Hostal
5.4
30,592
Terror
Paxton y Josh, dos jóvenes universitarios norteamericanos, recorren Europa con sus mochilas y con Oli, un islandés que se les une por el camino. En Amsterdam conocen a un joven que les dice que en cierto lugar de Eslovaquia están las chicas más guapas que puedan imaginar. Así que los tres viajan en tren hasta Eslovaquia, donde conocen a Natalya y Svetlana, dos exóticas bellezas por las que se dejan atraer para acabar atrapados en un ... [+]
30 de agosto de 2011
30 de agosto de 2011
33 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que hace al menos un par de años que adquirí por un euraco el DVD de ‘Hostel’ junto con algún periódico dominical. Tuve la sensación de estar tirando el dinero, pero al fin y al cabo, formaba parte de una colección cuyo tema principal era ninguno. Ha estado muerta de asco en una de mis estanterías porque tenía todos los reparos del mundo hacia las producciones de Tarantino, que a menudo son para echar a correr. Las referencias que tenía de conocidos tampoco eran muy esperanzadoras. Pero ayer agarré la primera carcasa que se me puso a tiro. Play movie.
Tengo que reconocer que me han sorprendido varias cosas:
-Lo primero y fundamental, que la peli me ha gustado. Sí, sí, ¿qué pasa? No soy muy dado al género gore, departamento sala de despiece, pero en mi humilde opinión, esta película está muy por encima de la media, aunque la media de la estirpe sea más bien subterránea.
-En segundo lugar, está estupendamente rodada y tiene un ritmo endiablado. Es cierto que el argumento es flojito, pero parece que a la gente se le olvida que una de las características del gore es precisamente la casi ausencia de guión.
-En tercer lugar, los actores me han resultado creíbles, una vez más, dentro de un film de las características del género; eso sí, versión original, por favor.
- Y por último, me ha chocado la cantidad de pésimas valoraciones que tiene ‘Hostel’, aunque no tanto por la calificación en sí, cuanto por las argumentaciones que muchas de ellas esgrimen, como que se trata de un filme de violencia gratuita, que se hipertrofia la truculencia, que está llena de tópicos, que su contenido es racista, o que el papel de la mujer es denigrante. Estoy de acuerdo prácticamente en todo. Y en que tiene bastante mala baba. Aún así, la he disfrutado.
Una de dos, o soy un sicópata descerebrado e inculto, o, simplemente, la película es buena, quiero decir que a mí me lo ha parecido. Va a ser lo primero. Que no cunda el pánico, que creo saber distinguir la realidad de la ficción.
Tengo que reconocer que me han sorprendido varias cosas:
-Lo primero y fundamental, que la peli me ha gustado. Sí, sí, ¿qué pasa? No soy muy dado al género gore, departamento sala de despiece, pero en mi humilde opinión, esta película está muy por encima de la media, aunque la media de la estirpe sea más bien subterránea.
-En segundo lugar, está estupendamente rodada y tiene un ritmo endiablado. Es cierto que el argumento es flojito, pero parece que a la gente se le olvida que una de las características del gore es precisamente la casi ausencia de guión.
-En tercer lugar, los actores me han resultado creíbles, una vez más, dentro de un film de las características del género; eso sí, versión original, por favor.
- Y por último, me ha chocado la cantidad de pésimas valoraciones que tiene ‘Hostel’, aunque no tanto por la calificación en sí, cuanto por las argumentaciones que muchas de ellas esgrimen, como que se trata de un filme de violencia gratuita, que se hipertrofia la truculencia, que está llena de tópicos, que su contenido es racista, o que el papel de la mujer es denigrante. Estoy de acuerdo prácticamente en todo. Y en que tiene bastante mala baba. Aún así, la he disfrutado.
Una de dos, o soy un sicópata descerebrado e inculto, o, simplemente, la película es buena, quiero decir que a mí me lo ha parecido. Va a ser lo primero. Que no cunda el pánico, que creo saber distinguir la realidad de la ficción.
