Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo
2018 

6.5
5,733
20 de octubre de 2018
20 de octubre de 2018
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este filme tiene altos y bajos y en general es una oportunidad desperdiciada. La crisis y adicción al meth, son serios, globales y afligen a diferentes segmentos sociales en todas partes del mundo.
El filme trata el tema con seriedad sin embargo lo hace con altos y bajos. Nunca ahonda con profundidad en el tema y al final nos deja con las preguntas (iniciales) del cómo y el por qué.
El título es representativo y tiene significado ya que precisamente se orienta al lado más fuerte del filme. Es aquél sentimiento de un padre de amor hacia su hijo pequeño, y cuando este está crecido, la añoranza de aquellos tiempo de infancia en los cuáles era un niño inocente y hermoso (todos los padres lo experimentan, y aún más aquellos cuyo hijo no ha ido precisamente por el mejor camino).
Los actores sacan adelante a los personajes, de un guión que les dio poca vida. En particular, sobre el personaje del hijo, no conocemos sus motivaciones, o sus frustraciones o qué factores externos lo llevaron a ser narco-dependiente. El personaje es vació y eso hace sentir al filme incompleto.
El filme trata el tema con seriedad sin embargo lo hace con altos y bajos. Nunca ahonda con profundidad en el tema y al final nos deja con las preguntas (iniciales) del cómo y el por qué.
El título es representativo y tiene significado ya que precisamente se orienta al lado más fuerte del filme. Es aquél sentimiento de un padre de amor hacia su hijo pequeño, y cuando este está crecido, la añoranza de aquellos tiempo de infancia en los cuáles era un niño inocente y hermoso (todos los padres lo experimentan, y aún más aquellos cuyo hijo no ha ido precisamente por el mejor camino).
Los actores sacan adelante a los personajes, de un guión que les dio poca vida. En particular, sobre el personaje del hijo, no conocemos sus motivaciones, o sus frustraciones o qué factores externos lo llevaron a ser narco-dependiente. El personaje es vació y eso hace sentir al filme incompleto.
21 de marzo de 2019
21 de marzo de 2019
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión esta película no tiene otro objetivo que aprovechar el tirón de su protagonista, Timothée Chalamet, camuflado todo ello de denuncia edificante. De ahí la mediocridad de su planteamiento. El formato de telefilm no se debe a que esta sea la estética que mejor conviene al tema, como ha escrito alguien, sino a que no es otra cosa que eso, un telefilm puro y duro, si bien uno de lujo. Lo único destacable que veo en esta obra es su abultado presupuesto. Por lo demás, al menos a mí no solo no me conmovió en absoluto a pesar de su supuesta crudeza, sino que me dejó absolutamente frío. Tampoco llegué a creérmela en ningún momento, debo ser insensible. No he leído ninguno de los libros en que, supuestamente, se basa, de modo que no puedo juzgar la historia en sí, pero lo que es su adaptación cinematográfica me ha parecido bastante penosa.
Sobre el tema de la drogadicción y el consiguiente descenso a los infiernos se han hecho cientos de películas, por lo que entiendo la dificultad a la que se ha tenido que enfrentar Van Groeningen. Ahora bien, una cosa es que resulte difícil aportar algo nuevo al asunto, y otra muy diferente limitarse a encadenar topicazos de principio a fin, a cual más manido. La vida de un drogadicto es repetitiva, de acuerdo, pero si haces una película sobre ella intenta que no lo sea también. Aquí todo parece estar siempre en el mismo punto y no terminar nunca de arrancar. El director ha recurrido a intercalar flash-backs y a alternar escenas de sentimentalismo llorón con otras supuestamente "fuertes" para intentar animar un poco la cosa, pero ni así. Al poco tiempo uno se harta de tanta pincelada ternurista, tanta música dulzona y tanta crudeza de telediario y empieza a mirar el reloj.
