Pasión en la selva
1947 

6.2
216
Aventuras. Drama
A Wilson, un cazador profesional afincado en Kenya, lo contratan Margot y Francis Macomber para hacer un safari por la sabana africana. Wilson organiza para ellos una cacería, pero, cuando llega el momento de enfrentarse con un león, Francis, dominado por el miedo, huye despavorido. Por otra parte, el señor Macomber empieza a sospechar que su mujer se ha enamorado de Wilson y trama un plan para comprobarlo. (FILMAFFINITY)
14 de febrero de 2023
14 de febrero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de un texto de Hemingway por parte de Zoltan Korda, que trata temas como la caza en Kenia, la cobardía, la crisis matrimonial y los celos en un triángulo amoroso.
Esta intriga criminal narrada en flashback es dueña de una enrarecida atmósfera, presentando una atractiva mezcla de cine negro, drama psicológico y aventuras en escenarios africanos.
Película bastante desconocida pero muy estimable que manifiesta un buen manejo en la dirección, un aceptable retrato de personajes con una química muy especial entre el trío protagonista, y una partitura de Miklos Rozsa que intensifica adecuadamente la acción.
Esta intriga criminal narrada en flashback es dueña de una enrarecida atmósfera, presentando una atractiva mezcla de cine negro, drama psicológico y aventuras en escenarios africanos.
Película bastante desconocida pero muy estimable que manifiesta un buen manejo en la dirección, un aceptable retrato de personajes con una química muy especial entre el trío protagonista, y una partitura de Miklos Rozsa que intensifica adecuadamente la acción.
3 de abril de 2019
3 de abril de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Margot era demasiado hermosa para que Macomber se divorciara de ella y Macomber tenía demasiado dinero para que Margot alguna vez lo fuera a dejar”. Así resume el escritor, Ernest Hemingway, la relación de la pareja protagonista de su cuento, “La Breve Vida Feliz de Francis Macomber (The Short Happy Life of Francis Macomber, 1936) que publicara primero en la revista Cosmopolitan.
Macomber sabía de carros, de pesca… y de libros, pero, sobre todo, de libros de sexo; sabía también cómo conseguir dinero y cómo conservarlo… y por supuesto, sabía que su esposa no lo dejaría porque, si bien allí en África resultaba una gran belleza, en su propia casa ya no deslumbraba a nadie. Ahora, durante la cacería en Kenya, Macomber ha muerto. ¿Fue un accidente o fue un asesinato? Esto es lo que deberá dilucidar el inspector de policía, con los testimonios de su esposa Margaret y el del cazador profesional, Robert Wilson, a quien contrataron para guiarlos durante la temporada de caza.
En retrospectiva, vamos a ser testigos de todo un tratado acerca de la cacería de animales salvajes que, en otros tiempos podía impresionarnos porque incluye reglas de honor y de “equidad”; normas de comportamiento y otras condiciones, que permitirán sentirse “héroe” al obtener una presa de caza, sobre todo si se trata de un león, un búfalo u otro potente animal.
Por suerte, la sociedad gradualmente va saliendo del atraso y esa fascinación que siente la necia señora Macomber por el implacable cazador Wilson, ahora, para cualquier mujer sensata y evolucionada ya no sería lo mismo... y más fácil pensaría en Macomber como un ser abominable que asesina animales sin razón alguna que lo justifique.
Una de las más “altas” normas de la caza, reza: “Se mata a cielo abierto, a pie, si no se hace así resulta despreciable. Al animal hay que darle las mismas oportunidades”. ¡¿Qué tal esto?! ¿Cómo pueden estar el animal y el hombre en igualdad de condiciones, si éste tiene un arma sofisticada, descubre al animal distraído y le dispara a una distancia de no menos de 100 metros? Es como decir que, el sicario está en igualdad de condiciones que su víctima, porque le dispara bajándose de la moto.
Fue, en noviembre de 1933, cuando Hemingway realizó su primer viaje a África, y de esta experiencia, traería las anécdotas y el material suficiente para escribir varios cuentos, entre los cuales han sobresalido, “La Breve Vida Feliz de Francis Macomber” y “Las Nieves del Kilimanjaro”. En el que nos ocupa, adaptado para cine por Casey Robinson y Seymour Bennett, y dirigido por Zoltan Korda, un director especializado en aventuras exóticas (“Sanders of the River”, “The Drum”, “The Jungle Book”…), el escritor vuelve a sus andadas, y la inevitable piquiña que sintió siempre frente a las mujeres (incluidas su madre y sus esposas), queda de nuevo plasmado en esa Margot, (¿asesina?), que se descara con el macho frente al hombre de verdad.
En la vida real, paradójicamente (o por Ley de Karma), en la madrugada del 2 de julio de 1961, el escritor sale de su dormitorio portando su escopeta de caza. Extraños y desconocidos pensamientos rondan por su mente, pero, se siente impotente e inútil… de pronto, abre la boca, reposa el extremo de dos cañones de su fusil sobre la lengua… y dispara.