9 de abril de 2006
9 de abril de 2006
72 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que la moda de apadrinar a un niño ha llegado a extremos enfermizos. Tarantino ha apadrinado a Eli Roth. Próximamente le veremos agarrado de la mano con Uwe Boll y aquí no pasa nada.
Y es que al director de la infame gilipollez de "Cabin fever" le ha dado nuevamente por hacer una crítica (a su modo) de nuestra sociedad con "Hostel".
Lo hace con casquería del ------------ [pon el nombre del supermercado más cutre que conozcas] y con inicio de chiste: dos americanos salidos y extremadamente idiotas se juntan con un islandés más salido que ellos y se van de putas y a meterse algo pal cuerpo en Amsterdan. Allí les hablan de las putas que rondan por tierras eslovacas y venga, a coger el tren más cercano. ¡Ya tenemos chiste!
¿Qué no hace gracia?, pues como toda la película.
El engendro acaba finalmente en un videojuego gore con momentos ridículos, alguno patriótico típico de héroe americano y otros espeluznantemente divertidos como la singular secuencia a lo "Ciudad de dios" con intifada incluida.
Debería fijarse menos en "Saw" y más en "Audition". De hecho si el filme fuese oriental seguramente fuese más acertado e inquietante aunque también aburrido como marca el paradigma.
Algunas secuencias gore y los momentos "deditos" y "ojito nipón" teñidos de humor negro evitan el bodrio mayúsculo. Aunque este tipo de películas deberían ser sin diálogos a lo Kim Ki-Duk para evitar cagadas monumentales y el absurdo más bochornoso.
Se rumorea que Concha Velasco va a relizar un musical gore insiprado en "Hostel" titulado "Mamá quiero ser cirujana".
Y es que al director de la infame gilipollez de "Cabin fever" le ha dado nuevamente por hacer una crítica (a su modo) de nuestra sociedad con "Hostel".
Lo hace con casquería del ------------ [pon el nombre del supermercado más cutre que conozcas] y con inicio de chiste: dos americanos salidos y extremadamente idiotas se juntan con un islandés más salido que ellos y se van de putas y a meterse algo pal cuerpo en Amsterdan. Allí les hablan de las putas que rondan por tierras eslovacas y venga, a coger el tren más cercano. ¡Ya tenemos chiste!
¿Qué no hace gracia?, pues como toda la película.
El engendro acaba finalmente en un videojuego gore con momentos ridículos, alguno patriótico típico de héroe americano y otros espeluznantemente divertidos como la singular secuencia a lo "Ciudad de dios" con intifada incluida.
Debería fijarse menos en "Saw" y más en "Audition". De hecho si el filme fuese oriental seguramente fuese más acertado e inquietante aunque también aburrido como marca el paradigma.
Algunas secuencias gore y los momentos "deditos" y "ojito nipón" teñidos de humor negro evitan el bodrio mayúsculo. Aunque este tipo de películas deberían ser sin diálogos a lo Kim Ki-Duk para evitar cagadas monumentales y el absurdo más bochornoso.
Se rumorea que Concha Velasco va a relizar un musical gore insiprado en "Hostel" titulado "Mamá quiero ser cirujana".
4 de enero de 2007
4 de enero de 2007
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo el 12% de los norteamericanos posee un pasaporte. El mensaje transmitido por Bush de que el mundo les odia alimenta una paranoia colectiva a través de la cual se describe Eslovaquia y se alude al gonzo.
Cabin Fever era la desesperada lucha de un grupo de amigos por sobrevivir cuando descubren que una bacteria con ganas de marcha les acecha en una cabaña en medio de las montañas. No pasaba de ser una indigesta miscelánea de referentes clásicos (Posesión infernal, La cosa, The Blair Witch Project, La matanza de Texas…), pero la propuesta al menos se alejaba de las directrices marcadas por Hollywood. Gracias a que Tarantino pasaba por allí (de espectador ha pasado a productor amiguete tipo Santiago Segura), Eli Roth sigue ahondando en el género.