En cuanto a la interpretación, que supuestamente es el plato fuerte de esta obra, lamento disentir también. Steve Carell está, en mi opinión, simplemente correcto, al igual que los demás actores secundarios. El caso de Timothée Chalamet, en cambio, es para mí un misterio. No puedo decir que interprete mal, pero como actor es una absoluta medianía, uno más de aquellos que, a falta de recursos, repiten constantemente los mismos ticks. Es más, a juzgar por su fulgurante ascenso desde "Call me by your name", tiene todas las trazas de ser un mero producto de marketing. No me explico de otra manera su rutilante éxito, ni sus innumerables incondicionales. Sí, de acuerdo, el chico (si es que de verdad lo es, pues si uno se fija un poco la cosa no está tan clara) es guapo, pero como actor, actriz, o lo que sea, no puede ser más limitado. Y, así como en "Call me by your name" todo ello pasaba más o menos desapercibido gracias a su físico, aquí todas sus insuficiencias se notan bastante más. Entre otras cosas porque un guión tan melodramático como el que le ha tocado en suerte no ayuda demasiado.
Por lo demás, muy bonita la casita familiar con chimenea.
Sobre el tema de la drogadicción y el consiguiente descenso a los infiernos se han hecho cientos de películas, por lo que entiendo la dificultad a la que se ha tenido que enfrentar Van Groeningen. Ahora bien, una cosa es que resulte difícil aportar algo nuevo al asunto, y otra muy diferente limitarse a encadenar topicazos de principio a fin, a cual más manido. La vida de un drogadicto es repetitiva, de acuerdo, pero si haces una película sobre ella intenta que no lo sea también. Aquí todo parece estar siempre en el mismo punto y no terminar nunca de arrancar. El director ha recurrido a intercalar flash-backs y a alternar escenas de sentimentalismo llorón con otras supuestamente "fuertes" para intentar animar un poco la cosa, pero ni así. Al poco tiempo uno se harta de tanta pincelada ternurista, tanta música dulzona y tanta crudeza de telediario y empieza a mirar el reloj.
En cuanto a la interpretación, que supuestamente es el plato fuerte de esta obra, lamento disentir también. Steve Carell está, en mi opinión, simplemente correcto, al igual que los demás actores secundarios. El caso de Timothée Chalamet, en cambio, es para mí un misterio. No puedo decir que interprete mal, pero como actor es una absoluta medianía, uno más de aquellos que, a falta de recursos, repiten constantemente los mismos ticks. Es más, a juzgar por su fulgurante ascenso desde "Call me by your name", tiene todas las trazas de ser un mero producto de marketing. No me explico de otra manera su rutilante éxito, ni sus innumerables incondicionales. Sí, de acuerdo, el chico (si es que de verdad lo es, pues si uno se fija un poco la cosa no está tan clara) es guapo, pero como actor, actriz, o lo que sea, no puede ser más limitado. Y, así como en "Call me by your name" todo ello pasaba más o menos desapercibido gracias a su físico, aquí todas sus insuficiencias se notan bastante más. Entre otras cosas porque un guión tan melodramático como el que le ha tocado en suerte no ayuda demasiado.
Por lo demás, muy bonita la casita familiar con chimenea.
26 de septiembre de 2018
26 de septiembre de 2018
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así de contundente se mostraba el “Rafi” ante un degenerado TORRENTE, en El brazo tonto de la ley y aunque el asunto se la traía floja al mercenario corrupto vallecano, no les faltaba razón a ambos. La droga intrínsecamente no puede ser mala ni buena ya que no obra por sí sola ni tiene conciencia propia, es todo lo que hay alrededor suyo lo que la hace temible y su propia incomodidad para encajar en una sociedad que precisa de ella para luego poder denostarla.
La droga he coexistido con el cine desde su inicio, El misterio del pescado saltarín y Drugged Waters (1916), Narcotic (1933), The cocaine friends (1936) hasta su consagración como género propio en Drugstore cowboy, El precio del poder, Yo Cristina F o Trainspotting que relataban, de manera rotunda, las miserias de la adicción.
Con semejantes referencias, poco podía hacer BEAUTIFUL BOY para ofrecer un relato propio que le permitiese alejarse de la enorme estela de títulos anteriormente citados y poder salir airosa de ella mostrando una identidad propia. El director, FELIX VAN GROENINGEN, muestra un mundo bastante edulcorado de una realidad sangrante que acaba destrozando el círculo mas cercano del adicto, su propia familia, si bien es una familia con medios para poder afrontar una situación desconocida con ciertas posibilidades.