Título para Latinoamérica: <<EL CASO MACOMBER>> / <<MUERTE EN EL CORAZÓN>>
Macomber sabía de carros, de pesca… y de libros, pero, sobre todo, de libros de sexo; sabía también cómo conseguir dinero y cómo conservarlo… y por supuesto, sabía que su esposa no lo dejaría porque, si bien allí en África resultaba una gran belleza, en su propia casa ya no deslumbraba a nadie. Ahora, durante la cacería en Kenya, Macomber ha muerto. ¿Fue un accidente o fue un asesinato? Esto es lo que deberá dilucidar el inspector de policía, con los testimonios de su esposa Margaret y el del cazador profesional, Robert Wilson, a quien contrataron para guiarlos durante la temporada de caza.
En retrospectiva, vamos a ser testigos de todo un tratado acerca de la cacería de animales salvajes que, en otros tiempos podía impresionarnos porque incluye reglas de honor y de “equidad”; normas de comportamiento y otras condiciones, que permitirán sentirse “héroe” al obtener una presa de caza, sobre todo si se trata de un león, un búfalo u otro potente animal.
Por suerte, la sociedad gradualmente va saliendo del atraso y esa fascinación que siente la necia señora Macomber por el implacable cazador Wilson, ahora, para cualquier mujer sensata y evolucionada ya no sería lo mismo... y más fácil pensaría en Macomber como un ser abominable que asesina animales sin razón alguna que lo justifique.
Una de las más “altas” normas de la caza, reza: “Se mata a cielo abierto, a pie, si no se hace así resulta despreciable. Al animal hay que darle las mismas oportunidades”. ¡¿Qué tal esto?! ¿Cómo pueden estar el animal y el hombre en igualdad de condiciones, si éste tiene un arma sofisticada, descubre al animal distraído y le dispara a una distancia de no menos de 100 metros? Es como decir que, el sicario está en igualdad de condiciones que su víctima, porque le dispara bajándose de la moto.
Fue, en noviembre de 1933, cuando Hemingway realizó su primer viaje a África, y de esta experiencia, traería las anécdotas y el material suficiente para escribir varios cuentos, entre los cuales han sobresalido, “La Breve Vida Feliz de Francis Macomber” y “Las Nieves del Kilimanjaro”. En el que nos ocupa, adaptado para cine por Casey Robinson y Seymour Bennett, y dirigido por Zoltan Korda, un director especializado en aventuras exóticas (“Sanders of the River”, “The Drum”, “The Jungle Book”…), el escritor vuelve a sus andadas, y la inevitable piquiña que sintió siempre frente a las mujeres (incluidas su madre y sus esposas), queda de nuevo plasmado en esa Margot, (¿asesina?), que se descara con el macho frente al hombre de verdad.
En la vida real, paradójicamente (o por Ley de Karma), en la madrugada del 2 de julio de 1961, el escritor sale de su dormitorio portando su escopeta de caza. Extraños y desconocidos pensamientos rondan por su mente, pero, se siente impotente e inútil… de pronto, abre la boca, reposa el extremo de dos cañones de su fusil sobre la lengua… y dispara.
Título para Latinoamérica: <<EL CASO MACOMBER>> / <<MUERTE EN EL CORAZÓN>>
3 de septiembre de 2024
3 de septiembre de 2024
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Es una de esas películas con un título español aberrante. No comprendo por qué hay que estar ya para siempre refiriéndonos a una película con el título bobo que un distribuidor tuvo a bien endosarle hace décadas, "Pasión en la selva" sería un título perfecto para una porno, o algo así, no para un drama de Hemingway.
Dicho esto, durante casi todo el metraje tienes la sensación de que esta película ha envejecido mucho. La mentalidad ha cambiado, en esta ocasión para bien, ya que supongo que nadie hoy día cree que para autoafirmarse como hombre es necesario irse a África a matar leones y búfalos, sin contar con que yo no veo demostración de valor alguno en matar animales a setenta metros armado con un potente rifle de precisión y repetición.
Por otro lado, el personaje de Joan Bennet es sencillamente odioso: durante toda la película parece el arquetipo de hembra que, como en muchas especies animales, sólo admite al macho que propina las embestidas y cabezazos más duros... El último párrafo lo pongo en zona spoiler.
Dicho esto, durante casi todo el metraje tienes la sensación de que esta película ha envejecido mucho. La mentalidad ha cambiado, en esta ocasión para bien, ya que supongo que nadie hoy día cree que para autoafirmarse como hombre es necesario irse a África a matar leones y búfalos, sin contar con que yo no veo demostración de valor alguno en matar animales a setenta metros armado con un potente rifle de precisión y repetición.
Por otro lado, el personaje de Joan Bennet es sencillamente odioso: durante toda la película parece el arquetipo de hembra que, como en muchas especies animales, sólo admite al macho que propina las embestidas y cabezazos más duros... El último párrafo lo pongo en zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Decía que al final la película se dignifica bastante al mostrar que ese matrimonio ya venía muy deteriorado de antiguo, y se dignifica también ella al hacerse ver que su desprecio por el marido no era por haber tenido miedo de un león, ni por no pegarse con el guía (Gregory Peck) al coquetear ella descaradamente, sino porque el marido era uno de esos tipos que pagaba sus frustraciones sólo con los más débiles. Esta última escena salva bastante una película que, tal y como hay films antiguos que siguen plenamente vigentes en su forma y contenidos, hay otros que no han envejecido bien.
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