La desaparición de Eleanor Rigby: Ellos
2014 

5.8
3,328
Romance. Drama
Eleanor y Conor son un matrimonio neoyorquino al que, un día, un terrible golpe del destino en forma de tragedia hace añicos sus vidas y su relación. Ella desaparece de la vida de Conor y vuelve a casa de sus padres. Él quiere ponerse en contacto con ella, pero ésta se niega. Ambos tendrán entonces que esforzarse en sobrellevar la desgracia y, quizá sólo así, recuperar su amor. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2015
22 de marzo de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carta de Él para Ella:
Me gustaría que desaparezcas.
Querría que todos los crímenes que compartimos fueran perdonados, nunca realizados, nunca planeados. Que lejos queda ya aquella fuga de verano, dónde las luciérnagas fueron testigos de dos corazones que eran uno.
¿Sabes lo difícil que es verte en cada esquina, girar la cabeza y pensar que te vi?
Durante mucho tiempo he pensado que si te veía por la calle podría hablarte como cualquiera, pero me veo obligado a mandarte mensajes de adolescente porque tengo miedo de que te vayas, como si fueras un maravilloso pájaro que huirá si me acerco demasiado.
El accidente fue la prueba de fuego: siempre pensé que me llevaron en la ambulancia por mi corazón roto, lo demás era una simple molestia en el brazo.
Cuando te vi alejarte en la distancia... fue probablemente la primera vez que pensé que mi vida se escapaba, que por primera vez iba a dónde no tenía que ir, me daba igual cuál fuera el destino porque no era el que yo quería, me estaba alejando de él.
Mi padre me dijo que eras como todas. Para él, todas eran como todas.
Cuando empecé a pensar que él podría tener razón, entonces apareciste, eras otra vez ese pájaro, pero te posabas en mi hombro, querías estar, por un segundo me permití la tontería de pensar que todo era una terrible pesadilla, que nada había cambiado, me había quedado dormido en ese lugar, el "lugar bueno", y volvíamos a casa con una historia que nunca te contaría, porque no era verdad.
Entonces me di cuenta, no había ningún "lugar bueno" al que ir, no éramos nosotros nunca más. Sentí que te escapabas entre los dedos, y yo lamentaba mi debilidad.
La vida era la trampa que nunca imaginé, y no me di cuenta de las veces que me salvabas de ella.
Tuve que dejar atrás sueños y esperanzas, saqué los pedazos de un futuro marchito de mi casa, y simplemente me preparé para que me doliera, quizá por primera vez.
Todavía no logro averiguar si de verdad esa noche estuviste conmigo o solo mi nostalgia te trajo de vuelta, para que pudiera despedirme de los años más felices de nuestra vida.
Alguna vez, todavía, sigo dando esos paseos aleatorios, pasando casi por casualidad donde las luciérnagas, preguntando si te han visto. Me dicen que sí, y a lo mejor simplemente es lo que quiero oír.
Ojalá desaparezcas, te vayas y no me duelas más.
Espero no darme la vuelta y que esos tacones te pertenezcan, que mirar atrás no sea la firma de una condena. Por eso paseo con la mirada y la mente perdida, quizá solo despertadas por lo que parece tu perfume.
Pero no puedo, ni quiero, ni creo que debo, olvidarte.
Carta de Ella para Él:
¿íbamos a cambiar el mundo, te acuerdas?
Durante un momento, creí que podríamos, pero luego la realidad se impuso.
Lo más difícil es darme cuenta de que querría estar a tu lado, pero no puedo.
Por ti, por mí, por ese muro que cayó entre los dos sin previo aviso, porque sé que juntos nos debilitábamos, pero separados teníamos posibilidades de sobrevivir.
Aunque yo no dejara de pensar que ojalá me diera la vuelta y aquel fueras tú, esa persona casual al salir de clase.
Nunca tus pasos coincidieron con esa persona, está claro, pero incluso cuando te alejaste en la ambulancia dudé de si debía referirme a ti como mi marido.
