The House of the DevilCortometraje
Fantástico. Terror
Considerada la primera película de terror de la historia del cine. Se inicia cuando un vampiro llega a un castillo ancestral y se transforma en el propio Mefistófeles. (FILMAFFINITY)
27 de abril de 2025
27 de abril de 2025
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119/32(26/04/25) Maravilloso cortometraje silente del gran Georges Méliès, el cosiderado primer film de terror de la historia, una ‘megalómana’ de metraje desmedido para entonces, siendo el film de mayor duración realizado nunca hasta entonces, con minutaje de nada menos 3 minutos y 19 segundos. Estamos aun en el SXIX, el cien aun anda por el mundo como un espectáculo de barraca de feria, el aparato cinematógrafo lo inventaron los hermanos Lumiere, pero el que dio sentido de espectáculo al producto fue este mago parisino. Tras la negativa de Los Lumiere de venderle un proyector cinematográfico, decidió construir el suyo propio, y al año siguiente, 1896, ya lo tenía en funcionamiento. Mientras las cintas de Los Lumiere reflejan acontecimientos cotidianos como 'El desayuno del bebé' o en 'Salida de la fábrica Lumière', Méliès convierte un aparato doméstico en un reflejo del arte, del entretenimiento para provocar emociones. Méliès era prestidigitador, y su concepto de espectáculo cinematográfico traslada el número de magia al nuevo medio expresivo, para ello fue el inventor de los efectos especiales, con diferentes técnicas, truco de sustitución de elementos mediante parado de la cámara. Esto surgió por accidente, cuando su cámara se atascó un día: al reproducir el metraje, el salto en la película pareció hacer desaparecer un objeto. Méliès comenzó rápidamente a experimentar con efectos de cámara stop-action, superposición, pantalla dividida, miniaturas, incluso el fundido y la disolución. Haciendo que personajes aparecen de la nada, desaparecen, se transforman. Aquí ya de inicio vemos a un gran murciélago que se trasmuta en humano, creando visualmente algo ya tan ajado en la cultura pop de los vampiros que se transforman en personas, y esto teniendo en cuenta que aun el irlandés Bram Stoker no había publicado su novela “Drácula” (1898), un pionero adelantado a su tiempo, capaz de ser el iniciador del sub género vampírico. Obra de fatas día y horror, pero todo desarrollado con mucho humor, dándose cita en su trepidante metraje el mencionado vampiro, Mefistófeles (Méliès), brujas, esqueletos, espanto por crucifijo, etc. Hoy día resulta su visión estimulante, sobre todo para degustadores de los primeros pasos del cine, como entrar a esas cuevas con pinturas rupestres, pero seguro al público de hace 130 años pudo causarle temor.
La película representa breve esbozo pantomimizado al estilo de una fantasía cómica teatral, narra la historia de un encuentro con el Diablo y varios fantasmas auxiliares. Se pretende evocar diversión y maravilla en su público, más que miedo. Habiendo un avance en querer desarrollar argumentos más complejos, ofrecer un desarrollo más extenso. Aunque en los parámetros de hoy día es una historia caótica, deslavazada, sin caracteres mínimamente definidos, con una cámara fija, esto, a pesar de sus numerosas innovaciones jamás lo abandonó, nunca realizó otro tipo de planos que sean los generales, todo muy teatral, incluso se nota que aun queriendo escenificar están en interiores se nota la luz del sol, y hasta en un momento dado el escenario es movido por los actores, cimbrando las paredes de modo cómico a lo Ed Wood, hay que tener en cuenta que en cine nada de lo anterior a esto tenía tanta calidad, hay que valorarlo con este filtro, era un paso más en como el cine pasó a ser un entretenimiento capaz de asustarte, tensionarte, y hasta hacerte reír.
La película comienza con un murciélago gigante que entra volando en un castillo medieval. El murciélago da vueltas por la habitación, antes de transformarse repentinamente en el Diablo. Mefistófeles saca un caldero y un asistente, que le ayuda a conjurar a una mujer del caldero. La habitación se despeja poco antes de que entren dos caballeros. El asistente del Diablo les da un codazo en la espalda antes de teletransportarse instantáneamente a diferentes áreas de la habitación, confundiendo a la pareja y haciendo que uno huya. El segundo se queda y le hacen varias otras bromas, como mover los muebles y la aparición repentina de un esqueleto. El caballero desenvaina su espada y ataca al esqueleto, que se convierte en un murciélago, luego en Mefistófeles, quien conjura cuatro espectros amortajados para someter al hombre y luego desaparecer. Mientras el hombre aturdido se recupera del ataque de los espectros, Mefistófeles hace pasar a la mujer del caldero, quien impresiona al caballero con su belleza. Cuando se arrodilla para besarle la mano, ella se convierte en una vieja bruja marchita, luego levanta su bastón y se transforma en un grupo de seis brujas.
