El padre de la criatura

Posterior a joyas como Hay que educar a papá o Don Erre que erre y anterior a tesoros como El alegre divorciado o Vaya par de gemelos, EL PADRE DE LA CRIATURA, en tierra de nadie, no es de las más festejadas obras de don Paco y su compañía. Y es que, a lo peor en el intento de ir un paso más allá en lo picante, hija la película de los años previos al destape, pierde el conjunto un tanto de la frescura e inocencia de otras cintas más insinuantes. Sin embargo, y con todo, es esta otra pieza de Pedro Lazaga juguete indispensable para adentrarse en aquella España de la sicalipsis, la rebelión social y lo underground. La España de Rafael López Somoza (el de la rana), Mirta Miller (la de las piernas), doña Rafaela Aparicio (la cacatúa) o el extraordinario Erasmo Pascual (el marido, en la vida real, de la cacatúa).
En la certeza de que nunca llueve a gusto de todos, qué fantásticos aquellos días de paraguas El Obradoiro.

Españolada no sólo simpática sino también de aceptable éxito comercial allá por el año de 1972, aunque se rodó en 1971. En todo caso es una comedia que es una adaptación cinematográfica de la obra de teatro de Carlos Llopis "La cigüeña dijo sí". A su vez el argumento es muy parecido a la de "El padre de la novia 2" (1995), si bien quiero recordar que ésta era más divertida, no sé si por el tirón de la extraordinaria "El padre de la novia" (1991) original. Sea como fuere la de Paco Martínez Soria es graciosa, tiene sus puntos y aunque el argumento es sencillo con un final previsible, da tiempo para meter mensaje: menos lo de fuera, por muy bonito que sea, y más lo que tenemos en casa. Sí, la película es machista pero igualmente se dice en ella por pasiva y por activa que son las féminas las que mandan. Amiguitos, una cosa va con la otra.

Claro que, "El padre de la criatura" destaca también por el erotismo que destila, sin enseñar nada, por supuesto, que es muy decente. De todos modos casi me sorprende que en aquella época fueran de modo mucho más provocativo que ahora pero es que hay que ver como enseñan las piernas. En este festival no podían faltas las botas, ese objeto fetichista por antonomasia del franquismo y yo mismo. Aquí las hay de todos los colores, formas y tamaños posibles, incluso esas altas por encima de la rodilla, tan difíciles de ver en la actualidad en el día a día. Yo el único fallo que le veo es que el tacón no es fino. Aún así, de entre todo el repertorio, me quedo con ese momento histórico del cine español que recordaba desde niño: Mirta Miller con esas botas blancas y altas. Me quedo como los del club. Visto esto, ¿Cómo no van a mandar las mujeres?

Es sin duda de las más flojas, de las aventuras más famosas de Paco, pero la película resulta ser poco graciosa para hoy en día y muy repetitiva, un sentido del humor un poco caducado.

Me gusta ver a Paco en ese papel de viejo verde pero con un gran respeto a su mujer y a su familia, es el típico retrato de cada hombre de su edad y de aquella época.

La película muestra otros lados de la España del momento, o mejor dicho, de la Madrid de momento, el Palacio de oriente, Gran Vía y un parque de atracciones y todo esto para mostrar a los españoles de las cosas que se tenían en la dictadura.

Una película muy floja pero divertida, además de retratar a una España todavía presente en muchas cosas.

Este film es de los peores del gran Paco Martínez Soria. Este hombre me ha hecho reir mucho (bueno, no tanto, digamos que me ha hecho sonreir bastante, jejeje) con sus ocurrencias y sus toques machistas y "sátiros" pero empìeza a cansar. Además de repetitivo, en cuanto al tema de tópicos y gracietas, el argumento de esta película es de los menos brillantes.