Más de una vez me sorprendí pensando en ti, sin pensar, pensando que me precipité.
Volví, y durante un rato, parecía que nada había cambiado. Seguía poniendo mis horribles canciones en la radio, con la esperanza de que las apagaras, y que, quizá sí, quizá no, nuestras manos se encontraran camino del botón. ¿Recuerdas lo que me dijiste?
"¿Dónde estamos?" preguntaste.
"En un lugar bueno" dije yo, casi sin pensar, porque lo era.
Me di cuenta de que nunca encontraríamos ese lugar bueno de nuevo, no importaba las veces que lo buscáramos. Dejó de existir, y a partir de entonces fue más duro levantarse por las mañanas.
Casi quería decirte que estaba yo más perdida que tú, que intentaba conocerte, y es como si de repente fueras un extraño.
Aquel verano de las luciérnagas se quedó más lejos de lo que pensaba, y cada vez se me hacía más difícil volver a él, intentaba recomponer los pedazos del retrato familiar que yo misma destrocé, sin éxito.
¿Sabes lo difícil que es huir?
Huir sin dejar nada atrás, sin razón, tratando de explicarme a mi misma por qué, cómo otras personas habían aguantado tanto sin correr aterrorizadas de una realidad que quemaba al contacto.
Te diré algo, no podré recordar muchas cosas, pero si recuerdo tu cara. Tus ojos pidiéndome que me quedara, sabiendo que no podía, que probablemente en esa habitación, entre las ruinas de lo que podría haber sido, era nuestra última oportunidad de parar el tiempo.
El tiempo no para por nadie, parece, solo sigue hasta que te arrolla, y si tienes suerte sales malherido.
Pero nadie ha logrado parar el tiempo de la manera en la que lo hacías tú.
Ojalá vuelva a verte, despreocupado, evocando las luciérnagas de aquel verano.
Quiero poder ser la espectadora casual que te rescate de esa nostalgia.
"Ambas cartas no logran explicar de qué manera exacta sucedieron los hechos.
Mandar a la Calle Melancolía, la que cantaba Sabina."
Porque a veces, en el amor, no se sabe ser valiente ni ser cobarde.
No se sabe nada, solo se sabe que se ama.
Me gustaría que desaparezcas.
Querría que todos los crímenes que compartimos fueran perdonados, nunca realizados, nunca planeados. Que lejos queda ya aquella fuga de verano, dónde las luciérnagas fueron testigos de dos corazones que eran uno.
¿Sabes lo difícil que es verte en cada esquina, girar la cabeza y pensar que te vi?
Durante mucho tiempo he pensado que si te veía por la calle podría hablarte como cualquiera, pero me veo obligado a mandarte mensajes de adolescente porque tengo miedo de que te vayas, como si fueras un maravilloso pájaro que huirá si me acerco demasiado.
El accidente fue la prueba de fuego: siempre pensé que me llevaron en la ambulancia por mi corazón roto, lo demás era una simple molestia en el brazo.
Cuando te vi alejarte en la distancia... fue probablemente la primera vez que pensé que mi vida se escapaba, que por primera vez iba a dónde no tenía que ir, me daba igual cuál fuera el destino porque no era el que yo quería, me estaba alejando de él.
Mi padre me dijo que eras como todas. Para él, todas eran como todas.
Cuando empecé a pensar que él podría tener razón, entonces apareciste, eras otra vez ese pájaro, pero te posabas en mi hombro, querías estar, por un segundo me permití la tontería de pensar que todo era una terrible pesadilla, que nada había cambiado, me había quedado dormido en ese lugar, el "lugar bueno", y volvíamos a casa con una historia que nunca te contaría, porque no era verdad.
Entonces me di cuenta, no había ningún "lugar bueno" al que ir, no éramos nosotros nunca más. Sentí que te escapabas entre los dedos, y yo lamentaba mi debilidad.
La vida era la trampa que nunca imaginé, y no me di cuenta de las veces que me salvabas de ella.
