Todas las canciones hablan de mí
2010 

5.9
5,016
Romance. Drama
Ésta es la difícil historia de un chico que trata de olvidar a una chica, sobre todo porque ella, de la que se acaba de separar, vuelve a su memoria una y otra vez asociada a todos los recuerdos de su vida. Esta situación llega a tal punto que el chico tiene la sensación de que todas las canciones de amor hablan de ella. (FILMAFFINITY)
13 de diciembre de 2010
13 de diciembre de 2010
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que ya va siendo hora de que asumamos que en el cine español hay hueco para cineastas sensibles, nostálgicos y culturetas sin que sea necesario ponerles la etiqueta de "afrancesados". Tengan claro que si un director inglés, americano o indio parte con los referentes de Éric Rohmer y François Truffaut, será apreciado por ser un cinéfilo, un cahierista o un nouvelle vaguero, pero raramente se le considerará al margen de la cinematografía nacional. El caso de la ópera prima de Jonás Trueba, 'Todas las canciones hablan de mí', es un buen ejemplo a tener en cuenta en ese sentido. Este debutante de 29 años lleva mamando del cine desde el día en que nació, pues su padre es Fernando Trueba. Y aunque tampoco necesite esconderlo, ahora ha sabido distanciarse hábilmente. Empezó como guionista junto a Víctor García León (hijo de José Luis García Sánchez, todo sea dicho y todo quede en familia) con las originales aunque absurdas 'Más pena que gloria' (2001) y 'Vete de mí' (2006), y más tarde junto a su padre y Antonio Skármeta en la adaptación de la insatisfactoria 'El baile de la victoria' (2009). Dirigió un corto en 2000, 'Cero en conciencia' (¿la sombra de Jean Vigo estaba por ahí?). Y nada despreciable, por cierto, su blog sobre cine 'El viento sople donde quiere' en elmundo.es. Pero claro, su primer largo ya es otra cosa, y aunque pueda haber motivos para darle palos por los cuatro costados, el resultado no es que sea convincente, es que es enormemente satisfactorio.
Si digo que hay motivos para desmontar las pretensiones de Jonás Trueba, es porque la propuesta es muy personal y no poco atrevida (se juntan sin reparos melancolía, poesía, matrimonios de conveniencia, amistad, sexualidad…). Pero más que eso, yo diría que la película es, fundamentalmente, sincera. Cada día cuesta más ver películas que destaquen por pertenecer verdaderamente a su autor, con las cinco letras que tiene la palabra: a-u-t-o-r. Y sí, se le podrán achacar muchos detalles a la película, pero 'Todas las canciones hablan de mí' es una película de Jonás Trueba –aunque firme el guión junto a un colega– y jamás lo podría ser de ningún otro. Dato importante. Tiene la valentía de narrarnos con su propia voz en off la película, algo que puede ser discutible. Pero, ¿por qué no?, ¿quién mejor que él para hacerlo? Si se veía con ganas, adelante.
(continúa en el spoiler por falta de espacio...)
Si digo que hay motivos para desmontar las pretensiones de Jonás Trueba, es porque la propuesta es muy personal y no poco atrevida (se juntan sin reparos melancolía, poesía, matrimonios de conveniencia, amistad, sexualidad…). Pero más que eso, yo diría que la película es, fundamentalmente, sincera. Cada día cuesta más ver películas que destaquen por pertenecer verdaderamente a su autor, con las cinco letras que tiene la palabra: a-u-t-o-r. Y sí, se le podrán achacar muchos detalles a la película, pero 'Todas las canciones hablan de mí' es una película de Jonás Trueba –aunque firme el guión junto a un colega– y jamás lo podría ser de ningún otro. Dato importante. Tiene la valentía de narrarnos con su propia voz en off la película, algo que puede ser discutible. Pero, ¿por qué no?, ¿quién mejor que él para hacerlo? Si se veía con ganas, adelante.
(continúa en el spoiler por falta de espacio...)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El director se sincera ante el público por medio de su personaje protagonista, Ramiro Lastra, un joven confundido tras romper con su novia tras varios años de relación. Es el probable álter ego de Trueba por su innegable carácter despistado a lo Antoine Doinel. Si digo probable es porque no necesito leer la biografía de un director para corroborarlo. Lo que me importa es que las vivencias del personaje y los de su entorno den pie a situaciones reales y creíbles, como aquí lo son. De forma que habrán podido salir de la vida misma de los creadores de la historia o de sus familiares o allegados o de las noticias de sucesos, me es igual.