Hay momentos en los que BEAUTIFUL BOY gana en fuerza e intensidad y todos están protagonizados por un enorme STEVE CARELL, auténtico padre coraje de un torturado THIMOTEE CHALAMET, si bien es éste último quien recibe el reconocimiento, en forma de histeria colectiva de sus numerosas fans que abarrotaban el Kursaal.
Por lo demás, a mí, éste chico bonito, me ha dejado mas tieso que la mojama y aunque el momento CORAZÓN DE ORO de NEIL YOUNG, bastaría por sí solo para asistir a cualquier evento, por mediocre que éste fuese, no basta para que ésta película adquiera un estatus diferente al de regular y pasable.
La droga he coexistido con el cine desde su inicio, El misterio del pescado saltarín y Drugged Waters (1916), Narcotic (1933), The cocaine friends (1936) hasta su consagración como género propio en Drugstore cowboy, El precio del poder, Yo Cristina F o Trainspotting que relataban, de manera rotunda, las miserias de la adicción.
Con semejantes referencias, poco podía hacer BEAUTIFUL BOY para ofrecer un relato propio que le permitiese alejarse de la enorme estela de títulos anteriormente citados y poder salir airosa de ella mostrando una identidad propia. El director, FELIX VAN GROENINGEN, muestra un mundo bastante edulcorado de una realidad sangrante que acaba destrozando el círculo mas cercano del adicto, su propia familia, si bien es una familia con medios para poder afrontar una situación desconocida con ciertas posibilidades.
Hay momentos en los que BEAUTIFUL BOY gana en fuerza e intensidad y todos están protagonizados por un enorme STEVE CARELL, auténtico padre coraje de un torturado THIMOTEE CHALAMET, si bien es éste último quien recibe el reconocimiento, en forma de histeria colectiva de sus numerosas fans que abarrotaban el Kursaal.
Por lo demás, a mí, éste chico bonito, me ha dejado mas tieso que la mojama y aunque el momento CORAZÓN DE ORO de NEIL YOUNG, bastaría por sí solo para asistir a cualquier evento, por mediocre que éste fuese, no basta para que ésta película adquiera un estatus diferente al de regular y pasable.
3 de septiembre de 2021
3 de septiembre de 2021
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es verdad que a estas alturas hay infinidad de películas con la misma temática. El mundo de las drogas y cómo afectan tanto al que las toma como a las personas que están alrededor, normalmente familiares, amigos o parejas es demoledor. Sin embargo no siempre encuentras a dos actores de la talla de Carrell (The Office) y Chalamet (Call Me By Your Name), que logran el tándem perfecto. Lo que nos cuenta el guion de Luke Davies, basado en las propias memorias de padre e hijo (quienes escribieron cada uno sus propias impresiones de lo que vivieron o viven) sirve de base para contar una historia complicada. Después de que la idea de filmar estuviese en la mente de muchas personas finalmente fue el director belga Felix Van Groeningen el encargado de la empresa. Uno de los principales productores fue Brad Pitt.
El filme narra, con la ayuda de flashback, como Nic, un chico que iba por el mejor de los caminos -tanto en materia de estudios como de deporte y amistades- se adentra poco a poco en el mundo de las drogas. Desde el primer porro (que parece algo inocente) hasta tener que necesitar más y acabar siendo adicto a la metanfetamina. Más o menos nos podemos hacer una idea de por dónde va a ir la historia, pero está tan bien interpretada que no importa que nos sepamos el tema de memoria. Incluso tiene momento interesantes, como cuando padre e hijo terminan compartiendo un porro, como si fuera algo de lo más flojito, y para muchos lo es, pero otros terminan teniendo los peores efectos secundarios que lleva consigo esta droga, entre los que están la paranoia, las alucinaciones, la psicosis y que puede llevar a la esquizofrenia. Por eso me choca ver imágenes tan alegres, que seguro que se siguen dando. Es cierto que lo último, si quieres morir, es ser adicto a la heroína o cualquiera de sus derivados. El cerebro de Nic, por alguna razón que la ciencia todavía no ha logrado desentrañar, no puede parar de «pedir» más emociones. Cada vez que recibe una mala respuesta o percibe que algo no va bien, su cerebro le pide drogas. Algo que su padre y su madre no logran entender hasta casi el final, cuando deciden investigar sobre el tema y descubren que también hay ayudas para los afectados por personas que se drogan. La aceptación de que lo más probable es que no puedas ayudarles es bastante triste. Que va a ser casi imposible que salgan de ese mundo. Sí que es cierto que no es lo mismo el caso de Nic, que lo que pudimos ver en la famosa cinta de Arofnosky. Las clases sociales, los recursos o el dinero que tienen, desde luego no son iguales (no sólo a nivel económico, sino a nivel mental). Las drogas son las mismas, y las necesidades por las que se toman seguramente sean parecidas, pero unos pueden intentar hacerle frente y otros claramente no.