Tuve que dejar atrás sueños y esperanzas, saqué los pedazos de un futuro marchito de mi casa, y simplemente me preparé para que me doliera, quizá por primera vez.
Todavía no logro averiguar si de verdad esa noche estuviste conmigo o solo mi nostalgia te trajo de vuelta, para que pudiera despedirme de los años más felices de nuestra vida.
Alguna vez, todavía, sigo dando esos paseos aleatorios, pasando casi por casualidad donde las luciérnagas, preguntando si te han visto. Me dicen que sí, y a lo mejor simplemente es lo que quiero oír.
Ojalá desaparezcas, te vayas y no me duelas más.
Espero no darme la vuelta y que esos tacones te pertenezcan, que mirar atrás no sea la firma de una condena. Por eso paseo con la mirada y la mente perdida, quizá solo despertadas por lo que parece tu perfume.
Pero no puedo, ni quiero, ni creo que debo, olvidarte.
Carta de Ella para Él:
¿íbamos a cambiar el mundo, te acuerdas?
Durante un momento, creí que podríamos, pero luego la realidad se impuso.
Lo más difícil es darme cuenta de que querría estar a tu lado, pero no puedo.
Por ti, por mí, por ese muro que cayó entre los dos sin previo aviso, porque sé que juntos nos debilitábamos, pero separados teníamos posibilidades de sobrevivir.
Aunque yo no dejara de pensar que ojalá me diera la vuelta y aquel fueras tú, esa persona casual al salir de clase.
Nunca tus pasos coincidieron con esa persona, está claro, pero incluso cuando te alejaste en la ambulancia dudé de si debía referirme a ti como mi marido.
Más de una vez me sorprendí pensando en ti, sin pensar, pensando que me precipité.
Volví, y durante un rato, parecía que nada había cambiado. Seguía poniendo mis horribles canciones en la radio, con la esperanza de que las apagaras, y que, quizá sí, quizá no, nuestras manos se encontraran camino del botón. ¿Recuerdas lo que me dijiste?
"¿Dónde estamos?" preguntaste.
"En un lugar bueno" dije yo, casi sin pensar, porque lo era.
Me di cuenta de que nunca encontraríamos ese lugar bueno de nuevo, no importaba las veces que lo buscáramos. Dejó de existir, y a partir de entonces fue más duro levantarse por las mañanas.
Casi quería decirte que estaba yo más perdida que tú, que intentaba conocerte, y es como si de repente fueras un extraño.
Aquel verano de las luciérnagas se quedó más lejos de lo que pensaba, y cada vez se me hacía más difícil volver a él, intentaba recomponer los pedazos del retrato familiar que yo misma destrocé, sin éxito.
¿Sabes lo difícil que es huir?
Huir sin dejar nada atrás, sin razón, tratando de explicarme a mi misma por qué, cómo otras personas habían aguantado tanto sin correr aterrorizadas de una realidad que quemaba al contacto.
Te diré algo, no podré recordar muchas cosas, pero si recuerdo tu cara. Tus ojos pidiéndome que me quedara, sabiendo que no podía, que probablemente en esa habitación, entre las ruinas de lo que podría haber sido, era nuestra última oportunidad de parar el tiempo.
El tiempo no para por nadie, parece, solo sigue hasta que te arrolla, y si tienes suerte sales malherido.
Pero nadie ha logrado parar el tiempo de la manera en la que lo hacías tú.
Ojalá vuelva a verte, despreocupado, evocando las luciérnagas de aquel verano.
Quiero poder ser la espectadora casual que te rescate de esa nostalgia.
"Ambas cartas no logran explicar de qué manera exacta sucedieron los hechos.
Mandar a la Calle Melancolía, la que cantaba Sabina."
Porque a veces, en el amor, no se sabe ser valiente ni ser cobarde.
No se sabe nada, solo se sabe que se ama.
