Habitación 237Documental
2012 

6.0
2,315
Documental
Room 237 es un documental subjetivo que explora las numerosas teorías sobre el significado oculto dentro de la película de Stanley Kubrick, El resplandor. La película puede tener más de 30 años de edad, pero que sigue inspirando el debate, la especulación y el misterio. Cinco puntos de vista muy diferentes se iluminan a través de una voz en off, fragmentos de películas, animación y representaciones teatrales. Juntos van a sacar a la ... [+]
21 de julio de 2013
21 de julio de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La reacción al ver este documental tras ver una gran película como es "El Resplandor" puede ser de dos tipos:
a) Darte cuenta de que Stanley Kubrick es un genio aún mayor de lo que te esperabas, y descubres que no sólo hace una película de terror, si no que toda su obra tiene varias interpretaciones, matices, detalles...
b) Pensar que las personas que hablan en el documental alucinan bastante y no creerte nada.
Si eres de los que te quedas con la opción (a), siéntese a ver de nuevo la película y a disfrutar con mil detalles, Kubrick ya no será lo mismo.
En cuanto al documental, su calidad como obra no es gran cosa, pero no es lo fundamental en él, si no lo que se dice y entender las diferentes interpretaciones.
a) Darte cuenta de que Stanley Kubrick es un genio aún mayor de lo que te esperabas, y descubres que no sólo hace una película de terror, si no que toda su obra tiene varias interpretaciones, matices, detalles...
b) Pensar que las personas que hablan en el documental alucinan bastante y no creerte nada.
Si eres de los que te quedas con la opción (a), siéntese a ver de nuevo la película y a disfrutar con mil detalles, Kubrick ya no será lo mismo.
En cuanto al documental, su calidad como obra no es gran cosa, pero no es lo fundamental en él, si no lo que se dice y entender las diferentes interpretaciones.
27 de mayo de 2015
27 de mayo de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya lo he comentado en alguna que otra reseña. Lo que la crítica posmodernista hace en la mayoría de las ocasiones es fabricar literatura inútil. Hay que aceptar la relatividad de los juicios, que no existen realidades absolutas e irrevocables. En eso muchos podremos concordar. Ahora bien, tampoco cuela toda esa maraña de teorías rebuscadas y caprichosas sobre las más variadas materias, puras necedades que al final no tienen otra utilidad que servir a modo de vehículo de auto-lucimiento, un esfuerzo desesperado de alguien que desea exhibir cuanto sabe de literatura y otras hierbas sin a cambio realizar un esfuerzo honesto por comprender la verdadera esencia de cada obra. Es por eso que nos encontramos con tantas toneladas de papel mojado, mucho tiempo invertido -unos en escribir y otros en leer- para que, total, al final, no nos enteremos en verdad de qué va la cosa. Y lo peor es que la mayoría de las veces ni siquiera ofrecen una pasatiempo mínimamente entretenido. Por ese mismo motivo dejé de leer las críticas de miradas.net. Hay cosas más divertidas qué leer. Como por ejemplo los prospectos de los medicamentos. Acabaríamos antes si en vez de escribir esas parrafadas nos sacáramos las chorras y viéramos quien la tiene más larga, la verdad.
Para muestra este botón. ¿En verdad pensaba Kubrick tanto en el minotauro y por eso instó a Nicholson a inclinar su cabeza para imitar a un toro? Poco probable. ¿Intenta dar pistas con ese póster del esquiador que parece un ser mitológico a ojos de la atribulada señora? Menos todavía. ¿Emplea adrede los fallos de raccord a modo de guiño a sus más atentos seguidores? Pude que en sus sueños más húmedos. Pero es que aún y con esas encuentro esta película bastante divertida. Es asombroso lo que un nerd puede hacer si cuenta con mucho tiempo libre, hasta qué punto puede llegar a teorizar sobre los detalles más insignificantes. El colofón de la demencia viene al final, cuando uno de ellos confiesa que ha empezado a notar que su propia vida reproduce e imita los patrones de la película. Gente, no paséis demasiado tiempo a solas y salid a ver el mundo, Si no, acabaréis por no poder ir a por un yogur sin creer que Jack Nicholson os espera dentro de la nevera.
Si algo demuestra este documental es la gran cantidad de detalles ambiguos que uno puede llegar a pasar por alto. Claro que ese no deja de ser un consuelo de tontos con el que la mayoría de las veces se conforman los seguidores del pensamiento débil. Me da la sensación que el propio documentalista tampoco se acaba de creer a pies juntillas toda esa cantidad de teorías dementes y por eso deja para el final los comentarios más histéricos y pasados de rosca, como para acabar con ese regustillo de paranoia y por lo tanto de falta de credibilidad generalizada. En verdad parece contentarse con el juego que da cada interpretación personal, pero en absoluto gasta ínfulas de mesías. Es sin duda gracias a ese detalle que se puede ver con agrado este divertimiento titulado "Habitación 237". Invito a todos sus espectadores que hagan lo mismo y no se tomen en serio a esos empollones con tanto tiempo para el esparcimiento y tan pocas cosas en las que pensar. Si no, no lo dudo, pueden resultar bastante estomagantes.