Dispone Hostel de dos partes claramente diferenciadas. La primera es prescindible. Sus protagonistas – genéricos y predecibles -, dado su forzado entusiasmo, resultan irritantes en su búsqueda hedonista, y lo que es peor, no inspiran ninguna lástima o simpatía. Lenta y aburrida, los clichés son instantáneamente reconocibles y la labor de los actores es mecánica y extraplana. Prueba de que no les engaño es que la bacanal de cuerpos esculturales se convierte en el punto de mayor interés narrativo.
En cambio, la segunda parte, con nuevos bríos, bien merece haber pagado la entrada. La carga moral y el gore se dan la mano, el preadolescente deja de serlo, y el talento de un obvio aficionado a la vieja escuela (Carpenter, Raimi, Romero…) se revela en materia de sangriento suspense. Se pulsan los límites, se nos lleva a territorio oscuro, y las expectativas son saciadas. Es aquí donde entran en juego conceptos como el de la vida barata, el descontrol caro, el turismo sexual, la hospitalidad de los anfitriones, la mirada de un norteamericano a un mundo exterior deseado y temido, o la decadencia de la vieja Europa. Los prejuicios y arquetipos del imaginario colectivo juegan a entrelazarse como en un viaje Erasmus, y a partir de una situación artificial, se construye un itinerario que pone a prueba la naturaleza de lo real (Amenábar lo entendió muy bien en Tesis). La mezcla de sugerente imaginación y explicitud juegan a la depravación, se prescinde del susto fácil, se economizan las náuseas y el propósito de cacería humana resulta efectivo. Un catártico túnel del horror (y de la risa) da paso a una brutal amoralidad en su desenlace. Y es que en el fondo, los polvos guarros grabados con la cámara de los móviles no distan mucho de las palizas a indigentes grabadas por las generaciones que vienen, la violencia escolar degenera en una pandilla de niños malditos no muy alejada de Los niños de la estación de Leningradsky, y el Cache de Haneke o el Demonlover de Assayas no difiere mucho de la gozosa brutalidad de Miike (Audition, Ichi the killer).
Cabin Fever era la desesperada lucha de un grupo de amigos por sobrevivir cuando descubren que una bacteria con ganas de marcha les acecha en una cabaña en medio de las montañas. No pasaba de ser una indigesta miscelánea de referentes clásicos (Posesión infernal, La cosa, The Blair Witch Project, La matanza de Texas…), pero la propuesta al menos se alejaba de las directrices marcadas por Hollywood. Gracias a que Tarantino pasaba por allí (de espectador ha pasado a productor amiguete tipo Santiago Segura), Eli Roth sigue ahondando en el género.
Dispone Hostel de dos partes claramente diferenciadas. La primera es prescindible. Sus protagonistas – genéricos y predecibles -, dado su forzado entusiasmo, resultan irritantes en su búsqueda hedonista, y lo que es peor, no inspiran ninguna lástima o simpatía. Lenta y aburrida, los clichés son instantáneamente reconocibles y la labor de los actores es mecánica y extraplana. Prueba de que no les engaño es que la bacanal de cuerpos esculturales se convierte en el punto de mayor interés narrativo.
En cambio, la segunda parte, con nuevos bríos, bien merece haber pagado la entrada. La carga moral y el gore se dan la mano, el preadolescente deja de serlo, y el talento de un obvio aficionado a la vieja escuela (Carpenter, Raimi, Romero…) se revela en materia de sangriento suspense. Se pulsan los límites, se nos lleva a territorio oscuro, y las expectativas son saciadas. Es aquí donde entran en juego conceptos como el de la vida barata, el descontrol caro, el turismo sexual, la hospitalidad de los anfitriones, la mirada de un norteamericano a un mundo exterior deseado y temido, o la decadencia de la vieja Europa. Los prejuicios y arquetipos del imaginario colectivo juegan a entrelazarse como en un viaje Erasmus, y a partir de una situación artificial, se construye un itinerario que pone a prueba la naturaleza de lo real (Amenábar lo entendió muy bien en Tesis). La mezcla de sugerente imaginación y explicitud juegan a la depravación, se prescinde del susto fácil, se economizan las náuseas y el propósito de cacería humana resulta efectivo. Un catártico túnel del horror (y de la risa) da paso a una brutal amoralidad en su desenlace. Y es que en el fondo, los polvos guarros grabados con la cámara de los móviles no distan mucho de las palizas a indigentes grabadas por las generaciones que vienen, la violencia escolar degenera en una pandilla de niños malditos no muy alejada de Los niños de la estación de Leningradsky, y el Cache de Haneke o el Demonlover de Assayas no difiere mucho de la gozosa brutalidad de Miike (Audition, Ichi the killer).