9 de octubre de 2014
9 de octubre de 2014
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las críticas más favorables de la película se basan en que era un proyecto de díptico basado en el punto de visto de Él y de Ella (a quien, por cierto, los restantes personajes llaman El, como abreviatura de Eleanor). Vale, qué interesante. Lo malo es que, al integrarse las dos perspectivas, el punto de vista se ha diluido y ha quedado una historia vista mil veces, con todos los lugares comunes imaginables del género. A saber: suicidio frustrado de la chica, pareja huyendo de un restaurante para no pagar la cuenta, pareja enrollándose dentro de un coche, padres comprensivos pero torpones… y así sucesivamente.
Las buenas interpretaciones y la buena factura no compensan las debilidades narrativas ni sus altibajos y, al final, las pretensiones de originalidad han desaparecido más deprisa que la tal El Rigby.
Las buenas interpretaciones y la buena factura no compensan las debilidades narrativas ni sus altibajos y, al final, las pretensiones de originalidad han desaparecido más deprisa que la tal El Rigby.
29 de septiembre de 2014
29 de septiembre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el salón de la casa de los padres de Eleanor Rigby se observa el cartel de la película Un hombre y una mujer de Claude Lelouch (Francia, 1966). Esta referencia cinematográfica sirve para describir La desaparición de Eleanor Rigby, ya que la película cuenta la historia de un hombre y una mujer que deciden separarse para afrontar una etapa de duelo de forma muy distinta. De hecho, el proyecto inicial del director Ned Benson era un díptico de dos largometrajes, cada uno centrado en uno de los personajes: él (James McAvoy), que afronta la pérdida del hijo intentando recuperar su vida normal, y ella (Jessica Chastain), cuya existencia queda totalmente paralizada tras el duro trance. Por desgracia, para su distribución internacional, e imaginamos que por imperativos comerciales, conoceremos únicamente un film de dos horas, remontaje de las dos cintas de Benson. En definitiva, la intención inicial del director por contarnos dos realidades paralelas, dos procesos de duelo complementarios, dos versiones de una misma ruptura, dos personalidades distintas (o lo que es lo mismo: ese 'hombre' y esa 'mujer') ha quedado condensada en La desaparición de Eleanor Rigby: Them, una película que juega a mostrar objetiva y equilibradamente lo que en un inicio se expresaba mediante la mirada subjetiva de cada personaje.
Nunca sabremos cómo eran esos dos proyectos de Benson, pero todos estos datos sirven para darse cuenta que la obra resultante sufre ciertos altibajos, no tanto por una mala concepción dramática del director, sino seguramente como resultado inevitable de los recortes realizados en la sala de montaje. La desaparición de Eleanor Rigby, pese a todo, es una película que desprende cierto calor. Los actores consiguen una atmósfera de dolor y de complicidad totalmente creíble, e incluso los personajes secundarios (especial mención para Isabelle Huppert y Viola Davis) funcionan como elementos que distienden la tragedia de los protagonistas. El film elide de forma atinada el drama de los personajes (no es hasta bien avanzado el metraje cuando conocemos los motivos que justifican las actitudes de él y de ella), un acierto que aporta interés a la historia. También convence su ritmo contenido, su banda sonora hipster y un guion que brinda grandes diálogos.
En resumidas cuentas, La desaparición de Eleanor Rigby, pese a los avatares que ha tenido que sufrir hasta llegar a nosotros, es un drama más que meritorio que explora con sutileza y sin artificios el alma de dos personajes que, pese a profesarse un gran amor, necesitan lidiar por separado con sus fantasmas para verbalizar sus culpas, expresar los reproches hacia el otro y poder seguir hacia delante. Un ejemplo de cine adulto, sin atisbos de ñoñería y sin tremendismos, poco frecuente en el cine norteamericano de nuestros días. Esperamos ver algún día el trabajo de Ned Benson al completo, porque lo que deja intuir La desaparición de Eleanor Rigby es, aunque irregular, francamente interesante.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Nunca sabremos cómo eran esos dos proyectos de Benson, pero todos estos datos sirven para darse cuenta que la obra resultante sufre ciertos altibajos, no tanto por una mala concepción dramática del director, sino seguramente como resultado inevitable de los recortes realizados en la sala de montaje. La desaparición de Eleanor Rigby, pese a todo, es una película que desprende cierto calor. Los actores consiguen una atmósfera de dolor y de complicidad totalmente creíble, e incluso los personajes secundarios (especial mención para Isabelle Huppert y Viola Davis) funcionan como elementos que distienden la tragedia de los protagonistas. El film elide de forma atinada el drama de los personajes (no es hasta bien avanzado el metraje cuando conocemos los motivos que justifican las actitudes de él y de ella), un acierto que aporta interés a la historia. También convence su ritmo contenido, su banda sonora hipster y un guion que brinda grandes diálogos.