Para muestra este botón. ¿En verdad pensaba Kubrick tanto en el minotauro y por eso instó a Nicholson a inclinar su cabeza para imitar a un toro? Poco probable. ¿Intenta dar pistas con ese póster del esquiador que parece un ser mitológico a ojos de la atribulada señora? Menos todavía. ¿Emplea adrede los fallos de raccord a modo de guiño a sus más atentos seguidores? Pude que en sus sueños más húmedos. Pero es que aún y con esas encuentro esta película bastante divertida. Es asombroso lo que un nerd puede hacer si cuenta con mucho tiempo libre, hasta qué punto puede llegar a teorizar sobre los detalles más insignificantes. El colofón de la demencia viene al final, cuando uno de ellos confiesa que ha empezado a notar que su propia vida reproduce e imita los patrones de la película. Gente, no paséis demasiado tiempo a solas y salid a ver el mundo, Si no, acabaréis por no poder ir a por un yogur sin creer que Jack Nicholson os espera dentro de la nevera.
Si algo demuestra este documental es la gran cantidad de detalles ambiguos que uno puede llegar a pasar por alto. Claro que ese no deja de ser un consuelo de tontos con el que la mayoría de las veces se conforman los seguidores del pensamiento débil. Me da la sensación que el propio documentalista tampoco se acaba de creer a pies juntillas toda esa cantidad de teorías dementes y por eso deja para el final los comentarios más histéricos y pasados de rosca, como para acabar con ese regustillo de paranoia y por lo tanto de falta de credibilidad generalizada. En verdad parece contentarse con el juego que da cada interpretación personal, pero en absoluto gasta ínfulas de mesías. Es sin duda gracias a ese detalle que se puede ver con agrado este divertimiento titulado "Habitación 237". Invito a todos sus espectadores que hagan lo mismo y no se tomen en serio a esos empollones con tanto tiempo para el esparcimiento y tan pocas cosas en las que pensar. Si no, no lo dudo, pueden resultar bastante estomagantes.
6 de febrero de 2017
6 de febrero de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodney Asher ya me había decepcionado profundamente con “The Nightmare” (La pesadilla, 2015). En rigor, me había hecho reír como pocas comedias, cosa que, tratándose de una película —presumiblemente— de terror, no dice mucho a favor suyo. Sin embargo, y no sin prevenciones, he decidido darle una oportunidad a esta “Room 237”, con la esperanza —a todas luces vana— de encontrar en ella un análisis medianamente serio, o cuando menos respetuoso, de la icónica cinta de Kubrick. Mi gozo en un pozo.
Igual que su ridícula aproximación a la traumática experiencia de la parálisis del sueño daba voz a una caterva de indocumentados con poca faena y desbordante imaginación, hete aquí otra variopinta “Banda del Empastre” presta a abusar de la infinita paciencia del espectador con su verborrea conspiranoica. Por suerte, esta vez se nos ahorra la visión de sus atribulados rostros y los rebuznos nos son servidos en off. Algo es algo.
Tenemos a quien percibe en “The Shining” (El resplandor, 1980) una clara alegoría del genocidio de los nativos americanos. En una línea similar se pronuncia el que la considera una recreación del Holocausto. No falta quien la enarbola como denuncia de la farsa de la llegada a la luna, cuyas imágenes habrían sido filmadas por el propio Kubrick en un plató de Hollywood. No sé si es el mismo que se abstiene de decir más porque cree estar siendo seguido por el gobierno y teme ser objeto de... una inspección de Hacienda —y no es coña—. Otro justifica los abultados fallos de “raccord” en la voluntad del legendario director de parodiar el género.
En fin, ésta es sólo una breve muestra del florilegio de memeces que durante hora y media —larga, larguísima— se nos obliga a deglutir. Y eso que el más egregio descubridor de significados ocultos tras cada uno —y sin excepción— de los fotogramas de la película, una especie de forocochero tan subversivo que tiene un apodo sin vocales —“Wow, hack me, baby!”—, declinó la invitación a participar en tamaña...
Igual que su ridícula aproximación a la traumática experiencia de la parálisis del sueño daba voz a una caterva de indocumentados con poca faena y desbordante imaginación, hete aquí otra variopinta “Banda del Empastre” presta a abusar de la infinita paciencia del espectador con su verborrea conspiranoica. Por suerte, esta vez se nos ahorra la visión de sus atribulados rostros y los rebuznos nos son servidos en off. Algo es algo.
Tenemos a quien percibe en “The Shining” (El resplandor, 1980) una clara alegoría del genocidio de los nativos americanos. En una línea similar se pronuncia el que la considera una recreación del Holocausto. No falta quien la enarbola como denuncia de la farsa de la llegada a la luna, cuyas imágenes habrían sido filmadas por el propio Kubrick en un plató de Hollywood. No sé si es el mismo que se abstiene de decir más porque cree estar siendo seguido por el gobierno y teme ser objeto de... una inspección de Hacienda —y no es coña—. Otro justifica los abultados fallos de “raccord” en la voluntad del legendario director de parodiar el género.