4 de mayo de 2008
4 de mayo de 2008
45 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había una vez un lugar tenebroso. Un paraje antaño cubierto de acero ahora vestía de papel. La democracia no era más que el alarido de un demente y la Ley de los hombres jugaba partidas de Bacarrá. En la vieja Europa Central había una vez un país llamado Eslovaquia. Y en el interior de un viejo caserón habitaban dos malvadas brujas. Allí llegaron Alex, Mike y Paul. Al poco tiempo de permanecer allí, sus ansias de conocimiento los llevaron a deambular por las calles, inspeccionando las piedras de los viejos edificios que antaño forjaran sus antepasados siervos. ¡Estamos en la vieja Europa!, gritaban. Y no cabiendo en su gozo, los tres hermanos de los Estados Unidos de América decidieron contemplar las maravillas de ese viejo y tan a menudo ensoñado continente, cobijados bajo el toldo de un Café mientras conversaban sobre la obra del gran Dvorak, nativo de aquellas tierras, y como fondo, el ingenioso tarareo del primer movimiento de su novena sinfonía de la mano del más pequeño; Paul. Las nigrománticas, dos hermanas siamesas mitad gitanas mitad noruegas, los observaban desde la lejanía. Sus lenguas bífidas salían de sus bocas para enroscarse entre sus sonrosados, perfectos, y lujuriosos pezones. Sus pupilas romboidales contrastaban con el fondo amarillento de los ojos. Los amaban e iban a ser suyos.
Décadas después, los tres hermanos, octogenarios ya, narraron su epopeya europea al abrigo de un buen fuego, una noche de Halloween, a los más pequeños que los escuchaban disfrazados de spidermanes.
-Pequeños... nunca viajéis por Europa. Allí no hay ley ni órden ni cultura conocida. Viven malvadas hechiceras que os venderán al mejor postor en busca de vuestros órganos más vitales y por ende más queridos. Los europeos son bestias con cuernos que os perseguirán si os portáis mal con vuestros padres o amigos. Si engañáis, mentís o robáis, un europeo se os aparecerá por la noche y os llevará a su país dónde viviréis esclavizados el resto de vuestros días.
Los niños, aterrorizados por las historias del viejo continente que sus abuelos les contaban y, ligeramente traumatizados por ellas, olvidaron durante sus vidas bien por dejadez o bien por miedo, el oficio de la escritura y de la lectura.
Décadas después, los tres hermanos, octogenarios ya, narraron su epopeya europea al abrigo de un buen fuego, una noche de Halloween, a los más pequeños que los escuchaban disfrazados de spidermanes.
-Pequeños... nunca viajéis por Europa. Allí no hay ley ni órden ni cultura conocida. Viven malvadas hechiceras que os venderán al mejor postor en busca de vuestros órganos más vitales y por ende más queridos. Los europeos son bestias con cuernos que os perseguirán si os portáis mal con vuestros padres o amigos. Si engañáis, mentís o robáis, un europeo se os aparecerá por la noche y os llevará a su país dónde viviréis esclavizados el resto de vuestros días.
Los niños, aterrorizados por las historias del viejo continente que sus abuelos les contaban y, ligeramente traumatizados por ellas, olvidaron durante sus vidas bien por dejadez o bien por miedo, el oficio de la escritura y de la lectura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Eli Roth fue uno de los niños que más atención prestó aquella noche de Halloween. Una pena.