También va siendo hora de que fijemos los lugares donde acontecen las tramas de nuestras películas. No hace falta rememorar a otros cineastas que lo hacen en Nueva York, París o Londres, cuando uno de los nuestros tiene, no la gran idea, sino el juicio en su sitio, y sitúa la acción de su primer film en Madrid, en su barrio, en sus calles, bancos y parques. Además del director de 'Ópera prima', grandes del cine español como Berlanga, Saura y Patino lo hacían en su día. Esa forma literaria de dividir la película en capítulos puede ser muy rohmeriana, ¿y qué? Me gusta. Tampoco faltan rasgos e incluso gags que recuerdan, pero en ningún caso evocan al cine de Truffaut. Y bienvenidos sean esos planos gratuitos en los que se ve la portada de un libro, que de bustos ya hemos tenido demasiados.
Por todo ello, 'Todas las canciones hablan de mí', además de ser una magnífica e íntima declaración de intenciones de su director, cumple su función de primera obra con creces. El que podamos situarla de una forma más o menos elevada dependerá, más que de si la vida de Ramiro Lastra (o Lastre) pase a ser la saga de Jonás Trueba, de que este consiga fraguar un estilo –que no una historia– aún más personal, con el paso de los años.
También va siendo hora de que fijemos los lugares donde acontecen las tramas de nuestras películas. No hace falta rememorar a otros cineastas que lo hacen en Nueva York, París o Londres, cuando uno de los nuestros tiene, no la gran idea, sino el juicio en su sitio, y sitúa la acción de su primer film en Madrid, en su barrio, en sus calles, bancos y parques. Además del director de 'Ópera prima', grandes del cine español como Berlanga, Saura y Patino lo hacían en su día. Esa forma literaria de dividir la película en capítulos puede ser muy rohmeriana, ¿y qué? Me gusta. Tampoco faltan rasgos e incluso gags que recuerdan, pero en ningún caso evocan al cine de Truffaut. Y bienvenidos sean esos planos gratuitos en los que se ve la portada de un libro, que de bustos ya hemos tenido demasiados.
Por todo ello, 'Todas las canciones hablan de mí', además de ser una magnífica e íntima declaración de intenciones de su director, cumple su función de primera obra con creces. El que podamos situarla de una forma más o menos elevada dependerá, más que de si la vida de Ramiro Lastra (o Lastre) pase a ser la saga de Jonás Trueba, de que este consiga fraguar un estilo –que no una historia– aún más personal, con el paso de los años.
14 de noviembre de 2011
14 de noviembre de 2011
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jugando a dos bandas, entre la abigarrada verborrea y la morosa contemplación, la peli aburre, eso es así. Jonás Trueba se mira en las gafas de su tío David, e incluso le invita a la función. Me parece bien, pero chico, deberías de fijarte más en tu padre, que para eso es tu padre, y, además, es más sabio y menos gafapasta. Bueno, en fin, quién soy yo… haz lo que mejor estimes.
Jonás tiene muy bien desarrollado el sentido de la plástica en el cine. Encuadra bonito. Consigue exprimir la belleza de cada escenario, que no es otra que la de esta ciudad, tan inspiradora como venida a menos, que es Madrid. Pero a nivel narrativo, Jonás es un pelmazo cursi y pedante, como su tío.
En este cochambroso mundo, en el que la grosería y la zafiedad lo impregnan todo, que alguien quiera hacer algo distinto, más bonito y sensible, a mí me parece de perlas. El problema es que resulta muy complicado hacer algo así sin que salga forzado. Jonás nos habla de amor, literatura y arquitectura, desde un prisma afectadamente intelectual, lastrando la narración con su propia inmadurez emocional y con la impostura manifiesta de sus personajes.
Buen intento Jonás, otra vez será.
Jonás tiene muy bien desarrollado el sentido de la plástica en el cine. Encuadra bonito. Consigue exprimir la belleza de cada escenario, que no es otra que la de esta ciudad, tan inspiradora como venida a menos, que es Madrid. Pero a nivel narrativo, Jonás es un pelmazo cursi y pedante, como su tío.
En este cochambroso mundo, en el que la grosería y la zafiedad lo impregnan todo, que alguien quiera hacer algo distinto, más bonito y sensible, a mí me parece de perlas. El problema es que resulta muy complicado hacer algo así sin que salga forzado. Jonás nos habla de amor, literatura y arquitectura, desde un prisma afectadamente intelectual, lastrando la narración con su propia inmadurez emocional y con la impostura manifiesta de sus personajes.
Buen intento Jonás, otra vez será.