En la época de Méliès, los actores de cine actuaban de forma anónima y no se proporcionaban créditos. Sin embargo, se sabe que Jehanne de Alcy, exitosa actriz escénica apareció en muchas de las películas de Méliès y después se convirtió en su segunda esposa, interpreta a la mujer que sale del caldero. El historiador del cine Georges Sadoul planteó la hipótesis de que el diablo de la película era interpretado por Jules-Eugène Legris, mago que actuó en el Théâtre Robert-Houdin de Méliès en París y más tarde hizo una aparición en la famosa película de M1lies de 1000.
La película representa breve esbozo pantomimizado al estilo de una fantasía cómica teatral, narra la historia de un encuentro con el Diablo y varios fantasmas auxiliares. Se pretende evocar diversión y maravilla en su público, más que miedo. Habiendo un avance en querer desarrollar argumentos más complejos, ofrecer un desarrollo más extenso. Aunque en los parámetros de hoy día es una historia caótica, deslavazada, sin caracteres mínimamente definidos, con una cámara fija, esto, a pesar de sus numerosas innovaciones jamás lo abandonó, nunca realizó otro tipo de planos que sean los generales, todo muy teatral, incluso se nota que aun queriendo escenificar están en interiores se nota la luz del sol, y hasta en un momento dado el escenario es movido por los actores, cimbrando las paredes de modo cómico a lo Ed Wood, hay que tener en cuenta que en cine nada de lo anterior a esto tenía tanta calidad, hay que valorarlo con este filtro, era un paso más en como el cine pasó a ser un entretenimiento capaz de asustarte, tensionarte, y hasta hacerte reír.
La película comienza con un murciélago gigante que entra volando en un castillo medieval. El murciélago da vueltas por la habitación, antes de transformarse repentinamente en el Diablo. Mefistófeles saca un caldero y un asistente, que le ayuda a conjurar a una mujer del caldero. La habitación se despeja poco antes de que entren dos caballeros. El asistente del Diablo les da un codazo en la espalda antes de teletransportarse instantáneamente a diferentes áreas de la habitación, confundiendo a la pareja y haciendo que uno huya. El segundo se queda y le hacen varias otras bromas, como mover los muebles y la aparición repentina de un esqueleto. El caballero desenvaina su espada y ataca al esqueleto, que se convierte en un murciélago, luego en Mefistófeles, quien conjura cuatro espectros amortajados para someter al hombre y luego desaparecer. Mientras el hombre aturdido se recupera del ataque de los espectros, Mefistófeles hace pasar a la mujer del caldero, quien impresiona al caballero con su belleza. Cuando se arrodilla para besarle la mano, ella se convierte en una vieja bruja marchita, luego levanta su bastón y se transforma en un grupo de seis brujas.
En la época de Méliès, los actores de cine actuaban de forma anónima y no se proporcionaban créditos. Sin embargo, se sabe que Jehanne de Alcy, exitosa actriz escénica apareció en muchas de las películas de Méliès y después se convirtió en su segunda esposa, interpreta a la mujer que sale del caldero. El historiador del cine Georges Sadoul planteó la hipótesis de que el diablo de la película era interpretado por Jules-Eugène Legris, mago que actuó en el Théâtre Robert-Houdin de Méliès en París y más tarde hizo una aparición en la famosa película de M1lies de 1000.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Rush final: El segundo caballero regresa y, tras una breve muestra de valentía, escapa de las brujas saltando por el borde del balcón. Las brujas danzan en círculo y desaparecen, y el Diablo se enfrenta de nuevo al primer caballero, quien blande un gran crucifijo y lo repele con él.
Méliès construyó el primer estudio cinematográfico de la historia, contaba con un solo plató, en su jardín campestre de Montreuil. Méliès realizó unas quinientas películas, ninguna de más de quince minutos de duración, entre 1896 y la eventual quiebra de su estudio en 1914. Su obra más sofisticada, y por la que se hizo más famoso, fue la película prototípica de ciencia ficción Un viaje a la Luna (1902).
La película fue la primera obra de Méliès coloreada a mano en el laboratorio de coloración dirigido por Elisabeth Thuillier. Sobrevive una impresión coloreada a mano de La mansión del diablo: su esquema de color directo utiliza un tono rojo para ayudar a los personajes a destacarse del fondo pintado (aunque los tonos también ayudan a distraer la vista de los trucos de edición utilizados).
La película se creyó perdida hasta 1988, cuando se encontró una copia en el Archivo de Cine de Nueva Zelanda.
Solaces 3 minutos, rebosantes de encanto y magia, cual ventana que te transporta dos siglos atrás, con toda la inocencia y picardía de entonces. Gloria Ucrania!!!
