Más allá de la vida

Mas allá de la vida es una película resuelta con la sobriedad y naturalidad habitual del gran Clint Eastwood pero es evidente que no está a la altura de sus mejores trabajos. Es interesante como plantea reflexiones en torno a las experiencias traumáticas al borde de la muerte y la posibilidad de establecer contacto con el más allá. En este sentido, prevalece el drama humano y melancólico de los protagonistas antes que los efectos impresionantes de la secuencia del Tsunami o los propios elementos sobrenaturales.

El estilo pausado y el tempo narrativo sencillo del director domina por completo la película pero aquí el problema principal reside en un guión desequilibrado con varios altibajos entre las tres historias y con una falta de implicación emocional (muy marcada en la parte de la periodista de televisión) e intensidad que repercute en un resultado final que va perdiendo interés a medida que transcurre la trama.

Un aspecto discutible es la utilización de una música poco acertada y algo repetitiva en secuencias inapropiadas por debajo del nivel demostrado en Million Dollar Baby o Gran Torino que encajaban a la perfección con la historia. Además, hay un par de momentos que rozan la sensiblería y carecen de la contención dramática que es una de las señas de identidad de su autor.

Las interpretaciones son todas correctas bien reflejadas a través de distintos juegos de miradas o silencios haciendo especial mención a uno de los gemelos interpretados por George McLaren y a la presencia cautivadora de la actriz belga Cécile de France.

En el apartado técnico, hay un excelente diseño de producción con unas localizaciones logradas en San Francisco o Londres, sin olvidar esa fotografía tan acertada y llena de contrastes de Tom Stern.

Con respecto a su anterior película Invictus, aquí prevalece un tono más dramático y menos amable de los personajes pero queda, por otro lado, una sensación extraña en una propuesta que no acaba de entusiasmar y dejar huella en el espectador.

Cualquier película que viene “avalada” por el nombre de Clint Eastwood nos produce, a muchos, una sensación de seguridad en cuanto a la calidad de lo que vamos a visionar. Sin desmerecer esta premisa y, tal vez, en parte, por culpa de las expectativas que crea ese “aval”, no ha sido la película que esperaba. No por el argumento o las interpretaciones, es el conjunto. Tengo la sensación que el ritmo no es el adecuado, esto puede ser debido a la gran cantidad de películas, que abordando temas similares, se inclinan por los efectos especiales y los sustos como argumento principal acompañados de un ritmo creciente, y que tales películas hayan dejado esa idea, esa forma de hacer, en el subconsciente. Me ha producido la sensación de haber visto la película previa, en cuanto a cómo está hecha, al habitual remake de Hollywood, sólo que en este caso es estadounidense.

No lo sé, el caso es que sin estar mal, no me ha llenado. Es interesante, es recomendable verla, está bien hecha y tiene sus momentos, pero… le falta.

He de reconocer que he tardado bastante en ver la última película de Clint; aunque uno de los motivos es que no tuve oportunidad de ir a verla al cine, y tuve que esperar a que saliese en DVD, lo cierto es que, tanto las críticas que había oído anteriormente como mi propia intuición cinéfila me decía que había algo en este trabajo que no iba a terminar de convencerme. No me equivocaba. Esta vez Eastwood me ha dejado hastiado, aburrido y con la sensación de no llegar a ninguna parte. Después de ver la película no estoy ni mejor ni peor que antes, ni pienso en ella ni dejo de pensar, ni me inspira ni me deprime. Le falta algo, ese algo que hace que depués de haberla visto sigas pensando en ella, te haga reflexionar, te llegue a lo mas hondo...esta vez no lo ha conseguido.

La escena inicial es realmente sobrecogedora, impactante, bien lograda y con una técnica más que depurada. Te deja con el corazón en un puño y sin aliento en un corte trepidante de 10 minutos que dan el pistoletazo de salida a la historia. Un inicio impecable que te engancha con fuerza. Lo único malo es que es la mejor escena de la película y practicamente la única que vale la pena.

A partir de este momento, todo va en declive. Se nos presenta al personaje de Matt Damon, que logra sacar adelante su actuación, haciéndolo bien sin pasar del aprobado. Su personaje tiene un punto interesante, misterioso, en algunos tramos brillante, pero es tan insulso y acartonado que no acaba de enganchar. Tampoco hace mucho en la trama (casi se le da mas importancia al personaje de Cécile) Basicamente se pasa toda la película diciendo que está harto de su vida, que se siente atormentado y que no quiere contactar más con los muertos. Al final lo acaba haciendo un total de 3 veces en toda la cinta (no digo más) Sumando todas las escenas no llegará ni a los 15 minutos. Para una película sobre un vidente que contacta con el más allá, es como hacer un banquete a base de café con leche.

El resto de los personajes están correctos. Cécil actúa bien y tiene momentos sobresalientes, pero en general es solo una actuación correcta. Especial mención para George y Frank McLaren, que aún con la poca experiencia que tienen consiguen la que para mi es la mejor interpretación de la película, ensombreciendo en ocasiones al propio Matt. Son los únicos que realmente consiguen conectar con el público y transmitir su angustia, su esperanza, su tristeza... consiguen que empatizes con ellos desde la pantalla.

Sigo en spoiler sin contar nada

Pero, ¿Por qué no has hecho la película que anunciabas en el trailer? Si la historia era fácil… Matt Deamon interpreta a un personaje, atormentado por poseer un Don. Es un Don que le permite contactar con los muertos. A medida que avanza la película, ayuda a otras personas y al hacerlo aprenderá a aceptarse a si mismo. FIN
La gente sale del cine contenta, emocionada, y pensando que lo has vuelto a hacer…
Pues no. No es así. Tienes que contar 3 historias diferentes y te haces la picha un lío. (decir picha como lenguaje coloquial no significa que no me guste su cine).

Después de unos 10 primeros minutos prometedores, el film empieza a contar la vida (que no la historia) de tres personajes muy diferentes entre ellos, para que después de 120 minutos de metraje, la conexión se resuelva en los últimos 10.
Se hace larga esa es la verdad. Creo que a la mayoría de la gente que la ha visto conmigo, también se lo ha parecido.
La clave para mi es que Eastwood intenta hacer una película con un toque melancólico, pero le termina saliendo una película sosa y lenta.
Las interpretaciones flojean. Destacar que el reclamo de Matt Deamon como protagonista es sólo eso, un reclamo, pues termina triprotagonizando el film. Incluso diría que tiene menos minutos en pantalla que la cara bonita de Cecile de Fance.
Interesante la interpretación de Bryce Dallas. Muy sensual. Como curiosidad decir que la interpretación del niño se realiza alternativamente por los 2 gemelos.

En resumen, película de tránsito para este director del que no estoy acosumbrado a que realice películas rápidamente olvidables.

Va, en serio... decidle a todo el mundo que esto no lo ha dirigido Eastwood. A más de un listillo gafapasta se le caería la cara de vergüenza al enterarse de que Eastwood era una trampa, sólo un nombre en los créditos para que fuéramos al cine y para que más de uno se empeñe en que sí, que esto es una obra maestra o algo por el estilo. Los que vemos "más allá" de los créditos sabemos que Eastwood estaba de vacaciones mientras algún becario dirigía esto y lo iba guionizando sobre la marcha. Porque los créditos del guión también son de mentira. Nadie escribió el guión. Que nadie me venda que eso es un guión. Sólo es una amalgama de topicazos, sinsentidos y un final Made In Hollywood con mayúsculas. Que alguien me diga que todo esto es cierto para mi tranquilidad y la de muchos. Y para que sigamos pensando que Eastwood es uno de los grandes.