La banda sonora está bastante bien, suponemos que era lo que escuchaban en la época padre e hijo. La edición les costó muchísimo, de hecho creo que estuvieron unos siete meses con ella y al final el director se la encargó a otra persona. No suelen gustarme los flashback y aquí en ciertos momentos me parecen excesivos. Si le pongo un 8 es por los actores, que están sólidos en sus papeles, como siempre. Un lujazo.
El filme narra, con la ayuda de flashback, como Nic, un chico que iba por el mejor de los caminos -tanto en materia de estudios como de deporte y amistades- se adentra poco a poco en el mundo de las drogas. Desde el primer porro (que parece algo inocente) hasta tener que necesitar más y acabar siendo adicto a la metanfetamina. Más o menos nos podemos hacer una idea de por dónde va a ir la historia, pero está tan bien interpretada que no importa que nos sepamos el tema de memoria. Incluso tiene momento interesantes, como cuando padre e hijo terminan compartiendo un porro, como si fuera algo de lo más flojito, y para muchos lo es, pero otros terminan teniendo los peores efectos secundarios que lleva consigo esta droga, entre los que están la paranoia, las alucinaciones, la psicosis y que puede llevar a la esquizofrenia. Por eso me choca ver imágenes tan alegres, que seguro que se siguen dando. Es cierto que lo último, si quieres morir, es ser adicto a la heroína o cualquiera de sus derivados. El cerebro de Nic, por alguna razón que la ciencia todavía no ha logrado desentrañar, no puede parar de «pedir» más emociones. Cada vez que recibe una mala respuesta o percibe que algo no va bien, su cerebro le pide drogas. Algo que su padre y su madre no logran entender hasta casi el final, cuando deciden investigar sobre el tema y descubren que también hay ayudas para los afectados por personas que se drogan. La aceptación de que lo más probable es que no puedas ayudarles es bastante triste. Que va a ser casi imposible que salgan de ese mundo. Sí que es cierto que no es lo mismo el caso de Nic, que lo que pudimos ver en la famosa cinta de Arofnosky. Las clases sociales, los recursos o el dinero que tienen, desde luego no son iguales (no sólo a nivel económico, sino a nivel mental). Las drogas son las mismas, y las necesidades por las que se toman seguramente sean parecidas, pero unos pueden intentar hacerle frente y otros claramente no.
La banda sonora está bastante bien, suponemos que era lo que escuchaban en la época padre e hijo. La edición les costó muchísimo, de hecho creo que estuvieron unos siete meses con ella y al final el director se la encargó a otra persona. No suelen gustarme los flashback y aquí en ciertos momentos me parecen excesivos. Si le pongo un 8 es por los actores, que están sólidos en sus papeles, como siempre. Un lujazo.
20 de abril de 2019
20 de abril de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía muchas ganas de ver esta película, la promoción prometía una trama que, si bien parecía de telefilme, se escapaba de ese esquema gracias, en parte, a su dirección y su casting. Lo que me he encontrado sin embargo es que, si bien su elenco en pantalla hace un buen trabajo, la película en sí se queda en esa sensación de película para televisión que no termina de profundizar nunca, y con actores como estos no profundizar queda en un desperdicio inmenso. La primera parte de la película se desarrolla muy rápido, pudiendo llegar a ser incluso confusa, pero a título introductorio se deja pasar esperando que la segunda nos meta de lleno en la trama; sin embargo, esa falta de profundización hace que ya no te puedas, después de una hora de saltos, sentir inmerso en lo que está pasando en pantalla. Lo que ves entonces es una ristra de de dramatismos a golpe de música sentimental y planos agradables que pocas veces llega a transmitir algo.
No es una mala película, pero tampoco creo que la vaya a recordar en unos días. Una pena.
No es una mala película, pero tampoco creo que la vaya a recordar en unos días. Una pena.
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