2 de octubre de 2008
2 de octubre de 2008
22 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Hostel" se convirtió en el momento inmediato de su estreno en uno de los pilares básicos en los que debe apoyarse el cine de terror actual. Eli Roth, tipo simpático donde los haya y que ya apuntaba maneras en Cabin Fever, aquí da en el clavo ofreciondo un producto hecho por y para amantes del género y con todas las claves que hacen grandes a las obras maestras del cine de terror.
"Hostel" no se anda con rodeos. Partiendo de una primera parte a modo de pseudodocumental, donde se nos muestra a unos jóvenes ávidos de emociones fuertes (y las tendrán, desde luego) que aunque en primera instancia nos pueda hacer pensar que nos vamos a topar con la típica película barata insulsa de terror, Roth va dejando pistas rodeando a la cinta de un clima tenso, sucio a la vez que gótico. Y eso que lo mejor está por llegar.
Como indica el propio Roth, en la primera parte del film los protagonistas se van de putas, pero en la segunda ellos se convierten en las putas. Y es que en la última mitad del film asistimos aun auténtico festín del horror, cimentado en todos aquellos elementos que hace grande al buen cine de terror: angustiosa y malsana ambientación, maldad sin explicación aparente, brutalidad, gore elegante y efectivo... Roth ha mamado mucho y muy buen cine de terror y eso lo plasma en su cine. No se dedica a copiar y pegar como hacen muchos. Roth, siguiendo la estela de su amigo Tarantino, ve, degusta, asimila y realiza. Ese es el método que usan los grandes.
El terror de "Hostel" es efectivo, una de las claves de su grandeza. Si a esto le añadimos el humor negro y sutil (que ya degustábamos en Cabin Fever) nos damos cuenta de que Eli Roth podrá gusta o no gustar, pero es un tipo que sabe muy bien lo que tiene entre lo manos, lo que quiere hacer y que es fiel a un estilo.
Es una suerte que ante la caída que el cine de terror ha sufrido estos años, aparezcan películas como esta. Con Roth y su generación (Rob Zombie, Alexandre Aja, etc.) tendremos asegurado cine de género hecho con mucho cariño y la mala leche necesaria para hacernos recordar aquellos viejos clásicos de los 70 y 80 que hicieron grande a un género y cimentaron una forma diferente de hacer cine.
"Hostel" no se anda con rodeos. Partiendo de una primera parte a modo de pseudodocumental, donde se nos muestra a unos jóvenes ávidos de emociones fuertes (y las tendrán, desde luego) que aunque en primera instancia nos pueda hacer pensar que nos vamos a topar con la típica película barata insulsa de terror, Roth va dejando pistas rodeando a la cinta de un clima tenso, sucio a la vez que gótico. Y eso que lo mejor está por llegar.
Como indica el propio Roth, en la primera parte del film los protagonistas se van de putas, pero en la segunda ellos se convierten en las putas. Y es que en la última mitad del film asistimos aun auténtico festín del horror, cimentado en todos aquellos elementos que hace grande al buen cine de terror: angustiosa y malsana ambientación, maldad sin explicación aparente, brutalidad, gore elegante y efectivo... Roth ha mamado mucho y muy buen cine de terror y eso lo plasma en su cine. No se dedica a copiar y pegar como hacen muchos. Roth, siguiendo la estela de su amigo Tarantino, ve, degusta, asimila y realiza. Ese es el método que usan los grandes.
El terror de "Hostel" es efectivo, una de las claves de su grandeza. Si a esto le añadimos el humor negro y sutil (que ya degustábamos en Cabin Fever) nos damos cuenta de que Eli Roth podrá gusta o no gustar, pero es un tipo que sabe muy bien lo que tiene entre lo manos, lo que quiere hacer y que es fiel a un estilo.
Es una suerte que ante la caída que el cine de terror ha sufrido estos años, aparezcan películas como esta. Con Roth y su generación (Rob Zombie, Alexandre Aja, etc.) tendremos asegurado cine de género hecho con mucho cariño y la mala leche necesaria para hacernos recordar aquellos viejos clásicos de los 70 y 80 que hicieron grande a un género y cimentaron una forma diferente de hacer cine.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here