Hechizo del tiempo
7.4
76,113
Comedia. Fantástico. Romance
Phil, el hombre del tiempo de una cadena de televisión, va un año más a Punxstawnwey, a cubrir la información del festival del Día de la Marmota. En el viaje de regreso, Phil y su equipo se ven sorprendidos por una tormenta que los obliga a regresar a la pequeña ciudad. A la mañana siguiente, al despertarse, comprueba atónito que comienza otra vez el Día de la Marmota. (FILMAFFINITY)
13 de octubre de 2012
13 de octubre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film fue una sorpresa para mí en el momento de su estreno. La verdad es que no esperaba una peli tan entretenida. La pareja de protagonistas funciona a las mil maravillas. Lo que pudo haberse quedado en un episodio televisivo acaba por convertirse en un film cautivador y bastante original. El mejor cine de los 90.
25 de agosto de 2014
25 de agosto de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me levantaría tedioso, iría a trabajar, a comer, a charlar con los amigos, volvería a casa después del trabajo a entretenerme con alguna película fácil. Cepillado de dientes, vaso de leche, a dormir.
Es lo que respondería que hago a quien preguntara en que consiste mi día a día.
Me levantaría, iría a trabajar con una sonrisa y le haría un cumplido a mi compañero, el buen gusto de su vestuario. Reiría con los amigos mientras charlo, contando anécdotas; disfrutando de su compañía. Al salir del trabajo me detendría un instante a contemplar el cielo, el atardecer que acecha. Por la noche me prepararía con gusto una buena cena, me sentaría relajado en el sofá mientras selecciono una buena película, un buen libro. O tal vez me escribiría algo, un relato o poesía.
Esa sería mi respuesta si todas las mañanas fueran, que se yo, 24 de mayo.
Cualquiera de nosotros si tuviera que vivir en el mismo día trataría de hacerlo un poco mejor. Lo que a veces olvidamos es que la vida da muchos días (aunque sean distintos, pueden ser muy similares si uno no pone de su parte) para acompañarlo con esos pequeños detalles con los que Bill Murray nos recuerda, a nosotros y a él, la importancia de hacerlo bien.
Imprescindible película, sencilla, de pequeños detalles y minusvalorada con el tiempo.
Es lo que respondería que hago a quien preguntara en que consiste mi día a día.
Me levantaría, iría a trabajar con una sonrisa y le haría un cumplido a mi compañero, el buen gusto de su vestuario. Reiría con los amigos mientras charlo, contando anécdotas; disfrutando de su compañía. Al salir del trabajo me detendría un instante a contemplar el cielo, el atardecer que acecha. Por la noche me prepararía con gusto una buena cena, me sentaría relajado en el sofá mientras selecciono una buena película, un buen libro. O tal vez me escribiría algo, un relato o poesía.
Esa sería mi respuesta si todas las mañanas fueran, que se yo, 24 de mayo.
Cualquiera de nosotros si tuviera que vivir en el mismo día trataría de hacerlo un poco mejor. Lo que a veces olvidamos es que la vida da muchos días (aunque sean distintos, pueden ser muy similares si uno no pone de su parte) para acompañarlo con esos pequeños detalles con los que Bill Murray nos recuerda, a nosotros y a él, la importancia de hacerlo bien.
Imprescindible película, sencilla, de pequeños detalles y minusvalorada con el tiempo.
26 de junio de 2015
26 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me fascina muchísimo como Bill Murray es un actor como la copa de un pino, eso es indiscutible; lo que me sorprende aún más gratamente es que los actores secundarios parece como si se hubieran conjurado con Ramis, Murray y MacDowell para hacer de esta cinta algo memorable.
Después de ver esta joyita desde el 2012 (un descubrimiento tan extasiante como cuando oí por primera vez The Bard's Song de Blind Guardian o cuando tenía 15 y Sam y Frodo las pasaban canutas), pasó a ser una obra más de ese elenco mío particular de películas, canciones, libros, videojuegos, etc.
Sí, ese elenco propio y particular que vas guardando en tu mente y que ya te marcan de por vida, como ese primer beso, ese primer curro "de verdad", o de no interesarte para nada el fútbol y estar en medio de una fiesta colectiva y ser totalmente partícipe, olvidando por completo porqué discutí con mi hermano o que estoy de promotor vendiendo productos realmente superfluos.
Ahí reside la magia de las grandes obras de arte, sea cual sea el campo: ellas te evaden cuando el mundo se te vuelve hostil, te entretiene cuando tienes un tedio insoportable, te hace pasar un rato inolvidable cuando lo haces acompañado de los amigos, la pareja o la familia... y sobretodo, te da una lección moral, y más aún, utilizas dicha obra para representar un poco tu propia realidad y decir orgullosamente: esta obra marcó mi vida.