En fin, ésta es sólo una breve muestra del florilegio de memeces que durante hora y media —larga, larguísima— se nos obliga a deglutir. Y eso que el más egregio descubridor de significados ocultos tras cada uno —y sin excepción— de los fotogramas de la película, una especie de forocochero tan subversivo que tiene un apodo sin vocales —“Wow, hack me, baby!”—, declinó la invitación a participar en tamaña...
9 de agosto de 2013
9 de agosto de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si eres un maldito friki de Stanley Kubrick y, en este caso,de 'El Resplandor', una de sus obras más controvertidas (como si fueran pocas), este es tu documental. Relájate, toma un buen asiento, abre bien las orejas y empieza a dejar caer tu mandíbula, porque te pasará en más de un momento.
Un documental realizado por fanáticos, para fanáticos, que se lo recomendarán a otros fanáticos. No es más que un intento de lógica a todo lo que rodea a estas dos horas de locura frenética rodadas por un genio en un momento un tanto raro de su vida. Todo lo que aparece en el documental no son más que interpretaciones de personas que quedaron intrigadas por la película hace muchos años y decidieron unir todos sus pensamientos, igual que cualquiera de nosotros tendremos nuestras propias conclusiones. Lo que está claro es que hablamos de una de las películas más aterradoras y enigmáticas desde que el cine es cine, y uno de los directores más meticulosos y maniáticos de la historia. ¿Deja pie a las interpretaciones propias o está todo perfectamente calculado esperando que alguien encuentre el verdadero sentido?
Más de un detalle destacado parecerá razonable, otros simplemente no son más que opiniones cuestionables por cualquiera, pero aquí entra en juego el criterio individual, una vez más. ¿Hasta qué punto quieres dejarte influir por las interpretaciones de otros en referencia a 'El Resplandor? Con lo divertido que es seguir sacando nuevas ideas y puntos de vista cada vez que la ves... Igual de divertido que tiene que ser verla proyectada hacia delante y hacia atrás al mismo tiempo, cosa que algún día haré.
Efecto de la proyección simultánea en ambos sentidos... Enigmático.
Como decía, es un documental muy auténtico y con convicciones firmes. Si dejas que la baba se te caiga con Kubrick a pesar de haber visto más de una vez todas sus películas, no puedes perdértelo, ahora te toca decidir hasta qué punto quieres adoptar todo lo que se dice.
Un documental realizado por fanáticos, para fanáticos, que se lo recomendarán a otros fanáticos. No es más que un intento de lógica a todo lo que rodea a estas dos horas de locura frenética rodadas por un genio en un momento un tanto raro de su vida. Todo lo que aparece en el documental no son más que interpretaciones de personas que quedaron intrigadas por la película hace muchos años y decidieron unir todos sus pensamientos, igual que cualquiera de nosotros tendremos nuestras propias conclusiones. Lo que está claro es que hablamos de una de las películas más aterradoras y enigmáticas desde que el cine es cine, y uno de los directores más meticulosos y maniáticos de la historia. ¿Deja pie a las interpretaciones propias o está todo perfectamente calculado esperando que alguien encuentre el verdadero sentido?
Más de un detalle destacado parecerá razonable, otros simplemente no son más que opiniones cuestionables por cualquiera, pero aquí entra en juego el criterio individual, una vez más. ¿Hasta qué punto quieres dejarte influir por las interpretaciones de otros en referencia a 'El Resplandor? Con lo divertido que es seguir sacando nuevas ideas y puntos de vista cada vez que la ves... Igual de divertido que tiene que ser verla proyectada hacia delante y hacia atrás al mismo tiempo, cosa que algún día haré.
Efecto de la proyección simultánea en ambos sentidos... Enigmático.
Como decía, es un documental muy auténtico y con convicciones firmes. Si dejas que la baba se te caiga con Kubrick a pesar de haber visto más de una vez todas sus películas, no puedes perdértelo, ahora te toca decidir hasta qué punto quieres adoptar todo lo que se dice.
7 de noviembre de 2019
7 de noviembre de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llamarle a "Room 237" documental es insultar el trabajo de todo documentalista. Honestamente hay que considerar que malgastar el tiempo de una vida adulta en querer encontrar señales reveladoras en donde no las hay, no puede ser normal. Si este mamarracho de video pésimamente editado fuera la ocurrencia de un adolescente youtuber, podría darle un vaya y pase con dura pena, pero tratándose de un hombre adulto, solo te da vergüenza ajena. Y más teniendo en cuenta que a alguien le pareció buena idea darle un premio considerando que este es un documental y que ostenta algo premiable sin que eso sea el ridículo y la estupidez lisa y directa. Es realmente patético. Es patético que el tipo te diga todo lo que te dice a lo largo de esa hora y media sin que se le caiga la cara de la vergüenza o al menos admita que todo cuanto dice es un intento de provocar gracia, a pesar de que tampoco lo consiga. Francamente no se cómo puede mirar a los ojos a su familia.
Deplorable.
Deplorable.
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