PD. Le manoir du diable se filmó en el exterior en el jardín de la propiedad de Méliès en Montreuil (Sena Saint-Denis), con paisajes pintados.
Méliès construyó el primer estudio cinematográfico de la historia, contaba con un solo plató, en su jardín campestre de Montreuil. Méliès realizó unas quinientas películas, ninguna de más de quince minutos de duración, entre 1896 y la eventual quiebra de su estudio en 1914. Su obra más sofisticada, y por la que se hizo más famoso, fue la película prototípica de ciencia ficción Un viaje a la Luna (1902).
La película fue la primera obra de Méliès coloreada a mano en el laboratorio de coloración dirigido por Elisabeth Thuillier. Sobrevive una impresión coloreada a mano de La mansión del diablo: su esquema de color directo utiliza un tono rojo para ayudar a los personajes a destacarse del fondo pintado (aunque los tonos también ayudan a distraer la vista de los trucos de edición utilizados).
La película se creyó perdida hasta 1988, cuando se encontró una copia en el Archivo de Cine de Nueva Zelanda.
Solaces 3 minutos, rebosantes de encanto y magia, cual ventana que te transporta dos siglos atrás, con toda la inocencia y picardía de entonces. Gloria Ucrania!!!
PD. Le manoir du diable se filmó en el exterior en el jardín de la propiedad de Méliès en Montreuil (Sena Saint-Denis), con paisajes pintados.
3 de agosto de 2011
3 de agosto de 2011
18 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como bien dice nuestro amigo Borja, no sé muy bien lo que pasa, es cierto…yo tampoco entiendo muy bien el argumento y me parece que a nuestro amigo Méliès se centró en el montaje dejando a un lado el guión y las actuaciones, el gran logro, por encima de todo, es haber conseguido una escena que superase al minuto e intentar lograr una escena de terror, me refiero a intentarlo porque en muchos momentos me produce risa y es porque han pasado bastantes años desde este corto y lo veo con otros ojos.
La verdad, me puedo poner en el lugar del espectador de aquellos años donde todavía no diferenciaba entre la realidad y la ficción y es muy posible que estas apariciones y desapariciones que tanto le gustaban a nuestro amigo Méliès, les puediese sorprender.
Considerada como la primera película de terror, creo que está bien considerla así pues aunque para nosostros tenga ese toque cómico, puedo imaginar los ojos de finales del siglo XIX.
La verdad, me puedo poner en el lugar del espectador de aquellos años donde todavía no diferenciaba entre la realidad y la ficción y es muy posible que estas apariciones y desapariciones que tanto le gustaban a nuestro amigo Méliès, les puediese sorprender.
Considerada como la primera película de terror, creo que está bien considerla así pues aunque para nosostros tenga ese toque cómico, puedo imaginar los ojos de finales del siglo XIX.
28 de agosto de 2017
28 de agosto de 2017
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre invoca una serie de cosas en un plano general de aparentemente una calle con un arco al fondo. No es de terror pero sí que es interesante porque esto en la épica debía de ser pura magia en movimiento. Hay que tener en cuenta que es de 1896 y que por su corta duración es totalmente disfrutable sin caer en el aburrimiento aunque sea un poco caótico (ano). También sale el director haciendo de Mephistopheles, un demonio que por lo visto es «colega» de Satanás en el folclore alemán. Director por cierto que no es ni más ni menos que George Méliès director de «Viaje a la Luna (1902) o «Viaje a través de lo imposible» (1904).
Entre los diferentes recursos que utiliza tenemos el que yo utilizaba de chico con la cámara de mi padre que era de cinta tipo casete pero más grande cuando por ejemplo le decías a tu primo que hiciera el payaso y que luego levantara el brazo como cogiendo una espada, parabas la cinta, le ponías la espada y luego seguías grabando al grito de ¡¡«Baffo cazavampiros»!! pues lo mismo pero en 1800 que se dice pronto que Méliès fuese el primero en utilizar ese recurso y aun hoy se siga utilizando.
Entre los diferentes recursos que utiliza tenemos el que yo utilizaba de chico con la cámara de mi padre que era de cinta tipo casete pero más grande cuando por ejemplo le decías a tu primo que hiciera el payaso y que luego levantara el brazo como cogiendo una espada, parabas la cinta, le ponías la espada y luego seguías grabando al grito de ¡¡«Baffo cazavampiros»!! pues lo mismo pero en 1800 que se dice pronto que Méliès fuese el primero en utilizar ese recurso y aun hoy se siga utilizando.
20 de marzo de 2012
20 de marzo de 2012
7 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perdí el hilo viendo la película y eso que no hay tiempo para ello. Ambiciosa producción de Méliès pero algo confusa de más. Merece la pena solo para ver la primera producción de terror de la historia, pero la atención se disipa a los 30 segundos.
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