En resumidas cuentas, La desaparición de Eleanor Rigby, pese a los avatares que ha tenido que sufrir hasta llegar a nosotros, es un drama más que meritorio que explora con sutileza y sin artificios el alma de dos personajes que, pese a profesarse un gran amor, necesitan lidiar por separado con sus fantasmas para verbalizar sus culpas, expresar los reproches hacia el otro y poder seguir hacia delante. Un ejemplo de cine adulto, sin atisbos de ñoñería y sin tremendismos, poco frecuente en el cine norteamericano de nuestros días. Esperamos ver algún día el trabajo de Ned Benson al completo, porque lo que deja intuir La desaparición de Eleanor Rigby es, aunque irregular, francamente interesante.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
5 de octubre de 2014
5 de octubre de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces ir con ganas a ver una película es lo peor que podrías hacer, no se si eso influyó, pero al contrario que su prometedora premisa ( la misma historia de amor, contada desde dos perspectivas diferentes) el verdadero resultado de la película de Ned Benson es un folletín insulso de una ruptura, que no tiene nada que envidiar a cualquier historieta edulcorada protagonizada por Jennifer Aniston.
Si bien la película en su origen tenía una duración de casi 4 horas , mostrando la perspectiva de los dos miembros de la pareja, parece que la distribuidora se negó a comercializar este resultado , y por consiguiente se condensó todo el material en dos patéticas horas que dejan en muy mal lugar a sus dos protagonistas: Una mediocre Jessica Chastain y un forzado James McAvoy, eso si, con la excepción de la Meryl Streep afroamericana, la siempre destacable Viola Davis.
Aunque me es difícil buscar algo a destacar en esta película, es verdad que pese a lo usual de la cinta, el desarrollo de sus personajes es interesante, destacando algunas delicadas metáforas que dotan de algo de interés a la historia ( la muerte de la luciérnaga ,la relación de la historia de los dos personajes con el póster de Un homme et une femme de Lelouch que preside la habitación de Chastain, …) Eso sí ,el final puede postularse como una de las metáforas más pueriles , insulsas y predecibles de la historia del cine reciente.
Si valoramos el resultado global, partiendo de una premisa al más puro estilo Cortázar, la película va perdiendo fuelle poco a poco, creando un producto barato ( artísticamente hablando) al más puro estilo Weinstein. La decisión de comercializar esta versión de la historia debería hacernos pensar sobre lo que los distribuidores quieren hacer con el cine, eso si, tenemos que ser conscientes de que nosotros como espectadores podemos cambiar esta manera de producir películas en cadena, hay gente con un potencial artístico increíble, grandes estrellas ,como las de esta película ,dispuestas a arriesgarse y hacer otro tipo de cine que no cuente la historia de siempre.
El cine es el mayor tren eléctrico con el que puede jugar un adulto, decía Orson Welles, innovar, cambiar y arriesgar es parte del juego. Ahora solo queda que tu como espectador decidas arriesgarte a jugar para ganar.
Fdo.: Jesús Díaz Morcillo.
http://lunardemarilyn.wordpress.com/2014/10/05/la-desaparicion-de-eleanor-rigby/
Si bien la película en su origen tenía una duración de casi 4 horas , mostrando la perspectiva de los dos miembros de la pareja, parece que la distribuidora se negó a comercializar este resultado , y por consiguiente se condensó todo el material en dos patéticas horas que dejan en muy mal lugar a sus dos protagonistas: Una mediocre Jessica Chastain y un forzado James McAvoy, eso si, con la excepción de la Meryl Streep afroamericana, la siempre destacable Viola Davis.