Todos los años espero con ansias el 2 de febrero, pues me he impuesto esta autodisciplina para ver esta película únicamente una vez al año, pues de no ser así la vería compulsivamente y acabaría quemándola... y sí, cada 2 de febrero, así desde el 2012, se me ha vuelto una fecha muy especial: alguna que otra carcajada, muchas más sonrisas de complicidad y alguna que otra emocionada lagrimilla, que en mi caso particular, que una película pueda hacer eso... tela...
En fin, lo siento si he hecho una crítica demasiado egocentrista y sé que soy un personaje anónimo y sin interés para los medios, pero si hay al menos una sola persona que se sienta identificado como yo, habrá merecido la perorata (además, todas y las abundantes bondades de este film ya están suficientemente reflejadas, tampoco quería ser redundante).
Y quiero terminar con el típico chistecito que hacen los hombres heterosexuales a otros hombres a los cuales les admiran con profusión, y sí, y cuanto más hetero se sea y más afeminado se diga, mejor, así que...
¡Bill, hazme un hijo tuyo!
Después de ver esta joyita desde el 2012 (un descubrimiento tan extasiante como cuando oí por primera vez The Bard's Song de Blind Guardian o cuando tenía 15 y Sam y Frodo las pasaban canutas), pasó a ser una obra más de ese elenco mío particular de películas, canciones, libros, videojuegos, etc.
Sí, ese elenco propio y particular que vas guardando en tu mente y que ya te marcan de por vida, como ese primer beso, ese primer curro "de verdad", o de no interesarte para nada el fútbol y estar en medio de una fiesta colectiva y ser totalmente partícipe, olvidando por completo porqué discutí con mi hermano o que estoy de promotor vendiendo productos realmente superfluos.
Ahí reside la magia de las grandes obras de arte, sea cual sea el campo: ellas te evaden cuando el mundo se te vuelve hostil, te entretiene cuando tienes un tedio insoportable, te hace pasar un rato inolvidable cuando lo haces acompañado de los amigos, la pareja o la familia... y sobretodo, te da una lección moral, y más aún, utilizas dicha obra para representar un poco tu propia realidad y decir orgullosamente: esta obra marcó mi vida.
Todos los años espero con ansias el 2 de febrero, pues me he impuesto esta autodisciplina para ver esta película únicamente una vez al año, pues de no ser así la vería compulsivamente y acabaría quemándola... y sí, cada 2 de febrero, así desde el 2012, se me ha vuelto una fecha muy especial: alguna que otra carcajada, muchas más sonrisas de complicidad y alguna que otra emocionada lagrimilla, que en mi caso particular, que una película pueda hacer eso... tela...
En fin, lo siento si he hecho una crítica demasiado egocentrista y sé que soy un personaje anónimo y sin interés para los medios, pero si hay al menos una sola persona que se sienta identificado como yo, habrá merecido la perorata (además, todas y las abundantes bondades de este film ya están suficientemente reflejadas, tampoco quería ser redundante).
Y quiero terminar con el típico chistecito que hacen los hombres heterosexuales a otros hombres a los cuales les admiran con profusión, y sí, y cuanto más hetero se sea y más afeminado se diga, mejor, así que...
¡Bill, hazme un hijo tuyo!
1 de febrero de 2020
1 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atrapado en el tiempo tiene dos partes bien diferenciadas. La primera, más ácida y corrosiva, con situaciones dispares que dan pie al Bill Murray más desatado que aprovecha la ausencia de consecuencias en sus actos para hacer todo tipo de barrabasadas.
La segunda, mucho más humana en la que se aprecia la lógica desesperación del protagonista. Éste, busca la redención por cualquier vía, desde el suicidio hasta, asumiendo la imposibilidad de escapar de la maldición del 2 de febrero, intentar convertirse en mejor persona.
Vaya por delante que el guión escrito por Harold Ramis y Danny Rubin es sublime. La idea, las situaciones, los diálogos son sencillamente brillantes. Pero esta es una de esas ocasiones en las que en un actor se convierte en el valor más fuerte que tiene una película. Bill Murray es el eje sobre el que gira este gran filme.
Para el papel protagonista se barajaron otras opciones, entre ellas las de Steve Martin y Tom Hanks. No dudo que ambos hubiesen hecho grandes interpretaciones en este caso; Martin estaba en plena forma allá por los 90 y Tom Hanks borda cualquier papel que cae en sus manos. Pero Bill Murray compone su mejor interpretación sabiendo captar y expresar los matices de su personaje a la perfección.
Un personaje, el de Phil Connors, egocéntrico, desagradable, ambicioso y en ciertos momentos maleducado. Movido por su propio interés y egoísmo, hace de la ofensa su mayor hobby y a los que le rodean el objetivo de sus gracias y comentarios ofensivos.