22 de noviembre de 2010
22 de noviembre de 2010
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el Festival Internacional de Cine de Gijón 2010:
Por motivos que ignoro, el cine español llevaba ausente de la competición oficial del festival gijonés la friolera de 15 años. El debutante Jonás Trueba, hijo del oscarizado cineasta que le dio ese apellido, ha tenido el honor de romper ese incomprensible desencuentro entre el cine nacional y el certamen asturiano, con su película 'Todas las canciones hablan de mí', una tan bienintencionada como en algunas ocasiones pretenciosilla película que, como no podía ser menos en alguien que ha mamado en casa tanta cinefilia, bebe de influencias más o menos descaradas y/o evidentes como Woody Allen (véase el cartel...), Eric Rohmer, Truffaut y otro ilustres, para contarnos la vida sentimental de una joven pareja recién separada tras seis años de relación.
Hay buenas ideas, personajes que quieren ser atractivos y que incluso llegan a serlo por momentos, y se deja ver bien en líneas generales, pero el joven Trueba acusa asimismo su condición de novato en la dirección cinematográfica queriendo llamar innecesariamente la atención con algunos discutibles efectos de una puesta en escena que en su globalidad es sencilla y tirando a clasicorra, o con algunos diálogos se diría que un tanto pomposos. Pero siendo buenos, prueba superada (...con suficiente altillo).
Por motivos que ignoro, el cine español llevaba ausente de la competición oficial del festival gijonés la friolera de 15 años. El debutante Jonás Trueba, hijo del oscarizado cineasta que le dio ese apellido, ha tenido el honor de romper ese incomprensible desencuentro entre el cine nacional y el certamen asturiano, con su película 'Todas las canciones hablan de mí', una tan bienintencionada como en algunas ocasiones pretenciosilla película que, como no podía ser menos en alguien que ha mamado en casa tanta cinefilia, bebe de influencias más o menos descaradas y/o evidentes como Woody Allen (véase el cartel...), Eric Rohmer, Truffaut y otro ilustres, para contarnos la vida sentimental de una joven pareja recién separada tras seis años de relación.
Hay buenas ideas, personajes que quieren ser atractivos y que incluso llegan a serlo por momentos, y se deja ver bien en líneas generales, pero el joven Trueba acusa asimismo su condición de novato en la dirección cinematográfica queriendo llamar innecesariamente la atención con algunos discutibles efectos de una puesta en escena que en su globalidad es sencilla y tirando a clasicorra, o con algunos diálogos se diría que un tanto pomposos. Pero siendo buenos, prueba superada (...con suficiente altillo).
13 de diciembre de 2010
13 de diciembre de 2010
17 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver la película de Jonás Trueba y haber leído las críticas recibidas, me sorprende que en filmaffinity se estén destacando las malas o incluso las frases menos buenas de las críticas que ensalzan el film. Por eso quiero recomendarla.
En primer lugar hablamos de un cine diferente. Acostumbrados a las lamentables comedias juveniles que se hacen en España uno piensa que es un regalo que aparezcan cosas así, que retraten a los jóvenes que no somos, la mayoría, y afortunadamente, como los que aparecían en "Mentiras y Gordas". Parece absurdo tener vergüenza de contar que leemos y hablamos de libros, que escribimos, si la ocasión lo merece, cartas a mano... pero lo que a mí me parece absurdo es insinuar que eso ya no se hace o que es patrimonio de los que eran jóvenes en los 80. Yo me siento reconocida en toda la película: en la confusión tras una ruptura, en los intentos de reconducir tu vida cuando la sociedad espera, precisamente, que la estabilices, en la timidez de tener que hablar de sentimientos a otros, en la dificultad de aceptar que crecemos, en las conversaciones muy serias en medio de la borrachera...
Dice Jonás Trueba que no pretendía hacer una película a lo Nouvelle Vague, ni parecida a Opera Prima. Aunque es inevitable relacionarlas yo tampoco creo en esa relación. Ni los franceses tienen el patrimonio de filmar personajes y palabras ni Opera Prima tenía el halo melancólico que tiene Todas las canciones hablan de mí. Si su relación está en rodar en el centro de Madrid habría que decir que lo hace con más intención y gusto el hijo que el padre.
La música tiene un inevitable protagonismo, aunque no hablemos de un musical. Más bien la música es un personaje. El plano fijo del protagonista de espaldas escuchando "la estación de los amores" me parece, además de precioso, muy valiente, porque siendo importante para la historia y marcando el estilo de la dirección, es un plano que pocos se atreverían a mantener durante varios minutos. Y pocos productores apostarían por él.
El final es una maravilla. Cuando el protagonista se quita el peso de encima que se quita, los demás también lo hacemos. Verborrea emocionante, que gana en intensidad con la música y con la mirada y la sonrisa de una Bárbara Lennie que no sabemos lo que está pensando pero podemos imaginar.