Aunque me es difícil buscar algo a destacar en esta película, es verdad que pese a lo usual de la cinta, el desarrollo de sus personajes es interesante, destacando algunas delicadas metáforas que dotan de algo de interés a la historia ( la muerte de la luciérnaga ,la relación de la historia de los dos personajes con el póster de Un homme et une femme de Lelouch que preside la habitación de Chastain, …) Eso sí ,el final puede postularse como una de las metáforas más pueriles , insulsas y predecibles de la historia del cine reciente.
Si valoramos el resultado global, partiendo de una premisa al más puro estilo Cortázar, la película va perdiendo fuelle poco a poco, creando un producto barato ( artísticamente hablando) al más puro estilo Weinstein. La decisión de comercializar esta versión de la historia debería hacernos pensar sobre lo que los distribuidores quieren hacer con el cine, eso si, tenemos que ser conscientes de que nosotros como espectadores podemos cambiar esta manera de producir películas en cadena, hay gente con un potencial artístico increíble, grandes estrellas ,como las de esta película ,dispuestas a arriesgarse y hacer otro tipo de cine que no cuente la historia de siempre.
El cine es el mayor tren eléctrico con el que puede jugar un adulto, decía Orson Welles, innovar, cambiar y arriesgar es parte del juego. Ahora solo queda que tu como espectador decidas arriesgarte a jugar para ganar.
Fdo.: Jesús Díaz Morcillo.
http://lunardemarilyn.wordpress.com/2014/10/05/la-desaparicion-de-eleanor-rigby/
11 de marzo de 2015
11 de marzo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ned Benson debuta con esta clara y honesta cinta sobre la ruptura de una pareja y los intentos de no rendirse con el añadido de haber sido un proyecto realizado en dos películas que siguen el punto de vista de él y ella. A los cines nos llega la versión "recortada" por Harvey Weinstein que entremezcla las dos cintas y rebaja la duración del relato.
Eleanor Rigby, además de una canción de los Beatles, es un personaje fascinante, desorientado y a la vez seguro, independiente y frágil, un personaje femenino excelente que se refuerza ante la presencia y talento de Jessica Chastain, quizás la más grande actriz del cine actual.
McAvoy es el personaje masculino, que no se rinde en su búsqueda de nuevo de Rigby, un personaje más cercano al espectador, quizás no tan original pero muy honesto y sincero para el relato subrayado por el notable trabajo de James McAvoy que forma una química muy atractiva con Chastain.
Benson debuta con esmero y claridad filmando sin querer estar por encima de sus actores, una inteligente decisión ante su magnífico reparto y la sinceridad de sus personajes. Una cinta romántica sobre la ruptura, los intentos de recuperar a esa mujer que hemos perdido y también los amigos y familiares que nos acompañarán en algunos instantes. Un notable debut y otra honesta carta sobre las relaciones amorosas.
Eleanor Rigby, además de una canción de los Beatles, es un personaje fascinante, desorientado y a la vez seguro, independiente y frágil, un personaje femenino excelente que se refuerza ante la presencia y talento de Jessica Chastain, quizás la más grande actriz del cine actual.
McAvoy es el personaje masculino, que no se rinde en su búsqueda de nuevo de Rigby, un personaje más cercano al espectador, quizás no tan original pero muy honesto y sincero para el relato subrayado por el notable trabajo de James McAvoy que forma una química muy atractiva con Chastain.
Benson debuta con esmero y claridad filmando sin querer estar por encima de sus actores, una inteligente decisión ante su magnífico reparto y la sinceridad de sus personajes. Una cinta romántica sobre la ruptura, los intentos de recuperar a esa mujer que hemos perdido y también los amigos y familiares que nos acompañarán en algunos instantes. Un notable debut y otra honesta carta sobre las relaciones amorosas.
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