Y ya la ultima parte donde vemos al bueno de John llegando a ¿Su casa? caminando, me pareció enternecedora.
18 de abril de 2014
18 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues han pasado 20 años desde la tercera parte, y se nota en los años, anda que se nota... Pobre... se podría haber llamado "El abuelito Rambo".
Siga en la tónica de selva, acción y muerte. Aunque en esta parte hay mucha más sangre y mucho más gore que sus antecesores. El argumento, pues es como las anteriores pero con ONG de por medio (cosa que me creo poco el como llevan a cabo).
Hay escenas bastante ridículas. Y el final parece un cierre de ciclo que nunca se acabó de cerrar en las anteriores partes.
Siga en la tónica de selva, acción y muerte. Aunque en esta parte hay mucha más sangre y mucho más gore que sus antecesores. El argumento, pues es como las anteriores pero con ONG de por medio (cosa que me creo poco el como llevan a cabo).
Hay escenas bastante ridículas. Y el final parece un cierre de ciclo que nunca se acabó de cerrar en las anteriores partes.
1 de noviembre de 2014
1 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El incólume John Rambo vuelve en esta cuarta entrega de la saga, después de 20 años desde su última aparición, esta vez dirigida por el propio Sylvester Stallone que hace sólo unos años atrás ya había revivido a otro de sus grandes personajes con “Rocky Balboa”.
Rambo ahora lleva una apacible vida en una jungla del norte de Tailandia en donde caza y vende cobras. Un día, unos misioneros llegan pidiéndole que los traslade con su barcaza a Birminia, en donde miles de refugiados son esclavizados y asesinados brutalmente por el ejército de ese país, para entregar ayuda y suministrar alimentos. Sabiendo el riesgo que corre, Rambo se ve nuevamente obligado a confrontar duros enfrentamientos, empleando sus bastos conocimientos de guerra.
Convertido a estas alturas en un ícono del cine de acción y uno de los pocos en sobrevivir a interminables peleas a lo largo de su vida, esta cuarta película de la saga no se queda atrás a la hora de hacernos disfrutar de una cinta de acción con todos sus condimentos, incluyendo el de un guión sin mucho sentido más que el de matar y matar. “Vivir por nada o morir por algo”, dice John, y es la frase que mejor representa lo que vemos durante los 80 minutos que dura la cinta. Un ejercicio notable para los amantes de las metralletas, los campos minados, la sangre y, por que no decirlo, el gore. Stallone cuando se trata de dirigir no escatima en mostrar de manera cruda lo que resulta tras el enfrentamiento en plena selva, con co-protagonista hermosa incluída. Una dirección sobria, asaltos a aldeas campesinas, cuerpos mutilados y cabezas que salen volando son algunos de los elementos que, repito, arman una historia diseñada especialmente para pasar hora y veinte de manera adrenalínica y terminar con sabor a triunfo y venganza.
No esperemos encontrarnos con diálogos profundos ni una historia reveladora ni maciza. Es simplemente el regreso de un grande, tal cual lo hiciera John McClane en “Duro de Matar 4” o el propio Stallone en “Rocky Balboa”. Con efectos de sonido impresionantes y escenas en las que el protagonista luce casi tan inmortal como el mismo Jack Bauer (“24″), “John Rambo” es sin duda una de las películas más satisfactorias del presente año, y no precisamente por su complejidad ni porque marcará pautas en la manera de ver el cine, sino por su coherencia y no ocultar las ganas de hacer cine sólo para entretener y consumir palomitas sin parar. “Cuando te empujan, matar es tan fácil como respirar”. Qué culpa tiene Rambo.
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www.elotrocine.cl
Rambo ahora lleva una apacible vida en una jungla del norte de Tailandia en donde caza y vende cobras. Un día, unos misioneros llegan pidiéndole que los traslade con su barcaza a Birminia, en donde miles de refugiados son esclavizados y asesinados brutalmente por el ejército de ese país, para entregar ayuda y suministrar alimentos. Sabiendo el riesgo que corre, Rambo se ve nuevamente obligado a confrontar duros enfrentamientos, empleando sus bastos conocimientos de guerra.
Convertido a estas alturas en un ícono del cine de acción y uno de los pocos en sobrevivir a interminables peleas a lo largo de su vida, esta cuarta película de la saga no se queda atrás a la hora de hacernos disfrutar de una cinta de acción con todos sus condimentos, incluyendo el de un guión sin mucho sentido más que el de matar y matar. “Vivir por nada o morir por algo”, dice John, y es la frase que mejor representa lo que vemos durante los 80 minutos que dura la cinta. Un ejercicio notable para los amantes de las metralletas, los campos minados, la sangre y, por que no decirlo, el gore. Stallone cuando se trata de dirigir no escatima en mostrar de manera cruda lo que resulta tras el enfrentamiento en plena selva, con co-protagonista hermosa incluída. Una dirección sobria, asaltos a aldeas campesinas, cuerpos mutilados y cabezas que salen volando son algunos de los elementos que, repito, arman una historia diseñada especialmente para pasar hora y veinte de manera adrenalínica y terminar con sabor a triunfo y venganza.
No esperemos encontrarnos con diálogos profundos ni una historia reveladora ni maciza. Es simplemente el regreso de un grande, tal cual lo hiciera John McClane en “Duro de Matar 4” o el propio Stallone en “Rocky Balboa”. Con efectos de sonido impresionantes y escenas en las que el protagonista luce casi tan inmortal como el mismo Jack Bauer (“24″), “John Rambo” es sin duda una de las películas más satisfactorias del presente año, y no precisamente por su complejidad ni porque marcará pautas en la manera de ver el cine, sino por su coherencia y no ocultar las ganas de hacer cine sólo para entretener y consumir palomitas sin parar. “Cuando te empujan, matar es tan fácil como respirar”. Qué culpa tiene Rambo.
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