Durante el metraje podemos asistir a la transformación de Phil, tanto desde el punto de vista personal como en su relación con el resto de personajes. En la primera parte del filme, el protagonista sacia sus deseos utilizando para ello si procede a los que están a su alrededor. Posteriormente, mucho más hundido psicológicamente, se aislará buscando el suicidio. Finalmente, al no encontrar salida, se centrará en mejorar como persona cambiando para ello su trato hacía los demás.
La virtud de Harold Ramis está en no caer en lo empalagoso en esa parte final, más edulcorada y naif, pero necesaria para completar el filme. Si hacemos el balance nos queda una obra redonda, que casi treinta años después de su estreno no ha perdido la gracia ni el encanto. Es como esas comedias del Hollywood clásico, que siendo hijas de la época en la que se rodaron, aún en la actualidad permanecen sólidas cuando las vuelves a ver.
Es por eso, por lo que hay que considerar a Atrapado en el tiempo como un clásico de la comedia. Es, además, un título que sobrepasa la barrera del cine para situarse en la cultura popular. La frase "el día de la marmota" aplicada para referirnos a algo que se repite, seguramente la hayan utilizado personas que no han visto la película o que quizá ni la recuerdan.
Más datos sobre esta y otras películas en argoderse.com
Y en Facebook en la página argodersecine
La segunda, mucho más humana en la que se aprecia la lógica desesperación del protagonista. Éste, busca la redención por cualquier vía, desde el suicidio hasta, asumiendo la imposibilidad de escapar de la maldición del 2 de febrero, intentar convertirse en mejor persona.
Vaya por delante que el guión escrito por Harold Ramis y Danny Rubin es sublime. La idea, las situaciones, los diálogos son sencillamente brillantes. Pero esta es una de esas ocasiones en las que en un actor se convierte en el valor más fuerte que tiene una película. Bill Murray es el eje sobre el que gira este gran filme.
Para el papel protagonista se barajaron otras opciones, entre ellas las de Steve Martin y Tom Hanks. No dudo que ambos hubiesen hecho grandes interpretaciones en este caso; Martin estaba en plena forma allá por los 90 y Tom Hanks borda cualquier papel que cae en sus manos. Pero Bill Murray compone su mejor interpretación sabiendo captar y expresar los matices de su personaje a la perfección.
Un personaje, el de Phil Connors, egocéntrico, desagradable, ambicioso y en ciertos momentos maleducado. Movido por su propio interés y egoísmo, hace de la ofensa su mayor hobby y a los que le rodean el objetivo de sus gracias y comentarios ofensivos.
Durante el metraje podemos asistir a la transformación de Phil, tanto desde el punto de vista personal como en su relación con el resto de personajes. En la primera parte del filme, el protagonista sacia sus deseos utilizando para ello si procede a los que están a su alrededor. Posteriormente, mucho más hundido psicológicamente, se aislará buscando el suicidio. Finalmente, al no encontrar salida, se centrará en mejorar como persona cambiando para ello su trato hacía los demás.
La virtud de Harold Ramis está en no caer en lo empalagoso en esa parte final, más edulcorada y naif, pero necesaria para completar el filme. Si hacemos el balance nos queda una obra redonda, que casi treinta años después de su estreno no ha perdido la gracia ni el encanto. Es como esas comedias del Hollywood clásico, que siendo hijas de la época en la que se rodaron, aún en la actualidad permanecen sólidas cuando las vuelves a ver.
Es por eso, por lo que hay que considerar a Atrapado en el tiempo como un clásico de la comedia. Es, además, un título que sobrepasa la barrera del cine para situarse en la cultura popular. La frase "el día de la marmota" aplicada para referirnos a algo que se repite, seguramente la hayan utilizado personas que no han visto la película o que quizá ni la recuerdan.
Más datos sobre esta y otras películas en argoderse.com
Y en Facebook en la página argodersecine
27 de abril de 2020
27 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno decir que con 30 años aún no había visto esta película, así que imaginaros, al ser tan famosa y conocer el argumento pensé que iba a ser previsible así que no tenía muchas expectativas.
Pero nada de lo esperado, a los pocos minutos acabe sorprendido con la calidad de esta película que con ese loop temporal acaban sucediendo cosas inimaginables y muy inesperadas.
Ya se porque Bill Murray tiene esa fama, con esta película hace su mejor trabajo que yo haya visto.
Pero nada de lo esperado, a los pocos minutos acabe sorprendido con la calidad de esta película que con ese loop temporal acaban sucediendo cosas inimaginables y muy inesperadas.
Ya se porque Bill Murray tiene esa fama, con esta película hace su mejor trabajo que yo haya visto.
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