En definitiva, creo que Jonás Trueba tiene un increíble futuro personal al margen de sus antecedentes si es capaz de ofrecernos esta opera prima. Yo agradezco que un cine como este se haga en España (o en cualquier otro lugar) y ojalá que el título pueda mantenerse en cartelera mucho tiempo, por encima de superproducciones navideñas con un gasto gigantesco en promoción. Lo bonito debería estar siempre por encima del dinero.
En primer lugar hablamos de un cine diferente. Acostumbrados a las lamentables comedias juveniles que se hacen en España uno piensa que es un regalo que aparezcan cosas así, que retraten a los jóvenes que no somos, la mayoría, y afortunadamente, como los que aparecían en "Mentiras y Gordas". Parece absurdo tener vergüenza de contar que leemos y hablamos de libros, que escribimos, si la ocasión lo merece, cartas a mano... pero lo que a mí me parece absurdo es insinuar que eso ya no se hace o que es patrimonio de los que eran jóvenes en los 80. Yo me siento reconocida en toda la película: en la confusión tras una ruptura, en los intentos de reconducir tu vida cuando la sociedad espera, precisamente, que la estabilices, en la timidez de tener que hablar de sentimientos a otros, en la dificultad de aceptar que crecemos, en las conversaciones muy serias en medio de la borrachera...
Dice Jonás Trueba que no pretendía hacer una película a lo Nouvelle Vague, ni parecida a Opera Prima. Aunque es inevitable relacionarlas yo tampoco creo en esa relación. Ni los franceses tienen el patrimonio de filmar personajes y palabras ni Opera Prima tenía el halo melancólico que tiene Todas las canciones hablan de mí. Si su relación está en rodar en el centro de Madrid habría que decir que lo hace con más intención y gusto el hijo que el padre.
La música tiene un inevitable protagonismo, aunque no hablemos de un musical. Más bien la música es un personaje. El plano fijo del protagonista de espaldas escuchando "la estación de los amores" me parece, además de precioso, muy valiente, porque siendo importante para la historia y marcando el estilo de la dirección, es un plano que pocos se atreverían a mantener durante varios minutos. Y pocos productores apostarían por él.
El final es una maravilla. Cuando el protagonista se quita el peso de encima que se quita, los demás también lo hacemos. Verborrea emocionante, que gana en intensidad con la música y con la mirada y la sonrisa de una Bárbara Lennie que no sabemos lo que está pensando pero podemos imaginar.
En definitiva, creo que Jonás Trueba tiene un increíble futuro personal al margen de sus antecedentes si es capaz de ofrecernos esta opera prima. Yo agradezco que un cine como este se haga en España (o en cualquier otro lugar) y ojalá que el título pueda mantenerse en cartelera mucho tiempo, por encima de superproducciones navideñas con un gasto gigantesco en promoción. Lo bonito debería estar siempre por encima del dinero.
16 de abril de 2013
16 de abril de 2013
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No suelo escribir críticas en Filmaffinity pero hoy viendo la opera prima de Jonás Trueba he tenido que sentarme a escribir. Su película no pesa ni la cuarta parte que su apellido y con esto no digo nada y lo digo todo.
Es una película sobre emociones que está absolutamente falta de ellas, los actores leen la mayoría del tiempo sus papeles (y se nota bastante) y eso sumado a que todo el metraje posee una falsa pátina de cine intelectual y profundo que en verdad no tiene la deja bastante fuera de combate. Pero lo que más me ha decepcionado, porque en verdad tenía bastante fe en este director (no sé bien por qué), es que llamándose "Todas las canciones hablan de mi" la banda sonora zozobre entre canciones pop con una supuesta letra que se entremezcla en la trama (esto en verdad poco y mal) con una banda sonora al uso. Vamos que ni en eso se posiciona firmemente.
Resumiendo, una película que no se moja en ningún aspecto y por lo tanto no tiene interés ni verdad. Todo en ella parece impostado, falso, muerto.
Es una película sobre emociones que está absolutamente falta de ellas, los actores leen la mayoría del tiempo sus papeles (y se nota bastante) y eso sumado a que todo el metraje posee una falsa pátina de cine intelectual y profundo que en verdad no tiene la deja bastante fuera de combate. Pero lo que más me ha decepcionado, porque en verdad tenía bastante fe en este director (no sé bien por qué), es que llamándose "Todas las canciones hablan de mi" la banda sonora zozobre entre canciones pop con una supuesta letra que se entremezcla en la trama (esto en verdad poco y mal) con una banda sonora al uso. Vamos que ni en eso se posiciona firmemente.
Resumiendo, una película que no se moja en ningún aspecto y por lo tanto no tiene interés ni verdad. Todo en ella parece impostado, falso, muerto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El momento nos comemos un flash hablando en plan melancólico es de "pena penita pena".
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here